El Día-D en las playas de Normandía. Un estudio arqueológico submarino del campo de batalla
Publicado por Javier Noriega el jun 8, 2013
”Muchos se preguntaban que pensarían los alemanes cuando avistaran la Armada, con mucho la flota más grande que se había echado a la mar en toda la historia. Casi cinco mil lanchas de desembarco eran escoltadas por seis acorazados, cuatro monitores, veintiséis cruceros, ciento cuatro destructores, ciento cincuenta buques de escolta, así como por los doscientos setenta y siete dragaminas que iban delante para limpiar los canales.
En el buque de desembarco que transportaba los comandos de Lord Lovat de la 1 Brigada de servicio Especial, su gaitero personal, Bill Millin de los Camerón Highlanders, estaba en la proa con su guerrera de batalla y su kilt, tocando The Road to the Isles. El sonido se transmitió a través del agua y los tripulantes de los demás navíos empezaron a cantar al son. Los capitanes de varios buques tuvieron la misma idea. Dos destructores de la clase Hunting se pusieron a tocar A hunting we will go por los altavoces y los destructores de la Francia Libre respondieron con la Marsellesa”
La Armada cruza. Antony Beevor. El Día D. La batalla de Normandia
Tuvieron que atravesar un canal de La Mancha enfurecido, plomizo y enbravecido. Las olas iban y venían de aquí para allá. El objetivo para el que estaban preparándose desde hace años, era nada mas y nada menos que el asalto del continente y allá que iban con aquella poderosa armada. Apodada Operación Overlord, el asalto fue descrito en directo por el primer ministro británico Winston Churchill. De su contemplación y fruto de tantos años de organizacion y peeocupacion, lo llevó a definirla como “la operación más difícil y complicada de su tipo en celebrarse jamás”. Fue el primer paso definitivo para derrotar a Alemania por los aliados occidentales.
Esta claro que esta de Normandia, posiblemente fue una de las batallas más significativas y simbólicas en la historia del siglo XX. Y vino por la mar….Y ya sabemos que donde existe historia, siempre tiene algo que decir la vanguardia de la misma; la Arqueología. Y como suele ocurrir en múltiples ocasiones, la disciplina de la arqueológica marítima tiene mucho que decir. También aquí. Otra ocasión más, y dado que tal día como hoy seria el primer día de invasión, nos ofrece la oportunidad de traer a “espejo de navegantes” aquellas historias del pasado.
Los campos de batalla en la mayor parte de los países que no son de la esfera anglosajona (salvo honrosas excepciones), apenas han contado con el estudio mediante metodología científica arqueológica, de forma constante y sistemática, sobre lo que ellos denominan “battlefield camps”. Y mira que muchos de ellos tienen importantes batallas en sus territorios. No es así para algunos países, que entienden aquellos conflictos históricos si que forman parte, y una importante, de su cultura. Para esto de la historia de los conflictos y todo lo que de ellos derivan, un buen ejemplo de las actuaciones y resultados de la investigación es el ecosistema y la labor de algunos investigadores del Reino Unido. La celebración en la Universidad de Glasgow en Abril de 2000 del congreso denominado “Fields of Conflict: progress and Prospects in Battlefield Archaeology”, marcó el inicio de numerosas iniciativas que giraban en torno a esta necesidad arqueológica en aquellos lugares precisos. Tras esto, se pusieron en marcha publicaciones como el Journal of Conflict, que formaría parte del posterior Centre for Battlefield Archaeology. La inercia histórica de Shandurst, y el círculo intelectual que Liddel Hurt y sus “al otro lado de la colina” sembraron el sustrato necesario para darse cuenta que los conflictos son cultura, sociedad y economía. Es cuestión de historia. Y así el English Heritage, el organismo público del Reino Unido dedicado a la conservación del patrimonio, ha destinado recursos y tiempos a la catalogación y puesta en valor de yacimientos militares del s. XX.
