Reunión secreta de la insurgencia siria en Turquía
Día 09/12/2012 - 02.00h
Quinientos comandantes rebeldes se reúnen en Antalya para elegir a un nuevo comandante y rediseñar la estrategia
La insurgencia siria celebra estos días en Turquía una serie de reuniones secretas en las que tratan de establecer un frente unificado que repercuta en una mayor eficacia militar. Desde el pasado miércoles, más de 550 comandantes y representantes rebeldes discuten en la ciudad costera de Antalya los detalles de la nueva estructura insurgente y la estrategia a seguir.
Según la información que se ha filtrado, un consejo militar de treinta miembros eligió ayer como comandante supremo de la insurgencia al General de Brigada Selim Idriss, en una reunión en la que también estaban presentes representantes de organismos de seguridad de países árabes y occidentales. De acuerdo con una fuente opositora asistente citada por la agencia Reuters, la nueva estructura militar consistirá de cuatro «frentes», cada uno liderado por un militar profesional desertor de las tropas regulares, y asistido por un comandante rebelde de las milicias civiles, que se cree que suponen el grueso de las fuerzas insurgentes.
La oposición pretende así mostrar una única estructura de mando militar con verdadera presencia sobre el terreno que pueda trabajar en coordinación con la Coalición Nacional Siria. «El objetivo es encaminarmos haca la creación de una fuerza unificada, aunque no lo hemos conseguido todavía. Ahora mismo, la prioridad es crear una estructura de liderazgo que sigan todos los rebeldes», asegura Ubada Al Aga, representante del Batallón Sabah de Damasco.
Esta credibilidad es fundamental para la Coalición Nacional Siria, que espera un reconocimiento diplomático en masa durante la próxima reunión del Grupo de Amigos de Siria, que tendrá lugar en Marruecos la semana que viene. Francia, el Reino Unido, Turquía y los países del Consejo de Cooperación del Golfo ya le han otorgado dicho reconocimiento, pero no así EE.UU. ni el resto de países de la Unión Europea.
En estos encuentros no ha tomado partido el llamado Frente Al Nusrah, una organización yihadista de probada capacidad letal, que se cree vinculada a Al Qaeda. Esta semana, altos funcionarios estadounidenses anunciaron que el grupo está bajo escrutinio y podría ser incluído en una lista de organizaciones terroristas en un plazo breve. Este paso implicaría la congelación de todos los activos de sus miembros bajo jurisdicción estadounidense y prohibiría la recepción de ayuda por parte de cualquier ciudadano norteamericano.
Miembros de las delegaciones han indicado que el Frente Al Nusrah ha tratado de sabotear esta reunión. Según su versión, los yihadistas habrían tratado de reunir a varios batallones de corte islamista en el norte de Siria y anunciar la creación de un emirato islámico en la región. Sin embargo, estos grupos habrían dado marcha atrás tras hablar con representantes de la coalición opositora.
En los últimos meses, las fricciones entre los combatientes del Frente Al Nusrah y los insurgentes del Ejército Sirio Libre han ido acrecentándose. En al menos dos ocasiones, el ESL ha tenido que liberar a periodistas extranjeros que habían sido secuestrados por los yihadistas. Por ahora, ambos grupos no han llegado a las armas, aunque sí lo han hecho los milicianos kurdos del PYD (la rama kurda del PKK), que desde hace varias semanas combaten con los islamistas por el control del paso fronterizo de Ras Al Ain. Por otra parte, los numerosos saqueos y desmanes cometidos por miembros del ESL en lugares como Alepo ha hecho crecer el apoyo popular a los miembros del Frente Al Nusra, percibidos como más eficaces y abnegados.
--O--
El cerco de Damasco
Día 09/12/2012 - 02.01h
Los grupos de la oposición armada avanzan hacia el anillo central de la capital y los ciudadanos sufren escasez de pan, combustible y luz
Colas y más colas. Conseguir pan en Damasco se ha convertido en un ejercicio de paciencia diario. El gobierno mantiene el subsidio a algunos alimentos como el arroz, el azúcar y el pan, que mantiene su precio de 15 libras (12 céntimos de euro al cambio) la bolsa de kilo y medio. Desde hace una semana los efectos de la guerra se sienten de verdad en las calles del primer anillo de Damasco, el auténtico corazón de una capital cuyo extrarradio se ha levantado en armas contra el régimen.
