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sábado, 3 de marzo de 2012

GAGOMILITARIA CULTURA.-VARELA DE FEDERÍCO MARTÍNEZ RODA


Varela, el general que se opuso al nazismo

Federico Martínez Roda, catedrático de Historia de la Universidad San Pablo CEU, reconstruye la vida de este militar que «hablaba de tú a tú» a Franco

Sobre el terreno. El general Varela, ante un mapa del protectorado de Marruecos

3 Marzo 12 - - J. Ors - Madrid


José Enrique Varela fue uno de los generales africanistas. Uno de los militares que combatieron en la guerra de África y en la Guerra Civil española. Hasta este momento no existía ninguna biografía sobre él. Federico Martínez Roda la ha escrito ahora. Ha consultado los archivos privados que permanecían en el ayuntamiento de la capital gaditana. Estaban digitalizados, así que, como declara él mismo, no tuvo que trasladarse allí para realizar este estudio. «Yo no soy ni gaditano ni militar. He escrito este libro porque había una laguna historiográfica. He abordado la figura como un problema metodológico. Se debería hacer con todos los personajes de la Historia. Están escritas las biografías de todos los generales de la contienda del 36, pero faltaba ésta. Era importante para completar esa parte de la historia», insiste.

Centrado en los hechos
Después añade: «La sociedad tiene que saber que es un asunto profesional. No hay que reproducir en estos estudios los esquemas de la Guerra Civil. Hay que centrarse en los hechos. La problemática de la España actual no tiene nada que ver con lo que fue y significó aquello. Lo que pretendo es ofrecer este libro para conocernos mejor, no para odiarnos más». Federico Martínez Roda traza en esta semblanza el retrato del general que apoyó el levantamiento contra la II República junto a Sanjurjo y que participó en el alzamiento del 18 de julio de 1936 contra el Gobierno. «Gracias a los papeles que se han conservado en su archivo, he reconstruido lo que ocurrió el 18 de julio.Varela lo apoyaba, lo que sucede es que estaba confinado en Cádiz». Roda aclara por qué estaba en contra: «El 14 de abril recibió la República con expectativas favorables, pero cree que se han equivocado al poner a los mismos políticos que había antes de la llegada de Primo de Rivera. Recibe la República con esperanza, pero muy poco tiempo después la pierde. Existen dos motivos: en 1931 cambian la bandera por decreto ley. Él considera que eso se tiene que hacer a través de la Constitución y no de esa manera. El segundo motivo es cuando queman las iglesias. Ahí se enfada. Está de acuerdo con una República democrática y no admite una revolucionaria». Para entender a este personaje hay que saber cómo piensa, y Roda es contundente: «Él es claro con sus principios, que son, sobre todo, religiosos. La religión marca su vida. Lo que más le preocupaba en su vida es que existiera un Ejército profesional efectivo y la religiosidad». Otro de los aspectos que alimentaron sus sentimientos antirrepublicanos fue la experiencia del golpe de Sanjurjo: «Estaba de acuerdo, lo que sucede es que Sanjurjo aceptó la responsabilidad antes de que Varela pudiera haber hecho nada. Por eso no existían pruebas contra él. Aun así, le encerraron durante seis meses sin proceso. Se preguntó en ese momento dónde estaban las garantías constitucionales».


Franco y el nazismo
Fernández Roda comparte algunos paralelismos de Varela con Franco: ambos se formaron en Marruecos y ninguno de los dos se iba de «francachela» como sí hacían otros de sus compañeros. Sin embargo, existen diferencias, al menos, en el plano de las condecoraciones: recibió dos laureadas. Ni el dictador las consiguió. Pero también hay otro par de rasgos que lo definen y caracterizan: «Es el único de la Historia en ese momento que parte de soldado y llega a la capitanía general. Eso fue porque procedía de un origen humilde. También fue uno de los pocos que hablaban de ‘‘tú a tú’’ a Franco, por eso le sustituye por Carrero Blanco». Uno de los motivos que mantenían la unión entre estos militares eran los vínculos que habían desarrollado durante su permanencia en África: «Es lo que marca la vida de todos ellos. Esos lazos los sostendrán a lo largo de sus existencias. Es la forja que los unió. Ahí estaban Mola, Franco, Muñoz Grandes, Sanjurjo, Varela. Resultó algo inquebrantable».


