Si la Historia Militar o de las Fuerzas de Seguridad, te apasiona. Si la Militaría es tu afición. Si quieres conocer la Historia, sin valorar ideas ni convicciones políticas, sin tendencias, sin manipulaciones. La Historia Militar, sólo la vivida por sus principales protagonistas, los SOLDADOS que la han padecido.
¡Seguro que te gustará este Blog!
miércoles, 12 de julio de 2017
NOTICIAS: EL ÚLTIMO REDUCTO DE ISIS EN MOSUL
La última trinchera yihadista en Mosul
A la desesperada, un puñado de combatientes resiste entre los escombros de la ciudad vieja
Bombardeos contra los últimos combatientes del ISIS en Mosul, este martes.FOTO Felipe Dana AP | VÍDEO REUTERS
“No se asuste, los morteros los estamos disparando
nosotros”, tranquiliza un oficial iraquí al lado de la mezquita de Al
Nuri, en el casco viejo de Mosul. Sólo después aclara que responden a
disparos de francotiradores del Estado Islámico
(ISIS) que aún resisten dos calles más allá, en la zona de Al Maidan,
teóricamente liberada el pasado domingo. El sonido seco y cortante de
sus balas se oye de forma esporádica durante toda la mañana de este
martes. Esos estertores mantienen ocupado a un pelotón del Ejército de
Irak al día siguiente de que su primer ministro y comandante jefe,
Haider al Abadi, proclamara la “victoria total” sobre el ISIS en la ciudad. Es la última batalla.
El ISIS destruyó esa aljama, desde la que su líder, Abu Bakr al Bagdadi, proclamó el califato, y el vecino minarete jorobado
para privar a las fuerzas gubernamentales de su toma simbólica. Del
mismo modo, sus últimos combatientes en Mosul intentan ahora deslucir la
victoria con una batalla perdida de antemano. Su resistencia,
arrinconados en unos pocos metros cuadrados y con escasos víveres,
asombra incluso a sus enemigos. Según el oficial citado aún eran dos
centenares.
“No sé cuántos quedan, pero están luchando a muerte los muy
jodidos”, admite un soldado que se identifica como Nabil. Es mediodía y
él y sus hombres han hecho un alto para almorzar. Gordito, camiseta
negra, bandana y gafas Oakley, Nabil se muestra inasequible al
desaliento. Lleva 23 días luchando en este frente y aunque las
rotaciones son de 20 días, él asegura que no va a tomarse el descanso
que le corresponde hasta que no acaben con el último yihadista. “Desconozco el tiempo que nos va a llevar, aunque espero que hayamos terminado con ellos para la puesta del sol”, declara.
Nabil también dice que esos remanentes son “occidentales”.
¿Cómo lo sabe? “He visto sus cadáveres”, afirma. Otros compañeros suyos
hablan de “rusos”, en referencia a los ciudadanos de las repúblicas
exsoviéticas del Cáucaso. Aunque los equipos de la Defensa Civil han
retirado muchos cuerpos, el penetrante olor agridulce de la
descomposición revela que todavía quedan más por recoger. Las trampas
explosivas dejadas por los milicianos del ISIS ralentizan la tarea. Es
lo que sucede con los dos “chinos” del edificio de enfrente, probablemente combatientes uigures. Nadie se atreve a tocarlos mientras no vengan los artificieros.
Todos coinciden sin embargo en que esa resistencia final es
cosa de “combatientes extranjeros”. No sólo guerrilleros muy
ideologizados, sino carentes de toda escapatoria. Mientras los
militantes iraquíes han podido tratar de infiltrarse entre los civiles
para escapar del asedio, ellos no tienen otra salida. Han decidido morir
matando.
“Han sobrevivido escondidos en los túneles que excavaron
bajo las casas y esta mañana nos han sorprendido disparando y lanzando
granadas desde la calle Faruk”, cuenta otro uniformado, en referencia a
una de las callejuelas que se extienden entre las ruinas de Al Nuri
y el río Tigris. Varios helicópteros sobrevuelan la zona y de repente
se oye el repicar de sus ametralladoras. Poco antes un bombardeo aéreo
ha hecho que una columna de humo negro se elevara hacia el cielo.
Este soldado, originario de Diyala, es miembro de una unidad
sanitaria de emergencia que atiende a los heridos en el frente. A su
alrededor, la desolación es absoluta. Cuesta imaginarse con vida esta
calle que un día estuvo llena de pequeños comercios. Al Sheizani era una
de las principales arterias del zoco. Ahora, en los cráteres de su
calzada yacen acostados los restos calcinados de los camiones bomba que
los terroristas lanzaron contra los soldados.
