Vaqueros, enfermas mentales y dos tanques rusos repletos de estrellas
Tommy Lee Jones convence a Cannes con su segunda película detrás de la cámara, ‘The homesman’
Stallone, Schwarzenegger, Gibson, Harrison Ford y Banderas pasean en tanque por La Croisette
La italiana Alice Rohrwacher se estrena en el festival con el retrato naturalista ‘Le meraviglie’
Tommaso Koch / EFE Cannes 18 MAY 2014 - 14:11 CET2
El palacio donde se celebra el festival de Cannes es enorme. Cuenta con tantas salas y estructuras como para acoger a miles de personas. Sin embargo, las leyes de la física y de la acreditación establecen que no hay espacio para todos. De ahí que los privilegiados vayan desfilando y accediendo a las salas, a la vez que fuera del edificio se despliega un ejército de tipos de todas las edades, con caras de compasión y carteles suplicando por una invitación. Más aún en los días en los que se proyectan los filmes más esperados. Como, claro, The homesman de Tommy Lee Jones, el menú que la competición oficial de Cannes ofrecía esta mañana.
El primer filme dirigido por el actor estadounidense, Los tres entierros de Melquíades Estrada, también pasó por Cannes y se fue con los premios al mejor guion y actor, el propio Tommy Lee Jones. Al fin y al cabo, un galardón más en la infinita carrara del intérprete, oscarizado por El fugitivo y protagonista de largometrajes como No es país para viejos, JFK (caso abierto), Hombres de negro o En el valle de Elah. Acostumbrado a los aplausos, el cineasta recibió unos cuantos también tras el final de The homesman.
“Tengo referencias de todas las películas que he visto, intento alejarme de algunas y emular a otras. Dicen que los buenos artistas copias y los grandes roban. Yo robo”, se rió el cineasta en la rueda de prensa. “Como director hago todo lo que me digo que haga y como actor escucho atentamente”, continuó sobre el doble papel que repite en el filme, al igual que en Los tres entierros de Melquíades Estrada. Aunque los parecidos no acaban allí: el director ha vuelto a rodar un western algo peculiar, esta vez sobre el viaje por los Estados Unidos del siglo XIX de una mujer (Hillary Swank) para entregar a tres enfermas mentales a un sanatorio.
En realidad, al menos según su reparto, la película habla de mucho más: el imperialismo estadounidense, la condición de las mujeres, los trastornos mentales. Básicamente, una historia compleja en tiempos complejos, como explicó Hillary Swank: “Era una época extrema en todos los sentidos y un sitio complicado para vivir para una mujer. Había que ser fuertes todo el tiempo”. Enseguida Lee Jones aprovechó para lanzar un alegato contra la discriminación de género. “No creo que haya en esta sala una sola mujer que no se haya sentido objetivada al menos una vez. Y esto tiene razones históricas”, defendió el director.
Durante el rodaje, Lee Jones distribuyó un libro del siglo XIX con imágenes de mujeres con trastornos mentales, para ayudar a su reparto a entrar en el papel. Y tanto Miranda Otto como Sonja Richter, dos de las tres enfermas del filme, recordaron ese detalle así como el trabajo psicológico de intentar comprender el drama de sus personajes. Swank, en cambio, afrontó otras dificultades: “Pensé que lo más complicado sería aprender a cabalgar o llevar el carro. Sin embargo, el mayor obstáculo fueron los elementos naturales, lo cual, por otro lado, te permite comprender cómo vivían en esa época: si hacía frío, pasabas frío y punto”.
Algo parecido les ocurre a los personajes de Le meraviglie (Las maravillas), el filme de la italiana Alice Rohrwacher que se presentó ayer y también opta a la Palma de Oro. Segunda película de la directora, quien lloró de la emoción cuando supo que estaría en Cannes, es un retrato naturalista y sencillo de la vida en el campo de una familia en la Italia de los ochenta: padre alemán gruñón, madre comprensiva y cuatro hijas de las cuales las dos mayores sueñan una vida lejos de la granja y las abejas que cuida su padre. Y, para ello, ¿qué mejor ocasión que la posibilidad de participar en un programa televisivo?
“Hay muchas influencias en mi trabajo y en mi vida. Pero si tuviera que decir una, hablaría de Rossellini”, relató la cineasta, la única mujer que compite por la Palma de Oro junto con la japonesa Naomi Kawase. “Es una película que afronta con ternura el tema del fracaso. No hay personajes buenos o malos, están todos en el mismo barco”, añadió la directora.
En otro navío, eso sí, se mueve la carrera de una de las actrices de un reparto por lo demás poco conocido para el público internacional: Monica Bellucci. La intérprete raptó, como siempre le ocurre, toda la atención de los fotógrafos así como varias preguntas de la prensa. Una, en concreto, le planteó cómo lleva su 50º cumpleaños, ya de camino: “Estoy feliz de estar viva y de haber llegado hasta aquí. Me siento mucho mejor ahora que en el pasado. No cambiaría absolutamente nada”. Será que ha vivido una meraviglia.
