Una isla malí golpeada por el hambre se convierte en madriguera de yihadistas
Día 02/03/2013 - 03.27h
El Ejército detiene a decenas de radiales islámicos en la paupérrima Kadji, en el río Níger y próxima a Gao
Kadji es una islita en medio del río Níger. Se halla a pocos kilómetros de Gao, la ciudad más grande del norte del país, pero hasta ella solo es posible llegar en piragua. El Ejército llevó a cabo allí entre el jueves y el viernes una operación, con ayuda de las tropas francesas, para detener a medio centenar de yihadistas, informa France Presse.
Los soldados tuvieron que llegar hasta allí en las embarcaciones tradicionales con las que se mueven los habitantes de la zona. Los viaje empezaron a últimas horas de la noche del jueves. Y en esas mismas barcas trajeron a la otra orilla a los detenidos esposados de dos en dos ya a lo largo del viernes.
Miembros de la Infantería de Marina francesa desembarcaron en Kadji también pero se mantuvieron a distancia para cubrirles las espaldas. Otros militares galos seguían la escena desde sus zodiacs. No hubo que pegar un solo tiro, según la agencia francesa.
La mayoría de los detenidos son malíes, pero había también algunos burkineses y togoleses, según el testimonio de un gendarme citado por AFP. Jefes de tribu comentaban que el lugar se había convertido en madriguera «para todos los yihadistas». «Sabemos que han pasado por ahí gente de (la banda terrorista) Boko Haram de Nigeria, salafistas y todo tipo de fundamentalistas», añadió.
Las autoridades locales sitúan en Kadji el centro de una secta musulmana fundamentalista cuyo responsable fue detenido hace cuatro décadas, según el coronel malí Salihou Maiga, al frente de las detenciones. El sucesor actual al frente del grupo está siendo interrogado en Gao. Entre los detenidos en la operación hay vecinos de la isla y gente de fuera. «Por el momento no hemos encontrado armas», declaró el coronel. «¿Dónde las esconden? Las deben haber enterrado en alguna duna...».
Revolución verde
La ONG Acción Contra el Hambre (ACH) desarrollaba en 2008 uno de sus proyectos en esta zona cuanto este periodista tuvo la oportunidad de visitar Kadji, un erial paupérrimo a pesar de estar pegado al caudal del Níger donde muchos niños -y adultos- sufren desnutrición.
Mujeres cubiertas con velos y ropas multicolores trataban de protagonizar una revolución verde en forma de pequeños huertos para hacer frente al drama diario de sobrevivir. «Por primera vez hemos probado tomates, berenjenas, coles, sandías o melones», contaba Fatumata, una mujer de 70 años. «Pero ahora que tenemos huerto, nuestro problema son las vacas y las cabras, que por la noche se comen todo».
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