Hace unos meses se cumplieron 30 años del fallido golpe de estado de Tejero, y fue en este elegante edificio que hoy ocupa una tienda de Sfera (el grupo creado por el Corte Ingles para competir con Inditex) donde se vivió un oscuro segundo capítulo de aquel año repleto de acontecimientos.
El tiempo ha pasado y hoy es una tienda de ropa, pero antaño fue la sede del Banco Central de Barcelona, y lugar donde un grupo de delincuentes llevo a cabo, no solo el mayor atraco vivido en Barcelona, sino que además uno de los más famosos y espectaculares de la historia del país.
263 rehenes y 27 encapuchados.
Estamos a 23 de Mayo de 1981, se cumplen 3 meses del golpe de estado, y un grupo de 11 personas entran encapuchados y con armas a la sede del banco central. Al entrar empiezan a disparar al techo del vestíbulo. Son las 9 de la mañana y dentro hay 263 personas entre clientes y trabajadores a los que sitúan como rehenes en el patio central del Banco.
Llaman al Diario de Barcelona y avisan de que han dejado un comunicado en una cabina de la Gran Vía de las Corts, en el que exponen los motivos del asalto.
Hicieron creer que sus intenciones eran políticasyExigen la libertad de Tejero y otros procesados del 23 F.
El comunicado:
“Para acabar con el terrorismo rojo exigimos la libertad de 4 militares héroes del 23 F, el general Torres Rojas, el coronel San Martín y los tenientes coroneles Tejero y Pedro Más.Si no los liberan en un plazo de 72 horas matarán a 10 personas y por cada hora añadida fuera del plazo establecido, a cinco personas más. Y reclamaban también un avión para trasladarlos a Argentina y otro para que ellos pudieran abandonar España” .
En esos momentos todo hacía pensar que se trataba de un grupo de extrema derecha y de que entre los asaltantes había algún guardia civil.
En Madrid se constituye el mando operativocon el ministro de Interior al frente, Juan José Rosón. Mientras, en la Ciudad Condal, los rehenes vivían una situación dramática y eran utilizados como parapeto contra la policía.
Algunos son evacuados con ataques de nervios, y fuera del banco hay desplegados agentes, helicópteros militares y más de 30 ambulancias.
Hora y media después del asalto, a través de la radio y de llamadas telefónicas, comienza la consabida cadena de rumores y especulaciones.
A las 11 horas se evacuan a los primeros rehenes, entre ellos un empleado al que han disparado en la pierna para que vean que van en serio en sus amenazas, un par de horas después aparecen los GEO.
Al mediodía, las fuerzas de extrema derecha y los núcleos relacionados con el 23-F condenan el asalto y se desmarcan de los secuestradores. Lo mismo hacen Tejero, Torres Rojas y el coronel San Martín.
Se sospecha que algunos miembros pueden ser guardias civiles. A lo largo del día hay un goteo de rehenes liberados por problemas de salud. La ciudad permanece expectante y muchos ciudadanos intentan seguir los acontecimientos tras los cordones policiales.
Volar el edificio y quemar 600 millones.
La llegada de la Policía y de sus grupos especiales de operaciones, es vista con temor por los asaltantes que deciden amenazar con quemar 600 millones de pesetas de los que se han apoderado y volar el edificio con cargas explosivas situadas en las paredes y el sótano del Banco. Utilizan a algunos rehenes como escudos humanos en las ventanas exteriores y a otros cavando inútilmente el suelo (estaba echo de roca maciza) en busca de un túnel que les comunicara con las alcantarillas para facilitarles la huida.
A lo largo de las horas que dura el secuestro, los atracadores van liberando a algunos de los rehenes al tiempo que piden comida, vino, heroína y televisiones, todo impropio de militares dispuesto a salvar a la patria (La Vanguardia, 2006). Los mandos policiales ya no tenían duda de que se trataba de delincuentes comunes.
Sin embargo, los políticos no lo acababan de creer y envían a Barcelona al general de la Guardia Civil Aramburu Topete para que negocie con sus presuntos "subordinados".
Pasan las horas y llega la noche.
A las 3 de la madrugada han liberado ya a 69 rehenes. Los atracadores siguen negociando con el gobierno sin encontrar ninguna salida. A las 10 de la mañana cuando ya se han cumplido 24 horas del asalto llega a la Plaza Cataluña y estaciona delante del banco una tanqueta de la policía nacional de la que sale la siguiente amenaza 'Vuestro intento a fallado, o salís como unos equivocados, o lo hacéis como unos criminales' la respuesta de los atracadores tiene forma de ráfagas de metralleta.
Los GEOS contraatacan.
Con la intención de intimidar a los atracadores, los GEO se encuentran ya en la azotea del edificio vecino, (el Banco de Vizcaya) desde el que disparan a la azotea del Central donde empiezan a llegar atracadores para defender su posición. En este intercambio de disparos fallece uno de los atracadores.
Finalmente los GEO acaban entrando dentro del Banco y se produce un tiroteo entre la policía y los asaltantes que aprovechan 42 rehenes para escapar por una verja que da a Las Ramblas.
La policía libera a los últimos rehenes, (entre los que se encuentra camuflado uno de los asaltantes) y da por concluida la operación a las 22.15 horas con los asaltantes ya detenidos después de casi 36 horas de secuestro. En la operación han participado 600 policías nacionales ubicados en las Ramblas tras quioscos, farolas o bocas de metro en un show digno de Hollywood.
El atraco a esta entidad bancaria, que mantuvo en vilo a todo el país, se resolvió después de 37 horas con la detención de todos los atracadores, la muerte de uno de ellos y un rehén herido en una pierna.
El Rubio, el cerebro del asalto al Banco Central
Jose Juan Martínez Gómez, El Rubio, de 25 años, y cerebro del asalto, había sido detenido en otras ocasiones por su vinculación con grupos anarquistas y atracar bancos. Era sobre todo un mercenario.
Cuenta El Rubio, en TVE en el programa Documental Asalto al Banco Central (Atraco imperfecto) que fue un encargo de la extrema derecha y de los servicios secretos.
"Me encargaron recuperar un maletín con documentos muy importantes que se encontraban en una caja del banco, y que era necesario atracar porque no tenían la llave", asegura el cerebro de la trama, al tiempo que de cuentan que contenido del maletín ponía en riesgo la estabilidad del país.
Asegura El Rubio que le ofrecieron 50 millones mínimo hasta un máximo de 100 millones por personas y a él, una cuenta de un millón de dólares en Suiza.
En el documental de TVE, el cerebro del asaltodice que se hicieron con el maletín, cuyos documentos revelaban la trama civil y militar del 23-F, y que el contacto de extrema derecha lo sacó camuflado entre los rehenes.
Este hecho lo niega rotundamente el capitán Enrique Esteban, y segundo subjefe de unidad durante el asalto, quien asegura que todos los rehenes fueron examinados y hubiera sido fácil reconocer a alguien con un maletín.
Todos los atracadores fueron detenidos y condenados por la Audiencia a más de 25 años de prisión, salvo Julia, una empleada de banco que facilitó datos a los asaltantes, a la que le cayó cinco meses por su deficiente estado psíquico.
Al final como conclusión de este dramático y confuso suceso. Quedan las palabras dedicadas por Rosón a los asaltantes:
"Chorizos, macarras y anarquistas" detrás de un asalto lleno de interrogantes.
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