- El ex ministro Mohamed Chatah muere al explotar un coche bomba en Beirut
- El Gobierno de transición culpa a la milicia de Hizbulá, aliado del régimen sirio
Nadie ha reivindicado la explosión, pero en Líbano no parece haber dudas de que los responsables del cruento atentado de ayer en Beirut en el que fue asesinado el ex ministro Mohamed Chatah es la milicia libanesa proiraní de Hizbulá. Al menos cinco personas más murieron y otras 70 resultaron heridas cuando un potente estallido envolvió en una bola de fuego el convoy en el que viajaba el ex ministro. «El lugar se convirtió en un escenario infernal», dijo un testigo, con cuerpos en el suelo, personas conmocionadas y ensangrentadas entre el humo y los restos de los automóviles y cascotes. El coche-bomba portaba entre 50 y 60 kilos de explosivo, según el fiscal. Chatah era miembro de las Fuerzas del 14 de Marzo, una coalición enemiga del régimen sirio, y se dirigía precisamente a una de sus reuniones. Era considerado uno de los más firmes opositores a la milicia chií de Hizbulá dentro del escenario libanés. Apenas unas horas antes de su muerte, escribió en Tweeter: «Hizbulá está presionando para que se le cedan grandes poderes en temas de seguridad y política exterior, aquellos que Siria ejerció en Líbano durante 15 años».
Hizbulá y el régimen de Asad, conscientes de que todos los dedos les señalan, quisieron desmarcarse inmediatamente de lo sucedido. La milicia se refirió a la explosión como «un feo crimen que destruye el país». «Es un intento pecaminoso de atentar contra la estabilidad y la unidad nacional, lo cual beneficia únicamente a los enemigos del Líbano», dijo en un comunicado. Damasco, por su parte, hizo un llamamiento «a todas las personas honestas del Líbano para que hagan frente al terrorismo», según declaró el ministro de Información, Omran al Zubi. Éste aseguró que Siria desea «la paz y la seguridad para el pueblo libanés», y cargó contra las autoridades que señalan al régimen de Asad cuando se produce un atentado.
Pero el ex primer ministro Saad al-Hariri acusó directamente a la milicia chií, recordando que Chatah había sido su colaborador. Chatah era un conocido economista y diplomático, ex embajador en Estados Unidos. Fue uno de los colaboradores más cercanos del asesinado primer ministro Rafic al-Hariri y después ejerció como ministro de Finanzas y asesor de su hijo Saad al-Hariri. Éste vinculó el asesinato de ayer con el de su propio padre en 2005, muerte que una comisión de investigación atribuyó a Hizbulá. «En lo que a nosotros nos incumbe, los sospechosos son aquellos que huyen de la justicia internacional y rehúsan presentarse ante el tribunal internacional», declaró Hariri en evidente referencia a los cinco miembros de la milicia sospechosos de la explosión. Curiosamente, el atentado contra Chatah se produce días antes de que se inicie, el 16 de enero, el proceso contra ellos en el Tribunal Especial para el Líbano.
Mohamed Chatah era suní. Pero el conflicto confesional y la conocida rivalidad entre las dos ramas del Islam –lo que según diversos expertos constituye el problema central en Oriente Medio– no parece haber sido la causa de su muerte, sino la guerra de alianzas en la región. El político asesinado se oponía al rol de Hizbulá en Líbano, a su alianza con el régimen de Asad y al protagonismo que ha adoptado en la guerra en Siria.
Y lo sucedido ayer fue una nueva confirmación del porqué de la crítica de Mohammed Chatah y otros que como él condenaban el apoyo de Hizbulá al régimen de Asad: las rivalidades y luchas relacionadas a la guerra están golpeando directamente a Líbano, cuyo territorio es escenario de acciones violentas que replican lo que sucede en el país vecino. Figuras destacadas de Hizbalá y bastiones de la organización (incluido el más emblemático, el barrio Dahiya en Beirut), hasta la embajada de Irán en Beirut han sido blanco de atentados cometidos por extremistas suníes como respuesta a la intervención de la milicia a favor de Siria. Y con la misma crudeza ha respondido ésta contra objetivos suníes, sobre todo en la zona de Trípoli, al norte de Líbano.
El asesinato es sin duda otro eslabón en la cadena de repercusiones de la guerra en Siria. El primer ministro libanés de transición, Najib Miqati, condenó el asesinato presentando a Chatah como «una figura política, académica, moderada, que creía en el diálogo y la razón». Miqati condenó «los actos violentos que conducen a más tragedia». «Es hora de que termine la tristeza en Líbano y de que viva en paz y seguridad», añadió.
- Opositor sirio. «Asad es incapaz de adaptarse a un acuerdo como el que se contempla en los principios de Ginebra. El régimen es quebradizo, frágil, brutal y despiadado. Se puede romper, pero no se puede doblar».
- Crítico con Irán. «Una Siria libre y democrática sería un desastre estratégico para Teherán. El pueblo sirio rompería su alianza geopolítica con Irán e impediría que su país fuera un corredor geográfico al servido del brazo militar de Irán en Líbano».
- Miedo al yihadismo. «Una guerra prolongada en Siria ayudaría a que el terrorismo prospere aún más».
- Coste bélico. «La premisa de que un conflicto prolongado en Siria no tiene coste es erróneo y peligroso. Es exactamente lo que quiere Irán y esto no servirá sino para fomentar que la lacra del terrorismo prospere».