Sin embargo, el gran espectáculo de la mañana llegó por Los mercenarios 3: Arnold Schwarzenegger, Wesley Snipes, Antonio Banderas, Sylvester Stallone, Harrisson Ford, Jason Stathan, Dolph Lundgren, Mel Gibson, Kelsey Grammer, Jet Li... todos, subidos en dos tanques rusos pasearon por La Croisette hasta el hotel donde daban la rueda de prensa de presentación de las nuevas aventuras de un grupo de soldados de fortuna, una idea surgida de Stallone que ha ido sumando a cada entrega nuevas incorporaciones de veteranos de Hollywood. Banderas llegó hace 23 años a Hollywod y le decían que solo conseguiría papeles de malo en películas menores. Hoy en Cannes afirmó que estar en una película como Los mercenarios 3 al lado de nombres como Sylvester Stallone o Harrison Ford, "significa mucho" para la comunidad hispana. El malagueño, que interpreta a un legionario español en la tercera parte de la saga, se mostró más serio que sus compañeros de reparto en una masiva rueda de prensa en la que se presentó la película, al margen del Festival de Cannes. Y tras asegurar bromeando que los odiaba a todos -también estaban Mel Gibson, Arnold Schwarzenegger, Jason Statham, Dolph Lundgren o Wesley Snipes- hizo todo un alegato por la presencia hispana en el cine de Hollywood. "Cuando llegué a Los Angeles hace 23 años para hacer Los reyes del mambo, alguien me dijo que si quería seguir allí, iba a interpretar a todos los malos del cine" en películas no siempre buenas.
Ahora, agregó, "las cosas han cambiado", el bueno puede ser un hispano y el malo un rubio de ojos azules, el cine se ha abierto a otras posibilidades y eso es bueno para la comunidad hispana. "Que un español como yo forme parte de esta película significa mucho para mi comunidad. Estoy muy, muy feliz de formar parte de este grupo de leyendas", afirmó entre los aplausos de la prensa.
En cuanto al rodaje, aseguró que fue muy divertido, que pese a ser el único español no les enseñó nada a sus compañeros de reparto y, a preguntas de una periodista, señaló a la única protagonista femenina, Ronda Rousey, como la más pasional de entre los miembros del equipo. También resaltó que, en contra de lo que había dicho anteriormente Stallone sobre la ausencia de humor en el filme, esta tercera entrega "sí tiene algo de comedia". Aunque no quiso precisar más y de su papel señaló con humor que "habla mucho" frente a los escasos diálogos del resto del grupo. El actor español fue interrumpido por Stallone, impulsor de la saga y director de la primera entrega, que quiso resaltar el excelente trabajo de Banderas. "Le dije que se olvidara de que era un actor y que tenía que ser él mismo, un legionario y un asesino. Y fue increíble, realmente fantástico", agregó Stallone.
El primer filme dirigido por el actor estadounidense, Los tres entierros de Melquíades Estrada, también pasó por Cannes y se fue con los premios al mejor guion y actor, el propio Tommy Lee Jones. Al fin y al cabo, un galardón más en la infinita carrara del intérprete, oscarizado por El fugitivo y protagonista de largometrajes como No es país para viejos, JFK (caso abierto), Hombres de negro o En el valle de Elah. Acostumbrado a los aplausos, el cineasta recibió unos cuantos también tras el final de The homesman.
“Tengo referencias de todas las películas que he visto, intento alejarme de algunas y emular a otras. Dicen que los buenos artistas copias y los grandes roban. Yo robo”, se rió el cineasta en la rueda de prensa. “Como director hago todo lo que me digo que haga y como actor escucho atentamente”, continuó sobre el doble papel que repite en el filme, al igual que en Los tres entierros de Melquíades Estrada. Aunque los parecidos no acaban allí: el director ha vuelto a rodar un western algo peculiar, esta vez sobre el viaje por los Estados Unidos del siglo XIX de una mujer (Hillary Swank) para entregar a tres enfermas mentales a un sanatorio.
En realidad, al menos según su reparto, la película habla de mucho más: el imperialismo estadounidense, la condición de las mujeres, los trastornos mentales. Básicamente, una historia compleja en tiempos complejos, como explicó Hillary Swank: “Era una época extrema en todos los sentidos y un sitio complicado para vivir para una mujer. Había que ser fuertes todo el tiempo”. Enseguida Lee Jones aprovechó para lanzar un alegato contra la discriminación de género. “No creo que haya en esta sala una sola mujer que no se haya sentido objetivada al menos una vez. Y esto tiene razones históricas”, defendió el director.
