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jueves, 7 de abril de 2011

GAGOMILITARIA NOTICIAS.- LIBIA, LA ONU PIDE QUE CESEN TEMPORALMENTE LAS HOSTILIDADES EN MISTRATA






¡Noticia bomba!' en Trípoli

* Los funcionarios controlan que los informadores no se muevan libremente y contacten con los locales
* Cada jornada esperan hasta el mediodía para alguna salida organizada o una conferencia de prensa

¿Qué ocurre si se escoge a los mejores periodistas de todo el mundo y se les encierra en un hotel de lujo? La escena puede ser más hilarante que la novela de Evelyn Waugh '¡Noticia bomba!'. El libro describe el comportamiento de los periodistas que cubren una guerra civil en un remoto país de África.

Ese lugar podría ser Trípoli, donde decenas de reporteros se concentran en el Hotel Rixos Al Nasr a la espera de que la guerra civil libia llegue a la capital. Los aguerridos informadores están siempre preparados, algunos con sus chaquetas multibolsillos; otros, abandonados a las pantallas de sus iPhones. Pero aún no han desempolvado sus chalecos antibalas.

Los que más, llevan seis semanas aquí y en sus caras se advierte el cansancio. Los que menos, llegaron ayer miércoles, en la última 'lanzadera' de periodistas que va de la frontera tunecina de Ras Ajdir hasta Trípoli. Ellos aún conservan la frescura del que acaba de llegar.

Pronto, sin embargo, caen en la cuenta del férreo control al que el régimen libio somete a los informadores. Hombres armados custodian la entrada al Rixos, que se ha convertido en una fortaleza casi como la que describía Dino Buzzati en 'El desierto de los tártaros', una novela sobre la espera de un soldado a un ejército que nunca llega, desde la atalaya que se asoma a una vasta estepa.

Es imposible salir de esta jaula de oro -literalmente, si se tiene en cuenta la barroca decoración dorada de sus salones- sin ir acompañado de uno de los funcionarios del régimen. Ellos escrutan hasta las compras más íntimas, acompañando a los periodistas a reponer sus reservas de pasta de dientes y gel de baño e incluso ofreciéndose a comprar un paquete de compresas de emergencia. Todo, con tal de que los informadores no se muevan libremente y no tengan contacto con los locales.
La rutina de la espera

Los días siguen una rutina casi perfecta: esperar en la recepción del hotel a que se organice alguna salida o una conferencia de prensa. El hechizo no suele romperse hasta pasado el mediodía, cuando todos parecen despertar de su letargo. Entonces, el autobús corre raudo hacia destinos imprecisos. Nunca se sabe si el viaje durará una hora o doce.

El destino más repetido es el que lleva a las manifestaciones progadafistas en el centro de Trípoli, la Plaza Verde o la sede de Naciones Unidas. En cuanto el autobús se para en el sitio convenido, decenas de personas enarbolando banderas verdes aparecen gritando una consigna que siempre es la misma: "¡Alá, Muamar wa Libia bas!" (es decir, que no hay más que Dios, Gadafi y Libia).

Otras veces, el autobús entra directo hasta la cocina. En un viaje planificado a la ciudad de Zawiya a principios de marzo, los funcionarios de Gadafi se encontraron con que la villa estaba en manos de los rebeldes y que su autobús lleno de periodistas estaba siendo testigo de ello.

En otro viaje a Mizda, los reporteros fueron tiroteados nada más salir del autobús. Iban a encontrarse con una supuesta familia de refugiados de los bombardeos aliados, pero fueron recibidos con disparos de 'kalashnikov'.

Aunque no todo son tiroteos y escenas bélicas. Hace unos pocos días, los responsables de la prensa decidieron organizar una insólita visita a Sabratha. Los que se animaron a ir volvieron con estupendas fotos del impresionante teatro romano. Aguerridos reporteros de guerra curtidos en mil batallas volvieron convertidos en simples turistas.
La necesidad de una noticia

A veces, la desesperación por conseguir una noticia, una exclusiva o simplemente captar lo que ocurre en realidad se apodera del grupo. "Nos han sacado un rato de la cárcel", le dice un cámara a un ciudadano de Trípoli durante una salida al centro de la ciudad. Da la impresión de que los tripolitanos comprenden el pesar de los periodistas. Algunos, más que 'Press' (prensa, en inglés), se llaman a sí mismos 'Depress' (deprimidos).