En ciertos casos, un campo de batalla es un icono imaginario y real de muchas cuestiones. Un lugar que se convierte en centro de “peregrinación” para miles de personas a lo largo del año. Desde militares a turistas en general, curiosos e historiadores, con tours guiados, centros de interpretación, museos, etc. Lugares de la historia en donde la arqueología siempre debe estar. Esa es la consecuencia lógica de instituciones y organismos que son consecuentes con su historia, y no dejan que caigan en el olvido muchos de sus hitos del pasado,muchos de los cuales, en buena parte explican su presente. Y así nos encontramos con Gettysburg convertido en parque Nacional. Y no es de extrañar que en Francia se estén invirtiendo cuantiosos recursos en un monumental centro de interpretación en torno al asedio de Alesia –mito fundacional de Vercingetorix–, en Alemania en torno al Varusschlacht de Kalkriese, y que incluso en Masada (Israel), donde en un tiempo juraran bandera los reclutas del Tsahal, se esté realizando un importante esfuerzo de puesta en valor en torno al antiguo asedio romano. Todos ellos se convierten en parques arqueológicos, o al menos en monumentos históricos visitables. Desde las fortificaciones de Normandía, que es el caso que nos trae, a la línea Maginot. Desde Waterloo a Bailén. Son decenas de miles (en muchas ocasiones estos “campos de batalla” alcanzan a tener más visitas que la de los propios museos públicos), los que visitan a lo largo del año, y máxime en lad fechas de los aniversarios. En el caso de Normandía es fácilmente observable desde el primer momento en el que se pone un pie allí.Máxime cuando se trate de un 6 de Junio.
Desde el punto de vista del historiador o arqueólogo, la principal consideración que quería dejar claro aquí, es que un campo de batalla puede y debe ser considerado como un tipo de yacimiento arqueológico. El mismo es susceptible de ser localizado, prospectado y eventualmente excavado e interpretado como cualquier otro yacimiento, bien que aplicando una metodología apropiada a sus peculiaridades, como fue en el caso de Normandía; en donde la tecnología ocupó un lugar fundamental para la investigación. Era normal, después de 60 años, muchos de los restos sumergidos se encontraban en esas profundidades cercanas al litoral, prácticamente tapados por sedimentos de arena. El valor de un campo de batalla es inmenso. Si lo pensamos, refleja una instantánea, una foto fija de los acontecimientos en donde en ocasiones se enfrenta lo mejor de la tecnología de cada cultura, en el tramo de unas horas o de días a lo sumo. Tal como fue el caso de las playas del norte de Francia; el mundo retuvo la respiración durante unos días ante el hecho de que aquello supondría la liberación de Europa.
Es así como el día D en Normandía, no podía escapar del interés de arqueólogos e instituciones por trabajar en el contexto de aquel episodio fundamental de la historia. Es el interés que me ha llevado a traer esta historia aquí. Justamente un 7 de junio del 2013. 69 años después del día en el que comenzaron a dejar restos, que en su momento fueron intrumentos militares, y que ahora se revisten de un interés arqueológico e histórico importante. Tal consideración se antoja como importante desde el mundo de la arqueología submarina. Y por este motivo, tanto Brett Phaneuf y Robert Neyland del Instituto de Arqueología Náutica de la Universidad A & M de Texas (INA) comenzaron a preguntarse, si era posible investigar desde el punto de vista arqueológico una batalla crucial para su historia. Entendieron que sí, y por eso lo hicieron.
El reto era importante, el registro submarino existente se encuentra, como dijimos antes en una zona sometida a décadas de erosión , en la zona de batiente de algunas de las playas. Después estaba la cuestión de los peligros a la navegación que dejaron algunos de sus naufragios y los obstáculos alemanes en el litoral. Por otro lado era esencial marchar ” in situ” a las playas de Omaha, Sword, Juno y Utah, para reconocer bajo agua todo lo que allí aconteció. Y para allá que fueron en el verano del 2000. Así que incluyeron en un principio los sectores marinos de las playa Utah, Point du Hoc, y Omaha Beach. Concretaron inicialmente el estudio completo de un tramo de 20 millas de la costa de Normanda que incluia expresamente dichas zonas. Para asesorarse y conocer muy de cerca todo lo que se encontrarían en el terreno contaron contaron con el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Marina (SHOM) y con los historiadores y arqueólogos del UAB. Además de la política y las leyes, la UAB , mantiene un sistema de información geográfica y la base de datos de más de 3.000 buques y 14.000 pecios de aeronaves para su gestión, así como prepara el listado y catalogación del Registro Nacional de Lugares Históricos de su país, los EEUU.
