Waffen SS. ¿Cuales eran las condiciones?
diciembre 27, 2013
Mucho se ha escrito a lo largo del tiempo sobre las famosas Waffen SS: soldados del asfalto, tropa de élite, protoejército europeo, fuerza de choque del régimen, aberración política, fuerza criminal… todos estos aspectos pueden ser origen de debates interesantísimos, pero no es a ellos a lo que nos vamos a referir en esta entrada, sino a otro igualmente interesante, las condiciones que permitían ser miembro de esta tropa militar.
Excluyendo la unidad Leibstandarte, creada como guardia de corps de Hitler, las primeras unidades armadas de la Waffen SS fueron las SS-Verfugungstruppen; y lo primero que ha de destacarse con respecto a formar parte de estas unidades es que nunca se consideró un derecho, ni tan siquiera de aquellos que cumplieran todas las condiciones requeridas. La organización se reservó siempre la posibilidad de rechazar a los candidatos, y estos no debían sentirse en absoluto minusvalorados si no se les aceptaba.
En todo caso, los postulantes debían cumplir cuatro tipos de condiciones; de orden ciudadano, militar, ideológico y racial.
En lo que a la ciudadanía se refiere, el candidato debía ser un ciudadano alemán moral, mental y físicamente irreprochable; concepción un tanto endeble y dependiente de la apreciación del personal seleccionador que solía incluir un disfrute completo de los derechos cívicos, no haber sufrido condena judicial alguna (aunque se exceptuaban las que tenían que ver con la lucha callejera del NSDAP antes de su llegada al poder), haber cumplido con el Servicio de Trabajo del Reich o equivalente y no haber cumplido aún el servicio militar. Esta última condición, por llamativa que parezca, tuvo mucho que ver con la competencia por los recursos humanos que se desarrolló entre la Wehrmacht y las Waffen SS; pues si bien el servicio en esta última valía como sustitutivo del servicio militar, quien ya había sido entrenado por la primera debía quedar a disposición de esta y, consecuentemente, no podía ser incorporado al cuerpo armado de las SS.
En lo que a las condiciones militares ser refiere, fueron todas de orden puramente físico. El candidato debía medir más de 1,74m, no llevar gafas y tener la dentadura en perfectas condiciones; además de, por supuesto, no sufrir ninguna enfermedad crónica o contagiosa.
En lo que a las ideas y el pensamiento político del candidato se refiere, es perfectamente lógico que se le exigiera que estos fueran lo más cercanos posibles, si no idénticos, a los del nacionalsocialismo; pues a fin de cuentas las Waffen SS tenían una vocación de tropa armada del partido y de su ideología que hacían inexcusable la aceptación de ambos. De hecho, todo aquel que por su proveniencia, punto de vista o actividad anterior no ofreciera garantías de su compromiso sin reservas con el estado nacionalsocialista, era rechazado. Lo que desde nuestro punto de vista resulta menos lógico (por no decir delirante) son las exigencias raciales que debía cumplir el candidato.
Los “especialistas” de la Oficina de la Raza y de la Colonización habían establecido toda una lista de razas (hoy en día el término ha perdido la mayor parte de su valor científico) europeas: nórdica, faliana, dinárica, occidental (mediterránea), oriental (alpina), báltica oriental y sudete. A estas añadieron varios tipos raciales extraeuropeos como el negro, el mongol, el oriental o el indio. De todos estos grupos, podían entrar en las Waffen SS los hombres pertenecientes a los tipos nórdico y faliano, ya fueran puros o con predominancia de estas razas, y también eran aceptables aquellos que, aunque contuvieran elementos alpinos, dináricos o mediterráneos, fueran de aspecto armonioso. Para probar la pertenencia a estos tipos raciales, además de someterse al pertinente reconocimiento, los candidatos debían aportar un árbol genealógico que se remontara, como mínimo, hasta el año 1800.
Además y por si fuera poco, a todo esto se añadió una condición extra. La vocación de “reserva genética” de las SS y la incapacidad para controlar las esposas y en consecuencia la descendencia de los postulantes provocaron que también se les exigiera ser solteros.
En total el candidato tenía que aportar seis certificados: médico, escolar, judicial, genealógico, del Servicio de Trabajo y de su último empleador; a los que se añadía un curriculum vitae y varios cuestionarios generales.
Ni que decir tiene que a lo largo de la guerra estas exigencias fueron disminuyendo. Primero dejaron de exigirse los certificados, lo que abrió la puerta a que los candidatos dieran la información que más les convenía; y posteriormente se fueron reduciendo las condiciones exigibles, sobre todo las físicas. Solo las exigencias raciales se mantuvieron hasta el final. En estas condiciones puede resultar llamativo que en las Waffen SS acabaran combatiendo muchos extranjeros, pero estos nunca llegaron a pertenecer a la organización, sino que tan solo adquirieron el estatus de combatientes voluntarios dentro de la misma.
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