Durante el rodaje, Lee Jones distribuyó un libro del siglo XIX con imágenes de mujeres con trastornos mentales, para ayudar a su reparto a entrar en el papel. Y tanto Miranda Otto como Sonja Richter, dos de las tres enfermas del filme, recordaron ese detalle así como el trabajo psicológico de intentar comprender el drama de sus personajes. Swank, en cambio, afrontó otras dificultades: “Pensé que lo más complicado sería aprender a cabalgar o llevar el carro. Sin embargo, el mayor obstáculo fueron los elementos naturales, lo cual, por otro lado, te permite comprender cómo vivían en esa época: si hacía frío, pasabas frío y punto”.
Algo parecido les ocurre a los personajes de Le meraviglie (Las maravillas), el filme de la italiana Alice Rohrwacher que se presentó ayer y también opta a la Palma de Oro. Segunda película de la directora, quien lloró de la emoción cuando supo que estaría en Cannes, es un retrato naturalista y sencillo de la vida en el campo de una familia en la Italia de los ochenta: padre alemán gruñón, madre comprensiva y cuatro hijas de las cuales las dos mayores sueñan una vida lejos de la granja y las abejas que cuida su padre. Y, para ello, ¿qué mejor ocasión que la posibilidad de participar en un programa televisivo?
“Hay muchas influencias en mi trabajo y en mi vida. Pero si tuviera que decir una, hablaría de Rossellini”, relató la cineasta, la única mujer que compite por la Palma de Oro junto con la japonesa Naomi Kawase. “Es una película que afronta con ternura el tema del fracaso. No hay personajes buenos o malos, están todos en el mismo barco”, añadió la directora.
En otro navío, eso sí, se mueve la carrera de una de las actrices de un reparto por lo demás poco conocido para el público internacional: Monica Bellucci. La intérprete raptó, como siempre le ocurre, toda la atención de los fotógrafos así como varias preguntas de la prensa. Una, en concreto, le planteó cómo lleva su 50º cumpleaños, ya de camino: “Estoy feliz de estar viva y de haber llegado hasta aquí. Me siento mucho mejor ahora que en el pasado. No cambiaría absolutamente nada”. Será que ha vivido una meraviglia.
Sin embargo, el gran espectáculo de la mañana llegó por Los mercenarios 3: Arnold Schwarzenegger, Wesley Snipes, Antonio Banderas, Sylvester Stallone, Harrisson Ford, Jason Stathan, Dolph Lundgren, Mel Gibson, Kelsey Grammer, Jet Li... todos, subidos en dos tanques rusos pasearon por La Croisette hasta el hotel donde daban la rueda de prensa de presentación de las nuevas aventuras de un grupo de soldados de fortuna, una idea surgida de Stallone que ha ido sumando a cada entrega nuevas incorporaciones de veteranos de Hollywood. Banderas llegó hace 23 años a Hollywod y le decían que solo conseguiría papeles de malo en películas menores. Hoy en Cannes afirmó que estar en una película como Los mercenarios 3 al lado de nombres como Sylvester Stallone o Harrison Ford, "significa mucho" para la comunidad hispana. El malagueño, que interpreta a un legionario español en la tercera parte de la saga, se mostró más serio que sus compañeros de reparto en una masiva rueda de prensa en la que se presentó la película, al margen del Festival de Cannes. Y tras asegurar bromeando que los odiaba a todos -también estaban Mel Gibson, Arnold Schwarzenegger, Jason Statham, Dolph Lundgren o Wesley Snipes- hizo todo un alegato por la presencia hispana en el cine de Hollywood. "Cuando llegué a Los Angeles hace 23 años para hacer Los reyes del mambo, alguien me dijo que si quería seguir allí, iba a interpretar a todos los malos del cine" en películas no siempre buenas.
Ahora, agregó, "las cosas han cambiado", el bueno puede ser un hispano y el malo un rubio de ojos azules, el cine se ha abierto a otras posibilidades y eso es bueno para la comunidad hispana. "Que un español como yo forme parte de esta película significa mucho para mi comunidad. Estoy muy, muy feliz de formar parte de este grupo de leyendas", afirmó entre los aplausos de la prensa.
En cuanto al rodaje, aseguró que fue muy divertido, que pese a ser el único español no les enseñó nada a sus compañeros de reparto y, a preguntas de una periodista, señaló a la única protagonista femenina, Ronda Rousey, como la más pasional de entre los miembros del equipo. También resaltó que, en contra de lo que había dicho anteriormente Stallone sobre la ausencia de humor en el filme, esta tercera entrega "sí tiene algo de comedia". Aunque no quiso precisar más y de su papel señaló con humor que "habla mucho" frente a los escasos diálogos del resto del grupo. El actor español fue interrumpido por Stallone, impulsor de la saga y director de la primera entrega, que quiso resaltar el excelente trabajo de Banderas. "Le dije que se olvidara de que era un actor y que tenía que ser él mismo, un legionario y un asesino. Y fue increíble, realmente fantástico", agregó Stallone.
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