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miércoles, 3 de abril de 2013

GAGOMILITARIA NOTICIAS.-PYONG YANG, REANUDA SUS ACTIVIDADES EN TODAS LAS INTALACIONES NUCLEARES

 



Corea del Norte reanudará la actividad en todas sus instalaciones nucleares

Entre las plantas que volverán a funcionar está el reactor nuclear de Yongbyon, cerrado en 2007

 
VÍDEO: REUTERS-LIVE. FOTO: KCNA VÍA KNS (AFP)
 
El despliegue, el lunes, de un destructor estadounidense capaz de interceptar misiles frente a la costa occidental surcoreana ha recibido una respuesta inmediata de Corea del Norte. Pyongyang ha asegurado este martes que va a volver a poner en marcha todas sus instalaciones nucleares, incluido el reactor de la central de Yongbyon, que lleva cerrado desde 2007, según ha informado la agencia oficial KCNA. El anuncio sube un grado más la temperatura de la crisis que atraviesa la península coreana desde el lanzamiento en diciembre pasado de un cohete por parte del Norte, que, según Washington y sus aliados, fue la prueba de un misil balístico –algo que Pyongyang niega–, y la prueba nuclear que ejecutó el 12 de febrero pasado.

Un portavoz del Departamento General de Energía Atómica norcoreano ha afirmado que la decisión incluye “el reajuste y el arranque” de todas las instalaciones en el complejo de Yongbyon, entre ellas, la planta de enriquecimiento de uranio y un reactor de grafito de cinco megavatios, la única fuente conocida de plutonio para su programa de armas atómicas. No está claro cuánto tiempo podría tardar en reactivar el reactor, aunque los expertos estiman entre tres meses y un año. Las bombas nucleares pueden ser fabricadas con plutonio o con uranio muy enriquecido.

La carrera nuclear norcoreana

1994 - Canje de compromisos
En 1994, Corea del Norte y EE UU llegan a un acuerdo por el que Pyongyang se compromete a parar la producción de plutonio en la planta de Yongbyon. EE UU ofrece a cambio ayudas para la construcción de dos centrales nucleares para la producción de energía eléctrica.

2002 - Planes secretos
En octubre de 2002 se confirma que Corea del Norte tiene un programa secreto de enriquecimiento de uranio. El régimen anuncia que retomará las actividades del reactor de Yongbyon y expulsa a los inspectores del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
2003 - Diálogo a seis
Corea del Norte acepta sentarse a la mesa de negociaciones con EE UU, Corea del Sur, Japón, China y Rusia para discutir un programa de desarme. En septiembre de 2005, pacta un plan de desarme a cambio de ayudas. Un día después, se retracta.

2006 - Primera prueba nuclear
En octubre, Corea del Norte realiza su primera prueba nuclear desatando la alarma internacional.

2007 - Vuelta a la negociación
En febrero, Corea del Norte acepta otra vez paralizar su programa nuclear a cambio de ayudas.

2008 - Nueva marcha atrás
En junio de 2008, Pyongyang anuncia el desmantelamiento de sus instalaciones nucleares y vuela la torre de refrigeración del reactor de Yongbyon. Pero revoca la decisión dos meses después. En mayo de 2009, Pyongyang lleva a cabo su segunda prueba nuclear.

2010 - Pyongyang desata la alarma internacional
Los progresos atómicos de Corea del Norte incrementan la tensión regional. En noviembre, obuses norcoreanos impactan en una isla de Corea del Sur y Seúl activa el máximo nivel de alerta en tiempos de paz.
 
El portavoz norcoreano, que no ha sido identificado, ha asegurado que la decisión forma parte de los esfuerzos destinados a paliar la falta de energía del país, pero también está destinada a “incrementar la fuerza armada nuclear tanto en calidad como en cantidad”. El anuncio ha sido recibido con tibieza por China, cuyo portavoz de Exteriores, Hong Lei, se ha limitado a decir que Pekín lamenta la decisión de su vecino.

El Norte clausuró el reactor de plutonio de Yongbyon en 2007 a cambio de ayuda, en el marco de las negociaciones internacionales para el desmantelamiento de su programa de armamento nuclear, y el verano siguiente destruyó la torre de refrigeración. El reactor era la única fuente de plutonio del programa de armas atómicas, aunque se estima que el país tiene unas existencias de 24 a 42 kilogramos, suficientes para fabricar de cuatro a ocho bombas similares a la utilizada por Estados Unidos en Nagasaki en la II Guerra Mundial.

