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domingo, 27 de enero de 2019

NOTICIAS.- SUR DE FILIPINAS, MATANZA YHIADISTA, AL MENOS 20 MUERTOS


Matanza yihadista en una catedral del sur de Filipinas

Dos bombas dejaron al menos 20 muertos durante la celebración de la misa, días después de que la región de mayoría musulmana obtuviera más autonomía






Corresponsal en AsiaActualizado:



Cuando todavía se estaba festejando el éxito del referéndum que aprobó la semana pasada una mayor autonomía para la región musulmana de Mindanao, al sur de Filipinas, al menos 20 personas fueron asesinadas ayer y más de un centenar resultaron heridas en un doble atentado con bomba contra una iglesia católica. Según informa The Inquirer, el ataque ocurrió durante la misa de la mañana en la Catedral de Nuestra Señora del Monte Carmelo, en la isla de Jolo. Con la sangre derramada por estas bombas, los terroristas se vengan contra el reférendum de autonomía, que fue rechazado en la provincia de Sulu, donde se encuentra dicha isla.
La votación fue fruto del acuerdo de paz firmado en 2014 entre el Gobierno filipino y el Frente Moro de Liberación Islámica (FMLI), que renunció a sus aspiraciones independentistas para convertirse en partido político y concurrir como favorito a las elecciones previstas para 2022, de las que saldrá un parlamento autónomo con su propio ministro jefe. Con esta solución, Manila quería acabar con el conflicto separatista que sacude al sur del archipiélago desde hace cinco décadas, que se ha cobrado unas 150.000 vidas. Para garantizar la paz, la nueva Región Autónoma de Bangsamoro en la Mindanao Musulmana tendrá más competencias y fondos, pero el Gobierno central de Filipinas seguirá supervisándola. Con el 87 por ciento de los votos, la nueva autonomía nace con un fuerte apoyo gracias al respaldo del FMLI, que es la principal guerrilla musulmana de la zona. Pero hay otros grupos armados que se oponen al acuerdo y se sospecha están detrás de este atentado para sabotearlo.
Entre ellos destaca el Frente Moro de Liberación Nacional (FMLN), una facción rival del FMLI compuesta por pequeñas células terroristas que pretenden seguir luchando por la independencia. A ellos se suman los rebeldes de Abu Sayyaf, que arrastran un largo historial de secuestros y decapitaciones y en estos momentos retienen en sus campamentos de la jungla a cinco rehenes: un holandés, dos malasios, un indonesio y un filipino. A tenor de los analistas, tanto estas guerrillas como los grupos terroristas desperdigados por el sur de Filipinas mantienen contactos o alianzas con el autoproclamado Estado Islámico para extender la yihad por el Sudeste Asiático.
Además, esta zona se encuentra cerca de Marawi, la ciudad tomada en 2017 por cientos de guerrilleros musulmanes, algunos extranjeros reclutados por el Estado Islámico. Para acabar con este asedio, el presidente Rodrigo Duterte declaró entonces la ley marcial, que fue levantada tras la conquista de Marawi pero sigue vigente en otros lugares de Mindanao. Tras cinco meses de combates que dejaron más de mil muertos y redujeron a ruinas el centro de la ciudad y su mezquita, el Ejército filipino recuperó finalmente Marawi. Pero los rebeldes que sobrevivieron han jurado venganza y la catedral de Jolo podría haber sido su primer objetivo.

Con cautela, el jefe de la Policía Nacional de Filipinas, Oscar Albayalde, explicó a la televisión ABS-CBN que sus investigadores estaban indagando en “diferentes amenazas de grupos”. A su juicio, aún era pronto para decir “si esto tiene algo que ver con el recién concluido plebiscito”.
A la espera de encontrar a los culpables, el portavoz de la Presidencia filipina, Salvador Panelo, prometió en un comunicado que el Ejército “aplastará a los criminales ateos”. En un país con mayoría católica, el ataque contra esta iglesia ha conmocionado a la sociedad filipina. “Perseguiremos hasta los confines de la Tierra a los despiadados autores de este vil crimen hasta que cada asesino sea traído ante la justicia y encerrado tras los barrotes. La ley no tendrá piedad de ellos”, aseguró Panelo, quien también ofreció sus condolencias a las familias de las víctimas.

