Más de 250 años de la reorganización de la Artillería y la creación de la Compañía de Caballeros Cadetes
Por Carlos Medina
viernes 29 de enero del 2016, 04:00h
La nueva organización pasaba de
dos a cuatro batallones. Además, se mandaba crear una Compañía de
Caballeros Cadetes, que marcaría el tránsito definitivo entre la antigua
formación de los oficiales del XVII y una nueva instrucción, más
científica y militar, acorde con los planteamientos ilustrados del Siglo
de las Luces, con lo que se suprimían los cadetes del regimiento y de
las compañías provinciales...
La nueva organización pasaba de dos a cuatro batallones. Además, se mandaba crear una Compañía de Caballeros Cadetes, que marcaría el tránsito definitivo entre la antigua formación de los oficiales del XVII y una nueva instrucción, más científica y militar, acorde con los planteamientos ilustrados del Siglo de las Luces, con lo que se suprimían los cadetes del regimiento y de las compañías provinciales …
“…y de entre ellos se elegirán los que fueren más a propósito por su calidad, talento, asistencias y demás circunstancias para la formación de la expresada compañía de Caballeros Cadetes”.
Se organizaban cinco Departamentos, con sus capitales en Barcelona, Sevilla, La Coruña, Valencia y Segovia. En cada uno de ellos daría las guarniciones uno de los batallones, pero en el de Segovia estaría la Compañía de Cadetes más una compañía de cada uno de aquéllos.
A partir de este momento, todos los oficiales artilleros procederían del Departamento de Segovia, en cuyo Alcázar se establecería, pocos años después, el Real Colegio de Artillería, institución puntera en la enseñanza académica de la época.
También, desde entonces, los artilleros iban a ascender por rigurosa antigüedad, cuestión que mantendrían hasta el reinado de Alfonso XIII, y que ocasionaría no pocos problemas, por los que el Cuerpo sería disuelto dos veces, al negarse a aceptar el ascenso por méritos de guerra. Porque, en opinión de todo el colectivo artillero, tan importante y vital era la abnegada labor de dirección de las fábricas de artillería, necesarias para abastecer a las unidades en campaña, como el heroico mando de las unidades en el frente.
Servir de forma útil y eficaz a España podía hacerse en ambos destinos.
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