El espionaje masivo entra en la campaña electoral alemana
Merkel abandera las críticas contra el espionaje masivo, mientras en Alemania crecen las críticas sobre el uso que hizo el Ejército del mismo
Las ruedas de prensa que cierran los cursos políticos de la canciller Angela Merkel siguen cada año pautas similares: trajes claros, muchas sonrisas y optimismo veraniego. El tiempo en Berlín acompañará este viernes, pero sobre la última comparecencia de Merkel antes de la campaña para las generales de septiembre se cierne el nubarrón del escándalo por el espionaje masivo estadounidense y la supuesta complicidad de los servicios secretos alemanes. Merkel deberá aclarar las paradojas en las que se ha metido su Gobierno desde que Edward Snowden, exempleado de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) estadounidense, reveló que Alemania es uno de los objetivos principales de los espías de Washington. Tras escenificar este mes sorpresa y desagrado por el fisgoneo masivo de las comunicaciones alemanas y europeas a través de Internet por parte de la NSA, el Gobierno alemán enfrenta indicios de que conocía los programas estadounidenses de espionaje mucho mejor de lo que dice. El escándalo está centrando el debate público sólo dos meses antes de las elecciones.
Esta semana, la canciller ha tratado de desviar las críticas proponiendo armonizar y endurecer las leyes europeas para la protección de datos. Tanto la jefa de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) como su ministro de Interior, el socialcristiano bávaro Hans Peter Friedrich (CSU), han negado repetidamente cualquier conocimiento del programa de espionaje masivo Prisma, que según las filtraciones de Snowden es capaz de recoger y almacenar con prolijidad y por tiempo indefinido los datos de conexión de miles de millones de comunicaciones en todo el mundo. La información queda a disposición de la NSA.
Pero según el diario Bild, el Ejército alemán se ha servido de la base de datos de Prisma en sus misiones en Afganistán. Alemania combate allí con la OTAN. Tras las primeras informaciones sobre el uso de Prism por parte de la Bundeswehr, Merkel hizo que su portavoz Steffen Seibert hablara el miércoles de un segundo programa del mismo nombre que “no es el de la NSA”. Citando fuentes de Washington, Bild volvió a asegurar el jueves que es el mismo programa y la misma base de datos. Las contradicciones y la aparente confusión del Gobierno podrían dar combustible a la Oposición de centroizquierda.
Según una encuesta reciente, el 80% de los alemanes no se cree que Berlín no supiera nada de las actividades de la NSA en Alemania. Sin embargo, otra encuesta representativa de la emisora de noticas N24 señala que al 55% no le preocupa gran cosa. El 53% de los encuestados cree que el Gobierno alemán no puede hacer nada para evitar las escuchas. El 75% cree que las duras críticas de la oposición responden a una táctica electoral.
Peter Matuschek, del instituto de opinión Forsa, cree que la participación del SPD en los gobiernos de los 11 años previos a la actual legislatura de Merkel (2009-2013) resta credibilidad a las críticas sobre la gestión de Merkel ante el escándalo. Además, “muchos publican todo tipo de informaciones en Internet por iniciativa propia y sabe que eso no es del todo seguro, pero no le da mayor importancia”.
Muchos usuarios no se percatan de que la supervisión de sus comunicaciones puede tener un alcance mucho mayor que los mensajes de texto o las fotos que comparten: si las informaciones que publicó el semanario alemán Der Spiegel son correctas, los servicios secretos británicos, en colaboración con la NSA, son capaces de guardar durante días toda la información que pasa por los medios de comunicación británicos: datos médicos, de consumo o de trabajo incluidos. El experto estadounidense en criptografía Jacob Applebaum, uno de los colaboradores en las filtraciones de Snowden, recuerda estos días en una entrevista al reportero de internet Tilo Jung que este tipo de supervisión sirve también para programar bombardeos militares, muchos de ellos mortales, con aviones no tripulados (drones) en regiones remotas.
