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martes, 19 de marzo de 2013

ESPECIAL.-10 AÑOS DE LA II GUERRA DEL GOLFO

Irak, la guerra de semanas que duró años
 
ISRAEL VIANA isra_viana / MADRID
Día 19/03/2013 - 04.49h

ABC cubrió todos los episodios desde la invasión de EE.UU. hace hoy una década, hasta su retirada en 2010. Murieron 100.000 civiles y costó cerca de 600.000 millones de euros

 
Estaba previsto que la «Operación libertad iraquí» durara sólo tres semanas. pero se convirtió en una guerra de siete años que acabó con la vida de más de 100.000 civiles iraquíes y que costó cerca de 600.000 millones de euros. ABC contó, con decenas de portadas importantes, todos y cada de los episodios de esta guerra de cuyo inicio hoy se cumplen exactamene diez años:

Atentados del 11-S (11/septiembre/2001)

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ABC
«El terrorismo islámico declara la guerra a Occidente», anunciaba ABC en su portada con motivo de los atentados suicidas contra las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono. Una masacre impensable llevada a cabo por 19 terroristas de Al Qaida, en la que murieron 2.973 personas. El peor atentado de la historia de Estados Unidos, que llevó a Bush a declarar la «guerra global contra el terrorismo», invadiendo Afganistán un mes después e Irak, en marzo de 2003.

Cumbre de las Azores (16/marzo/2003)

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abc
Bush, Blair, Durão Barroso y Aznar se reunieron en las Azores con el objetivo de hacer un frente común frente al terrorismo y desarmar a Sadam Hussein «de manera inmediata». Los cuatro presidentes tenían la certeza de que Irak poseía armas de destrucción masiva, por lo que establecieron un ultimátum de 24 horas, sin el respaldo de la ONU, para que el dictador iraquí cumpliera con la resolución 1441: permitir la inspección de todos los programas de desarrollo armas. Si no, se expondría «a graves consecuencias». «Es la última oportunidad», aseguro Aznar. La guerra comenzó, las armas nunca aparecieron.

Invasión de Irak (20/marzo/2003)

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ABC
A las 3:40 de la madrugada (hora española) del 19 de marzo de 2003, George Bush ordenaba la invasión de Irak con un asalto simultáneo por tierra y aire, dando comienzo a una «guerra sin precedentes» que ha acabado con la vida de 4.415 soldados norteamericanos y entre 97.000 y 106.000 civiles iraquíes, según la organización no gubernamental Iraq Body Count. Objetivo: acabar con la dictadura de Sadam Hussein, para lo que el Pentágono contaba con 300.000 militares, 1.000 aviones y seis portaviones. El mayor despliegue de tropas desde la guerra de Vietnam.

Sadam, capturado (14/diciembre/2003)

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ABC
«Señoras y señores… ¡lo tenemos!». Con estas palabras, un exultante Paul Bremer, administrador estadounidense en Irak, confirmaba al mundo la detención del hombre más buscado del planeta: Sadam Hussein. La víspera, las tropas aliadas habían recibido el soplo de uno de los miembros de su tribu: el dictador se encontraba en una granja de Ad Daur, a 30 kilómetros de Trikit. Allí, en una pequeña cabaña, los militares descubrieron un agujero excavado en la tierra, oculto con basura y ladrillos. Era un zulo de dos metros de profundidad con espacio para dos personas tumbadas. Sadam estaba allí… y se entregó sin resistencia. «Lo cazamos como a una rata», sentenció un oficial.

Nace la insurgencia iraquí (2/marzo/2004)

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En primavera de 2004, nace la insurgencia suní procedente de Al Qaida, sembrando de violencia todo el país con el objetivo de poner obstáculos al proceso de devolución de la soberanía y provocar una guerra civil contra los chiíes. Una de las acciones más significativas se produjo el 2 de marzo: 182 muertos en nueve explosiones simultáneas en Bagdad y Kerbala. Las fuerzas de la coalición se vieron obligadas a cambiar de estrategia e iniciar, tras el asesinato de cuatro contratistas de un convoy de EE.UU., la «Batalla de Faluya», el periodo más sangriento de toda la guerra.

Zapatero retira las tropas (18/abril/2004)

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ABC
Tan solo un día después de jurar el cargo como presidente del Gobierno, Zapatero anunciaba la retirada de las tropas de Irak «en el menor tiempo y con la mayor seguridad posibles». Fue su primera decisión en el cargo, largamente preparada y meditada, y para anunciarla no esperó ni tan siquiera al Consejo de Ministros que se iba a celebrar por la tarde. «Haré honor a la palabra dada hace más de un año», dijo… y cumplió poco después.

