"Murieron con las botas puestas": IGUERIBEN Y ABARRÁN.
Al
citar la campaña de África siempre ha venido a la memoria (por sus numerosas
citas) Annual… Pero hubo otros combates resueltos por nuestro Ejército con mayor
o menor fortuna, pero siempre con enorme valor:
“El honor prohíbe acciones que la
ley tolera” (Lucio Anneo Séneca)
Igueriben
fue una posición contigua a la de Annual,
ocupada por las tropas españolas el 7 de Junio de 1.921 y quedando defendida con
355 hombres al mando del comandante
Mingo del Regimiento de Infantería Ceriñola nº 42. Posteriormente fue sustituido
en el mando por el comandante Julio Benítez, del mismo regimiento, que había
defendido con anterioridad la posición de Sidi-Dris.
No obstante, fue imposible su defensa ante la abrumadora fuerza de los
sitiadores, las cabilas rifeñas lideradas por Abd el-Krim y finalmente los
defensores españoles debieron abandonar sus posiciones y retirarse hacia Annual,
dejando atrás un gran número de muertos y heridos.
La
fortificación en sí era deficiente, compuesta por sacos terreros y sólo dos
hileras de alambre de espino en la alambrada que, además, estaba situada muy
cerca de los parapetos debido a que casi toda la posición estaba rodeada de
acusadas pendientes. Por otra parte carecía de una vía de acceso adecuada, era
una senda para animales muy tortuosa con abundantes barrancos, y con la aguada a
más de cuatro kilómetros. Los ataques contra Igueriben empezaron a
intensificarse a partir del 14 de Junio, y tres días después se les agotó el
agua por lo que se vieron obligados a machacar patatas y chuparlas (el líquido
de los botes de tomate y pimiento lo reservaban para los heridos). Al acabarse
todo recurrieron sucesivamente a la colonia, la tinta y por fin a los propios
orines mezclados con azúcar…
El
día 21 se intentó socorrer la posición con una columna de 3.000 hombres, pero el
convoy de ayuda quedó estancado muy cerca de la misma, contabilizando 152 bajas
en 2 horas de combate. A las cuatro de la tarde de ese mismo día se repartieron
los últimos veinte cartuchos que quedaban para cada hombre, se incendiaron las
tiendas y se inutilizó el material artillero, después se inició la salida que
fue masacrada ante la misma puerta. De los defensores sólo lograron escapar un
oficial (Teniente Casado y Escudero) y once soldados, de los cuales cuatro
murieron al llegar a Annual al atracarse de agua y por agotamiento, mientras que
el Tte. Casado y cuatro soldados fueron hechos prisioneros durante año y medio,
cuando cayó Annual.
El comandante, Julio Benítez Benítez y el capitán Federico de la Paz Orduña
obtendrían la Cruz Laureada de San Fernando a título póstumo por el heroísmo
mostrado durante la defensa.
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Abarrán |
ABARRÁN.
El
Comandante General, el general Manuel Fernández Silvestre había ideado, a
comienzos de 1.921, un plan de campaña para tomar Alhucemas, llave al corazón de
la República del Rif, por tierra a través del avance del frente. Dicho avance
consistía en ganar el apoyo de las cabilas por donde pasaría el frente español,
consiguiendo así ganarse un aliado y que Abd el-Krim perdiera por tanto el apoyo
de las cabilas rifeñas. Ganado la confianza, el Ejército español pasaría por las
tierras de las cabilas rifeñas con sumo cuidado de no molestar a los rifeños.
Podemos hablar así de una ofensiva política que se basaba en la diplomacia,
midiéndose las fuerzas.
Sin
embargo, las cabilas podían jugar a dos bandas. Para los españoles vencer en
Alhucemas era crucial, no solo estratégicamente, pues estando Alhucemas en manos
españolas, la caída de la república rifeña sería casi inminente, con una segunda
línea fortificada y con el suministro de agua, tan carente en esos lares,
permanentes. Si por el contrario fracasaban, los españoles tendrían que vérselas
con todas las cabilas rifeñas en una retirada desastrosa ,donde las gentes del
desierto -bien preparados en su clima y siendo un pueblo belicoso- podrían
acabar con los soldados españoles, mal entrenados y muchos novatos,
rápidamente.
