Así lo ven los guardias civiles que la guardan: "No queremos que la valla de Melilla se convierta en el muro de la vergüenza"
- Juan Antonio Delgado denuncia que hay pocos guardias civiles para controlar toda la zona, pocas cámaras y destaca que los vehículos tienen más de 250.000 kilómetros.
- "La mayoría de los inmigrantes son personas pacificas aunque hemos tenido casos en los que han saltado lanzando piedras que han causado heridas graves a nuestros compañeros", señala el portavoz.
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154.156 inmigrantes han entrado en España de forma irregular en la última década, desde 2002 a 2012. Un dato que se va incrementando días tras día sobre todo en Melilla. Esta semana la Guardia Civil ha interceptado a unas 1.000 personas que esperaban al otro lado de la valla para acceder a suelo español.
Este guardia civil relata que los inmigrantes se ocultan al otro lado y esperan el momento adecuado para dar el salto en grupo. "Las mafias los tienen bien organizados, saben decirles por donde tiene que saltar y que tiene que hacer después para que no sean localizados. Además los inmigrantes saben que cuantos más salten, más probabilidades tiene de alcanzar con éxito el territorio español. Hay que darse cuenta que, por ejemplo en el último salto eran 1.000 y solo había 20 guardias civiles controlando la valla", apunta.
Juan Antonio Delgado destaca que para ellos controlar la valla es parte de su trabajo y que evidentemente los inmigrantes solo están cometiendo una infracción administrativa. También denuncia que son pocas personas para contralar toda la zona y que hay pocas cámaras por eso pide más personas y nuevos vehículos, "tenemos coches que tiene más de 250.000 kilómetros cuando la DGT recomienda que los vehículos particulares no superen los 200.000", señala.
"La mayoría de los inmigrantes son personas pacificas aunque hemos tenido casos en los que han saltado lanzando piedras que han causado heridas graves a nuestros compañeros. Lo que no se puede hacer con estas personas en poner las cuchillas porque ellos están en una situación desesperada y hacen cualquier cosa por saltar. No queremos que con las cuchillas se corten, se desangren y la valla quede como el muro de la vergüenza. Esto no se puede permitir. Además los policías se enfrenta a un problema de seguridad laboral ya que pueden estar enfermos y puede haber algún contagio", destaca Delgado.
Este policía cuenta que en cada salto hay muchas historias dramáticas. "Hay casos en que saltan mujeres embarazad, las ves y se te cae el alma. También ves a madres ayudando a sus hijos a saltar y ellas se acaban quedando al otro lado. Lo que pasa aquí no tiene solución, este es un problema de dos continentes y siempre que haya estas diferencias esto va a seguir pasando", concluye.
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