La Liga Árabe pide la renuncia de Al Asad
Instaron además a los opositores sirios a crear un Gobierno de transición
Día 23/07/2012 - 11.52h
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Los jefes de la diplomacia árabe pidieron en Doha que el presidente de Siria, Bachar al Asad, renuncie al poder para solucionar el conflicto que atraviesa ese país, informó hoy la agencia oficial de noticias catarí QNA.
Los ministros de Asuntos Exteriores de los países de la Liga Árabe instaron también anoche a los opositores sirios, incluidos los rebeldes del Ejército Libre Sirio (ELS), a que formen un Gobierno de transición.
El primer ministro y titular de Asuntos Exteriores catarí, Hamad bin Yasem al Zani, quien encabeza el llamado Grupo de Contacto para Siria de la organización panárabe, aseguró que hay un «consenso árabe sobre la renuncia rápida de Al Asad a cambio de garantizarle una salida segura».
Al Zani destacó que ésta es la primera vez que la Liga Árabe pide al mandatario sirio que abandone el poder «de una forma clara» y llama a los opositores a crear un gobierno transitorio.
«La renuncia de Al Asad va a ser un paso valiente y no una huida, no hace falta que se queme un país por una o varias personas», apuntó el responsable catarí, que se mostró «seguro» de que el presidente sirio «tiene un sentimiento nacional y tomará una decisión valiente».
Salida «segura» para Al Asad
La resolución emitida anoche por los jefes de la diplomacia árabe contempla la salida «segura» de Al Asad y de su familia de Siria con el objetivo de detener el derramamiento de sangre y asegurar una transición pacífica en el país.
Además de condenar la violencia en el país y pedir su cese, la Liga Árabe encargó al grupo árabe ante la Asamblea General de la ONU que convoque una reunión extraordinaria en este órgano para tomar medidas colectivas en relación con la crisis siria.
Entre esas medidas figuran «la ruptura de todas las relaciones diplomáticas con el régimen sirio» y el establecimiento de zonas seguras en Siria que permitan proteger a los civiles y organizaciones humanitarias.
Esta decisión busca evitar un nuevo debate en el Consejo de Seguridad de la ONU, donde Rusia y China han vetado todas las resoluciones presentadas para presionar al régimen de Damasco.
Asimismo, la organización panárabe pretende que la oposición interna y externa, junto a los rebeldes, asuman el Gobierno con todas las competencias para gestionar la transición pacífica en el país.
La reunión de los ministros árabes, en la que estuvieron el secretario general de la Liga Árabe, Nabil al Arabi, y representantes de la oposición siria, estuvo precedida por una escalada de la violencia en Siria.
Recrudecimiento del conflicto
Los combates entre las tropas gubernamentales y la oposición armada se han recrudecido en los últimos días y expandido por las ciudades de Damasco y Alepo.
Además de los avances sobre el terreno, los insurgentes protagonizaron el pasado 18 de julio su mayor golpe contra el régimen sirio desde el inicio de la rebelión en marzo de 2011.
En un atentado ese día murió el ministro de Defensa, el general Daud Rayiha; el viceministro de ese departamento y cuñado de Al Asad, el general Asef Shaukat; y el asistente presidencial Hasan Turkmani, mientras que el general Hisham Ijtiar, jefe de la Seguridad Nacional, falleció dos días después debido a las heridas.
Yihadistas radicales entran en Siria a través de la frontera con Turquía
Algunos de los cambatientes extranjeros afirman pertenecer a Al Qaida del Magreb, otros proclaman su lealtad a la «ley de los talibanes»
Día 23/07/2012 - 04.36h
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Ayer las fuerzas rebeldes consiguieron hacerse con el control del puesto fronterizo de Jarabulus entre Turquía y Siria, según confirmaron las autoridades turcas. Con este, son ya tres los pasos de la frontera entre Turquía y Siria que caen en manos rebeldes, junto con Bab Al Hawa y Bab As Salama. Y el balance no ha sido muy positivo: el sábado, al menos una docena de camiones turcos fueron saqueados —y algunos de ellos incenciados— por los insurgentes en Bab Al Hawa, según denunciaron los conductores.
«He estado exportando alfombras a través de la frontera siria durante siete años, pero esta vez he escapado con vida por muy poco», relataba el camionero Hasam Abbasoglu, cuya carga fue saqueada, en Çilvegözü, el lado turco del cruce de Bab Al Hawa. Además, tuvo que pagar setecientos dólares para poder recuperar su camión.