Torturas en Abu Ghraib (1/mayo/2004)

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A finales de abril de 2004, un canal de noticias hizo públicas unas imágenes donde se podía ver a soldados estadounidenses torturando, abusando y humillando a reclusos iraquíes en la cárcel de Abu Ghraib, a 20 kilómetros de Bagdad. Las fotografías provocaron un importante escándalo político mundial. La comisión de investigación creada por el secretario de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, concluyó que la responsabilidad indirecta afectaba «a toda la cadena de mando hasta Washington». La Liga Árabe los calificó de «actos salvajes propios de Sadam».

La soberanía de Irak (28/junio/2004)

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Dos días antes de lo previsto y en una ceremonia furtiva por temor a ataques terroristas, el administrador de Estados Unidos en Irak, Paul Bremer, devolvía la soberanía al gobierno iraquí un año después de la ocupación. Una ceremonia rápida que reflejaba la anormalidad que vivía el país, donde la inseguridad, las bombas y los secuestros eran el pan de cada día. «!Qué reine la libertad¡», declaraba Bush. Washington, sin embargo, mantenía aún 160.000 soldados.

Elecciones en Irak (30/enero/2005)

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El 30 de enero de 2005 se celebraron en Irak las primeras elecciones libres en 50 años. Una jornada «histórica» en la que millones de iraquíes (60%) acudieron a las urnas superando el miedo provocado por los atentados (45 muertos) y las amenazas apocalípticas del terrorista Abu Musab al Zarqaui. Y entre la euforia por el voto masivo de kurdos y chiíes y la baja participación suní y el boicot de Al Qaida, un ganador: Nuri al Maliki, de la Alianza Unida Iraquí, que se convertía en primer ministro democrático con 128 de los 275 escaños.

Sadam Hussein, ejecutado (10/enero/2006)

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«¡Larga vida a Irak, larga vida a los iraquíes! ¡Dios es más grande que el ocupante!», dijo un Sadam desafiante cuando fue condenado a muerte, tras dos años de juicio, por los cargos de crímenes contra la humanidad. El 30 de diciembre de 2006, a los 69 años, el dictador iraquí, el hombre sembró el terror entre kurdos y chiíes, era ahorcado en presencia de un clérigo, un médico y un juez. Las imágenes de su ejecución, captadas con un móvil, dieron rápidamente la vuelta al mundo.

Más soldados de EE.UU. (15/agosto/2008)

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ABC
En enero de 2007, quizá el momento más crítico de su mandato, Bush pidió un esfuerzo adicional para ganar la lucha que determinaría «la dirección de la guerra global contra el terror y la seguridad en casa», declaró. Un esfuerzo por encima de los 315.000 millones de euros y 3.000 soldados sacrificados hasta esa fecha, que se concretó en el envío de otros 21.500 soldados y más de 5.000 millones de euros (4.300 para el refuerzo de tropas y sólo 1.000 para proyectos de reconstrucción y empleo). Ya hacía cuatro años que había comenzado la guerra que iba a durar tres semanas.

Segundas elecciones (7/marzo/2010)

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ABC
«Irak derrota a Al Qaida en las urnas», rezaba el titular de ABC sobre las segundas elecciones democráticas desde el inicio del conflicto, celebradas el 7 de marzo de este año. Grupos insurgentes trataron de boicotear el proceso democrático sembrando el país de bombas las semanas precedentes. Durante la jornada electoral, 38 personas murieron en varios ataques. Aún así, la participación superó de nuevo el 60% y la victoria fue, por sólo dos escaños, para el líder de la oposición, el ex primer ministro iraquí Ayad Alawi.

EE.UU. se marcha de Irak (2/agosto/2010)

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ABC
Siete años después, con 4.415 soldados muertos, 31.800 heridos y cerca de 700.000 millones de euros gastados, Estados Unidos da por terminada la guerra. Iba a costar 60.000 millones de dólares en el peor de los casos, pero se ha convertido en el segundo conflicto más caro de la historia del país, por delante de Vietnam y detrás de la Segunda Guerra Mundial. Las últimas fuerzas de combate abandonan por fin Irak y Washington cumple así escrupulosamente los plazos del acuerdo de seguridad firmado en 2008 por George W. Bush. Ningún soldado estadounidense volverá a combatir en Irak, aunque 50.000 efectivos permanecerán hasta 2011 para, exclusivamente, seguir entrenando a las fuerzas del orden iraquíes. La guerra, dicen, ha terminado.
 
 
 
 
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Una oleada de atentados marca el 10 aniversario de la guerra en Irak

 

Las zonas chiíes han sido las más devastadas, lo que representa una prueba más de la escalada de la violencia sectaria en el país árabe

 
 
 
Más de veinte personas murieron hoy y cien resultaron heridas en una cadena de atentados, la mayoría en Bagdad, en el 10º aniversario de la invasión estadounidense para derrocar al régimen de Sadam Husein.

Una fuente de la policía iraquí confirmó que una docena coches bomba y dos artefactos estallaron a primera hora de la mañana en los barrios de Kazamiya, Ciudad Sadr, Nuevo Bagdad, Huseiniya, y Zafaraniya, entre otros. Las zonas chiíes han sido las más devastadas, lo que representa una prueba más de la escalada de la violencia sectaria en el país árabe.