Las viejas construcciones del casco antiguo que no han sido
alcanzadas por la artillería se han derrumbado por las sacudidas. Los
enseres de algunas casas se muestran impúdicos a través de los huecos
que las bombas han abierto en los muros. Una manta marrón, una silla de
plástico morada, un colchón en precario equilibrio… Es toda la huella de
sus habitantes, algunos muertos en los combates; los que lograron huir,
convertidos en refugiados en su propio país. Su pasado, enterrado entre
los escombros.
“Esto ha sido peor que la Segunda Guerra Mundial”, asegura
el oficial, que no facilita su nombre porque no está autorizado a hablar
con la prensa.
La conversación se interrumpe por la llegada de Chris y Esther. Son dos voluntarios de Global Response Management
(GRM), una ONG fundada el pasado enero para “facilitar atención de
emergencia y cuidados de trauma de alta calidad en áreas de alto riesgo y
pocos recursos”. Acaban de encontrar un generador en una casa cercana y
tratan de ponerlo en marcha para refrigerar la pequeña clínica que, con
ayuda del Ejército, han instalado en una antigua carnicería, cuyas
paredes permanecen milagrosamente en pie.
“Es perfecto porque los ganchos [de la carne] nos sirven
para colgar las bolsas de suero”, asegura Esther, una enfermera de
Oregón que ha venido durante sus dos semanas de vacaciones. “Facilitamos
atención prehospitalaria; en los casos más graves estabilizamos y
enviamos al hospital más próximo”, declara indicando la ambulancia
militar aparcada enfrente. Durante las últimas semanas, ella y sus
compañeros han atendido sobre todo a civiles que lograban escapar del
área controlada por el ISIS, “un centenar al día”.
Hoy no hay civiles a la vista, aunque la coordinadora humanitaria de la ONU para Irak,
Lise Grande, ha declarado que aún quedan personas atrapadas en la zona.
“Desconocemos el número exacto, pero probablemente se trata de algunos
centenares que no pueden o no quieren irse”, ha precisado Grande a EL
PAÍS. Se trataría sobre todo de discapacitados, ancianos y niños que
quedaron separados de sus familias.
Aun así a los voluntarios de GRM no les falta trabajo. Un
vehículo trae a dos soldados que sangran profusamente. Para sorpresa de
todos los presentes no se trata de heridos por los francotiradores del
ISIS, sino por fuego amigo. “El helicóptero”, explica el
compañero que les ha traído. ¿No se comunican entre ustedes? “Sí, pero
estas cosas suceden”, añade encogiéndose de hombros. Uno de ellos ha
resultado alcanzado por esquirlas en una mano y la barriga de forma
superficial, y es tratado allí mismo. El otro, al que la metralla le ha
penetrado en el muslo, lo estabilizan y envían a un hospital.
Empieza a caer el sol y los deseos del entusiasta soldado
Nabil no parecen haberse cumplido. Sigue oyéndose el repicar esporádico
de las armas. Es cuestión de horas. Pero tal como ha advertido Karim al
Nuri, un destacado político chií, la derrota del ISIS en Mosul no
significa que se haya acabado con el “terrorismo”. El Gobierno, ha
dicho, “debe evitar los errores anteriores que llevaron a la emergencia
de [ese grupo] y trabajar para eliminar el miedo a la marginación y la
afiliación terrorista de las zonas suníes”.
Amnistía denuncia ataques desproporcionados
“La escala y la gravedad de la pérdida de vidas civiles durante la
operación militar para recuperar Mosul debe reconocerse públicamente de
inmediato a los mayores niveles del Gobierno iraquí y de los estados que
forman parte de la coalición liderada por EE UU”, ha pedido Amnistía
Internacional (AI).
Esa organización acusa a las fuerzas iraquíes y la coalición internacional que las apoya de violaciones de derechos humanos en la ofensiva. En un informe difundido este martes
AI afirma que las tropas que han combatido al ISIS han llevado a cabo
ataques ilegales desde enero cuando empezaron las operaciones en el
oeste de la ciudad utilizando armas explosivas, con escasa precisión o
sin tomar las precauciones necesarias para evitar las evitar las muertes
de civiles.
“Incluso cuando los ataques han alcanzado su objetivo militar, el uso
de armamento inadecuado o las insuficientes precauciones han causado
innecesarias pérdidas de vidas civiles y en algunos casos han
constituido ataques desproporcionados”, asegura el texto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario