Spurius Ligustinus, el soldado más laureado de la
historia de Roma
Por
No hay mayor honor para un militar que recibir una
medalla, ya no una Laureada de San Fernando —que a penas se dan ya—, sino una
Medalla al Mérito o una Medalla Militar.
En la antigua Roma no era diferente, tenían sus
“medallas” también, incluso muchas más de los que se dan hoy en día, premios al
valor y al coraje, o al ser el primero en escalar un muro enemigo (la muralis).
Polibio, historiador griego que vivió en Roma,
aseguraba que aquellas recompensas, y lo que ellas otorgaban
(dinero y respeto) hacían que las legiones tuvieran ese espíritu de
lucha con tanto afán de superación.
Hoy en día estamos acostumbrados a ver esas
recompensas militares con forma de medallas, que van al pecho o en el cuello.
Las romanas eran en su mayoría coronas, sí coronas como las de
poner en la cabeza, de diferentes tipos. Una gran victoria naval podría valer,
por ejemplo, una Corona Naval (Corona Navalis), de oro con
pequeñas proas de barcos como decoración.
Cada corona era diferente y no la más valiosa era la
de oro. La más prestigiosa eran una que estaba hecha de flores, hierbas y
cereales: la Corona Obsidionalis. La condecoración más difícil de
obtener. Se le concedía a un general que rompía un sitio o que, de alguna
forma, salvara un ejército a punto de ser aniquilado. Ese mismo ejército
salvado era el que se encargaba de confeccionar la honorable corona.
Ya que el soldado raso no podía alcanzar nunca la
Corona Obsidionalis, su máxima aspiración era la Corona Cívica, no
es que esta fuera el equivalente en tropa a la anterior, pero sí tenía una
estima similar.
Era una auténtica medalla de honor. Para
ser merecedor de la Cívica, el soldado (o ciudadano), tenía que salvar la vida
a un compañero o matar al enemigo que tratara de asesinar a algún romano,
salvando también la vida de este.
Además, el hombre rescatado pasaría a tener una deuda
de por vida reconocida con su salvador, al cual deberían tratar a partir de
entonces como a un padre, con todo lo que conllevaba eso. Por lo tanto, la
mayoría de los valientes soldados no recibían nada.
Spurius Ligustinus
Provenía de las zonas altas de los Apeninos, de una
raza dura que no se lo puso fácil a Roma cuando trataban de dominar toda
Italia: Los Sabinos.
A Spurio le tocó luchar en la Segunda Guerra Púnica,
en la que Roma combatía contra Aníbal (218-201), un conflicto casi interminable
que dominaría las próximas décadas.
Sirve en los hastati, la primera línea de la
formación de infantería de tres líneas de Roma. Eran hombres jóvenes en forma y
con grandes habilidades para la lucha. La idea era que adquiririeran
experiencia en esa posición y, con aquellos que sobrevivieran, tras algunos
años se les promocionaba a la línea media de los Príncipes.
Historial Militar
·
Su primer combate fue contra las
temibles falanges macedonias del rey Filipo.
·
Tras tres años en la legión es promovido
por méritos de guerra a centurión de la 10ª manipulus de los hastati.
·
Cuando los macedonios caen fue
desmovilizado, y partió voluntario a Hispania (195 aC).
·
Durante la campaña en Hispania fue
ascendido de nuevo a centurión de la 1ª centuria de hastatus, de nuevo por su
valor.
·
Tras Hispania, Ligustinus, se ofreció
voluntario para luchar, esta vez contra los etolios conducido por el rey
Antíoco III el Grande, en el ejército formado por Manius Acilius Glabrio (191
aC). Aquí fue ascendido a centurión de la 1ª centuria de los veteranos
príncipes.
·
Luego de la derrota de Antíoco en la
Batalla de las Termópilas, regresó a Italia en donde participó en dos campañas
durante un año.
·
Hacia el año 182 aC. realizó dos
campañas más en Hispania; una bajo Quinto Fulvio Flaco que actuaba como pretor
(182 aC – 181 aC), y otra bajo Tiberio Sempronio Graco (180 aC). Quinto Fulvio
Flaco le ofreció ir a Roma junto a sus oficiales para presentar junto a los
generales los triunfos debido a su valentía.
·
Tras su paseo por Roma, Tiberio,
requirió su presencia en Hispania, siendo nombrado primer centurión de la 1ª
centuria de triarios.
Recompensas obtenidas:
·
34 veces mencionado al
valor en combate.
·
6 Coronas Cívicas
·
Honores de victoria en
Roma
·
Primus pilus de la
primera legión
*No se puede dejar sin mencionar en un artículo sobre
héroes romanos a Lucio Sicio Dentato, el que está considerado como el más grande de
toda la historia de Roma. Si bien, siempre aparece como oficial (por
eso recibió una corona obsidional) y a veces hay que destacar a la
tropa, cuyas medallas cuestan bastante más ganarlas.
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