En
esos días el frente se alarga a lo largo de la orilla izquierda del río Amekrán,
con una extensión aproximada de unos 55 Km, desde la posición costera de Sidi
Dris, hasta el Zoco de Telata, con un recuadro de poder español en unos 5037
km2. Las siguientes cabilas habían sido ocupadas: Mazuza, Beni-Sicar,
Beni-bu-Gafar, Beni-bu-ifrur, Beni Sudel, Quebdana, Beni-bu-yahi, Metalza, Beni
Tussin, Beni Ulixex, Temsamán, Tafersit y Beni Said. De estas cabilas debremos
saber tres, las más cercanas a los hechos acaecidos en Abarrán: Temsamán (N y O
de la línea), Beni Tussin (S de lalínea), Beni Said (al interior de la línea).
Guarnece esta línea 20.000 soldados españoles de los cuales 4.000 eran soldados
indígenas, divididas en cuatro circunscripciones, de Sur a
Norte:
Circunscripción del Zoco de Telata: Regimiento de África nº
68.
‚
Circunscripción de Dar Quebdani: Regimiento de Melilla
nº59.
ƒ
Circunscripción de Dar Drius: Regimiento de San
Fernando.
„
Circunscripción de Annual: Regimiento de Ceriñola.
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Tercio embarcando para Melilla |
Cada
uno de estos regimientos estaba formado por unos 3.000 hombres. Los demás
soldados españoles están dispersos en posiciones interiores en las cabilas
ocupadas, en pequeñísimas guarniciones. Otros están retenidos, en espera de
órdenes en Melilla.
En
Mayo de 1.921 el centro de operaciones está establecido en la explanada de Annual,
bien guardada por tres colinas.
Uno
de los objetivos primordiales es conseguir una posición en la otra margen del
río Amekrán, una cabila que se había conseguido pacificar estando del lado de
los españoles acosta de muchos esfuerzos, sin embargo las relaciones no son del
todo estables. Aunque la posición de Sidi Dris, una posición costera, ya estaba
más allá del río, era insuficiente, pues era frecuentemente atacada por pequeñas
partidas de cabileños. El punto designado para crear la posición es una colina
llamada Dar Uberrán por los rifeños y Abarrán por los
españoles.
La
llegada de una harca enemiga en tierras de Temsamán produce que la cabila pida
apoyo a los españoles, dando estos un sí. Abarrán es por tanto un punto de
inflexión entre los dos bandos. Se produciría el combate en la colina, donde el
destacamento allí enviado sería absorbido por los rifeños, eso sí luchando
valientemente los españoles, sin embargo la posición sucumbiría ante el
arrollador ataque de los rifeños. En Abarrán se daría la ya dudosa lealtad de
las tropas moras: la Policía Indígena y los Regulares, además de los aliados de
las cabilas. Con la derrota de Abarrán, se produce así el tan famoso Desastre
de Annual, que provocaría la muerte de entre unos 10.000 a 20.000
soldados españoles en apenas un mes.
Abarrán
es una colina situada en la margen izquierda del río Amekrán, en la confluencia
del riachuelo de Brajis con este último, situada en tierra de Temsamán. Su
distancia al centro de operaciones, Annual,
es de unos 9 km, sin embargo debido a la carretera que los comunicaba la
distancia es de unos 15 km de camino. Con estos dos datos podemos hacernos a la
idea de lo tortuosa e que era la carretera. Esta carretera, además era tan
estrecha que hubo que hacer que la columna marchase en filas de a uno, lo que
produjo un alargamiento considerable de la columna, para hacernos a la idea: se
sabe que la vanguardia de la columna llegó hacia las 5:30 de la mañana y no
sería hasta las 8:00 cuando llegaría la retaguardia.
La
colina tiene una altura de 525 metros, con 60 metros de altitud respecto al río;
un suelo efectivo de un cuadrilátero aproximado de 65x12m., con forma de bota de
vino y domina una gran extensión del territorio de Temsamán. Es un territorio
yermo, sin una aguada cercana (la más cercana es el propio río Amekrán, a unos 2
km de camino), sin piedras, circunstancia por lo cual no ayudaría más tarde en
la construcción del parapeto, sólo tierra movida y arena. Las faldas de la
colina están plagadas de algunas jaras y otras malezas y arbustos, que ayudarían
en el ataque a los rifeños a la acercarse al perímetro parapetado. A cada una de
las faldas la llamaremos parapeto o frente:
Parapeto
Norte y Oeste:
inclinación media y matojos.
Parapeto
Este:
pendiente muy suave, finaliza en llano.
Parapeto
Sur:
fuerte pendiente, muchos matojos.
Hacia
el Norte de la posición hay una colina que la domina y hacia el Oeste de Abarrán
hay una loma con los frentes muy abiertos o extendidos.