El atentado más sangriento se produjo en el área de Zafaraniya, donde la explosión de dos vehículos cargados con explosivos causó la muerte de al menos media docena de personas y heridas a una veintena.

En ese mismo distrito, por lo menos tres personas perecieron y otras nueve resultaron heridas al detonar un coche bomba en las proximidades de un restaurante popular.

Mientras, en la zona de Nuevo Bagdad, en el sureste, al menos cuatro personas murieron y doce resultaron heridas por la explosión de otro vehículo cerca de un grupo de obreros.

Atentados similares se registraron en los distritos de Ciudad Sadr (este), Huseiniya, Kazamiya (centro), donde cinco personas fallecieron y decenas sufrieron heridas.

Asimismo, un funcionario del Ministerio de Finanzas pereció por el estallido de una bomba lapa colocada en su coche en la zona de Mansur, en el oeste de la ciudad.

En Saidiya, también en el oeste de la capital, un civil falleció por los disparos de hombres armados, que usaron pistolas con silenciadores.

Fuera de Bagdad, un suicida hizo explotar un coche bomba en una base militar en Iskandariya, 50 kilómetros al sur de Bagdad, y mató a dos soldados y ocasionó heridas a otros nueve.

 

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Más de la mitad de los estadounidenses cree que la guerra de Irak fue un error

Protesta en Irak contra la visita del presidente George W. Bush en 2008. | E. M.Protesta en Irak contra la visita del presidente George W. Bush en 2008. |

E. M.
ELMUNDO.es | Agencias | Washington
Actualizado martes 19/03/2013 01:39 horas
 
Han pasado ya diez años desde que Estados Unidos y sus aliados invadieran Irak, y parece que la mayoría de los estadounidenses consideran éste un aniversario lamentable. El 53% de los estadounidenses cree que su país "cometió un error al enviar tropas a combatir en Irak" frente al 42% que dice que no lo fue, según una encuesta de la consultora Gallup.

Se trata de la primera vez tras la retirada de las tropas en 2011 que se realiza esta pregunta a los ciudadanos estadounidenses. Aunque la participación llegó a su fin hace casi dos años, la guerra ocupa un lugar preponderante en la historia reciente de Estados Unidos y, en especial, en la conciencia política nacional.

La consultora señala que aunque los estadounidenses se mostraron a favor de la guerra inicialmente, con un apoyo superior al 70% en los primeros meses, la tendencia cambió a partir de 2004 y desde 2005 la mayoría ha considerado que el conflicto fue un error.

Sin consenso

Sin embargo, la oposición al conflicto en Irak es menor que en 2008, cuando el 63% de los estadounidenses le dijeron a Gallup que la guerra había sido un error. Lo mismo opinan de la guerra de Vietnam o de la más reciente guerra en Afganistán.

Las guerras suelen estimular momentos de unidad nacional -momentos en que la política partidista se disipa y se silencia el disenso-. Este efecto es temporal, y con respecto a la guerra de Irak, está claro que las actitudes acerca de si fue un error o no han roto esa unidad nacional.

No es de extrañar, ya que la guerra se inició en la administración de un republicano, el ex presidente George W. Bush, el 66% de los encuestados que se identifican como republicanos aseguran que EEUU no cometio un error en el envío de tropas a combatir en Irak, mientras que un 30% expresan la opinión contraria. En contraste, el 73% de los demócratas ven la campaña militar como un error.

Las bajas

Las fuerzas estadounidenses se retiraron completamente de Irak antes de fines de 2011. Durante la presencia militar estadounidense de casi nueve años, Estados Unidos sufrió 4.488 bajas militares. También murieron 3.400 contratistas estadounidenses.

El Reino Unido, aliado clave de Estados Unidos en la invasión a Irak, perdió 179 soldados.
Un estudio de la Universidad Brown de la semana pasada estimó que 134.000 civiles iraquíes murieron junto a decenas de miles de militares iraquíes, tanto del gobierno de Saddam Hussein como del posterior gobierno iraquí establecido tras la invasión, que luchó contra la insurgencia de Al Qaeda y otros grupos militantes.

 
 

A FONDO: LA II GUERRA DEL GOLFO


La invasión de Irak, entre el jueves 20 de marzo y el jueves 1 de mayo de 2003, fue llevada a cabo por una coalición de países encabezada por los Estados Unidos. Otros países estuvieron involucrados en la fase de ocupación posterior. La invasión marcó el inicio de la Guerra de Irak.

Según el Presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, las razones para la invasión eran "desarmar a Irak de armas de destrucción masiva (ADM) - Las cuales, nunca llegaron a encontrarse, ni su existencia quedar demostrada-, poner fin al (supuesto) apoyo brindado por Saddam Hussein al terrorismo, y lograr la "libertad" del pueblo iraquí. Los principales detractores de la guerra señalan estas razones como meras excusas para realizar la invasión, motivados por intereses meramente económicos y políticos."