Tal y como recoge The Inquirer, los fallecidos son quince civiles y cinco soldados, mientras que los heridos son 90 civiles, 17 militares, dos policías y dos guardacostas. Aunque las autoridades habían anunciado al principio la cifra de 27 muertos, luego la rebajaron al comprobar que se habían repetido algunas víctimas del doble atentado contra la misa de la mañana en Jolo. La primera explosión tuvo lugar a las 08:45 (01:45 de la madrugada, hora peninsular española) dentro de la Catedral de Nuestra Señora del Monte Carmelo, que ya había sido objetivo de los terroristas en el pasado y donde el obispo Benjamín de Jesús fue tiroteado en 1997. Cuando los fieles huían en masa, otra explosión se cebó con los militares y policías que vigilaban el exterior de la iglesia. En medio de la confusión reinante, entre el humo y los escombros que dejaron las bombas, algunos heridos fueron trasladados en helicóptero a la cercana ciudad de Zamboanga, famosa porque en ella todavía se habla el chabacano, un dialecto que nació del español durante la época colonial de Filipinas.
Mientras tres millones de personas votaban la semana pasada por una nueva autonomía, este atentado torpedea la paz en la convulsa región de Mindanao.


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La Sharía arraiga en el sur de Filipinas

Acuerdo para la creación de la región autónoma musulmana de Bangsamoro, que se regirá con un Alto Tribunal de la Ley Islámica





Actualizado:



Filipinas, el «bastión católico de Asia» tendrá a partir de esta semana un talón musulmán: el nuevo territorio denominado Bangsamoro, en la región del Mindanao islámico, que podrá ser regido por la estricta ley coránica de la Sharía.
Un plebiscito celebrado ayer en esa región, con una participación muy elevada, va a servir para legitimar del todo la ley firmada el pasado mes de julio entre el presidente Duterte y los representantes musulmanes que suscribieron en 2014 los acuerdos de paz. Aquel pacto puso fin a una larga guerra, jalonada de atentados terroristas, en la que finalmente se impuso el Frente Moro de Liberación Islámica (FMLI). El precio de la paz: la creación de una región autónoma en la región filipina de mayoría musulmana, con más competencias que el experimento anterior de 1996, y, sobre todo, la autorización para que pueda regirse por la polémica ley islámica, la Sharía.
Con poco más de dos millones de electores convocados ayer a las urnas para refrendar el nacimiento de Bangsamoro, la apuesta filipina parece limitar los riesgos a un segmento muy pequeño de un país de 104 millones de habitantes. No obstante, las concesiones al régimen político de la nueva autonomía presentan peligros evidentes; la legalización del islamismo en el sur de Filipinas ofrece a los radicales asiáticos otra potencial plataforma, junto a las que ya tienen en los países de mayoría musulmana de ese continente.
La nueva autonomía musulmana de Filipinas contará con capacidad de imponer impuestos, un parlamento, su propia fuerza de seguridad, y un sistema judicial basado en la Sharía con un Alto Tribunal de la Ley Islámica. Los líderes del FMLI se han apresurado a subrayar que la Sharía solo se aplicará a los musulmanes y a aquellos filipinos de Bangsamoro que lo pidan explícitamente.




Duterte ha asegurado también a la nueva autonomía -que constitucionalmente sigue siendo parte de Filipinas- una mayor dotación económica por parte de Manila. La escasez e irregularidades en la ayuda del Estado central, a una región más pobre que el resto, fue una de las razones por la que falló el experimento de 1996 y la guerrilla volvió a tomar las armas.
Lo más sorprendente en los acuerdos de paz ha sido, no obstante, las concesiones del Estado en materia jurídica y social. Aunque algunos dirigentes musulmanes aseguran que no permitirán la ejecución de las adúlteras y la amputación de las manos de los ladrones, la Sharía establece también graves discriminaciones para la mujer (su testimonio en un juicio vale la mitad que la de un hombre), la pena de muerte por blasfemia y apostasía, y hasta 80 azotes por consumir alcohol.

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