"Tanto control no es bueno. No deberían tratarles así. Deben dejarles libres para ir a donde quieran", comentaba una fuente diplomática al escuchar las cuitas de una reportera.

Pero los funcionarios del Gobierno libio tienen miedo de que la prensa cuente otra realidad. Aunque a veces no pueden evitarlo. Si en presencia de los vigilantes funcionarios un tendero se empeña en hablar de fútbol y repetir que Libia es 'mia-mia' (está bien al 100%), algunos se las apañan para susurrar en un descuido que ojalá llegue pronto la 'primavera'.

La ONU pide el cese temporal de las hostilidades en la ciudad libia de Misrata

* 'La capacidad de movimiento de las personas es un asunto de vida o muerte'

La subsecretaria general de la ONU para Asuntos Humanitarios, Valerie Amos, alerta de la maltrecha situación humanitaria en Misrata y ha pedido el cese temporal de las hostilidades en esa ciudad libia para proteger a las personas y facilitar la llegada de alimentos y medicinas.

Amos se mostró "muy preocupada" ante la situación que viven las personas atrapadas en Misrata, entre las que se encuentran empleados inmigrantes que, debido a la lucha armada que vive la ciudad, son incapaces de huir del lugar y cobijarse en lugares más seguros, explicó en un comunicado.

"Ahora nos encontramos en un momento en que la capacidad de movimiento de las personas es un asunto de vida o muerte. Necesitamos un cese temporal de las hostilidades en la zona para que la población pueda colocarse fuera del peligro si así lo deciden", aseguró la subsecretaria general.

Para Amos, la situación sobre el terreno es "crítica para un gran número de personas que necesitan inmediatamente comida, agua potable y ayuda médica de emergencia".

"Naciones Unidas tiene abastecimientos preparados y un cese temporal de las hostilidades nos permitiría facilitar esas provisiones a las personas que los necesitan desesperadamente", añadió.

Misrata, una ciudad con una población de 300.000 habitantes, ha sido escenario de enfrentamientos continuos entre las fuerzas leales al régimen de Muamar el Gadafi y los opositores rebeldes durante más de 40 días que han dejado a centenares de muertos y heridos.

Además, son miles las personas que se encuentran atrapadas en esa población a 210 kilómetros al este de Trípoli, entre las que se incluyen ciudadanos extranjeros, refugiados y también libios, que quieren abandonar la ciudad, pero no pueden hacerlo mientras continúen las hostilidades.

El ex ministro de Petróleo libio escapa de Misrata y llega en un pesquero a Malta

El ex ministro libio de Energía y Petróleo, Omar Fathi bin Shatwan, ha escapado a Malta desde la ciudad asesiada de Misrata (Libia), según ha confirmado el ministro de Asuntos Exteriores de Malta.

Shatwan -que estuvo en el Gobierno libio hasta 2007- llegó a Malta en un pesquero el pasado viernes, pero había sido mantenido en secreto hasta ahora.

Malta ha estado enviando ayuda humanitaria a Misrata en pequeños botes y pesqueros, pero ésta es la primera vez que se conoce que una de estas embarcaciones ha sido utilizada por un libio para escapar. Shatwan llegó acompañado por su mujer e hijos.

Según informa hoy el periódico británico 'The Times', Shatwan habría reconocido que vivió un auténtico "infierno" en Misrata y acusó a su vez a Muamar Gadafi de haber llevado a cabo una masacre de 10.000 o hasta 20.000 personas.

"Nadie quiere a ese régimen. No hay democracia. Están matando a la gente con tanques y bombas. Su hijo Saif al Islam era un reformador. Ahora ya no. Está haciendo lo mismo que su padre", aseguró Fathi Shatwan al 'Times'.