Hacia
finales de Mayo de 1.921 llegan a Annual
noticias, comunicadas por el faquir de Temsamán (Mohamed Ukarach) acerca del
avistamiento de un harca enemiga de la cabila de los Beni Urriaguel de, estima
este faquir, unos 3000 hombres tanto a pie como a caballo, mandados por el
cabileño Sil Abo el- Jatabi. El faquir dice que el enemigo se ha incautado de
ganado y que se aproxima a Annual, temeroso de que los Beni Urriaguel tomen
represalias por colaborar con los españoles deciden pedir ayuda a estos últimos.
Sabiendo que si el harca enemiga pasa la colina de Abarrán, los Temsamán no
tendrían ninguna opción, aconsejan a los jefes del Ejército español que la tomen
para frenarlos. Además diseña un plan consistente en tres columnas móviles que
en un efecto tenaza consiguiera dispersar a los Beniurriaguel en la colina. Sin
embargo tan solo fue una columna. También asegura darles una ayuda sustancial de
hombres cuando los españoles cruzasen el río Amekrán. Mientras tanto llega a Annual
el Comandante Villar, jefe del kert de la Policía Indígena, y solicita
instrucciones y elementos para llevar a cabo la empresa al Teniente Coronel
Dávila, jefe de la Sección de Campaña.
El
29 de Mayo, el Comandante Villar vuelve a solicitar instrucciones y hombres,
esta vez, al Comandante General, el Gral. Manuel Fernández Silvestre, en un
telegrama a Melilla.
Dos días después, Silvestre envía un telegrama a Annual
permitiendo la acción, dando al Comandante Villar plenos derechos para
solicitarlo sin ningún tipo de reprobación. Se envía un telegrama al Alto
Comisario, el Gral. Berenguer, para informarle de la acción. La contestación de
este mensaje llegaría el 2 de junio, dándose por enterado, para entonces ya
sería muy tarde. Se le dan al Comandante los elementos y se preparan los
preparativos por la tarde. La columna sería liderada por el Comandante Villar y
constaría de 1.461 hombres y 485 cabezas de ganado, una columna que, como bien
afirma en su famoso “Expediente” el general Picasso, era “muy grande
para ser gobernada por un comandante y muy pequeña para enfrentarse a tal número
de enemigos”. La columna consistiría en:
Vanguardia:
5ª,
10ª y 11ª mía de policía indígena (aprox.150 hombres).
Cuerpo
principal:
2
secciones de fusiles de Regulares.
2
compañías de ametralladoras de Ceriñola.
2ª
y 5ª Compañía de ingenieros.
Batería
de montaña (4 piezas de 75mm, 28 hombres).
Estación
óptica (heliógrafo, 3 hombres).
Ambulancia.
1
Compañía de Intendencia.
Mulos
de Ceriñola (munición, agua, víveres y sacos terreros).
Retaguardia:
1
Sección de fusiles de Regulares.
1
Compañía de fusiles de Regulares.
1
Escuadrón de caballería de Regulares.
Uno
de los objetivos primordiales al tomar Abarrán es que la operación debe ser
sorpresa, sin que los rifeños se enterasen, sin embargo, así no fue, hacia las
23:00 de la noche se podía divisar desde Annual
las hogueras encendidas de los rifeños dando la voz de alarma en las cercanías
de la colina de Abarrán, sin duda, la tarde del 31 de Mayo los habían estado
vigilando. Aun esto el Alto Mando no cancela la
operación.
A
la 1:00 de la madrugada, ya 1 de Junio, la vanguardia sale de Annual y siguen la
ruta de 15 km que separa Annual de la colina, tras haber cruzado el río Amekrán
una pequeña harca de aliados de Temsamán se les une, estos se habían
comprometido a ayudar a los españoles en la toma y defensa de la
posición.
A
las 5:30 de la madrugada llega la vanguardia a la colina sin haber tenido
oposición alguna. En estos instantes iniciales el Comandante Villar, acompañado
por el caíd Hach Haddur Boaxa hacen un reconocimiento por la colina para
organizar la fortificación de la colina. El caíd le presenta al comandante los
inconvenientes de la colina:
I.-
Tierra movida, sin rocas para ayudar en la
fortificación.
II.-
Los sacos terreros que llevan los mulos de Ceriñola o bien están desfondados o
bien podridos, con lo que habría que desecharlos.
III.-
No hay aguada cercana, por lo que la posición no podría resistir los ataques
durante mucho tiempo.
IV.-
La posibilidad de quedar cercados haría imposible que se pudiera enviar ayuda
eficaz desde Annual.
