Si la Historia Militar o de las Fuerzas de Seguridad, te apasiona. Si la Militaría es tu afición. Si quieres conocer la Historia, sin valorar ideas ni convicciones políticas, sin tendencias, sin manipulaciones. La Historia Militar, sólo la vivida por sus principales protagonistas, los SOLDADOS que la han padecido.



¡Seguro que te gustará este Blog!


viernes, 16 de septiembre de 2011

LA LEYENDA DEL CABO GARCÍA, QUE EVITÓ LA VOLADURA DE LA ALHAMBRA








El personaje que salvó la Alhambra de ser volada por los franceses durante la ocupación de Granada aparece envuelto en el misterio de la ausencia documental de su existencia

DICE la leyenda que ocurrió al final de la Guerra de Independencia. Cuando las tropas napoleónicas se retiraron de Granada después del brutal expolio al que sometieron a la ciudad, al mariscal francés Soult se le ocurrió hacer una última gracia para despedirse de la ciudad que por fuerza tenían que abandonar: destruir las fortificaciones de la Alhambra de Granada. Con metódica mala leche cargaron de pólvora el recinto alhambreño y prendieron la mecha. Una tras otra, las torres del recinto empezaron a caer reducidas a escombros, hasta que, cerca ya de los palacios nazaríes, el cabo de Inválidos José García interceptó el reguero de pólvora con su propio cuerpo, salvando así de la quema los palacios nazaríes, la joya alhambreña.

En una de las explanadas de la Alhambra, en el Patio de los Aljibes, a la entrada de la Alcazaba, hay una placa que recuerda la hazaña de este hombre que quedó cojo en la batalla de Bailén y murió en 1834 víctima del cólera.

Pero poco más se sabe de este héroe de quien sólo se tiene constancia por la tradición oral, de la leyenda narrada de su gesta por el 'boca a boca'. Es un personaje enigmático, desconocido y misterioso del que se tiene escasísima documentación, pero no sólo de este personaje con el más común de los nombres y apellidos españoles sino también de su acto heroico.

Uno de los primeros cronistas e historiadores que reivindica la importancia del cabo García es Francisco de Paula Valladar (1852-1924), quien se refiere a este miembro del cuerpo de Inválidos, en un artículo publicado en 1912, como «ese fantástico veterano del cual no se han podido hallar antecedentes». No obstante, el intelectual y periodista granadino señala que su figura y heroicidad «debe celebrarse, perpetuándolo en una lápida colocada en el alcázar maravilloso de fama universal; y si esa lápida fuera testimonio de admiración de ese veterano José García que todos buscamos y de quien no hallamos referencias». Estas palabras escritas por Valladar son el antecedente de la conocida lápida alhambreña que recuerda al cabo y su hazaña.

Perdido en las tinieblas

En el mismo artículo, Francisco de Paula Valladar, una autoridad en la historia de la ciudad de Granada, ofrece hasta un premio a aquella persona que le amplíe datos sobre José García: «Debiera ofrecerse un premio al autor de una investigación que descubriera a ese héroe insigne perdido en las tinieblas de un pasado desagradable y funesto, porque el descubrimiento de que José García fue un personaje real redimiría a Granada de sus inmensas culpas durante la invasión francesa». ¿Fue real el cabo García o pura leyenda granadina?

A esta teoría próxima a lo legendario se suma Antonio Gallego Burín (1895-1961), quien en el libro dedicado a la Guerra de la Independencia en Granada, tras narrar la retirada de las tropas napoleónicas de la ciudad y en una nota a pie de página escribe: «Cuenta la tradición que si no voló la Alhambra fue debido a la intervención de un veterano llamado José García». Destacar el uso de 'Cuenta la tradición oral'. A esto se añade la ausencia del personaje en cuestión en la prensa del momento, recogida en un monográfico por Gallego Burín.