La invasión de Irak provocó una fractura política entre las grandes potencias, que se dividieron entre aquellas que se opusieron activamente a la invasión, como lo fueron Francia, Bélgica, Alemania, Rusia, China (además de otros países que mostraron una oposición pasiva), y aquellos que sí apoyaron públicamente a los Estados Unidos, como fue el caso de Gran Bretaña, otros España, Polonia, Portugal que no participaron en la invasión y otras naciones que integraron la coalición. La invasión (y por consiguiente, la guerra) también ocasionó que se dieran protestas ciudadanas a nivel global en contra del conflicto.
Antecedentes




En 1988, durante la Guerra Irán-Irak, el ejército iraquí baathista utilizó armas químicas, en concreto gas mostaza, sarin, tabun y VX, contra separatistas kurdos produciendo una masacre en el ataque químico a Halabja. Se estima que por lo menos 5.000 kurdos murieron en el ataque.[20] A pesar de la dramáticas consecuencias del conflicto, se logró evitar la ruptura del país o incluso una guerra civil de imprevisibles consecuencias. La ONU medió en el conflicto y ordenó el alto el fuego para luego continuar con las inspecciones y las presiones a Iraq para que colaborase con las tareas de las comisiones delegadas de las Naciones Unidas para la verificación del desarme iraquí.

El viernes 3 de agosto de 1990, tropas iraquíes invadían Kuwait con vehículos armados e infantería ligera. El miércoles 16 de enero de 1991, una coalición internacional liderada por Estados Unidos y bajo mandato de las Naciones Unidas atacó a las tropas iraquíes estacionadas en Kuwait, iniciando lo que se conoce como la Guerra del Golfo. El ejército iraquí opuso una débil resistencia inicialmente, pero no pudo evitar ser expulsado de Kuwait. Con la capital del país devastada por los bombardeos, Hussein tuvo que enfrentarse a una guerra civil. Los kurdos reclamaron sus derechos y las regiones chiitas del sur se alzaron en armas. Sin embargo, el temor a que la caída del presidente iraquí desestabilizara la zona llevó a los vencedores a no apoyar estos movimientos.

A partir de ese momento, las Naciones Unidas, a través de su Consejo de Seguridad, impuso una serie de obligaciones a Iraq, entre ellas la de la aceptación incondicional de la destrucción de sus armas químicas, biológicas y misiles balísticos de largo alcance bajo supervisión internacional. Además, estableció un bloqueo económico para presionar al país asiático.

El miércoles 15 de mayo siguiente, el Consejo de Seguridad rectifica y aprueba un sistema de flexibilización del duro embargo consistente en la concesión a Iraq de la posibilidad de exportar petróleo cuyos beneficios estarían destinados a la compra de alimentos, medicinas y otras materias básicas para la población civil. Este programa, económicamente administrado por la ONU se popularizó como el programa "petróleo por alimentos" y se hizo oficial el viernes 14 de abril de 1995 con una nueva resolución.

El gobierno de Saddam Hussein se resistió a colaborar activamente con los inspectores de la ONU a causa de las sospechas de espionaje. Estados Unidos mantuvo un embargo comercial durante años pesar de las consecuencias para la población iraquí. Los constantes bombardeos a los que el país era sometido de forma intermitente durante años por parte de la Fuerza Aérea estadounidense causaron también víctimas entre la población iraquí.
 
En 1998, tras una crisis previa el año anterior, se produce la completa expulsión de los inspectores internacionales por parte del gobierno iraquí el sábado 31 de octubre. Unos días después, el martes 17 de noviembre cambia de opinión, decide negociar, y solicita el regreso. Tras el informe de Richard Butler denunciando la falta de colaboración de Bagdad, Naciones Unidas ordena la salida de Iraq de todos sus inspectores.

El jueves 2 de marzo de 2000, Hans Blix asume el cargo de director ejecutivo de la UNMOVIC, la Comisión de las Naciones Unidas de Vigilancia, Verificación e Inspección.

El Eje del Mal y la Guerra contra el terrorismo


Meses después del inicio de la invasión y ocupación estadounidense de Afganistán, el Presidente de Estados Unidos, George W. Bush, situó a Iraq dentro de lo que denominó como eje del mal,[27] un término reminiscente al eje Eje Roma-Berlín-Tokio o equiparable al Telón de Acero durante la Guerra Fría. Además acusó al gobierno de Saddam Husein de tener armas de destrucción masiva,[19] y de tener vínculos con Al Qaeda,vínculos que tampoco han podido confirmarse.[28]

El jueves 29 de noviembre de 2001 se aprobaba la lista de artículos que las próximas inspecciones examinarían y su procedimiento de análisis, y fijaba en el jueves 30 de mayo de 2002 la fecha en la que se comenzaría a aplicar. Asimismo se subrayaba la obligación de Iraq de cooperar con la aplicación de las resoluciones.

