La Armada cede un buque a Australia por un año para ahorrar
En 2013 la institución ensayará una fórmula inédita para reducir costes
Australia correrá con los gastos de combustible de la nave y España pagará a los 180 tripulantes
A menos presupuesto, más imaginación. La Armada española ensayará en 2013 una fórmula inédita para mantener la operatividad de sus buques y tripulaciones al tiempo que reduce costes. Durante todo el año —de febrero a noviembre, más las travesías—, el Buque de Aprovisionamiento de Combate (BAC) Cantabria se integrará en la Marina australiana, a la que prestará apoyo logístico en ejercicios de adiestramiento y evaluación de capacidades. Australia correrá con los gastos de combustible, mantenimiento, traslados e incluso dietas; mientras que España pagará los sueldos de los tripulantes: 180 en total.
La ventaja para la Armada es que podrá mantener este buque en plena actividad —si se quedara en España, es probable que no navegase más de 40 días en todo el año—, mientras que Australia se beneficiará a un coste mínimo de uno de los buques más modernos de su clase (fue botado en julio de 2008).
El jefe de la Armada, Manuel Rebollo, subrayó ayer —tras la firma de un acuerdo de colaboración con su homólogo australiano, el vicealmirante Ray Griggs— que “no se cede un ápice de soberanía”, ya que el buque navegará siempre con pabellón español y bajo el mando de un capitán de fragata español. Si durante el año australiano del Cantabria la Armada necesita un BAC, deberá conformarse con el Patiño (botado en 1995).
Además del ahorro de costes, la operación tiene una clara vertiente comercial. Australia tiene dos vetustos buques de apoyo logístico de características diferentes que quiere sustituir a finales de esta década por otros dos nuevos de un modelo único. Si las capacidades del Cantabria les convencen —y los marinos australianos podrán comprobarlo in situ, pues embarcarán en el buque español— la Marina Real Australiana (RAN) podría encargar dos buques similares a Navantia por unos 600 millones.
No sería el primer contrato de la RAN con el astillero público español. En el otoño de 2007, Navantia se adjudicó la construcción de dos buque anfibios similares al Juan Carlos I (LHD) y el diseño y asistencia técnica para la construcción de tres destructores basados en la fragata Cristóbal Colón (F-105). Además, en diciembre pasado encargó varios bloques para los futuros destructores y 12 lanchas de desembarco LCM-1E. En total, los pedidos de Australia a Navantia suman unos 1.500 millones.
La cooperación de la Armada ha sido decisiva para que el astillero público se hiciera con estos pedidos pues, como subrayó el vicealmirante Griggs —quien visitó España para asistir a la botadura del LHD Adelaide— nunca compraría un modelo de buque que no tenga en servicio la Marina de su propio país.
Una muestra de este rol de agente comercial lo hará el Buque de Acción Marítima (BAM) Relámpago, que realizará una escala en Sudáfrica en su travesía al océano Índico, donde se integrará en la flota europea de lucha contra la piratería.
La ventaja para la Armada es que podrá mantener este buque en plena actividad —si se quedara en España, es probable que no navegase más de 40 días en todo el año—, mientras que Australia se beneficiará a un coste mínimo de uno de los buques más modernos de su clase (fue botado en julio de 2008).
El jefe de la Armada, Manuel Rebollo, subrayó ayer —tras la firma de un acuerdo de colaboración con su homólogo australiano, el vicealmirante Ray Griggs— que “no se cede un ápice de soberanía”, ya que el buque navegará siempre con pabellón español y bajo el mando de un capitán de fragata español. Si durante el año australiano del Cantabria la Armada necesita un BAC, deberá conformarse con el Patiño (botado en 1995).
Además del ahorro de costes, la operación tiene una clara vertiente comercial. Australia tiene dos vetustos buques de apoyo logístico de características diferentes que quiere sustituir a finales de esta década por otros dos nuevos de un modelo único. Si las capacidades del Cantabria les convencen —y los marinos australianos podrán comprobarlo in situ, pues embarcarán en el buque español— la Marina Real Australiana (RAN) podría encargar dos buques similares a Navantia por unos 600 millones.
No sería el primer contrato de la RAN con el astillero público español. En el otoño de 2007, Navantia se adjudicó la construcción de dos buque anfibios similares al Juan Carlos I (LHD) y el diseño y asistencia técnica para la construcción de tres destructores basados en la fragata Cristóbal Colón (F-105). Además, en diciembre pasado encargó varios bloques para los futuros destructores y 12 lanchas de desembarco LCM-1E. En total, los pedidos de Australia a Navantia suman unos 1.500 millones.
La cooperación de la Armada ha sido decisiva para que el astillero público se hiciera con estos pedidos pues, como subrayó el vicealmirante Griggs —quien visitó España para asistir a la botadura del LHD Adelaide— nunca compraría un modelo de buque que no tenga en servicio la Marina de su propio país.
Una muestra de este rol de agente comercial lo hará el Buque de Acción Marítima (BAM) Relámpago, que realizará una escala en Sudáfrica en su travesía al océano Índico, donde se integrará en la flota europea de lucha contra la piratería.
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