Otro de los puntos conflictivos que existe en la biografía de Varela es su oposición a que España entrara en la Segunda Guerra Mundial junto a los alemanes: «No estaba de acuerdo con los nazis porque habían invadido la Polonia católica. Eso, considera, que no favorecía de ninguna manera al régimen. Él era contrario a que entraran en este país. Aparte, pensaba que Hitler nunca iba a ganar la guerra y que España no estaba suficientemente preparada para meterse en un conflicto de esas características. Existía una razón más: tanto Franco como Varela manejaban informes acerca de la opinión que había en España sobre la participación de nuestro país en ese conflicto. Conocían de sobra que era muy impopular», explica.

Una conjura de novela
Ocho falangistas atentaron contra Varela en 1942: arrojaron unos artefactos en una iglesia. Uno de los culpables fue fusilado. Para él, no podía ser obra sólo de falangistas. No los consideraba capaces de acometer un acto así solos. El militar consideraba que debían tener apoyo. «Llegó a pensar que detrás estaba Serrano Súñer, con quien se llevaba mal, pero estaba equivocado. El incidente también le sorprendió a él. Lo curioso es que mientras España fusilaba a uno de los culpables, Hitler, le condecoraba. Parece una novela».

El detalle
NUEVA MIRADA AL FRANQUISMO




Luis Palacios Bañuelos, catedrático de Historia Contemporánea y director del Instituto de Humanidades de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, ha coordinado un volumen que reúne miradas diferentes sobre un periodo controvertido: el franquismo. No se ha dejado temas fuera. Ahí está la censura y la Iglesia; la economía y la política; la División Azul y los guerrilleros antifranquistas; Carrero Blanco y la sucesión. En el libro «El franquismo ordinario» (Akrón) establece un diálogo con distintas personas para abordar estos temas. Entre ellos están Santiago Carrillo, Stanley G. Payne, Mercedes Sanz-Bachiller, Juan Velarde y Ramón Tamames. Se ha guiado por un solo propósito, como él mismo explica: «Este libro intenta ponernos en el camino de lo que es el franquismo ordinario: ¿qué ha dejado a los españoles? ¿Cuál es su herencia? No pretendo abordar los temas de manera exhaustiva o sino presentar un amplio escenario a base de retazos, destellos, flashes que nos permitan conocer mejor lo que el régimen de Franco ha significado en nuestra reciente historia».

Ficha
«Varela»
Federico M. Roda
Esfera de los libros
590 páginas, 25,90 euros.

Fuente Diario "LA RAZÓN"

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Un libro analiza la oposición del general Varela al ascenso de Falange

El catedrático Federico Martínez Roda publica 'Varela. El general antifascista de Franco', una investigación sobre su intento de disolver aquella fuerza política y su postura contraria a alinearse con los nazis
J. A. L. / Cádiz | Actualizado 27.02.2012 - 05:00




"Falta Varela", le dijeron al catedrático de Historia Federico Martínez Roda cuando sus investigaciones y estudios le condujeron hacia el terreno de la historia militar española después de una larga trayectoria profesional dedicada a los temas valencianos, a la perspectiva política y social de la globalización y al pensamiento político. Martínez Roda, actualmente profesor en la Universidad Cardenal Herrera-CEU de Valencia, acudió al ya digitalizado archivo del general isleño y empleó más de tres años en confeccionar una biografía que, sin desdeñar otros aspectos, busca detenerse en el empeño de Varela por frenar el ascenso político de Falange en los gobiernos de Franco que siguieron al final de la Guerra Civil y a su oposición a que España se aliara con la Alemania nazi en el conflicto bélico mundial. Su título: Varela. El general antifascista de Franco.

Lo primero, quizás, que llama la atención del libro es el subtítulo, que el profesor Martínez Roda aclara desde su génesis: "Yo había titulado el libro El general Varela: bilaureado, ministro, alto comisariado, pero cuando Stanley G. Payne, autor del prólogo, leyó la investigación, me propuso el subtítulo. Y así fue. No trato el término antifascista como una descalificación, sino que me refiero al fascismo como afiliación política, desde su concepción histórica".

"Varela -afirma el investigador valenciano- fue leal a Franco hasta la extenuación. Fueron compañeros en África, jugó un papel primordial en el Alcázar de Toledo, en el frente de Madrid o en Teruel y, con estos precedentes, tenía la 'ventaja' como ministro del Ejército de poder decirle a Franco lo que quería, y por eso le pidió que disolviera Falange y se opuso a que España entrara en la guerra junto a Alemania. Los falangistas querían actuar junto a los nazis, porque estaban convencidos de que Alemania ganaría la guerra y España quedaría así muy bien posicionada internacionalmente tras el conflicto, pero Varela intuía que los nazis no saldrían victoriosos".