En el 2007 Alan Greenspan, ex presidente del banco central estadounidense (la Reserva Federal), aseguró en su libro de memorias que el verdadero motivo para invadir Iraq no eran las razones expresadas públicamente relativas a las supuestas armas de destrucción masiva y acabar con las supuesta relación entre el gobierno baasí iraquí y la organización guerrillera Al Qaeda; sino controlar las reservas de petróleo y evitar que la Unión Europea o poténcias emergentes como China e India se acercaran a esas gigantescas reservas de petróleo.

La resolución 1441

 

En la importante resolución 1441, aprobada en la sesión celebrada el viernes 8 de noviembre de 2002, el Consejo decidió requerir a Iraq la realización de las inspecciones ordenadas referidas a la existencia de armas de destrucción masiva.

Para ello daba un plazo de 30 días a partir del día de la publicación de la resolución para presentar una completa declaración de todos los aspectos de los programas para el desarrollo de armas químicas, biológicas, nucleares, misiles balísticos, etc., además de requerir que Iraq no realizaría ningún acto o amenaza contra cualquier Estado Miembro que adoptase medidas para hacer cumplir sus resoluciones.

Realizado el informe, el Consejo se reuniría nuevamente para examinarlo y adoptar las decisiones que pudieran corresponder. La resolución afirma que ha advertido reiteradamente al Iraq que, de seguir infringiendo sus obligaciones, se expondrá a graves consecuencias. No obstante, la resolución excluía autorizar el uso de la fuerza, lo que en todo caso requeriría de una nueva resolución que nunca llegó a aprobarse.

Se forma la coalición

 

Tras presionar al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas con la presentación de supuestas pruebas, para que aprobara una resolución apoyando explícitamente la invasión, el presidente de los Estados Unidos, George W. Bush obtuvo el apoyo de un grupo de países para formar una alianza que invadiese Iraq para derrocar al gobierno de Saddam Husein. Esta coalición, que se autodenominó Coalición de la voluntad, estaba formada por los gobiernos de Estados Unidos, el Reino Unido, España, Portugal, Italia, Polonia, Dinamarca, Australia y Hungría.

La mayoría de la población de estos países, así como la de la opinión pública mundial fue mayoritariamente contraria, haciéndose notar especialmente en las manifestaciones mundiales contra la guerra de Irak. Bush recibió también el apoyo de los gobiernos de la República Checa, Eslovaquia, Eslovenia, los estados bálticos de Estonia, Letonia y Lituania, Colombia en América, las islas mediterráneas de Malta y Chipre; el estado de Israel o el de Kuwait.

Francia, Alemania, China, Brasil, Argentina, Siria, México, Chile, Egipto y Rusia manifestaron su oposición a medidas de fuerza contra Iraq y fueron partidarios de una salida negociada a la crisis. Francia, Rusia y China, miembros permanentes del Consejo de Seguridad, abogaban por la continuidad de la labor de los inspectores y anunciaron su intención de vetar cualquier documento que legitimase explícitamente el ataque. Durante estas demostraciones se produjeron varios roces entre Estados Unidos y los países que se oponían a la invasión. Pero al final estos que se oponían a la guerra cedieron y se mantuvieron neutrales desde el inicio de la invasión.

El domingo 16 de marzo de 2003, se produjo la Cumbre de las Azores, donde los líderes de los Estados Unidos, Reino Unido, España y Portugal anunciaron un ultimátum al gobierno baasí de Saddam Husein para que procediera al desarme.

El entonces jefe del Gobierno español, José María Aznar, aludió a que la intervención respondía a la convicción de que aquel gobierno constituía una amenaza para sus vecinos y para los propios países occidentales. Recordó que en ocasiones las intervenciones militares se hacen bajo el mandato de las Naciones Unidas, como en el caso de Afganistán en 2001, y en otras ocasiones, sin mandato expreso de Naciones Unidas, como en el caso de la Guerra de Bosnia en 1992. Afirmó también que España no participó en esa guerra sino que únicamente apoyó a los aliados, pero que en ningún caso el ejército español participó de la invasión.
Derecho Internacional

La guerra no contó con el mandato expreso del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, lo que ha generado que expertos del derecho internacional condenen la guerra como invasión ilegal. Así lo expresó el entonces Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan. Sin embargo, ni los miembros de la Corte Penal Internacional pueden juzgar a los invasores en caso de considerarlo una agresión porque el Estatuto de Roma indica que hay que encontrar una definición de este crimen, lo que no pasará antes de 2009 y en cualquier caso, no se puede juzgar un supuesto delito que se cometió antes de que existiera la ley que lo castiga.

