El Ejército se despliega en El Hierro ante una posible evacuación
La ministra de Defensa llegó ayer a la isla para seguir de cerca el dispositivo, mientras permanecen fuera de sus casas 53 personas del Valle del Golfo
Mientras El Hierro se despertaba de la que fue la peor noche desde que se desató la crisis volcánica el 19 de julio, trece vehículos y una treintena de soldados de la Unidad Militar de Emergencias (UME) se desplegaron ayer por la isla, en previsión de posibles evacuaciones a gran escala. Los efectivos están preparados para la eventual instalación de un campamento de damnificados con capacidad para albergar a 2.000 personas.
Pese a que el dispositivo se completa con una significativa aportación de la Cruz Roja (ocho vehículos) y el Gobierno de Canarias (dos), no está previsto tomar ninguna medida adicional a las adoptadas durante la jornada de ayer, según informó la ministro de Defensa, Carme Chacón, que se reunió en la capital insular, Valverde, con las autoridades locales y los representantes de las organizaciones científicas y de Protección Civil movilizadas ante la sucesión de movimientos sísmicos. Solo ayer se registraron casi un centenar de temblores, aunque todos, como ha sido la tónica desde julio, de baja intensidad. El mayor fue de 3,4 grados de magnitud en la escala de Richter, poco antes de las cinco de la tarde, hora insular, y a una profundidad de 11 kilómetros.
Los 53 pobladores de la zona del Valle del Golfo que el martes fueron evacuados aguardaban ayer a última hora información por parte de las autoridades sobre el posible retorno a sus hogares. Si bien el nerviosismo y la incertidumbre fueron la nota dominante la noche del martes, los responsables del Cabildo Insular en contacto con los vecinos hicieron hincapié en que se trataba de una medida de precaución no por una posible erupción, sino por el peligro de desprendimientos por sismicidad. El túnel de Los Roquillos, que conecta con la capital de la isla, permanece cerrado, pero el colegio, el instituto y la guardería de la zona volverán a las clases a partir de hoy.
Gran despliegue
«La verdad es que impone tanto despliegue del Ejército en la isla», reconocía a ABC Yurena, empresaria hotelera de El Mocanal, tras haber visto pasar a las unidades del UME por las carreteras de la isla, a lo que se sumaba la instalación de la unidad móvil de catástrofes del Servicio de Urgencias Canario. La preocupación en el Cabildo Insular ayer se manifestaba en los esfuerzos por llevar información fidedigna que tranquilizase a la población —las versiones boca a oreja iban desde la evacuación inmediata de la isla a la generación de un tsunami, todas infundadas—, insistiendo en que, si bien la actividad sísmica es constante, nada ha hecho modificar la alerta amarilla decretada la pasada semana y que no hay riesgo de erupción en el corto plazo. Desde la Corporación insular se buscaba, además, la colaboración de empresarios dueños de alojamientos rurales para ubicar a las cinco personas evacuadas a Valverde cerca de su pueblo, dentro del municipio de Frontera.
«Olvídense de evacuar la isla», afirmó tajante Alpidio Armas, presidente del Cabildo, tratando de desactivar los comentarios más alarmistas. En el mismo sentido apuntaron las palabras del presidente canario, Paulino Rivero, que confió en que el dispositivo de seguridad sirve tanto para la eventualidad de más derrumbes y seísmos, hasta por si «tenemos que sentarnos con un bocadillo y una cerveza para ver una erupción benigna».
En la mente de todos los canarios está lo sucedido en 1971 en La Palma, cuando los movimientos sísmicos dieron lugar al volcán Teneguía, con una
erupción que se produjo entre el 26 de octubre y el 18 de noviembre y que solo causó una víctima, por inhalación de gases. Al tratarse de un archipiélago que vive en buena parte del turismo, tampoco descartan, los más optimistas, que en caso de producirse una erupción todo acabe siendo un atractivo rentable económicamente, que se traduzca en la llegada de visitantes y científicos que deseen seguir in situ el fenómeno
Fuente Diario "ABC"
Siempre huyendo
No llegan a la mayoría de edad pero su vida ha sido una huida constante. Nacieron en el Sáhara, lo que las hace refugiadas casi 'de facto'. Esta vez no ha sido un conflicto el responsable de que tuvieran que abandonar su casa en plena noche y con los mínimos enseres personales. Fue el caprichoso movimiento de un manto de magma el que les obligó a dejar su refugio en un lugar más representativo por su nombre de que por su ubicación. Fadah y Khadeja vivían en Frontera, en la isla de El Hierro. Frontera es lo que no tiene el lugar del que proviene su familia y del que no se olvidan, incluso, tras ser desalojadas en plena noche.
