Putin destituye al ministro de Defensa tras un escándalo de corrupción
Anatoli Serdiukov es sustituido por Serguéi Shoigú, exministro de Emergencia y hasta hoy gobernador de la provincia de Moscú
Día 07/11/2012 - 01.45h
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, destituyó hoy al ministro de Defensa, Anatoli Serdiukov, informó el Kremlin. La destitución se produce después de que el ministerio que dirigía Serdiukov se viera salpicado por un escándalo de corrupción.
En su lugar, el jefe del Estado nombró a Serguéi Shoigú, exministro de Emergencia y hasta hoy gobernador de la provincia de Moscú.
«En vista de la situación que se ha creado en torno al Ministerio de Defensa y a fin de crear condiciones para la investigación objetiva de todos los asuntos he tomado la decisión de liberar de su cargo el ministro de Defensa, Serdiukov», dijo Putin al comunicarle a Shoigú su nombramiento, informó la agencia oficial RIA-Nóvosti.
Actualmente, está abierta una investigación de una estafa con bienes del Ministerio de Defensa por más de 3.000 millones de rublos, cerca de 100 millones de dólares, en la que estaría presuntamente implicada la empresa Oboronservice, dependiente de esa cartera.
De acuerdo con la investigación, esa compañía era utilizada para vender patrimonio del Ministerio de Defensa, bienes raíces y acciones, a precios por debajo de los del mercado.
A fines de octubre, el destituido ministro de Defensa se personó en las oficinas de Oboronservice durante un registro.
Serdiukov, yerno del ex primer ministro Vícto Zubkov, fue nombrado ministro de Defensa en 15 de febrero 2007 y se convirtió en el primer civil en asumir la jefatura de esa cartera.
El portavoz de Putin, Dmitri Peskov, indicó a la prensa que la decisión de destituir a Serdiukov fue adoptada personalmente por el jefe del Kremlin. Precisó, eso sí, que su sustituto, Shoigú, fue designado por Putin por recomendación del primer ministro, Dmitri Medvédev.
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El ministro de Defensa destituido por Putin es amigo del capo Petrov, huido de España
Sus relaciones con la mafia rusa aparecen en las escuchas de la «operación Troika», realizada por la Policía y la Guardia Civil
Día 07/11/2012 - 09.32h
reuters
Gennadios Petrov, capo de la mafia rusa, tras su detención en 2008 en la «operación Troika»
–Anton, he estado en casa de Tolik. Tú tienes que acercarte a verlo la semana que viene.
—¿Y qué pasa con su puesto?
—Me ha comentado que se queda en el mismo sitio por mucho tiempo. Le he propuesto hacer negocios y me ha dicho que sí, que empezaremos pronto. Tienes que explicarle todo y darle el documento.
—Habrá que regalarle algo, ¿no, padre?
—Ya me he ocupado. Le he comprado una botella de coñac muy bueno y él me ha regalado un sable.
Esta conversación entre el capo ruso Genaddios Petrov y su hijo Anton, interceptada por la Guardia Civil la mañana de Año Nuevo de 2008 durante las investigaciones de la «operación Troika», demuestra las intensas relaciones que el capo ruso, -en la actualidad huido de España junto a su mujer- mantenía con el ya ex ministro de Defensa, Anatoli Serdiukov, alias «Tolik».
Para Petrov, ex agente del FSB (servicios de inteligencia rusos) y «reputado» hombre de negocios, 2008 no podía empezar de manera más prometedora. Esa visita a Serdiukov se debía, según la investigación, al gran trato que tenía entre manos: la compra de tanques al Ejército posiblemente para revenderlos. «El Primero», como también denominaban al titular de Defensa en sus conversaciones telefónicas, era una pieza mayor y el capo no estaba dispuesto a dejarla escapar.
Esa Navidad, que Petrov pasaba en Moscú, estaba resultando muy fructífera para él. Serdiukov, primer civil que hasta ayer dirigía el mastodóntico Ejército ruso, le había prometido ayuda tanto en el negocio de los aviones como en el de las tierras y en el de la electricidad. Al suegro de Serdiukov, un funcionario colaborador de Vladimir Putin desde su paso por la alcaldía de Leningrado, lo acababan de nombrar primer ministro. Todos tenían en común su procedencia, la ciudad de San Petersburgo, que se revelaría como la base de unas férreas alianzas políticas y económicas basadas en relaciones de juventud.
De momento, Petrov y su mujer siguen huidos en su país, sin que las autoridades rusas hayan repondido a la orden de detención internacional dictada por la Audiencia Nacional. Eso sí; sabe que si pone un pie fuera de su país será capturado. Y de no hacerlo, tarde o temprano perderá todas sus propiedades en España, entre ellas su mansión sobre un acantilado de Calviá, en Mallorca.
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