Fuente Diario "EL MUNDO"



La OTAN niega que los ataques en Misrata se hayan reducido


Naciones Unidas pide un alto el fuego en la ciudad para proteger a los civiles y hacer llegar la ayuda

Es un debate tan estéril como comprensible. Mientras las víctimas civiles de la guerra en Libia aumentan sin pausa, los ánimos se han encrespado entre la OTAN y los dirigentes políticos y militares de la rebelión contra Muamar el Gadafi. La ansiedad atenaza a los insurgentes, que exigen a la alianza contundencia sin medias tintas contra las tropas del dictador. La Alianza Atlántica ha rechazado de plano estas afirmaciones. La OTAN ha negado esta madrugada que las operaciones aliadas en Libia, especialmente en Misrata, se hayan reducido desde que la alianza asumió el mando hace casi una semana. "El ritmo de las operaciones no ha variado, sigue al mismo nivel, e incluso se incrementa poco a poco", dijo la portavoz de la alianza Carmen Romero, en respuesta a las críticas rebeldes.

La OTAN ha asegura que hará "todo lo posible" para proteger a los civiles en Misrata y otras zonas del país y ha subrayado que sus acciones militares continúan a un "ritmo implacable". Mientras, los ataques en la ciudad continúan. Fuerzas leales al mandatario libio, Muamar Gadafi, han bombardeado la ciudad de Misrata, en el oeste del país, y han dejado al menos un civil muerto y cinco heridos, según han informado los rebeldes. Un opositor al régimen libio ha contado por teléfono a la agencia Reuters que se han escuchado "varias explosiones" y que los sublevados con los que ha podido hablar le han comentado que ha habido ataques aéreos. "Han podido ver grandes nubes de humo en el oeste de Misrata cerca de la playa, en una zona llamada Zrek", ha explicado, antes de precisar que esta zona es utilizada por las fuerzas de Gadafi para bombardear el puerto de la ciudad.

Ante la continuación de los ataques, Naciones Unidas ha pedido esta madrugada (hora española) el cese temporal de las hostilidades en la ciudad, situada a 210 kilómetros al este de Trípoli. La subsecretaria general de la ONU para Asuntos Humanitarios, Valerie Amos, ha alertado de la maltrecha situación humanitaria en Misrata y pidió el alto el fuego para proteger a las personas y facilitar la llegada de alimentos y medicinas que el organismo ya tiene preparados.

Cambio de estrategia

Pero la organización militar afronta un dilema: el Ejército ha cambiado de táctica y atacar a los soldados y mercenarios del tirano en zonas urbanas, como pretenden los sublevados, acarrea el riesgo de matar a inocentes. "La OTAN nos ha decepcionado", aseguró el martes por la noche el jefe del Estado Mayor insurrecto, Abdelfatah Yunes. "No tienen motivo para la desconfianza", replicó ayer Harding Rusell, vicecomandante de las operaciones de la coalición.

El 19 de marzo los tanques del dictador estaban a las puertas de Bengasi, capital del alzamiento en la oriental Cirenaica. Había amenazado Gadafi con perpetrar una matanza y los aviones franceses abrasaron los blindados. Aprendida la lección, las fuerzas armadas libias cambiaron de táctica. Ahora se despliegan y llevan blindados a ciudades como Misrata, y, según denuncia la OTAN, utilizan a civiles como escudos humanos para impedir los decisivos bombardeos aliados. También en el desierto, los leales al déspota han variado su modo de actuar. Apenas se mueven en vehículos pesados. Prefieren los ligeros, más difíciles de detectar y susceptibles de provocar errores fatales. Sucedió la semana pasada en la ciudad petrolera de Brega: los pilotos de la OTAN, que asumió el mando el 31 de marzo, mataron a 15 milicianos y personal sanitario.

Descalabros como este podrían convertirse en baza propagandística para Gadafi. Pero es difícil. Puede que los dirigentes occidentales tengan presentes las nefastas consecuencias políticas de las imágenes de civiles despedazados por un misil norteamericano o europeo en el mundo musulmán (Irak, Afganistán, Pakistán). Sin embargo, las circunstancias son ahora diferentes porque la mayoría de los libios alientan fervorosamente los ataques de la OTAN.