"Estaba viendo la tele cuando vi en las noticias lo que estaba pasando, entonces entró mi tío..." Entró su tío y les aprestó para que recogieran lo imprescindible y dejaran la casa. Estaban evacuando el barrio. Los 8.000 terremotos precedentes fueron un aviso del que esa noche, el pasado martes, les obligó con sus más de tres grados y medio en la escala de Richter a huir hacia Valverde, la zona más segura de la isla del Meridiano. "Me sentí paralizada y sólo pude ponerme a llorar". Era el primer terremoto que había vivido Khadeja en su vida y, según dijo, jamás lo iba a olvidar.
Su padre fue el que, paseando por la calle, comenzó a notar que las cosas no iban bien. Varias rocas comenzaban a caer ladera abajo a causa del temblor y no dudó un segundo en acudir a su casa y a la de sus familares, 12 en total, para aprestarles a abandonar la vivienda. Ellos serían unos de los más de medio centenar de evacuados derivados de los citados derrumbamientos. Al final, 30 serían realojados en casas de familiares fuera de peligro; sin embargo, para la familia Hamadi- Sidahma, sus allegados quedaban demasiado lejos, concretamente, al otro lado del Atlántico.
Los apenas 15 kilómetros que separan Frontera de Valverde se hicieron eternos y más cuando el coche en el que viajaban se paró en medio del túnel del Roquillo, túnel que permanece cerrado hasta nueva orden por el peligro de derrumbamientos. Una medida que se prolonga tras la última reunión que ha mantenido en el Centro de Coordinador de Emergencias y Seguridad Insular entre vulcanólogos del Instituto Geográfico Nacional y las autoridades locales. Así como la orden de mantener a los evacuados lejos de sus casas hasta que remita una amenaza sismológica que, según han comentado, parece haberse estabilizado.
'Máxima calma'
Mientras, Fadah y Khadeja seguirán junto a los suyos y otras ocho personas en la residencia estudiantil Valverde de la que sólo tienen buenas palabras. "Nos están tratando muy bien", comentaba Fadah mientras se encaminaba a pasar una segunda noche en una cama que no es la suya. Quizás no sean muchas más. Las autoridades con la ministra de Defensa, Carme Chacón, a la cabeza intentan convencer a la población insular de que el enorme despliegue de emergencia en la isla es una mera prevención. Que procede de un plan vulcanológico aprobado en 2009 tras unos eventos sismológicos en la isla de Tenerife. "Máxima calma", "el riesgo de una erupción es altamente improbable", "la situación no ha cambiado"; son algunos de los titulares que los políticos insulares y autonómicos han querido mandar a la población para que permanezca en la 'actitud colaboradora' que han mostrado en todo momento.
No obstante, el despliegue en la isla del Meridiano no tiene precedentes. Cuarenta y cuatro miembros de la Unidad Militar de Emergencias (UME) junto a 14 vehículos preparados para montar un campamento provisional que pueda albergar a 2.000 personas. Ambulancias y una Unidad especial provistas por el Servicio de Urgencias Canario (SUC) capaz de desplegar un hospital de campaña. Además, ayuda humanitaria de la Cruz Roja y todas las Fuerzas y Cuerpos de seguridad insulares en estado de alerta. El objetivo de todo este despliegue según la ministra es la prevención. Una prevención que comienza a escamar a algunos vecinos.
Desiré Gordillo tiene miedo y no se fía de que un dispositivo tan grande haya desembarcado en la isla por mera prevención. Sin embargo, Miguel Padrón, un comerciante proveniente de Venezuela, no cree que haya ninguna alarma y mantiene una calma que sólo se ve perturbada por las llamadas de empresas que le quieren vender mascarillas ante una posible erupción. El único miedo de Domingo Martín es el de la falta de empleo mientras que otros vecinos bromeaban incluso con la oportunidad que va a suponer una erupción para instalar aire acondicionado.
Las bromas también alcanzaban a la clase política y el mismísimo Paulino Rivero, presidente del Gobierno de Canarias, auguraba una gran promoción turística de la isla gracias al volcán, como la que derivó de la del cráter del Teneguía en la isla de la Palma hace justo 40 años. También rechazaba la idea de una evacuación de la isla porque "lo máximo que puede ocurrir es que salga una montaña de 200 metros de alto", decía. No obstante, y por si acaso, ya se ha contactado con compañías tanto aéreas como marítimas en el caso de que esa caprichosa montaña quiera fastidiar el sueño de los herreños. De momento, el de Fadah y Khadeja, ya lo ha jodido.
Fuente Diario "EL MUNDO"
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