Cuando
hay más luz se empiezan a ver pequeños grupos de Beni
Urriaguel merodeando por las colinas cercanas a Abarrán. Sin embargo,
están en actitud expectante. El caíd aconseja la retirada inmediata de la colina
ante el peligro de ser atacados o cercados. Sin embargo el Comandante Villar no
oye sus explicaciones. A las 6:00 de la mañana llegan las dos compañías de
ingenieros y se empieza a fortificar el perímetro de la colina según les va
indicando el comandante.
Las
fortificaciones consisten en la construcción de unos parapetos con
alambrada:
Se
levanta un firme de arena de unos 25-30cm que funcionarían como base para el
parapeto; encima del firme se colocan los sacos terreros llegando a tener una
altura máxima de un metro, un metro treinta. Y distante a 30 metros de este
parapeto se situaba una fila doble de alambrada, clavando piquetas muy distantes
entre sí.
Sin
embargo no en todas partes hubo las mismas fortificaciones: Si bien en los
Parapetos Norte y Este se levantaron las fortificaciones antes descritas, en el
Parapeto Oeste –y a pesar de ser el lado por donde se suponía iban a penetrar
los rifeños- apenas se colocaron dos o tres hileras de sacos terreros, dando una
elevación muy baja. Sí que se puso doble fila de alambrada, instalándose
asimismo en este parapeto la artillería, con lo que se puede suponer que la
artillería quedaba casi inoperante. Mientras, en el Parapeto Sur, al tener una
inclinación tan pronunciada y con matorrales de una altura de 1m el Comandante
Villar no creó necesario pone allí ninguna fortificación, pensando que ya era
una fortificación natural. No obstante, sí se elevó el firme de tierra, pero sin
extender ninguna alambrada…
A
las 8:00 llegan las unidades de la retaguardia y una hora más tarde llega a
Annual el Comandante General, Gral. Fernández Silvestre. Este se comunica con el
Comandante Villar por heliógrafo y le comunica su enhorabuena por la operación y
le comunica su imposibilidad de llegar a la posición para visitarle y darle las
gracias en persona. El Comandante Villar informa a Annual del avistamiento del
enemigo cerca de la colina, pide instrucciones y pide a su vez la retirada de la
fuerza dejando un destacamento de hombres que defendiesen la posición. El
Comandante General le responde que actúe como él crea
conveniente.
A
las 10:00 de la mañana se termina de fortificar la colina y el Comandante Villar
da suministros a los aliados de Temsamán llama a los oficiales a que se
presenten ante él para designar que tropas se dejarían en la posición y cuáles
deberían volver a Annual. Se hacen los preparativos para la marcha y para el
abastecimiento de los elementos que se quedarían en Abarrán: municiones,
víveres, material sanitario.
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Legionario alcanzado |
La
composición de la guarnición contaría aproximadamente de unos 250 hombres de los
cuales 200 eran nativos y, por tanto, su lealtad –a pesar de servir al Ejército
español- era más que dudosa. La probabilidad de que 250 hombres resistieran
repetidamente a una fuerza de 3.000 enemigos, diestros en el combate, eran
mínimas. Aunque no se tomase en cuenta la guarnición, la Harka de los
“aliados” de Temsamán también se quedó, pero -como demostrarían en el
combate- no ayudaron en nada… Es más, ayudaron a que los españoles hubieran de
luchar contra un número muy superior de enemigos.
La
composición de la guarnición era:
1
Batería de campaña, formada por 4 piezas de 75mm y 28 artilleros, todos ellos de
procedencia española.
2ª
compañía del primer tabor de Regulares (posiblemente, un centenar de
efectivos).
13ª
Mía de policía indígena, aproximadamente, unos 100
hombres.
Estación
óptica, 3 hombres.
Harka
de Temsamán, sin detalles.
El
repuesto de la guarnición era:
40
cajas de munición para Máuser.
4
cajas de cartuchos Remington.
20
cargas de artillería. Se ha de saber que a cada pieza se le daban 5 cargas y que
cada carga contenía 18 disparos, por tanto: 4 piezas de artillería -5 cargas- 18
disparos = 360 disparos en total.
Material
sanitario.
13
tiendas cónicas.
8
cargas de víveres.
El
repuesto de la guarnición era efectivo en apenas una semana, ahorrando en
demasía el material, sin embargo no se dejó a la guarnición agua, tan solo el de
sus cantimploras, con lo que se disminuía la posibilidad de resistir en 2 o 3
días, 4 a lo sumo. La ayuda del exterior era casi imposible, pues ya se preveía
que los rifeños, antes que hacer un ataque en masa a un punto de la colina, la
cercarían, aislando a los españoles de todo socorro
exterior.