Cuando Franco, de hecho, viajó a Hendaya para entrevistarse con Hitler, ya disponía de múltiples informes del Ministerio del Ejército, firmados por Varela y por Martínez de Campos, general del Estado Mayor, que se oponían a la entrada de España en la guerra: "Todos los informes eran negativos", explica Federico Martínez.

Esta oposición a la deriva de aquel primer franquismo le valió a Varela ser víctima de un atentado en la basílica de Begoña de Bilbao en 1942, donde la granada que pretendía acabar con su vida no le alcanzó pese a causar dos muertos y más de 70 heridos. El general gaditano, entonces, no pudo soportar que sólo se encausaran a ocho falangistas por la acción, que no se investigara la raíz del atentado y que se pasara página sin más. Sus consecuencias las explica Martínez Roda: "Varela dimitió como ministro del Ejército, no fue destituido, hubo una lucha de poder, se situó frente a Serrano Súñer o los falangistas como Girón, y entonces empezó a vivir una etapa de ostracismo. Su lugar lo ocupó Carrero Blanco, un militar más cómodo para Franco porque no podía decirle lo que quería como lo hacía Varela, y el general fue destinado a Marruecos, donde jugó un papel muy importante, aunque Franco siguió reclamando sus servicios cuando, por ejemplo, trató de establecer relaciones con Estados Unidos".

El libro del catedrático valenciano, que también guarda capítulos y epígrafes de menor relevancia para otros aspectos de la biografía del general o para su activo posicionamiento tras la explosión de Cádiz, no habría sido posible sin la consulta del Archivo de Varela, digitalizado al completo desde hace unos años y a disposición de los investigadores en el Archivo Histórico Municipal, y a la colaboración en este punto del historiador Jesús Núñez, quizás la persona que mejor conoce el rico legado de documentos que guardaba el general gaditano.



Fuente Diario "EL DIARIO DE CÁDIZ"


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A FONDO: EL GENERAL VARELA




















José Enrique Varela Iglesias (San Fernando, Cádiz, 17 de abril de 1891 - Tánger, Marruecos, 24 de marzo de 1951) I marqués de Varela de San Fernando, fue un militar español.

Guerra en África

José Enrique Varela Iglesias nació en la ciudad gaditana de San Fernando el 17 de abril de 1891. Su padre, Juan Varela Pérez, era sargento jefe de la banda del 1º Regimiento de Infantería de Marina.

A los 18 años ingresa como corneta en el mismo regimiento de su padre y en 1912, ya con el grado de sargento, logra el ingreso en la Academia de Infantería, obteniendo en 1915 el despacho de alférez de manos del rey Alfonso XIII.

A su salida de la Academia es destinado a las fuerzas regulares de Melilla con el empleo de Teniente; allí obtiene por dos veces la Cruz Laureada de San Fernando. La primera en los combates de Muires y Ruman, el 20 de septiembre de 1920. La segunda en combate en Adama 12 de mayo de 1921. En 1922 es nombrado Gentilhombre de cámara con ejercicio del Rey Alfonso XIII. Asciende a capitán por méritos de guerra y participa en diversas campañas bélicas, entre las que destaca el desembarco hispano-francés de Alhucemas (1925), que modifica el curso de la guerra colonial e inicia el rápido proceso que llevará a su conclusión.

En febrero de 1926 es ascendido a teniente coronel por méritos de guerra, es destinado a Ceuta y recibe la Medalla Militar Individual. En 1929 tras el final de la guerra es ascendido a coronel.
José Enrique Varela fue nombrado Alto Comisario del Protectorado español de Marruecos en 1945 - 1951.


 La llegada de la II República

El advenimiento de la II República, el 14 de abril de 1931, lo ve el coronel Varela, de ideas carlistas (Varela redactaría la ordenanza del Requeté), con reserva, y participa en 1932 en la sublevación del general José Sanjurjo, por lo cual será detenido y hecho preso en Sevilla y Guadalajara.
En 1935, siendo José María Gil-Robles ministro de defensa y el general Franco Jefe de Estado Mayor de Defensa, es ascendido a general. A finales de 1935 y ante la probable disolución de las Cortes y convocatoria anticipada de elecciones generales, participa en los planes para derrocar a la República, que no se llevan a cabo en ese momento por no considerarse la situación adecuada.
También participa en los preparativos definitivos del golpe militar del 18 de julio de 1936, que iniciará la Guerra Civil Española.