Pyongyang reveló que tenía un programa de enriquecimiento de uranio en 2010, cuando permitió a un grupo de expertos extranjeros visitar las instalaciones de centrifugado. Entonces, aseguró que el enriquecimiento era únicamente de bajo nivel para producir energía. Pero la utilización de la palabra “reajuste” por el portavoz norcoreano levantará sospechas sobre la posible intención de Pyongyang de transformar la instalación para producir uranio de uso militar, si es que no ha sido hecho ya. Muchos analistas creen que Corea del Norte lleva años produciendo en secreto uranio muy enriquecido, y que la prueba atómica que llevó a cabo en febrero pasado –la tercera de su historia– pudo haber sido de una bomba de uranio. Los dos ensayos anteriores –en 2006 y 2009– fueron de dispositivos de plutonio.

La existencia de un programa de enriquecimiento de uranio preocupa a los expertos porque la tecnología necesaria para fabricar con él bombas atómicas es más fácil de esconder que las grandes instalaciones necesarias para el plutonio, aunque este es considerado más adecuado para la fabricación de cabezas nucleares lo suficientemente pequeñas para ser transportadas en misiles. Los expertos creen que el Norte no domina aún esta tecnología de miniaturización.

La península coreana se encuentra inmersa en una espiral de tensión. La prueba atómica en febrero fue seguida de la imposición de nuevas sanciones por parte de la ONU, que provocaron la ira del régimen norcoreano y condujeron a un torrente de represalias y retórica bélica. Pyongyang ha roto el armisticio de la guerra de Corea (1950-1953) y ha amenazado a Estados Unidos y Corea del Sur con ataques de misiles y nucleares. El sábado pasado, se declaró en “estado de guerra” con el Sur.

Además, está furioso por las maniobras militares conjuntas que están llevando a cabo, como cada año, Seúl y Washington en la zona, y que han incluido un despliegue de maquinaria bélica mayor que en otras ocasiones, incluidos bombarderos con capacidad nuclear B-52 y B-2 –estos últimos, furtivos- y aviones de combate también furtivos F-22. Corea del Norte considera estas maniobras un ensayo para invadir su territorio.

En los últimos días, el régimen de Kim Jong-un ha dejado claro, por si quedaba alguna duda, que considera la posesión de armas atómicas vitales para su supervivencia, y que no son negociables. “La modernización de la industria nuclear es clave para desarrollar la tecnología que permita producir armas atómicas más ligeras miniaturizadas“, dijo Kim Jong-un el domingo en una reunión del Comité Central del Partido de los Trabajadores, según KCNA. En ella, los dirigentes norcoreanos afirmaron que el programa de armas nucleares es “la vida de la nación”, un componente importante de su defensa y un activo que no puede ser negociado ni por “miles de millones de dólares”.

El parlamento norcoreano aprobó el lunes el nombramiento de un nuevo primer ministro considerado un reformista económico. Pak Pon-ju vuelve al cargo que ocupó entre 2003 y 2007 y del cual fue expulsado porque intentó implantar algunas prácticas consideradas demasiado próximas al capitalismo estadounidense, como el salario a la hora, según informó entonces el periódico japonés Mainichi Shimbun. Su designación es vista como un intento de Kim Jong-un de impulsar el desarrollo de la depauperada economía norcoreana.

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Las claves de las amenazas norcoreanas

Las últimas sanciones aprobadas contra Corea del Norte tras su tercera prueba nuclear han desatado la ira de Pyongyang


 
Las últimas sanciones aprobadas contra Corea del Norte tras su tercera prueba nuclear, el pasado 12 de febrero, han desatado la ira de Pyongyang. El Gobierno norcoreano anuló su pacto de no agresión con el Sur y amenazó con llevar a cabo un ataque nuclear preventivo contra Estados Unidos y Corea del Sur. Este martes ha anunciado que reactiva sus plantas nucleares.

¿Por qué amenaza Corea del Norte a EE UU y Corea del Sur?