Los portavoces políticos de los rebeldes y Yunes están indignados, y no lo ocultan. "La reacción de la OTAN es muy lenta. Misrata está sometida al exterminio y la OTAN deja que muera la gente", afirmó Yunes. "¿Por qué no cumple las resoluciones de Naciones Unidas?", se cuestionaba ayer el vocero Mustafá Gheriani. "Puedo asegurar que cada hora de cada día estamos vigilando lo que ocurre y asegurándonos de proteger a los civiles", contestó Rusell, diplomático, desde Nápoles, informa Reuters. Los cazas aliados ejecutan centenar y medio de salidas diarias e impiden el sobrevuelo a lo que quede de la aviación libia. Pero los sublevados quieren más. Para empezar, asistencia para luchar en igualdad de condiciones con sus enemigos.

¿Armarán las potencias occidentales adecuadamente a los sublevados? Chris Stevens, enviado de Washington, ex número dos en la Embajada en Trípoli y recién llegado a Bengasi, habló de "la necesidad de financiación del Consejo Nacional [rebelde] para que este pueda seguir funcionando". Pero añadió que los recursos deben canalizarse a través de la comunidad internacional. El abastecimiento de armamento sería un proceso lento. Y más fatigoso, el imprescindible adiestramiento que necesitan los inexpertos combatientes.

Aunque se habla de la presencia de agentes de la CIA y es patente en el Consejo Nacional la presencia de élites libias educadas en EE UU, Washington quiere eludir el papel de director de este drama bélico. Los vecinos de Bengasi no albergan dudas: mitigado el arraigado sentimiento anticolonial, quieren que Barack Obama vuelva a la carga contra las tropas de Gadafi. Pero mientras aunque quiera mantenerse al margen en las cuestiones militares, esta madrugada la secretaria de Estado norteamenricana ha vuelto a pedir a Gadafi que abandone el poder y Libia, en respuesta a la carta que éste envió al presidente Obama para pedirle que cesen los ataques. "Creo que el señor Gadafi sabe lo que tiene que hacer. Tiene que haber un cese del fuego, sus tropas tienen que retirarse de las ciudades que han tomado por la fuerza con una gran violencia y un gran coste humano y tiene que haber una decisión sobre su salida del poder y (...) su salida de Libia", señaló Clinton tras reunirse con su homólogo italiano, Franco Frattini.

Puntuales cuando Al Yazira inicia su conexión, cientos de vecinos gritan bajo el balcón desde donde transmite la cadena catarí. Los mensajes dependen de los avatares del día. Desde hace tres días la diana es la alianza. "El retraso de la OTAN=más civiles muertos", se lee en una pancarta en inglés. "Vuelan para gastar combustible", dice un airado bengasí, reacio a discutir de matices político-militares. "No somos de Al Qaeda, queremos libertad", reza otro cartel.

Una familia española trata de huir del cerco de Gadafi a Misrata

"Su casa fue destruida, se han tenido que refugiar en otra, de unos amigos. Pasan muchos apuros. Están deseando huir de Misrata. Piden ayuda". Aiman Abushahma, médico libio, describe a gritos al teléfono -la línea es de mala calidad- la situación por la que pasa una familia española en la tercera ciudad libia, sitiada desde hace más de un mes por fuerzas leales a Muamar el Gadafi.

Abushahma, que atiende a los heridos rebeldes, es sobrino de Omar Abu-Gharsa, de 62 años, un libio natural de Misrata casado con Ascensión Álvarez Peña, nacida en Navalcán (Toledo) hace 49 años, que trabajó para la Embajada de España en Trípoli. El matrimonio y sus cuatro hijos se encuentran ahora en Misrata.

"Todos, especialmente los niños, lo están pasando mal", insiste el doctor Abushahma. Ascensión tiene cuatro hijos, todos ellos españoles: dos varones menores de edad -Ayub, de 10 años, y Omar, de 15- y dos chicas mayores -Sahar, de 22 años, y Saiba, de 24-. "Junto con ellos hay otros europeos en Misrata, en su mayoría ucranios", precisa el doctor Abushahma a través de un teléfono vía satélite.

El exilio libio en España "va a fletar un barco que zarpará de Valencia a finales de esta semana y atracará en Misrata, donde entregará alimentos y medicinas y repatriará a estas familias extranjeras, empezando por los Abu-Gharsa Álvarez", anuncia Omar Omran, un opositor libio que reside en España. "A bordo viajarán también cuatro médicos británicos que atenderán a heridos y enfermos", precisa.