«Todos nuestros camiones han ardido. ¿Cómo vamos a ganarnos la vida?»
Las fotografías tomadas en el lugar de los hechos por el turco Bülent Kiliç, empleado de la agencia francesa AFP, muestran los chasis calcinados de los vehículos en la carretera que conduce al paso fronterizo.
Pero Kiliç se encontró con otra sorpresa: un grupo de ciento cincuenta combatientes extranjeros, de lugares como Argelia, Túnez, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Chechenia y algunos países africanos.
Según el testimonio de Kiliç, estos hombres no estaban allí el día anterior, cuando los rebeldes se hicieron con el control del paso.
Aunque la agencia AFP no ha elaborado mucho más la información, sí indica que «algunos de estos luchadores indicaron que pretenecían a Al Qaida en el Magreb Islámico, mientras que otros proclamaban su adhesión al grupo Shura Talibán. Iban armados con rifles de asalto Kalashnikov, lanzacohetes y minas improvisadas».
Cierre de pasos
Las autoridades turcas decretaron el cierre del paso de Çilvegözü tras el incidente. «Asumimos que los incidentes de saqueo e incendios fueron realizados por grupos independientes que viven del contrabando y otros actos ilegales», aseguró el gobernador de la provincia de Hatay, Mehmet Celalettin Lekesiz, a pesar de los testimonios de los camioneros que apuntan directamente a los insurgentes. El líder del opositor Consejo Nacional Sirio, Abdel Basset Saida, acusó por su parte a grupos gubernamentales, y calificó el suceso de «inaceptable».
«Estamos viendo importantes batallas callejeras. Muchas tiendas están cerradas», asegura Mohammed Saíd, enlace del Observatorio Sirio de Derechos Humanos en la ciudad. «Los rebeldes controlan totalmente el distrito central de Salaheddine, y el área cercana de Sajur. Miles de residentes han huido de los barrios de la ciudad en los que se combate. Hay intensos enfrentamientos en la carretera que lleva al aeropuerto internacional, mientras los rebeldes tratan de rodearlo para impedir que el régimen envíe refuerzos», indica.
Eso no significa que la violencia haya desaparecido de Damasco. El ejército bombardeó con helicópteros tres distritos de la capital, expulsando a los rebeldes totalmente del barrio de Mezzeh, donde se concentran las legaciones diplomáticas extranjeras. Además, la Cuarta División Acorazada de Maher Al Assad (el hermano del presidente) asedia el barrio de Barzeh, uno de los barrios atacados con helicópteros.
Además, la «cuestión kurda» de Siria –donde existe una población kurda de entre tres y cuatro millones de personas- ha pasado de golpe a un primer plano después de que los militantes kurdos decidiesen enfrentarse al ejército sirio por el control de las regiones kurdas de la frontera. Aparentemente, activistas kurdos controlan desde el miércoles las ciudades de Kobani y Afrin, al norte de Aleppo, y Amude, en la región oriental de Hasaka, y combaten ahora por la ciudad de Qamishli, la más importante de la zona norte. Justo al otro lado de la frontera, el ejército turco envió ayer refuerzos militares a la provincia de Nusaybin, principalmente misiles tierra-aire y vehículos de transporte de tropas, en previsión de posibles incidentes.
Y a medida que los acontecimientos se aceleran, la violencia empeora.
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GUERRA CIVIL EN SIRIA
Damasco dice que solo usará las armas químicas en caso de agresión externa
La Liga Árabe ofrece una “salida segura” a El Asad si deja el poder
El régimen critica la propuesta como una "interferencia flagrante"
El régimen de Bachar al Asad solo utilizaría sus armas químicas en caso de sufrir una "agresión externa" pero nunca contra los civiles, ha asegurado el ministro de Exteriores sirio, Yihad Maqdis, este lunes en conferencia de prensa en Damasco. Maqdisi calificado de "interferencia flagrante" en los asuntos internos de Siria la propuesta de la Liga Arabe de que el presidente sirio, Bachar al Asad, renuncie al poder para resolver el conflicto abierto hace 16 meses.
Los países de la Liga Árabe han propuesto El Asad una "salida segura" para él y su familia con la condición de que abandone el poder lo antes posible. La proposición es el resultado de la reunión de los ministros de Exteriores de la Liga que ha tenido lugar la noche del domingo en Doha.