Oficialmente, las amenazas de Pyongyang son una represalia por las sanciones aprobadas por Naciones Unidas tras el último ensayo nuclear norcoreano. Otros factores han influido, sin embargo, con certeza en la escalada de tensión vivida estos días.
  • El factor interno
Numerosos expertos atribuyen las amenazas de Corea del Norte a un intento del joven líder Kim Jong-un de consolidar su poder en el Estado comunista fundado por su abuelo.

Según Jasper Kim, experto del área Asia-Pacífico citado por CNN, el dictador norcoreano actúa así “porque sin el apoyo de los militares, no se quedará en el cargo por mucho tiempo. Debe, por tanto, reforzar sus lazos con los mandamases”.
  • ¿Una forma de llamar la atención de Estados Unidos?
Muchos analistas sostienen que las amenazas de Pyongyang pretenden conseguir que Washington negocie un tratado de paz con el régimen norcoreano.

“En algunos casos, las amenazas tienen como objetivo entrar en el radar de la Casa Blanca, cuya política intenta ignorar a Corea del Norte. El mensaje de Pyongyang es: ‘no puede rompernos, no nos iremos, tiene que tratar con nosotros”, afirma el profesor John Delury a la BBC.
  • Las elecciones surcoreanas
Según recuerdan varios analistas citados por la BBC, desde 1992, Corea del Norte ha llevado a cabo este tipo de provocaciones cada vez que se acercaban las elecciones en Seúl.

¿Tiene Corea del Norte la capacidad de cumplir sus amenazas?

Los expertos estiman que el país asiático dispone de 24 a 42 kilos de plutonio, una cantidad suficiente para fabricar entre cuatro y ocho bombas nucleares similares a la que se lanzó sobre Nagasaki durante la II Guerra Mundial.

Consideran, sin embargo, que Corea del Norte tardará años en poseer la tecnología de miniaturización necesaria para fabricar una cabeza nuclear que encaje en los misiles de largo alcance.
Jeffrey Lewis, del James Martin Center para los estudios sobre no proliferación, cree que Pyongyang se está acercando a su objetivo. “Es posible que hayan diseñado una cabeza nuclear que pese menos de 1.000 kilos, lo cual es aún demasiado para poner en un misil de largo alcance, pero mejor que lo que tenían hace dos años”, explica.

Corea del Norte tampoco dispone de un sistema de guiado de misiles para golpear el suelo estadounidense con precisión.

El Ejército norcoreano posee, en cambio, un arsenal capaz de atacar a Corea del Sur y los intereses estadounidenses en la zona, como los 40.000 militares instalados en Japón. Misiles de medio alcance, lanzaderas de cohetes y tanques están desplegados cerca de la zona desmilitarizada que separa al país de su vecino del Sur desde el final de la Guerra de Corea en 1953.

“Sus tanques tienen menos de 30 días de combustible y no pueden repostar”, asegura Peter Hayes, del Nautilus Institute, un experto australiano citado por CNN.

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EE UU hace evidente su implicación en la seguridad y el futuro de Asia

Washington está decidido a demostrar a Corea del Norte que actuará de forma contundente en caso de agresión

 
 
  
 
  
Aunque Estados Unidos sigue dudando de que Corea del Norte tenga la capacidad tecnológica, incluso la voluntad real, de convertir sus estruendosas amenazas en hechos, la diplomacia y la fuerza militar norteamericanas están alertas y en plena disposición de demostrar que Washington actuará de forma contundente en el que caso de una agresión.

El secretario de Estado, John Kerry, se ha reunido este martes en Washington con su colega de Corea del Sur, Kim Sung-hwan, con el fin de diseñar una estrategia conjunta y para ratificar el pleno compromiso de EE UU en la defensa de ese país ante cualquier ataque de su vecino. "EE UU no va a permitir que Corea del Norte sea un país nuclear", ha asegurado Kerry en una conferencia de prensa tras el encuentro. "Haremos todo lo que sea necesario para proteger a nuestro aliados, estamos preparados y el Gobierno norcoreano lo sabe", ha advertido.

Kerry tiene previsto viajar la próxima semana a Asia para recordar a amigos y enemigos los fuertes intereses norteamericanos en esa región, donde EE UU incrementará en los próximos años su presencia militar y donde, como han recordado reiteradamente los más altos responsables de la Administración, tiene planes de jugar un papel relevante en las próximas décadas.