El fiscal británico Peter Goldsmith emitió un documento el viernes 7 de marzo de 2003 donde manifestaba sus dudas respecto a la legalidad de la invasión y en 2005 afirmó públicamente que la acción militar fue ilegal. Para el profesor en derecho Nicholas Grief sería posible fincar cargos criminales contra George W. Bush invocando la Carta de Nuremberg de 1945 que estableció el concepto de crímenes contra la paz. Esta postura, no obstante, ha sido rechazada por los gobiernos que realizaron la invasión. La mayoría de los expertos en derecho internacional consideran que es inviable cualquier tipo de iniciativa en contra de los dirigentes de la coalición, puesto que entonces se podrían iniciar acciones contra todos los líderes que han realizado alguna operación militar sin apoyo de las Naciones Unidas. Los defensores de la intervención aluden a las ya citadas resoluciones del Consejo de Seguridad, especialmente a la 1441 para avalar sus acciones, y recuerdan otras intervenciones sin mandato de las Naciones Unidas que han sido reconocidas posteriormente como necesarias. Tal es el caso, por ejemplo, de la guerra de Kosovo. Sin perjuicio de las diferentes opiniones sobre el inicio del conflicto, las Naciones Unidas hicieron suya la situación en el momento en que las fuerzas ocupantes empezaron a actuar bajo el paraguas de la organización. Así, en octubre del mismo año de la invasión recomendó en su resolución 1511 a los estados miembros que prestasen a la fuerza multinacional presente en Iraq toda la asistencia necesaria, incluyendo la militar.

Algunos consejeros legales aseguran que la invasión ha quedado justificada legalmente en otras resoluciones existentes. Por ejemplo, el profesor Anthony Aust, anterior Consejero Legal de la cancillería británica, opinó que las resoluciones anteriores brindaban la justificación necesaria para invadir Iraq y por lo tanto no era necesario buscar legalidad en resoluciones posteriores.Pero hay gente, no se ha cuantificado la cantidad exacta, tanto estadounidenses como iraquíes, que piensan que es un abuso de poder y una masacre que se busca solo por conseguir beneficios personales.

Fuerzas en combate

 

El jueves 20 de marzo de 2003, sin que mediara declaración de guerra por alguna de las partes, comenzó el ataque de la coalición contra Irak. Para el ataque, los estadounidenses habían dispuesto de 225.000 soldados, 800 tanques M1 Abrams, 600 vehículos de combate de infantería M2/M3 Bradley, 100 helicópteros AH-64 Apache, 200 helicópteros AH-1 SuperCobra, 100 helicópteros de transporte CH-47 Chinook, UH-60 Black Hawk y CH-53 Sea Stallion, 50-60 F-14 Tomcat, 90 F-15 Eagle, 75 F-16 Fighting Falcon, 180-220 McDonnell Douglas F/A-18 Hornet, 50 A-10, 36 bombarderos B-1B, B-52 y B-2, 60 Harrier AV-8B y 4 grupos de combate marítimos que incluían a los portaaviones Constellation, Harry S. Truman, A. Lincoln y T. Roosevelt. Para proteger a Israel, las fuerzas de los Estados Unidos desplegaron tres baterías de misiles Patriot en Jordania.

Con la intención de defender al país, Saddam Hussein ordenó dividir Iraq en cuatro secciones y encargó la defensa de cada región a una persona de su entera confianza: la Central, incluyendo Bagdad, las zonas de mayoría sunní y Tikrit, para su hijo Qusay; la del Sur, de mayoría shií, para su primo Alí Hassán al-Majid; la del Norte, de mayoría kurda, para el vicepresidente Izzat; y la de Éufrates Central, en el despoblado oeste irakí, para Mizbán Khadr Hadi, miembro del CMR y del Mando Regional del Baaz. Para combatir, los iraquíes disponían, en teoría, de un ejército de 350.000 hombres, 650.000 reservistas y 2200 carros de combate de origen ruso y chino, de los cuales unos 700 eran T-72, 500 T-62, 500 T-54/T-55, 350 Tipo 69 y 150 Tipo 59. Para misiones de reconocimiento, los iraquíes contaban con una gran variedad de vehículos ligeros de diversos orígenes que ascendían a 500 unidades, entre los que se encontraban 100 tanques anfibios PT-76, mientras que el resto se componía de BRDM-2 con misiles 9K11 Malyutka, ERC-90 Sagaie, Panhard AML-90, EE-9 Cascavel, EE-3 Jararaca, OT-65 Otter, FV 601 Saladin y FV 701 Ferret. Además, las fuerzas mecanizadas tenían en su inventario 3.300 tranpostes blindados, habiendo 900 BMP-1 y BMP-2, siendo el resto M-113, BTR-152, BTR-50, BTR-60, M3 Panhard, EE-11 Urutu, OT-62 y OT-64. La artillería remolcada poseía cañones Oto Melara M-56 de 105 mm, D-74, D-30 y M-30 de 122 mm, M-46 y Tipo 59 de 130 mm, ML-20 y D-1 de 152 mm, y G5, GHN-45 y M-114 de 155 mm, sumando un total de 1.900 piezas. 3.000 cañones antiaéreos, entre 640 y 760 lanzaderas de misiles antiaéreos, entre 70 y 90 helicópteros de combate y 300 aviones de combate de los cuales la mitad estaban fuera de servicio debido a la falta de reparaciones y mantenimiento adecuado. La mayoría de estos aparatos eran Mikoyan-Gurevich MiG-21, MiG-23 y MiG-25 de fabricación soviética y una cincuentena de Mirage F-1 franceses. Antes de la guerra, el ejército iraquí había hecho destruir varios de sus misiles Al-Samud como muestra de cooperación en un intento por detener el conflicto.