El proyecto Normandía implicaba poner de acuerdo a diferentes administraciones, implicaba una interesante cooperación entre arqueólogos, armada e historiadores militares de sus instituciones Y lo consiguieron. Sólo había que tener claro que hacer y como. Posteriormente delegar el rol a cada uno de los actores participantes. Si se habla de la armada y de instrumentos militares, se antoja en necesaria y competitiva la cooperación. Y fn este juego, la tecnología jugo un papel determinante. Como suele ocurrir en los proyectos importantes y extensivos en materia de arqueología submarina hay que planificar correctamente el trabajo. Se utilizaron para batir detalladamente los kilómetros de costa, una gran variedad de equipos de teledetección.
El que adquiriría una importancia fundamental sería el magnetómetro. Equipo tecnologico que sirve para localizar fácilmente elementos metálicos (y los tanques, así como las lanchas de desembarco lo son, y en una gradiente en donde los magnetometros lo localizan fácilmente). Junto a este incluyeron, sonar de barrido lateral, vehículos operados por control remoto (ROV), así como un sistema de ecosonda multihaz, que dieron a superficie imágenes espectaculares, especialmente en lo referente a los tanques y las lanchas de desembarco.De este modo, los arqueólogos del proyecto fueron capaces de reconocer los componentes individuales de los naufragios y pecios de forma singular en particular y de forma instantánea ( observando claramente las rampas, torretas, escotillas, etc), lo que serviría entre otras cosas para conocer su estado de conservación, y el impacto en el fondo marino circundante. Suele ocurrir con estos yacimientos arqueológicos submarinos, cuando se utiliza tecnología y especialmente en profundidad, los resultados son notables. La calidad de las imágenes y la nitidez de las mismas, te permite reconocer con detalle las estructuras del pecio notablemente. Tal es lo que ocurre con los pecios descubiertos en profundidad en Sicilia y el Mar Negro. En esa ocasión las imágenes que el video nos ofrecen son de ánforas antiguas. Una vez visualizadas el arqueólogo puede llegar a todo tipo de conclusiones sin invadir y dañar por tanto el yacimiento.
El proyecto de investigación que nos ocupa quedó concluido en el verano de 2002. Tardaron dos años en investigar en campo las zonas marítimas señaladas. Posteriormente el proyecto entraría en una nueva fase de la investigación de archivo intensiva y la recopilación de historias orales de los participantes del Día-D. Imaginaros la escena, al piloto de los Sherman DD hablándote de lo complicado que tuvo aquel día infernal, para manejar aquel tanque dotado de hélices y bla, bla, bla. Después irían a por los diarios de guerra, a los informes de combate y los documentos fotográficos relacionados con la batalla (fotografías y película de material fílmico), y luego a esbozar una sonrisa al contemplar que todo lo que se dice aquí o allí, esta delante de sus ojos. Bajo el medio marino.
Y así encontraron lanchas de desembarco, artillería, barcos y otros equipos de la Operación Neptuno. Y así, ante las imágenes de video salían a la luz los restos una LTC, acostado boca abajo en la playa de Omaha, con la proa hincada en la arena. La barcaza que transportaba a los vehículos y soldados que liberaron a Europa. Y tras las lanchas de desembarco, las imágenes de los tanques Sherman DD. Tanques anfibios que participaron en la primera ola de invasión y sobre los que se desarrolló en su momento, un I+d+i impresionante, al dotarlo de hélices y lonas para hacerlos…¡sumergibles¡.
¿Cómo se podía sino llevar a un tanque navegando desde las lanchas de desembarco hasta las playas?. Pues allí estaban. Intactos tras el paso de 60 años desde su hundimiento.El rastro y la localización de los mismos bajo el mar también nos otorgaba una serie de explicaciones importantes para conocer mejor la batalla. La historia oficial hablaba de que los tanques se habían hundido nada más salir de las lanchas, y aquel fue un resultado desastroso en su momento. La arqueología demostraría que no fue como lo contaron. Los tripulantes de los DD sufrieron y mucho para conducir aquellos tanques a la playa. En aquel infierno marino tuvieron que pilotar los tanques hasta lo imposible, hasta que naufragaron a a menos de 1000 metros de tierra firme. Aquel 6 de Junio, habían sido lanzados por un exceso de conservadurismo a 4000 metros de las líneas de playa alemanas. Era tal y como estaba planificado.A pesar del monumental cabreo que tuvo que tener el general de división Percy Hobart, artifice de aquellos ingenios, y que en conversaciones posteriores con el historiador Liddell Hart, se desentendía y tiro por lo fácil “los americanos utilizaron de un modo muy chapucero a los DD”.