El duelo dialéctico que actualmente libra con Corea del Norte es, entre otras cosas, una oportunidad para EE UU de demostrar su implicación en un área en la que, probablemente, se dirimirá el liderazgo mundial a lo largo del presente siglo.

John Kerry se ha reunido en Washington con su colega de Corea del Sur, Kim Sung-hwan, con el fin de diseñar una estrategia conjunta y para ratificar el pleno compromiso de EE UU en la defensa de ese país ante cualquier ataque de su vecino
 
Washington confía, no obstante, en que será capaz de probar su hegemonía sin necesidad de disparar un solo tiro. El Gobierno estadounidense confía en que, en realidad, nadie quiere una guerra. No la quiere, desde luego, EE UU ni su gran aliado regional, Corea del Sur. Pero tampoco parece desearla el único aliado internacional de Corea del Norte, China, que el mes pasado votó en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas a favor de una condena y de nuevas sanciones contra el régimen estalinista norcoreano.

El único que parece buscar un conflicto es el líder de ese aislado país, Kim Jong-un, quien podría estar haciendo maniobras propagandísticas para consolidar su poder dentro de un sistema de cuyo funcionamiento y equilibrios internos se conoce bastante poco.

En todo caso, EE UU duda de que el joven Kim sea capaz de cumplir con sus amenazas. Aunque el anuncio de que Corea del Norte aumentaba la capacidad de producir material nuclear para sus misiles ha creado la justificable alarma, los expertos en este país siguen creyendo que los técnicos norcoreanos no disponen aún de armamento atómico con garantías, mucho menos para alcanzar territorio norteamericano.

El duelo dialéctico que actualmente libra con Corea del Norte es, entre otras cosas, una oportunidad para EE UU de demostrar su implicación en un área en la que, probablemente, se dirimirá el liderazgo mundial a lo largo del presente siglo
 
Tantos los portavoces de la Casa Blanca como del Pentágono han insistido este martes en la versión oficial de que la Administración está atenta y vigilante, pero no preocupada por un ataque inminente. Los servicios secretos norteamericanos siguen los movimientos de tropas y de material en Corea del Norte y, aparentemente, no han detectado signos que sean motivo de alarma.

EE UU, no obstante, ha situado un segundo destructor armado con misiles frente a las costas norcoreanas y ha coordinado con su socio surcoreano otras medidas de protección. EE UU celebra periódicamente maniobras militares con Corea del Sur y asume su protección desde el final de la guerra que dividió a la península de Corea, por lo que un ataque contra ese país significaría, automáticamente, la entrada de EE UU en el conflicto. Eso daría lugar, al menos, a una difícil fase de tensión con China.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, de nacionalidad surcoreana, alertó este jueves sobre el riesgo que supone una escalada dialéctica de esta naturaleza. “Las amenazas nucleares no son un juego”, advirtió Ban en declaraciones a la prensa. “La retórica agresiva y militar provoca acciones de repuesta e inestabilidad”, añadió.

EE UU ha situado un segundo destructor armado con misiles frente a las costas norcoreanas y ha coordinado con su socio surcoreano otras medidas de protección
 
De momento, EE UU no está contribuyendo a esa escalada. Pese a los menores y simbólicos movimientos militares, la nota dominante en Washington es la de la prudencia. El portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, dijo este martes que Corea del Norte debería de renunciar a las provocaciones y volver a la mesa de negociaciones sobre su programa nuclear.

Para Washington, el programa nuclear norcoreano, no solo es un riesgo por la amenaza que representa para Corea del Sur y su otro gran aliado asiático, Japón, sino porque contribuye a la proliferación atómica. El régimen norcoreano puede ayudar al desarrollo de la tecnología nuclear en Irán, así como apoyar a otros países y organizaciones enemigos de EE UU.

En el pasado, el problema de Corea del Norte, en sí mismo, era mayor por lo que representaba de obstáculo en las relaciones con China. Hoy ese inconveniente parece haber disminuido en la medida en que, al menos oficialmente, Pekín se ha distanciado de su aliado y discrepa públicamente de su actitud belicosa.

 
 

 

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