Invasión

 

 

A las 8 de la tarde del lunes 17 de marzo, siendo las 4 de la madrugada del martes 18 en Irak, Bush lanzó el ultimátum: Saddam, junto con sus hijos, tenía 48 horas para exiliarse y permitir la "entrada pacífica" de las tropas de la coalición, so pena de convertirse en un "enemigo mortal hasta el final" contra el que se desencadenaría un "conflicto militar". Para Bush, el "día de la liberación" de Irak estaba "cercano". Por la mañana, Saddam, enfundado en su uniforme militar por primera vez desde la guerra de 1991, hizo saber su respuesta negativa, al tiempo que Uday les vaticinaba "lágrimas de sangre" a las esposas y las madres de los soldados norteamericanos. El miércoles 19 la avanzadilla de la tropa de invasión penetró en la zona desmilitarizada de la frontera con Kuwait.

Expirado el ultimátum a las 20 horas del 19 en el horario de Washington, la bautizada como Operación Libertad Irakí (Iraqi Freedom) comenzó exactamente 95 minutos más tarde, a las 5,35 de la madrugada del jueves 20 en el horario de Bagdad, con un bombardeo de misiles de crucero mar-tierra y de aviación contra objetivos seleccionados en la capital, puntos neurálgicos del poder militar irakí, sobre todo centros de comunicaciones y mando. Menos de una hora después, Bush compareció para anunciar a sus gobernados que había empezado una guerra que "podría ser más larga y difícil" de lo que algunos predecían, aunque ésta no iba a ser una campaña en que las medidas se tomaran "a medias", y para recalcar que ellos no tenían otra ambición en Irak que "eliminar una amenaza y restaurar el control del país por su propio pueblo".

Se reprodujeron pautas de la contienda de 1991 relacionadas con la guerra psicológica y la propaganda, como el lanzamiento (inutil) de unos pocos misiles Scud contra suelo kuwaití, la exhibición de prisioneros de guerra capturados, y la difusión de imágenes de soldados enemigos abatidos, de algún helicóptero derribado y de los estragos que estaban produciendo los bombardeos supuestamente quirúrgicos en núcleos habitados, amén de equívocas y fugaces filmaciones del líder supremo presidiendo consejos de su estado mayor o dirigiendo animosos mensajes a la nación con profusión de invocaciones a Alá.

Ya el primer día de la guerra, por la noche, inmediatamente después de sufrir Bagdad una segunda oleada de bombardeos y precedida por la batida del terreno con fuego de artillería pesada y de helicópteros, comenzó la invasión terrestre a cargo de 150.000 soldados estadounidenses y británicos, que abrieron dos frentes.

La primera punta de lanza, compuesta por elementos de la I División Acorazada, la VII Brigada Acorazada (las Ratas del Desierto), la XVI Brigada de Asalto Aéreo y los Royal Marines por parte del Reino Unido, más la I Fuerza Expedicionaria de Marines de Estados Unidos, tenía como misión la captura inmediata de la franja costera, el Chatt Al Arab y los campos petroleros de Rumaila, Zubayr y Nahr Umr en torno a Basora; el otro cuerpo ofensivo, consistente en la III División de Infantería Mecanizada y la CI División Aerotransportada de Estados Unidos, comenzó una galopada hacia Bagdad dejando el río Éufrates a la derecha y sin la intención de detenerse en la conquista metódica de las ciudades intermedias.

En el frente del extremo sur, donde no estaban destacadas divisiones de la Guardia Republicana, la resistencia fue liviana, pero el mero hecho de que la hubiera echó por tierra algunos pronósticos triunfalistas sobre una rendición en masa de los irakíes a la primera arremetida aliada. Los británicos capturaron la península de Al Fao el segundo día y los norteamericanos hicieron lo propio con el campo de Rumaila y la ciudad de Safwán el tercer día, aunque el puerto de Umm Qasr no lo tuvieron enteramente controlado hasta el sexto día, 25 de marzo, tras feroces combayes en los que murieron 14 soldados de la Coalicion.


Miembros de la unidad de operaciones especiales polaca GROM aseguran una parte del puerto de Um Qasr.