La historia de la pérdida del Batallón Blindado 741 fue elegida como centro de investigación, ya que podría estar relacionada con los registros de los archivos nacionales, y todo tenemos que decirlo, fue un episodio eje en el desembarco en la playa Omaha. El desembarco norteamericano más célebre. Las investigaciones fueron capaces de identificar 13 de los 27 tanques DD que se perdieron en el Día D, dos de haber llegaron a la playa y tres nunca se lanzaron. También descubrieron en la investigación, que 3 de los 27 tanques se habían recuperado – dos de ellos se encuentran exponiendose en el “Musée des épaves en Port en Bessin”. Además, los diez supervivientes del Batallón 741, fueron entrevistados, proporcionando un considerable conocimiento de las condiciones de la pérdida de su unidad en ese día histórico. Muchos de ellos me temo no estarían de acuerdo con Percy Hobart. Hicieron todo lo que pudieron esta vez si, “contra los elementos” y en el Canal de la Mancha.
Y luego nos encontramos con el hundimiento de diferentes lanchas y naves que apoyaron al desembarco que tambien han sido localizadas a lo largo del tiempo. Unas en el marco de esta investigación, otras a lo largo del tiempo. Así nos encontramos al “Leopoldville”, que fue un barco de pasajeros de 11.500 toneladas convertido para su uso como transporte de tropas. Tras realizar 24 travesías a Normandía y transportar más de 50.000 soldados, fue torpedeado en la tarde de la víspera de Navidad de 1944, a sólo 5 kilómetros del puerto de Cherburgo. El principal protagonista. Las lanchas de desembarco. Las famosas lanchas que ha inmortalizado el cine y que fueron los transportes de aquellas tropas y tanques que pusieron el primer pie de los aliados en Europa. También ellas fueron localizadas. Así nos encontramos con el “LST Carbonelle”.
La historia de este buque nos cuenta que ya había entregado una serie de transportes a las playas cuando el 19 de junio 1944, chocó contra una mina en Omaha, hundiendose en 29 metros, todavía con una carga completa de tanques. La sección de proa se encuentra intacta, con la rampa fácilmente reconocible y algunas grandes secciones de casco entre las cuadernas.Más atrás los restos del naufragio se ha derrumbado por completo, con los principales elementos reconocibles en los mismos, que son los tanques Sherman.. El interior del pecio es fácil bucear a través de motores diesel y otro tipo de maquinaria. El “Susan B Anthony”, construido originalmente como buque de carga, y llamado en un principio el SS Santa Clara, se convirtió en transporte de tropas y cambió su nombre por el de Susan B Anthony, que fue una activista luchadora por los derechos de las mujeres. Estaba equipado con el arma de las plataformas traseras, y pescantes fortalecidos para llevar lanchas de desembarco frente. Terminó encontrando una una mina que perforo el fondo de la bodega número 4. El barco se encuentra ahora derrumbado al puerto en 29 metros, pero con la cubierta y los restos de la superestructura en posición vertical y de pie a 10 metros sobre el fondo del mar . Los Mamparos interiores han decaído, hasta dejar sólo las estructuras más importantes. Con la quilla dañada por la explosión de una mina de la popa prácticamente se ha separado del resto del naufragio.
Curiosa es la historia del “Meredith III”, con la que he estado a punto de comenzar el relato…. Este destructor estadounidense tuvo un final particularmente inusual. Fue una de las primeras víctimas de los desembarcos, tal día como hoy, un 7 de junio, el parte oficial es que chocó contra una mina, otros informes nos hablan de una bomba controlada por radio. Tecnología completamente innovadora, que sería la posterior semilla de lo que serían las bombas y misiles guiados de la guerra fría. Cuando en su momento leí a Cajus Bekker, en su libro ¡Atención Hombres K¡, sobre las unidades de submarinistas de combate de la wermacht, me llamó la atención muchas de las tácticas allí empleadas. Allí hablan ya de dichas innovaciones. Así como el hundimiento a principios de Julio, y también en aguas del desembarco del viejo crucero británico “Dragón”. Hasta la fecha este viejo crucero no ha sido encontrado ni localizado en las aguas francesas. Se sabe por los archivos que dicha estructura fue utilizada posteriormente como muelle artificial. Este es un ejemplo de las mismas. En el caso del Meredith, aún quedan los restos de los principales torretas con cañones de 5 pulgadas dobles y los enormes engranajes de los mecanismos de accionamiento de torreta.
