Irak y EE.UU. preparan el asalto a los bastiones yihadistas de Tikrit y Mosul
Día 03/09/2014 - 21.26h
Los bombardeos norteamericanos empiezan a surtir efecto, pero es imprescindible que Bagdad cuente con el apoyo de la insurgencia suní. Washington envía más militares a Bagdad
El Ejército de Irak, con apoyo de los ataques aéreos de Estados Unidos, las milicias chiíes y los Peshmerga de la Región Autónoma del Kurdistán, ha dado los primeros pasos para el asalto de Tikrit y Mosul.
Fuentes oficiales citadas por el canal Al Jazeera aseguran que «un número importante de combatientes del Estado Islámico (EI)» habrían abandonado sus posiciones ante la inminencia de un asalto por aire y tierra en estas dos ciudades del norte del país. Estas mismas fuentes sitúan a las fuerzas iraquíes «a las afueras» de Tikrit, ciudad natal de Sadam Husein y bastión sunita del país, y aseguran que se han lanzado panfletos pidiendo a los civiles de Mosul que abandonen sus casas si están próximas a posiciones yihadistas.
El EI, con apoyo de grupos insurgentes locales, se hizo con el control de estas dos ciudades el 10 y 11 de junio, dando un golpe de autoridad sobre la mesa que dejó en evidencia al Ejército e inteligencia iraquíes y fue la gota que colmó el vaso de la paciencia con el entonces primer ministro, Nuri Al Maliki.
Tres meses y miles de muertos después Bagdad trata de recuperar el control de la situación, pero además de la expulsión de los yihadistas del EI –llegados de todo el mundo- será imprescindible el acuerdo con la insurgencia local, que difícilmente aceptará el control de las milicias chiíes y kurdas que ahora forman la primera línea de combate del Gobierno.
En la guerra sectaria que sufrió el país en 2006 y 2007 las fuerzas de Estados Unidos lograron un acuerdo con los jefes tribales para que ellos mismo combatieran a Al Qaida a cambio de un sueldo y la futura incorporación a las fuerzas de seguridad. Fue el ‘despertar suní’ (sahwa), que logró acabar con AlQaida en Irak, pero tras la salida estadounidense el marcado carácter sectario del mandato de Maliki cortó los vínculos con estos grupos suníes y Bagdad necesitará tiempo para recuperar su confianza.
Los planes para recuperar Tikrit y Mosul se producen después de unas jornadas marcadas por la reapertura de la carretera que parte de Bagdad hacia el norte de Irak y la liberación de localidades como Amerli o Suleiman Bek, que durante semanas habían permanecido cercadas por el EI.
Los ataques aéreos de Estados Unidos empiezan a tener un efecto directo en el grupo yihadista que no ha dudado a la hora de decapitar a dos rehenes estadounidenses ante las cámaras para intentar hacer cambiar de opinión a Barack Obama. De momento el Pentágono sigue adelante con su intervención en Siria y no descarta su extensión a Siria.
Cada día que pasa se conocen nuevas barbaridades cometidas por los yihadistas en su autoproclamado califato y la organización Human Rights Watch (HRW) elevó a una cifra entre los 560 y 770 el número de hombres ejecutadostras la toma de Tikrit. Las imágenes de cientos de soldados vestidos de civil masacrados a tiros en fosas del desierto dieron la vuelta al mundo, pero hasta el momento ha resultado imposible certificar el número final de ejecutados. De acuerdo con la organización internacional, la información aportada por un superviviente y el análisis de grabaciones de vídeo e imágenes de satélite han confirmado la existencia de tres nuevos lugares donde ocurrieron ejecuciones en masa.
«Guerra mundial»
El golpe de comienzos de junio del EI costó el puesto de primer ministro a Nuri Al Maliki, que también era el responsable de las carteras de Defensa e Interior, y el dirigente chií reapareció ante los medios para pedir que Irak sea el punto de partida de una «guerra mundial» contra el EI. «El mundo se ha dado cuenta del peligro, aunque ha sido tarde, ya saben que su amenaza no tiene fronteras», subrayó Al Maliki en un discurso emitido por la televisión nacional.
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