Por
tanto, los soldados de la guarnición, para conseguir agua deberían romper el
cerco lo que era tarea, si no ardua, imposible, pues mientras un grupo intentaba
salir de los parapetos, los que se quedaban en la colina deberían sofocar un
nuevo asalto, y en consecuencia la pérdida o de la colina o de muchos hombres.
Si por el contrario la ayuda venía del exterior, la tarea de transportar el
avituallamiento a la colina sería tarea peligrosa, pues la columna de
avituallamiento debería cruzar zonas de fuego cruzado, y como el transporte se
debía a mulos o carros el fracaso era casi seguro.
Hacia
las 11:00 la columna que vuelve a Annual sale de forma no muy organizada,
deprisa y según testigos, casi corriendo. A las 11:30 los últimos elementos
salen de la colina y minutos más tarde la columna escuchó cómo desde la colina
se escuchaban ráfagas de ametralladoras. Los rifeños tenían pensado atacar
cuando Silvestre visitase la posición, con el único fin de matar al jefe de los
españoles, sin embargo al ver que no aparece el Comandante General en la
posición y que una pequeña columna sale de ella los rifeños atacan la posición
cuando ven que esta columnita está más lejana. La señal para dar inicio al
combate es una ráfaga de ametralladora. Los aliados de Temsamán, situados fuera
del parapeto empiezan a disparar con nefasta puntería, vuelven unos y
parlamentan con el capitán Huelva, pidiendo o cobijo en la posición o munición.
Huelva decide darles cien cartuchos a todos los aliados, pero pronto estos se
ven arrollados ante el avance incontenible de los rifeños que cargan contra
ellos, mientras el heliógrafo no para de enviar mensajes: “Nos atacan por
todos lados…imposible sostener la posición”. Ante la superioridad de los
rifeños los de Temsamán deciden volverse y disparar a los españoles, que
atrincherados empiezan a disparar sin cesar contra un enemigo cada vez más
numeroso. La artillería dispara a espoleta a cero, es decir, mínima inclinación
y pronto termina por acabar toda su munición. Al poco de esta situación los
Policías indígenas y algunos Regulares, pierden la esperanza y temen por sus
vidas. El capitán Huelva de la Policía Indígena da muestras de ánimo y
heroicidad a sus hombres, pero entonces un grupo de la Policía Indígena le
dispara a quemarropa en la cabeza, provocándole la muerte de manera instantánea.
Algunos de los Policías salen del parapeto y empiezan a disparar contra los
españoles y fieles a pesar de continuar bajo el fuego de los rifeños. Mientras
el alférez Luis Fernández Martínez cae muerto al intentar dar la noticia de la
muerte del capitán Huelva a Salafranca, que es herido en se momento en el brazo.
El capitán Juan Salafranca Barrio, perteneciente a Regulares, toma el mando. Los
españoles, algunos pocos policías y un grupo de Regulares, bien organizados por
Salafranca, siguen disparando contra los moros que saltan del parapeto a
millares. Salafranca, recibe un balazo en el vientre y no se deja curar por el
practicante, pronto tiene las tripas fuera, pero aún tiene fuerzas para ordenar
a sus hombres hacer una carga a bayoneta sobre la posición artillera, que está
siendo atacada cuerpo a cuerpo. En esta acción el capitán vuelve a recibir otro
balazo en el pecho, pide papel y lápiz para escribir por última vez a sus
familiares al teniente de Artillería Diego Flomestá y después da orden de
evacuar la posición como se pudiera. Flomestá inutiliza tres de los cuatro
cañones hasta quedar gravemente herido y no poder ponerse en pie para destruir
el último cañón. Salafranca moriría más tarde al ser abatido en la posición
mientras dirigía la huida. Ya no queda ningún oficial al mando pues Reyes y
Camino ya habían caído... Los hombres salen disparando a bocajarro a todos los
moros que se encuentran por su camino. El caíd de la policía Haid, tras gastar
todas las municiones usa el último cartucho para pegarse un tiro en la sien. Los
últimos supervivientes salen huyendo de la posición en dirección a Annual o Sidi
Dris, cayendo algunos desde los barrancos hasta el río Uad-el-Kebir (Amekrán)…
El combate dura tres horas y media, tras las cuales se sabe que murieron 24
españoles, quedando la cifra de bajas indígenas sin determinar. Sobrevivieron 59
hombres (otros 24 españoles y 35 nativos), de ellos todos los españoles heridos
(y alguno hasta con cinco heridas de bala en el cuerpo). Se cree que hubo 76
desertores -todos moros- y un prisionero, el Teniente Flomestá.
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