Meredith fue remolcado a un anclaje en la Baie de la Seine para ser salvado, y buena parte del casco fue rescatado. Y por último nos encontramos con el “HMS Seasame”. Un remolcador armado, hundido por un ataque de E-boats alemanes el 11 de junio de 1944. El remolcador está bien conservado debido a la estructura de refuerzo necesario para tomar la tensión de los motores de gran tamaño. Aunque el puente de maniobra ha desaparecido, el casco de la Seasame esta completamente intacto.
Y esto en relación a las estructuras de los tanques, lanchas y demás vehículos que en su frío metal fueron dejados inertes en sus costas. Luego esta la historia más importante, la de los miles de hombres que se dejaron allí su vida. El verdadero mobjetivo de una ciencia, como es la arqueológica, quje tiene siempre como principio y final un objeto. El del ser humano. Y Normandia precisamente si tiene cosas, son historias humanas.
” Cuando bajo la rampa vimos que el tiroteo alcanzaba directamente a nuestra lancha, escribió un soldado del 116, que desembarcó en el sector occidental de Omaha. ” Mis tres jefes de pelotón, que iban delante, y algunos otros hombres fueron alcanzado. Algunos saltaron por el costado . A dos marineros les dieron de lleno. Cuando salí, el agua me llegaba sólo a los tobillos. Intente echar a correr, pero de pronto el agua me llegaba a la cintura. Nade para ocultarme detrás del obstáculo de acero colocado en la playa. Las balas rebotaban en el y atravesaban mi mochila sin darme. Otras alcanzaron a muchos compañeros….las lanchas seguían brincando entre las olas y si te “escurrías debajo de la rampa de metal, podías morir aplastado por ella. En algunos lugares, los hombres saltaron de la lancha y comprobaron que el agua los cubría. Muchos no sabían nadar. En su desesperación, la mayoría de los que caían en aguas profundas tiraban sus armas y se deshacían del equipo en su afán por sobrevivir. Se oían gritos de Socorro de los heridos que se ahogaban agobiados por el peso de la carga…había cadáveres flotando en el agua y los hombres vivos que se hacían los muertos para que la marea los arrastrarán a tierra.”. Así de magistralmente nos lo ha narrado en sus ensayos Beevor. Un trozo de historia contada con toda la actualidad de su momento. Uno de los encantos que tiene la historia cuando esta magistralmente narrada.
Cuando escribimos estas líneas es 7 de junio. El día en el que fue hundido el Meredith como antes mencionamos. A lo largo de la historia han existido miles de naufragios procedentes de numerosas batallas. La historia de muchos de ellos, aún se encuentra por contar en muchos de sus casos. Máxime en lo relativo al medio submarino, donde quedan ocultos por el mar que los cubre. Y en esta historia aún queda mucho por contar precisamente desde muchas culturas y países. Especialmente en el caso Español. Porque no me dirán que precisamente España no tiene hitos históricos para investigar desde la arqueología. La Invencible y Lepanto son dos impresionantes realidades que aún yacen bajo el mar. Que decir curiosamente de la batalla naval más conocida de la humanidad: La batalla de Trafalgar, cuyos hundimientos están todos y cada uno de ellos bajo nuestras aguas. Algún día lo veremos no quepa la menor duda. Algún día podremos ver la majestuosa cubierta del Santísima Trinidad en pleno proceso de excavación arqueologia submarina, y aquella noticia y sus investigaciones darán la vuelta al mundo. Sería realmente impresionante observar los puentes y artillería del navío de las guerras Napoléonicas más famoso de la historia.
Mientras llegue esto, en este campo tendremos que conformarnos con que poco a poco van difundiéndose más estos estudios.Cada vez, la arqueología en campos de batalla, proliferan en más lugares del mundo. En España al menos de forma sistemática podemos destacar el Master de Arqueología y Patrimonio, dedicado a la Arqueología Militar de la Universidad autónoma de Madrid. El Instituto de cultura naval del Museo Naval de Madrid tiene también mucho que decir, especialmente sobre su Armada, “nuestra armada” y sus vestigios históricos diseminados por todo el mundo, que tan bien conoce. Al igual que ocurrió con el UAB estadounidense en Normandía, aún quedan muchos hitos marinos por investigar, y que requieren de una necesaria cooperación entre militares e historiadores. Por el estudio de las fuentes. Por el uso de la tecnología y los fondos archivísticos. Por el conocimiento directo que atesoran. Tienen un campo común en el que cooperar.
Y mucho futuro por investigar.
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