Escalada de violencia en Líbano
–15 de agosto: Un coche bomba mata a 27 personas y hiere a otros cientos en una zona chií del sur de Beirut
–23 de agosto: Más de 40 personas mueren y 400 resultan heridas en dos explosiones en varias mezquitas suníes de Trípoli
–19 de noviembre: 22 muertos y más de 140 heridos en doble atentado suicida frente a la embajada iraní en Beirut
Hizbulá y el régimen de Asad, conscientes de que todos los dedos les señalan, quisieron desmarcarse inmediatamente de lo sucedido. La milicia se refirió a la explosión como «un feo crimen que destruye el país». «Es un intento pecaminoso de atentar contra la estabilidad y la unidad nacional, lo cual beneficia únicamente a los enemigos del Líbano», dijo en un comunicado. Damasco, por su parte, hizo un llamamiento «a todas las personas honestas del Líbano para que hagan frente al terrorismo», según declaró el ministro de Información, Omran al Zubi. Éste aseguró que Siria desea «la paz y la seguridad para el pueblo libanés», y cargó contra las autoridades que señalan al régimen de Asad cuando se produce un atentado.
Pero el ex primer ministro Saad al-Hariri acusó directamente a la milicia chií, recordando que Chatah había sido su colaborador. Chatah era un conocido economista y diplomático, ex embajador en Estados Unidos. Fue uno de los colaboradores más cercanos del asesinado primer ministro Rafic al-Hariri y después ejerció como ministro de Finanzas y asesor de su hijo Saad al-Hariri. Éste vinculó el asesinato de ayer con el de su propio padre en 2005, muerte que una comisión de investigación atribuyó a Hizbulá. «En lo que a nosotros nos incumbe, los sospechosos son aquellos que huyen de la justicia internacional y rehúsan presentarse ante el tribunal internacional», declaró Hariri en evidente referencia a los cinco miembros de la milicia sospechosos de la explosión. Curiosamente, el atentado contra Chatah se produce días antes de que se inicie, el 16 de enero, el proceso contra ellos en el Tribunal Especial para el Líbano.
Mohamed Chatah era suní. Pero el conflicto confesional y la conocida rivalidad entre las dos ramas del Islam –lo que según diversos expertos constituye el problema central en Oriente Medio– no parece haber sido la causa de su muerte, sino la guerra de alianzas en la región. El político asesinado se oponía al rol de Hizbulá en Líbano, a su alianza con el régimen de Asad y al protagonismo que ha adoptado en la guerra en Siria.
Y lo sucedido ayer fue una nueva confirmación del porqué de la crítica de Mohammed Chatah y otros que como él condenaban el apoyo de Hizbulá al régimen de Asad: las rivalidades y luchas relacionadas a la guerra están golpeando directamente a Líbano, cuyo territorio es escenario de acciones violentas que replican lo que sucede en el país vecino. Figuras destacadas de Hizbalá y bastiones de la organización (incluido el más emblemático, el barrio Dahiya en Beirut), hasta la embajada de Irán en Beirut han sido blanco de atentados cometidos por extremistas suníes como respuesta a la intervención de la milicia a favor de Siria. Y con la misma crudeza ha respondido ésta contra objetivos suníes, sobre todo en la zona de Trípoli, al norte de Líbano.
El asesinato es sin duda otro eslabón en la cadena de repercusiones de la guerra en Siria. El primer ministro libanés de transición, Najib Miqati, condenó el asesinato presentando a Chatah como «una figura política, académica, moderada, que creía en el diálogo y la razón». Miqati condenó «los actos violentos que conducen a más tragedia». «Es hora de que termine la tristeza en Líbano y de que viva en paz y seguridad», añadió.
Un líder pro occidental que señaló también a Irán
Ex embajador libanés en EE UU, asesor del ex primer ministro Rafik Hariri y ex ministro de Finanzas,Mohamed Chatah (62 años) lideraba una visión crítica con los movimientos de Hizbulá y Asad, así lo dejó escrito en su último tuit así como en su blog personal que ahora resumimos:- Opositor sirio. «Asad es incapaz de adaptarse a un acuerdo como el que se contempla en los principios de Ginebra. El régimen es quebradizo, frágil, brutal y despiadado. Se puede romper, pero no se puede doblar».
- Crítico con Irán. «Una Siria libre y democrática sería un desastre estratégico para Teherán. El pueblo sirio rompería su alianza geopolítica con Irán e impediría que su país fuera un corredor geográfico al servido del brazo militar de Irán en Líbano».
- Miedo al yihadismo. «Una guerra prolongada en Siria ayudaría a que el terrorismo prospere aún más».
- Coste bélico. «La premisa de que un conflicto prolongado en Siria no tiene coste es erróneo y peligroso. Es exactamente lo que quiere Irán y esto no servirá sino para fomentar que la lacra del terrorismo prospere».
Escalada de violencia en Líbano
–15 de agosto: Un coche bomba mata a 27 personas y hiere a otros cientos en una zona chií del sur de Beirut
–23 de agosto: Más de 40 personas mueren y 400 resultan heridas en dos explosiones en varias mezquitas suníes de Trípoli
–19 de noviembre: 22 muertos y más de 140 heridos en doble atentado suicida frente a la embajada iraní en Beirut
–4 de diciembre: el comandante de Hizbulá, Hassan Lakkis, es asesinado a tiros en Hadath, cerca de Beirut
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