Mayo del 77, nueva incorporación de 33 "bultos" (¿os acordáis?) a la COE-52 de Barbastro que, en aquel entonces, tenia el honor de mandar. Como siempre, se van al campamento de Las Baldorrias, con sus mandos de sección, al periodo de 15-20 días de "adaptación" a la COE: métodos y maneras. Al cabo de varios días el teniente jefe de la sección me comenta que tiene, entre los recién llegados, un tío que es un fenómeno: tira, dispara, corre, maneja, conoce, asimila a velocidad supersónica y que, dado lo anterior, destaca sobremanera del resto de recién incorporados. ¡Pues que bien!, le indico: "Cuida a ese mirlo blanco que te dará un juego estupendo". Seguía la vida normal de la unidad y un día cualquiera, yendo hacia mi despacho, veo una reunión de "guerris" amontonados y comentando unas, me parecía, fotografías. Picado yo también por la curiosidad, me acerco, pregunto, me enseñan y... Allí estaba el fenómeno del "bulto" recién incorporado, vestido impecablemente de legionario francés. Miro el resto de fotos, que no ofrecían duda alguna, y me quedo con la sorpresa total reflejada en mi cara. ¡Carallo! ¿Y éste de dónde salió? ¡Y eran fotos recientes relativamente! De inmediato lo mando llamar al despacho y, como es lógico, le pido que me cuente la historia: Nacido en Almería, emigra a Francia con sus padres como, en aquel tiempo, hacían muchas familias españolas. Se cría en el país vecino y cuando llega a los 18 años, picado por la aventura y la curiosidad, se alista en la Legión Extranjera. Lo destinan a Bonifacio (Córcega) donde se pasa un año y medio como componente de un Regimiento Extranjero Paracaidista (REP). Me cuenta pelos y señales de la instrucción, métodos, maneras, modo de vivir y actuar, etc.
Al cabo del tiempo y por decisión meditada decide que eso no es lo suyo y, aprovechando unas maniobras del REP, al sur de Marsella, deserta una tarde. Se aproxima a la frontera y la cruza debajo del tandem de un tren de mercancías. Llega a Almería, allí tiene que regularizar su situación, pues no estaba ni empadronado siquiera. Se dirige a la policía y cuenta una historia, sin indicar la deserción ¡claro esta! Como no tiene la mili hecha, lo llaman a filas inmediatamente. Hace el campamento en el CIR de Zaragoza. En la captación de "guerris" que entonces se hacia por las mismas COEs se apuntó, y allí que nos llega el "fenómeno" que el teniente me indicaba. A preguntas mías me indica que no se atrevía a contar nada del asunto porque, era lógico, tenia miedo de que lo pudieran repatriar.
El "legionario-guerrillero" se me licenció diciéndome que que pena no poder ser profesional en nuestras COEs. Verdaderamente era un "fenómeno". Desde el tiempo y la distancia le mando un abrazo.
Coronel Zato
Padín
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