En el instituto berlinés Otto Suhr, el politólogo Carsten Koschmieder cree que el escándalo no repercutirá en las elecciones. Solo si “las informaciones acorralan más a Merkel” podría caer el ministro Friedrich. Los Verdes y el partido La Izquierda se beneficiarían de la polémica más que el SPD. Pero aunque la preocupación alemana por las escuchas es mayor que en países como Reino Unido, según el grupo de investigación demoscópica Forschungsgruppe Wahlen, solo el 4% de los votantes considera que el espionaje es un tema electoral de primer orden.
Esto podría cambiar si sigue la política de desinformación de los ministerios. Según la web del Spiegel, Defensa confirmó el jueves que el Ejército sí usó el programa Prisma de la NSA. El viernes, Merkel tendrá ocasión de explicar si dijo la verdad.
Esta semana, la canciller ha tratado de desviar las críticas proponiendo armonizar y endurecer las leyes europeas para la protección de datos. Tanto la jefa de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) como su ministro de Interior, el socialcristiano bávaro Hans Peter Friedrich (CSU), han negado repetidamente cualquier conocimiento del programa de espionaje masivo Prisma, que según las filtraciones de Snowden es capaz de recoger y almacenar con prolijidad y por tiempo indefinido los datos de conexión de miles de millones de comunicaciones en todo el mundo. La información queda a disposición de la NSA.
Pero según el diario Bild, el Ejército alemán se ha servido de la base de datos de Prisma en sus misiones en Afganistán. Alemania combate allí con la OTAN. Tras las primeras informaciones sobre el uso de Prism por parte de la Bundeswehr, Merkel hizo que su portavoz Steffen Seibert hablara el miércoles de un segundo programa del mismo nombre que “no es el de la NSA”. Citando fuentes de Washington, Bild volvió a asegurar el jueves que es el mismo programa y la misma base de datos. Las contradicciones y la aparente confusión del Gobierno podrían dar combustible a la Oposición de centroizquierda.
Según una encuesta reciente, el 80% de los alemanes no se cree que Berlín no supiera nada de las actividades de la NSA en Alemania. Sin embargo, otra encuesta representativa de la emisora de noticas N24 señala que al 55% no le preocupa gran cosa. El 53% de los encuestados cree que el Gobierno alemán no puede hacer nada para evitar las escuchas. El 75% cree que las duras críticas de la oposición responden a una táctica electoral.
Peter Matuschek, del instituto de opinión Forsa, cree que la participación del SPD en los gobiernos de los 11 años previos a la actual legislatura de Merkel (2009-2013) resta credibilidad a las críticas sobre la gestión de Merkel ante el escándalo. Además, “muchos publican todo tipo de informaciones en Internet por iniciativa propia y sabe que eso no es del todo seguro, pero no le da mayor importancia”.
Muchos usuarios no se percatan de que la supervisión de sus comunicaciones puede tener un alcance mucho mayor que los mensajes de texto o las fotos que comparten: si las informaciones que publicó el semanario alemán Der Spiegel son correctas, los servicios secretos británicos, en colaboración con la NSA, son capaces de guardar durante días toda la información que pasa por los medios de comunicación británicos: datos médicos, de consumo o de trabajo incluidos. El experto estadounidense en criptografía Jacob Applebaum, uno de los colaboradores en las filtraciones de Snowden, recuerda estos días en una entrevista al reportero de internet Tilo Jung que este tipo de supervisión sirve también para programar bombardeos militares, muchos de ellos mortales, con aviones no tripulados (drones) en regiones remotas.
En el instituto berlinés Otto Suhr, el politólogo Carsten Koschmieder cree que el escándalo no repercutirá en las elecciones. Solo si “las informaciones acorralan más a Merkel” podría caer el ministro Friedrich. Los Verdes y el partido La Izquierda se beneficiarían de la polémica más que el SPD. Pero aunque la preocupación alemana por las escuchas es mayor que en países como Reino Unido, según el grupo de investigación demoscópica Forschungsgruppe Wahlen, solo el 4% de los votantes considera que el espionaje es un tema electoral de primer orden.
Esto podría cambiar si sigue la política de desinformación de los ministerios. Según la web del Spiegel, Defensa confirmó el jueves que el Ejército sí usó el programa Prisma de la NSA. El viernes, Merkel tendrá ocasión de explicar si dijo la verdad.
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