En el comunicado final publicado durante la madrugada del lunes, los ministros piden a El Asad que "renuncie al poder" y le aseguran que "la Liga Árabe contribuirá a asegurarle a él y a su familia una salida segura" con la intención de "poner fin al derramamiento de sangre, preservar la unidad de Siria y garantizar una transición pacífica del poder" en ese país, también miembro de la Liga.
Según ha informado a los periodistas el primer ministro catarí, Hamad bin Jassim bin Jaber al Thani, a la salida de la reunión, "hay un acuerdo sobre la dimisión rápida del presidente Bachar el Asad". Además, ha añadido que los ministros habían pedido a la oposición y al Ejército de Liberación Sirio (ELS) que formen un "Gobierno de unidad nacional ". Este gobierno, según indica el comunicado tendría que "promover una transición pacífica" y debería "reunir a las fuerzas de la oposición en Siria y en el extranjero", según indica el comunicado.
Los representantes de los países reunidos también han pedido a la ONU que cambie la misión del enviado internacional en Siria, Kofi Annan, para que su objetivo sea centrarse en la salida de El Assad y en una transición pacífica del poder, según el texto.
Las conclusiones de la Liga Árabe siguen los pasos que ya ha apuntado Rusia. El domingo, el embajador ruso en Francia indicó que pensaba que el líder sirio "se va a ir pero habría que organizarlo de manera civilizada, como se hizo en Yemen, por ejemplo".
Los países de la Liga Árabe han propuesto El Asad una "salida segura" para él y su familia con la condición de que abandone el poder lo antes posible. La proposición es el resultado de la reunión de los ministros de Exteriores de la Liga que ha tenido lugar la noche del domingo en Doha.
En el comunicado final publicado durante la madrugada del lunes, los ministros piden a El Asad que "renuncie al poder" y le aseguran que "la Liga Árabe contribuirá a asegurarle a él y a su familia una salida segura" con la intención de "poner fin al derramamiento de sangre, preservar la unidad de Siria y garantizar una transición pacífica del poder" en ese país, también miembro de la Liga.
Según ha informado a los periodistas el primer ministro catarí, Hamad bin Jassim bin Jaber al Thani, a la salida de la reunión, "hay un acuerdo sobre la dimisión rápida del presidente Bachar el Asad". Además, ha añadido que los ministros habían pedido a la oposición y al Ejército de Liberación Sirio (ELS) que formen un "Gobierno de unidad nacional ". Este gobierno, según indica el comunicado tendría que "promover una transición pacífica" y debería "reunir a las fuerzas de la oposición en Siria y en el extranjero", según indica el comunicado.
Los representantes de los países reunidos también han pedido a la ONU que cambie la misión del enviado internacional en Siria, Kofi Annan, para que su objetivo sea centrarse en la salida de El Assad y en una transición pacífica del poder, según el texto.
Las conclusiones de la Liga Árabe siguen los pasos que ya ha apuntado Rusia. El domingo, el embajador ruso en Francia indicó que pensaba que el líder sirio "se va a ir pero habría que organizarlo de manera civilizada, como se hizo en Yemen, por ejemplo".
Hezbolá teme quedarse aislada si cae el régimen sirio
Los aliados del régimen sirio temen quedarse sin las armas iraníes si se derrumba el Gobierno de El Asad
En el zoco de Sabra, al suroeste de Beirut, un tipo robusto y con perilla coloca en una tienda la foto de Hassan Nasrallah, el jefe de la milicia libanesa Hezbolá, junto a la del presidente sirio, Bachar el Asad. Otros hombres a su lado hacen comentarios de apoyo a ambos líderes. Al minuto aparece un miembro de Hezbolá con gorra militar, habla con el grupo y este se disuelve rápidamente. Poco después, el guía que nos enseña la zona recibe una llamada de teléfono. "El de Hezbolá ha avisado de que estamos aquí" dice sonriendo, "tenemos que salir ya si no queremos tener problemas".
La escena ilustra las conocidas y estrechas relaciones entre el régimen sirio y la guerrilla libanesa; y también que Hezbolá tiene ojos en todas partes. A veces un partido político, otras un ejército, una ONG o una organización religiosa, Hezbolá se comporta sobre todo como una sombra, un Estado dentro del Estado de Líbano, cuya influencia se expande por gran parte de Oriente Próximo.