 La guerra civil

Al comienzo de la sublevación, el 18 de julio de 1936, Varela junto a José López Pinto y con la ayuda de refuerzos procedentes de Marruecos ocupan la ciudad de Cádiz, después de que una huelga general parecía haber ganado la ciudad para los obreros.
Participa en operaciones militares de sometimiento en Sevilla, Córdoba, Antequera y Málaga. El 24 de septiembre 1936, sustituye a Yagüe al mando de las tropas que, tras haber avanzado por Extremadura y el valle del Tajo, se disponen a liberar el Alcázar de Toledo (en el que resistía después de varios meses de asedio, cercado por milicianos de la República, el teniente coronel José Moscardó) y participa en las batallas que se desarrollan en Madrid y los alrededores (Ciudad Universitaria, Jarama, Brunete), así como en las de Teruel y el Ebro. Finaliza la guerra civil como general de división y es nombrado ministro del Ejército en el primer gobierno de la dictadura del general Francisco Franco.




La dictadura franquista




El 16 de agosto de 1942, en una ceremonia religiosa organizada por los carlistas delante de la basílica de Begoña en Bilbao y que estaba presidida por Varela, un grupo de falangistas provocó un incidente sangriento cuando uno de ellos arrojó dos bombas a la muchedumbre. La primera no explotó, pero la otra hirió a casi un centenar de asistentes. La autoría fue adjudicada a Juan José Domínguez Muñoz del Sindicato Español Universitario (SEU). El hecho se calificó como intento de asesinato al ministro del Ejército y puso de manifiesto la separación entre éste y la Falange.

En la agenda de Domínguez se encontraron los nombres de diplomáticos alemanes en España y a raíz de su muerte, Hitler lo condecoró con la Cruz del Águila alemana, lo que dio pie a la posible implicación de este país en el asunto.

A raíz de este suceso, Varela escribió una carta de dimisión al general Franco en la que se quejaba del tono falangista de sus últimos discursos, añadiendo que sólo continuaría en su cargo si se cumplían una serie de condiciones, que eran el castigo de los responsables e instigadores y la formación de un gobierno "de autoridad para rectificar los errores del pasado"; esto parecía significar un gabinete en el que dominaran los monárquicos.

Domínguez es fusilado y el 2 de septiembre, Franco después de intentar retenerlo acepta su dimisión y cesa a Galarza, ministro de Gobernación. Como medida compensatoria también cesa el 3 de septiembre a su cuñado, Ramón Serrano Súñer, como ministro de Exteriores.

A raíz de la rendición de Italia, Varela junto con otros generales de la guerra civil, como Kindelán, Orgaz, Solchaga y Saliquet, firmaron una carta a Franco que fue entregada a éste por el propio Varela en la que se decía que había llegado el momento de dotar a España de un régimen estatal bajo la forma monárquica.
En 1940 fue nombrado Caballero de la Orden Militar y Hospitalaria de San Lázaro de Jerusalén en el grado de Gran Cruz.


Según Paul Preston, "Varela era un reaccionario duro, relacionado con los carlistas, pero al haber recibido dos veces la Gran Cruz Laureada de San Fernando, la más importante condecoración militar española, por mostrar valor ante el enemigo, gozaba de enorme autoridad dentro de las Fuerzas Armadas. Sin embargo, aun cuando Varela fue ministro del Ejército, el general Franco se aseguró de que estuviese vigilado, nombrando a tal efecto para el puesto de subsecretario del Ministerio del Ejército a su íntimo compinche y confidente Camilo Alonso Vega"






Su archivo, digitalizado, se conserva en el Archivo Histórico de Cádiz.

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LA CRUZ LAUREADA DE SAN FERNANDO

La Real y Militar Orden de San Fernando, conocida popularmente como Laureada de San Fernando, es la más preciada condecoración militar española.


Tiene por objeto "honrar el reconocido valor heroico y el muy distinguido, como virtudes que, con abnegación, inducen a acometer acciones excepcionales o extraordinarias, individuales o colectivas, siempre en servicio y beneficio de España".

Pueden recibirla los miembros de las Fuerzas Armadas, de la Guardia Civil (cuando realicen actividades de carácter militar) y aquellos civiles que presten servicio dentro de fuerzas militares organizadas.[1] Su nombre se refiere al rey Fernando III de Castilla y León. Su prestigio y categoría vienen avalados por las rigurosas exigencias necesarias para iniciar el expediente de concesión y el trámite estricto que conlleva.

El Soberano de la Orden de San Fernando es el Rey de España, que preside el capítulo bienal que se celebra en el Real Monasterio de El Escorial. Su representante en la Orden es el Gran Maestre, que la gobierna auxiliado por la Maestranza.


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