Los historiadores más académicos de la época contemporánea y especialmente de la Guerra de la Independencia no han hallado prueba documental alguna sobre el cabo granadino y su hazaña en la Alhambra. Uno de ellos confesó a IDEAL que «tras llevar más de viente años investigando sobre la guerra contra los franceses, no he encontrado ni un papel que se refiera a José García».

No fueron tan malos

Si se acude a los datos y documentos históricos, los franceses no fueron tan terroríficos, esos seres demonizados por los llamados 'patriotas'. El comandante militar de Granada, Horace Sebastiani, un general revolucionario, quedó fascinado en 1810 al descubrir los edificios musulmanes que dominaban las alturas de la ciudad y decidió instalar su comando en la fortaleza roja. La Alhambra, desierta y colmada de escombros, fue casi totalmente cubierta y restaurada. Los galos sacaron del abandono y la ruina los palacios nazaríes. Repararon los techos, amparando así los salones y las galerías contra las inclemencias y la acción destructora del tiempo; los curtidos zapadores y pontoneros se convirtieron en jardineros creativos que recomponían setos, estanques y plantaban arbustos y macizos de flores; restableciendo el sistema hidráulico que permitió que las fuentes y surtidores volvieran a fluir alegremente. Además, José Bonaparte, apodado 'Pepe Botella' dotó a la Alhambra de un presupuesto para su conservación y restauración, uno de los primeros monarcas que se interesó por el patrimonio alhambreño.

A todo esto se suman las obras y mejoras de la ocupación napoleónica en la ciudad, como la construcción del Teatro Napoleón, posteriormente llamado Cervantes, en la Plaza del Campillo; la creación de los jardines del Paseo del Genil; y la construcción del Puente Verde, entre otras actuaciones.

Los franceses restauraron la Alhambra, pero también la fortificaron, convirtiéndola en un bastión militar. Las baterías de artillería se situaron en los Alixares, con los consiguientes destrozos, y especialmente se reforzó la zona de Santa Elena, la más alta del recinto nazarí.

Se talaron más de 3.000 árboles para construir empalizadas y demás defensas en el entorno alhambreño, un perímetro cerrado y fuertemente armado.

La intención de volar la Alhambra se debió al protocolo habitual seguido por el ejército napoleónico, que consistía en destruir las fortificaciones que abandonaban. Se volaron, siempre según los historiadores, los lugares puramente defensivos: diez torres de la zona alta y la Torre de los Siete Suelos. Como destaca el antiguo historiador Lafuente: «Los franceses volaron varios torreones de la Alhambra hacia la parte que mira al Generalife».

La realidad

Los hechos sucedieron en la madrugada del 15 al 16 de septiembre de 1812. El mariscal Soult sigue el procedimiento habitual, pero arresta como rehenes a treinta de las más notables personas de la ciudad ante un posible levantamiento, a las que reúne en la explanada del Triunfo.

Nada más entrar las tropas de Ballesteros, se publica un aviso en el que se advierte a los ciudadanos que no se acercaran a la Alhambra ante la peligrosidad de los explosivos colocados en ella. Pero un documento hallado por Francisco de Paula Valladar recoge lo que encuentran las tropas a su entrada a la Alhambra: armas rotas, libros de coro, los muebles del conde de Aranda y las minas explosivas a las que se refería el aviso.

Es un hecho cierto que los franceses intentaron volar la Alhambra, considerándola como otras tantas fortalezas que destruyeron al retirarse de Granada, y que el palacio se conservara milagrosamente.

Pero se abren muchas cuestiones: ¿Tenían intención los franceses de volar los palacios nazaríes?, ¿es cierta la heroicidad de un cabo de Inválidos apagando las mechas con su propio cuerpo o pertenece a la leyenda mítica de los 'patriotas' exaltados?, ¿porqué no se reconoció la figura de este cabo con una condecoración o premio?

Una lápida situada en la Alhambra mantiene este acto indocumentado, y que sólo ha sido conservado por la tradición oral granadina.

jltapia@ideal.es

No hay comentarios: