La justicia exime al exguerrillero kosovar Haradinaj de crímenes contra los serbios
Los jueces no consideran probado que hubiera un plan para deshacerse de los serbios
El presidente de Serbia, Tomislav Nikolic, acusa al tribunal de juzgar sólo a su pueblo
El ex primer ministro kosovar, Ramush Haradinaj, asiste a la sesión de su juicio en La Haya. / KOEN VAN WEEL / POOL (EFE)
El Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY) ha absuelto a Ramus Haradinaj, ex primer ministro de Kosovo, del crimen de limpieza étnica contra los serbios en su propia tierra. Durante la guerra de los Balcanes, Haradinaj comandaba el Ejército de Liberación de Kosovo (ELK), guerrilla albanesa acusada por la fiscalía de perseguir, torturar, violar y asesinar a civiles serbios entre 1998 y 1999. El acusado fue absuelto en 2008, en un primer juicio, pero el fiscal consiguió la repetición parcial del proceso por intimidación de sus testigos. En este segundo intento ha vuelto a perder. Los jueces no consideran probado que hubiera un plan para deshacerse de los serbios en campos de detención abiertos al de Kosovo. También han sido puestos en libertad Idriz Balaj y Lahi Brahimaj, dos oficiales del ELK acusados de los mismos cargos. Serbia considera que la justicia internacional solo incrimina a su pueblo.
La decisión del Tribunal supone asimismo un durísimo revés para el fiscal jefe, Serge Brammertz. El pasado 16 de noviembre ya perdió la apelación presentada por el exgeneral croata, Ante Gotovina, contra una sentencia previa de 24 años de cárcel por limpieza étnica contra los serbios. Gotovina está de vuelta en Zagreb, donde es considerado un héroe. Haradinaj despierta entre sus paisanos albaneses la misma admiración. Para ellos, es el hombre que les liberó del opresor serbio. Tras conocer la sentencia, el presidente serbio, Tomislav Nikolic, ha cargado contra el tribunal del que ha dicho que fue "constituido para enjuiciar al pueblo serbio", informa Reuters. Nikolic, dirigente nacionalista, ha manifestado que el fallo dificulta la reconciliación y eleva el "euroescepticismo" entre los serbios.
Belgrado considera a Kosovo la cuna de Serbia, pero la población de dicha comunidad es minoritaria: de los 1,8 millones de habitantes, un 90% son de etnia albanesa y un 8% serbios. Según la fiscalía, como jefe del ELK, Haradinaj se lanzó contra los gitanos y albaneses que colaboraron con Serbia. “Durante la contienda, hicieron uso legítimo de la fuerza, pero aplicaron métodos ilegales para lograr la victoria”, según Paul Rogers, fiscal del Tribunal.
Haradinaj nació en Kosovo en 1968 e hizo el servicio militar en el Ejército de la extinta Federación Yugoslava. En 1989 emigró a Suiza, de donde regresó en 1998 para ponerse al mando del ELK. Perdió a dos hermanos en la guerra, y a su término, pasó a la política. Fundó la Alianza para el Futuro de Kosovo y ganó fama de pacificador. También impresionó a la comunidad internacional con su habilidad para mediar entre las etnias enfrentadas. En 2004, tras quedar tercero en las elecciones, fue elegido primer ministro en el gobierno auspiciado por el entonces presidente kosovar, Ibrahim Rugova. Menos de cien días después, el TPIY le acusó de crímenes de guerra y contra la humanidad y dimitió para entregarse voluntariamente.
El 17 de febrero de 2008, Kosovo declaró unilateralmente la independencia de Serbia. Belgrado presentó entonces una demanda en contra ante el Tribunal Internacional de Justicia (TIJ), de la ONU. En 2010, los jueces concluyeron que la independencia era legal, “pero también excepcional, en una tierra sometida a la limpieza étnica”. Se calcula que en Kosovo hubo 10.000 muertos y un millón de desplazados, en un contexto de violación de los derechos humanos.
La decisión del Tribunal supone asimismo un durísimo revés para el fiscal jefe, Serge Brammertz. El pasado 16 de noviembre ya perdió la apelación presentada por el exgeneral croata, Ante Gotovina, contra una sentencia previa de 24 años de cárcel por limpieza étnica contra los serbios. Gotovina está de vuelta en Zagreb, donde es considerado un héroe. Haradinaj despierta entre sus paisanos albaneses la misma admiración. Para ellos, es el hombre que les liberó del opresor serbio. Tras conocer la sentencia, el presidente serbio, Tomislav Nikolic, ha cargado contra el tribunal del que ha dicho que fue "constituido para enjuiciar al pueblo serbio", informa Reuters. Nikolic, dirigente nacionalista, ha manifestado que el fallo dificulta la reconciliación y eleva el "euroescepticismo" entre los serbios.
Belgrado considera a Kosovo la cuna de Serbia, pero la población de dicha comunidad es minoritaria: de los 1,8 millones de habitantes, un 90% son de etnia albanesa y un 8% serbios. Según la fiscalía, como jefe del ELK, Haradinaj se lanzó contra los gitanos y albaneses que colaboraron con Serbia. “Durante la contienda, hicieron uso legítimo de la fuerza, pero aplicaron métodos ilegales para lograr la victoria”, según Paul Rogers, fiscal del Tribunal.
Haradinaj nació en Kosovo en 1968 e hizo el servicio militar en el Ejército de la extinta Federación Yugoslava. En 1989 emigró a Suiza, de donde regresó en 1998 para ponerse al mando del ELK. Perdió a dos hermanos en la guerra, y a su término, pasó a la política. Fundó la Alianza para el Futuro de Kosovo y ganó fama de pacificador. También impresionó a la comunidad internacional con su habilidad para mediar entre las etnias enfrentadas. En 2004, tras quedar tercero en las elecciones, fue elegido primer ministro en el gobierno auspiciado por el entonces presidente kosovar, Ibrahim Rugova. Menos de cien días después, el TPIY le acusó de crímenes de guerra y contra la humanidad y dimitió para entregarse voluntariamente.
El 17 de febrero de 2008, Kosovo declaró unilateralmente la independencia de Serbia. Belgrado presentó entonces una demanda en contra ante el Tribunal Internacional de Justicia (TIJ), de la ONU. En 2010, los jueces concluyeron que la independencia era legal, “pero también excepcional, en una tierra sometida a la limpieza étnica”. Se calcula que en Kosovo hubo 10.000 muertos y un millón de desplazados, en un contexto de violación de los derechos humanos.
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