Las cinco razones por las que Obama no cierra Guantánamo
Día 17/12/2013 - 09.49h
Dos de los detenidos en la prisión extraterritorial fueron ayer deportados a Arabia Saudí; quedan 160, sin cargos ni juicio, encerrados desde 2002; a este ritmo, la próxima generación de norteamericanos tendrá que seguir afrontando el problema.
1Un goteo insuficiente de deportaciones
Barack Obama prometió en su campaña de 2008 cerrar la prisión de Guantánamo, donde desde 2002 han pasado por sus celdas más de 700 islamistas acusados –de modo directo o indirecto- de los ataques contra Estados Unidos de septiembre de 2001. En la campaña de 2012 Obama volvió a reiterar que cerraría la prisión, situada fuera de territorio norteamericano. Todo lo que ha ocurrido en estoscinco años ha sido un goteo de liberaciones y deportaciones a los países de origen de los presuntos terroristas.
El envío a cárceles saudíes de dos presos, anunciado ayer, se produce una semana después de que dos argelinos fueron transferidos a cárceles del país magrebí. Quedan aún 160 presos en Guantánamo. La mayoría lleva 12 años tras los barrotes, sin cargos ni juicio. El sistema de lenta negociación con terceros países que lleva a cabo la Casa Blanca apunta, según los analistas, a que la próxima generación de norteamericanos tendrá que seguir buscando una solución al mantenimiento de una prisión fuera de su territorio para extranjeros.
2 Estados Unidos no es país para islamistas
Obama quiere cerrar Guantánamo, pero si lo hace debe decidir qué presos salen en libertad, y qué detenidos serán enviados para su juicio a Estados Unidos. La cuestión -que el presidente debería saber desde 2008, o al menos después de cinco años en la Casa Blanca- estriba en que muy pocos quieren tener a los “barbudos” encerrados en EE.UU., si es que esa es la sentencia final de los tribunales al cabo de largos y costosos procesos judiciales.
El presidente demócrata echa la culpa a los republicanos. Pero la realidad es que la oposición al traslado de los presos de Guantánamo a Estados Unidos -para la clausura de la cárcel- proviene del Congreso en su totalidad; los republicanos controlan la Cámara baja, pero el Senado está en manos del partido del presidente.
3 Que paguen otros la factura
El sistema de Guantánamo para sospechosos de colaboración con Al Qaida a nivel mundial es un invento norteamericano. Una de las razones esgrimidas por Obama para cerrar la cárcel, después de las lógicas referencias a la justicia y al “habeas corpus”, es la económica. Guantánamo cuesta al contribuyente norteamericano 500 millones de dólares al año solo de mantenimiento.
Una de las ideas que maneja desde hace meses la Administración Obama es crear un gran complejo carcelario -un Guantánamo bis- en Yemen. Al fin y al cabo más de la mitad de los reclusos de la cárcel en territorio cubano son de origen yemení. Ya hay presupuesto para ese proyecto: 11 millones de dólares. La cuestión es que muchos sectores de la política norteamericana alegan, con razón, escrúpulos de conciencia para dar la luz verde a ese proyecto. Los presos podrían ser torturados. Y, quién sabe, muchos podrían escaparse.
4 Amigo norteamericano busca amigo
El camino menos complejo para evitar el huracán judicial de una transferencia de los presos a EE.UU. es su deportación a sus países de origen; o a terceros países que estén dispuestos a hacerle un favor a Washington. La idea de enviarles sin más a sus países de origen, sin garantías de juicio, es muy criticada en EE.UU., pero lamentablemente se ha plasmado ya en bastantes casos.
Este es el camino que ha emprendido la Casa Blanca desde hace años, aunque cada vez encuentra más dificultades para mantener el paso con cifras importantes de detenidos. Gran parte de la oposición viene precisamente de los propios presos, y de sus equipos de defensa, que temen represalias y torturas aún mayores en sus países natales.
5 El vértigo de conceder la libertad
Es, sin duda, la solución más radical y la más sencilla. Si en doce años no han podido acumularse pruebas sólidas para llevarles a juicio (con la excepción de una veintena de detenidos) lo mejor, dicen algunos, es poner al resto de los presos de Guantánamo en libertad.
La idea produce vértigo en el Pentágono, y en la Casa Blanca. El mejor argumento de la Administración Obama para vencer esa tentación–fuera de un puñado de casos que están en estudio- es subrayar el peligro de la reincidencia. Los estudios oficiales advierten que entre el 16 y el 27 por ciento de los liberados de Guantánamo han vuelto a tomar las armas con grupos yihadistas –en Irak, Libia, Siria o Afganistán- o colaboran de algún modo con los movimientos terroristas islámicos.
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