Las autoridades españolas desconocen el proyecto, pero este parece ahora viable porque la coalición internacional anunció ayer, por boca del ministro francés de Defensa, Gerard Longuet, que protegerá a los buques de los insurgentes que vayan a Misrata "para abastecer de alimentos" a la ciudad sitiada, cuya "situación es sumamente difícil".

El barco fletado por el exilio libio en España puede beneficiarse de ese apoyo de la coalición internacional.

La familia de un rebelde libio desconoce si sigue vivo tras las imágenes colgadas en Youtube

Ahmed Gheriani es uno de los 400 rebeldes libios que han desaparecido en la zona oriental del país desde que comenzó el levantamiento, según la Media Luna Roja

Ahmed Gheriani está recostado boca abajo en mitad de una carretera en el este de Libia y en manos de las tropas de Muanmar el Gadafi: "Di viva Gadafi !... Di viva Muammar!", le dice una voz que proviene de detrás de la cámara que le graba. Él responde: "Allahu Akbar", que significa "Dios es grande". En el segundo 23 del video, colgado en la portal Youtube, se escuchan disparos y la cámara deja de enfocar al rebelde libio.

Ahmed Gheriani es uno de los más de 400 libios de la parte oriental del país que han desaparecido desde el inicio del levantamiento, de acuerdo con la Jamahiriya la Media Luna Roja, que mantiene un registro detallado. El grupo no puede confirmar si ha sido detenido o asesinado, ya que no tiene contacto con el gobierno de Gadafi. "Tal vez se llamará a su familia o algo así, pero en general nadie lo sabe", dice Dina Jarbou, un voluntario de la Media Luna Roja. El Consejo de los rebeldes ha asumido, después de las imágenes que Gheriani fue asesinado por sus captores: "Suponemos que está muerto, porque los matones de Gaddafi lo hacen bien", dice el portavoz Mustafa Gheriani, un pariente lejano. "Ellos no toman prisioneros." Él se niega a sostener Gheriani como un símbolo de la revolución porque teme que podría llevar a otras historias de sacrificio. "Este es el momento en que abundan los héroes", asegura Mustafa Gheriani.

El vídeo que se puede ver en Youtube son un ejemplo de la brutalidad en la guerra de Libia y la lucha entre las fuerzas pro Gadafi y los rebeldes, que se mantiene estancada en el este del país. Pero la familia de Ahmed Gheriani y amigos en la casa familiar de Al-Marj, al norte de Bengasi, no saben siguen sin saber si está muerto o hecho prisionero por las fuerzas de Gadafi. "Cuando vi la cinta, no me podía mover por 24 horas", asegura su hermano mayor, Abdullah, de 40 años. "Yo no comí, no bebí, no dormí", prosigue el familiar. Creen que fue asesinado el 6 de marzo, un día después que se dirigió al frente, sin armas, para ayudar a evacuar a los heridos del frente. Ellos describen a Gheriani como un joven corpulento y con gafas, de 38 años de edad, "un ser inteligente, amigo alegre, de buen corazón" y que tenía poco interés en la política y sin experiencia de guerra antes de que comenzara la revolución el pasado 17 de febrero.

Khaled al-Fazzani, un amigo cercano, asegura que Gheriani lloró cuando vio las primeras imágenes de manifestantes ensangrentados en los vídeos de teléfono móvil que emitió la televisión por satélite, los mismos clips que misteriosamente fueron un presagio de su propia aventura: "El dijo 'tengo que ir. Tengo que defender a la gente en contra de esta opresión'", recuerda Fazzani. "Le dije que había aviones, tanques y cohetes. Que no tenía nada y que no se podía luchar contra ellos. Él sólo dijo que tenía que ir."

Amigos y familia dijo que esperaba casarse este verano, pero aún no había encontrado a la chica adecuada.Fazzani, su amigo de la infancia, le preguntó antes de irse: "Si no te casas antes de ir a la guerra, ¿Qué haras?". Gherani le contestó: "Voy a casarme en el cielo".

Fuente Diario "EL PAÍS"

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