Desde que comenzara la revuelta en Siria, a mediados de marzo de 2011, los chiíes del Partido de Dios, han sido comedidos en sus declaraciones sobre el conflicto para conservar su prestigio entre los musulmanes, labrado con una dura resistencia a Israel desde su fundación en 1982. Incluso los suníes, tradicionales enemigos de los chiíes, hablaban, y muchos todavía lo hacen, con respeto de la milicia.
Pero todo eso empieza a irse al traste a medida que se debilita el régimen de Bachar el Asad. 0Hezbolá ha encontrado entre la espada y la pared. Si apoyaba al régimen de sus hermanos alauís, la comunidad chií a la que pertenece el presidente sirio, corría peligro de perder su influencia entre los musulmanes. Tampoco podía dejarles de lado porque Siria es el conducto por el que recibe las armas pesadas iraníes con las que amenazar a Israel.
Ya no hay más equilibrios. El líder de la milicia, Hassan Nasrallah, habla poco pero cuando lo hace suele ser claro. La semana pasada advirtió de los peligros de que se corte el puente de comunicación entre la resistencia e Irán. Eso ha hecho que los opositores al régimen sirio sospechen ya que la mano de Hezbolá está detrás de su dificultad para moverse por las fronteras de Líbano e introducir a más periodistas en las ciudades sirias. "Controlan caminos y está ayudando al régimen", dice un joven que trabaja para el Ejército de Liberación Sirio.
"Eso es rotundamente falso", desmiente Amin M. Hotait, brigadier retirado del ejército libanés, analista de la Universidad Islámica y partidario de Hezbolá. "El régimen no necesita la ayuda de Hezbolá. El partido por ahora solo da apoyo moral. Pero si el régimen necesita a Hezbolá la milicia les ayudará", asegura el militar en el salón de su casa, junto a una vitrina llena de placas, recuerdos y fotos de él con políticos, entre ellos el presidente sirio, Bachar el Asad. Hotait continúa su discurso señalando que Hezbolá es partidaria de una democracia en Siria pero nunca tutelada por las potencias occidentales. Según él, todo lo que está ocurriendo obedece a un plan orquestado desde Estados Unidos para beneficiar a Israel.
Esa misma idea de la conspiración es la que se escucha en todas las esquinas del zoco de Sabra, donde todo al que se le pregunta no duda en mostrar su apoyo a Hezbolá y a Bachar el Asad. "Estoy a favor de la democracia pero no con el control de otras potencias", asegura Mourtada Amal, un vendedor de muebles mientras sigue las noticias que llegan de Siria por televisión. ¿Por qué esas potencias no han atacado Siria como pasó en Libia? "Porque tienen miedo. Quieren que Siria se desangre lentamente pero no quieren atacar ellos porque entonces nosotros atacaremos Israel".
Si uno se adentra en el suburbio y deja atrás el glamour del centro de Beirut, las gafas de Gucci y los cafés de moda, el paisaje se convierte rápidamente en un laberinto de casas de color cemento, cables pelados que cuelgan del techo y fotos de mártires en las fachadas. Aquí viven sobre todo chiíes y trabajadores sirios, aunque también algunos suníes. "Se vive en armonía", dice el guía. "Hay muchísimos matrimonios mixtos. Esa confrontación la crean los políticos".
Para los habitantes del barrio, las diferencias tribales en Siria y Líbano son intrascendentes. Hezbolá y su resistencia a Israel les une y les da "dignidad", en palabras de Kaidar Kasem, un vendedor de cortinas.
Si la milicia se mete de lleno en el conflicto sirio y lucha contra los suníes en favor de El Asad, esas diferencias podrían aflorar y el conflicto podría extenderse por todo Oriente Próximo. En eso coinciden partidarios del presidente sirio y los suníes que están haciendo la guerra contra el régimen. "Después de Bachar, el caos", dicen los primeros. "Una revolución global en toda la zona", concluyen los opositores más beligerantes, quienes aseguran que se vengarán de todo el sufrimiento causado por los alauíes sirios y sus aliados. Y otra idea común a todos: que en ese nuevo mapa de Oriente Próximo no hay sitio para Israel.
La escena ilustra las conocidas y estrechas relaciones entre el régimen sirio y la guerrilla libanesa; y también que Hezbolá tiene ojos en todas partes. A veces un partido político, otras un ejército, una ONG o una organización religiosa, Hezbolá se comporta sobre todo como una sombra, un Estado dentro del Estado de Líbano, cuya influencia se expande por gran parte de Oriente Próximo.
GUERRA CIVIL EN SIRIA
- “Sueño con matar con mis manos a El Asad, que acabe como Gadafi”
- Los rebeldes sirios ganan el control de un puente fronterizo con Irak
- La guerra llega a Alepo
- Tropas sirias entran en Líbano y bombardean la zona fronteriza
- Objetivo: Derribar al régimen
- ¿Y después de El Asad?
- ANÁLISIS | Siria se asoma al abismo
Pero todo eso empieza a irse al traste a medida que se debilita el régimen de Bachar el Asad. 0Hezbolá ha encontrado entre la espada y la pared. Si apoyaba al régimen de sus hermanos alauís, la comunidad chií a la que pertenece el presidente sirio, corría peligro de perder su influencia entre los musulmanes. Tampoco podía dejarles de lado porque Siria es el conducto por el que recibe las armas pesadas iraníes con las que amenazar a Israel.
Ya no hay más equilibrios. El líder de la milicia, Hassan Nasrallah, habla poco pero cuando lo hace suele ser claro. La semana pasada advirtió de los peligros de que se corte el puente de comunicación entre la resistencia e Irán. Eso ha hecho que los opositores al régimen sirio sospechen ya que la mano de Hezbolá está detrás de su dificultad para moverse por las fronteras de Líbano e introducir a más periodistas en las ciudades sirias. "Controlan caminos y está ayudando al régimen", dice un joven que trabaja para el Ejército de Liberación Sirio.
"Eso es rotundamente falso", desmiente Amin M. Hotait, brigadier retirado del ejército libanés, analista de la Universidad Islámica y partidario de Hezbolá. "El régimen no necesita la ayuda de Hezbolá. El partido por ahora solo da apoyo moral. Pero si el régimen necesita a Hezbolá la milicia les ayudará", asegura el militar en el salón de su casa, junto a una vitrina llena de placas, recuerdos y fotos de él con políticos, entre ellos el presidente sirio, Bachar el Asad. Hotait continúa su discurso señalando que Hezbolá es partidaria de una democracia en Siria pero nunca tutelada por las potencias occidentales. Según él, todo lo que está ocurriendo obedece a un plan orquestado desde Estados Unidos para beneficiar a Israel.
Esa misma idea de la conspiración es la que se escucha en todas las esquinas del zoco de Sabra, donde todo al que se le pregunta no duda en mostrar su apoyo a Hezbolá y a Bachar el Asad. "Estoy a favor de la democracia pero no con el control de otras potencias", asegura Mourtada Amal, un vendedor de muebles mientras sigue las noticias que llegan de Siria por televisión. ¿Por qué esas potencias no han atacado Siria como pasó en Libia? "Porque tienen miedo. Quieren que Siria se desangre lentamente pero no quieren atacar ellos porque entonces nosotros atacaremos Israel".
Si uno se adentra en el suburbio y deja atrás el glamour del centro de Beirut, las gafas de Gucci y los cafés de moda, el paisaje se convierte rápidamente en un laberinto de casas de color cemento, cables pelados que cuelgan del techo y fotos de mártires en las fachadas. Aquí viven sobre todo chiíes y trabajadores sirios, aunque también algunos suníes. "Se vive en armonía", dice el guía. "Hay muchísimos matrimonios mixtos. Esa confrontación la crean los políticos".
Para los habitantes del barrio, las diferencias tribales en Siria y Líbano son intrascendentes. Hezbolá y su resistencia a Israel les une y les da "dignidad", en palabras de Kaidar Kasem, un vendedor de cortinas.
Si la milicia se mete de lleno en el conflicto sirio y lucha contra los suníes en favor de El Asad, esas diferencias podrían aflorar y el conflicto podría extenderse por todo Oriente Próximo. En eso coinciden partidarios del presidente sirio y los suníes que están haciendo la guerra contra el régimen. "Después de Bachar, el caos", dicen los primeros. "Una revolución global en toda la zona", concluyen los opositores más beligerantes, quienes aseguran que se vengarán de todo el sufrimiento causado por los alauíes sirios y sus aliados. Y otra idea común a todos: que en ese nuevo mapa de Oriente Próximo no hay sitio para Israel.
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