«Lo que queda fuera son ciudades fantasma. La mayoría de civiles han huido y solo permanecen milicianos del Ejército Sirio Libre (ESL) que son los que controlan lo que queda de lugares como Duma, Harasta, Saqba o Arbin. El Ejército ya no entra por tierra, bombardea y se limita a intentar controlar las carreteras principales», afirma Abu Hussan, un vecino de esa zona desplazado en un hotel del centro y listo para emprender el viaje a Líbano para sacar a sus tres hijos de «un infierno». Solo se puede salir por tierra ya que el camino hacia el aeropuerto internacional es escenario de combates y aunque el régimen insiste en que está operativo, nadie se atreve a recorrer los 20 kilómetros que le separan del centro.
Samir Al Aid es el responsable de la panadería pública del barrio de Mezze donde han tenido que aumentar la producción de las 14 toneladas a las 18, los trabajadores han doblado los turnos y trabajan también los viernes «para poder responder a la demanda. Ha llegado mucha gente a Damasco en busca de seguridad y por eso se forman estas colas». Después de una media de tres horas de espera cada comprador se puede llevar tres bolsa de pan como máximo y Al Aid advierte de que en almacén disponen de la harina y el combustible necesario para hacer pan los próximos quince días.
El pan escasea en la capital –un problema extendido a todo el país, sobre todo en las zonas más calientes como Alepo donde la bolsa de kilo y medio alcanza las 200 libras (casi dos euros al cambio)- y las autoridades lo achacan a las dificultades en el transporte de la harina y trigo desde Deir Ezzor y Hassaque, zonas con fuerte presencia de grupos armados de la oposición.
La misma situación se produce con el combustible (gas, gasolina y gasóleo para calefacciones y transporte público) debido al bloqueo internacional y a los sabotajes continuos en los oleoductos que unen los yacimientos de Deir Ezzor con las refinerías de Homs y Banias. El litro de gasolina ha subido a las 55 libras (50 céntimos de euro al cambio) y, aunque se hagan largas horas de cola, es casi imposible conseguir gasóleo para las calefacciones domésticas o para las furgonetas de transporte público, lo que complica los movimientos en la capital.
Irán, Rusia y Argelia son los únicos tres países que siguen vendiendo petróleo a Siria y esto permite al régimen garantizar unos servicios mínimos. A la falta de combustible se le suman las largas horas de cortes de luz, «ya no es como antes que teníamos unos cortes diarios programados, ahora podemos pasarnos el día completo sin luz y nadie da explicaciones, echan la culpa a que el ESL ha atacado alguna planta eléctrica y nada más», lamenta Fady, dueño de una peluquería en la parte cristiana de la Ciudad Vieja. Como el resto de negocios de la capital depende ahora de un generador para poder seguir funcionando. Estas máquinas han duplicado su precio en la última semana (se pueden encontrar modelos chinos a partir de los 80 euros) y las calles de Damasco se iluminan gracias a su ronroneo.
Los funcionarios siguen cobrando
El régimen sigue pagando los sueldos de los funcionarios con puntualidad y al inicio de los incidentes subió las asignaciones mensuales en un 20 por ciento, «el problema es que con el paso de los meses los precios se han disparado, el dólar ya está en 90 libras (el doble que antes) y no alcanza», lamenta un funcionario público que sueña con que «esto acabe cuanto antes, lo único que importa ahora es Siria, por encima de un presidente u otro».
El tejido industrial de Alepo está destrozado y las comunicaciones entre las dos grandes ciudades del país cortadas. «Al gobierno le queda el oeste de Damasco, nada más. Es un milagro haber aguantado estos dos años, pero la destrucción del tejido industrial es casi total y ahora empieza la cuesta abajo definitiva, no hay vuelta atrás», opina un empresario farmacéutico que, como el resto de hombres de negocios, «vivimos al día, no se puede planificar nada y ya hemos consumido el material almacenado. Esta revuelta ha destrozado el país, ¿qué será de nosotros mañana?».
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