Además, la gran ciudad de Basora, pese a los duros bombardeos a que fue sometida y a las contradictorias informaciones sobre alzamientos de población shií contra los milicianos baazistas y los soldados regulares, insurrección que debería facilitar la entrada de los aliados y poner fin a una situación humanitaria insostenible, constituyó un obstáculo durante 18 días. Los británicos se quedaron a terminar de conquistar la provincia, pero los marines norteamericanos remontaron el Chatt Al Arab y se encaminaron a Bagdad por la zona pantanosa comprendida entre el Tigris y el Éufrates.

Paralelamente, en el frente principal al oeste del Éufrates, la III División topó con una resistencia inesperada en Nasiriyah, Najaf y Karbala, ciudades que distrajeron un importante número de efectivos aunque no al grueso de la columna, que les dio un rodeo y continuó hacia el noroeste. En Nasiriyah el 23 de marzo, una columna de abastecimiento compuesta por una veintena de carros y 32 soldados, fue emboscada al aventurarse imprudentemente en la ciudad. 11 norteamericanos murieron y 6 fueron capturados en el ataque, que también termino con 15 transportes destruidos. Lo que quedo del convoy fue rescatado, pero en la tarde del mismo día un intento de la coalición por apoderarse de los estratégicos puentes sobre el rio Éufrates, desemboco en otro feroz combate. Rodeados por cientos de milicianos y soldados regulares armados con tanques y morteros, el saldo fatal para los estadounidenses fue de 19 muertos, 60 heridos y 4 blindados inutilizados. El avance continuo no obstante sobre Nayaf y Karbala; sin embargo, las pésimas condiciones ambientales en el desierto, el alargamiento de las líneas de suministro deficientemente protegidas por los blindados y el hostigamiento de unidades irakíes con resolución combativa y tácticas de emboscada ralentizaron notablemente el avance de la III División hacia el día 25, cuando su vanguardia ya estaba a menos de 100 km de Bagdad.

Ello, más la no concreción de la revuelta de los shiíes del sur -quienes, aparentemente escarmentados de su desastroso alzamiento posbélico de 1991, prefirieron no intervenir y esperar el final de la guerra- y el veto de Turquía a la apertura del tercer frente terrestre en el Kurdistán -planeado para cortar la posible retirada de Saddam y sus huestes hacia sus bastiones sunníes del norte y sellar el cerco de Bagdad-, alimentó análisis militares sombríos sobre una penosa guerra de desgaste que podría durar meses, e incluso lo que el 20 de marzo se antojaba inconcebible, que la campaña fuera perdida por Estados Unidos.

La batalla por Bagdad



 

No había indicios de un próximo colapso de las fuerzas de Saddam (en el duodécimo día de la guerra los aliados reconocieron no tener más que 8.000 prisioneros, la mayoría rendidos voluntariamente), y Bush y Rumsfeld, por obvias razones de política interna, tampoco querían que los caídos propios dejaran de contarse por decenas y se convirtieran en centenares, extremo probable si el Pentágono ordenaba tomar las ciudades dejadas atrás en asaltos frontales. Para anular el escenario que Saddam parecía acariciar, el de plantar la batalla decisiva en Bagdad y arrastrar a los invasores a un sangriento combate urbano, Rumsfeld confiaba en la imposición de la supremacía cualitativa y sobre todo en el dominio absoluto del aire, a través de bombardeos sistemáticos e inmisericordes de las posiciones enemigas.

La estrategia, gráficamente bautizada como conmoción y pavor (shock and awe), se cebó en Bagdad y sus alrededores desde el segundo día de la guerra -si bien todas las grandes ciudades fueron atacadas desde el aire-, dejando un rosario de matanzas de civiles; perseguía machacar los dos anillos defensivos de la ciudad, romper la voluntad de combatir que pudiera albergar la Guardia Republicana y cazar a Saddam y los altos prebostes en sus refugios, para descabezar el régimen y desarticular la cadena de órdenes. Se tenía por seguro que la tropa, en cuanto se enterara de que Saddam había sido muerto o apresado, depondría toda resistencia en el acto.

Para la defensa de la capital, el Alto Mando iraquí tomó la decisión de formar dos anillos defensivos alrededor de la ciudad usando a la Guardia Republicana. La División Medina fue emplazada al sur para combatir contra las fuerzas estadounidenses mientras que la División Hammurabi fue desplegada en el norte para contener a los kurdos. Cada división contaba con 10.000 soldados, 200 tanques T-72, 200 blindados BMP-2, 50 cañones Howitzer GH-45 y artillería ligera. Los soldados habían cavado trincheras en la periferia de la ciudad, los blindados habían sido colocados en garajes y zonas arboladas para protegerlos de los ataques aéreos y se habían provocado algunos incendios para dificultar la visibilidad de los aviones y los satélites. Todo hacía suponer que los invasores habrían de combatir casa por casa para tomar la capital. No fue asi.

El 31 de marzo se registró en las proximidades de Najaf el primer enfrentamiento directo entre la III División y la Guardia Republicana. Al día siguiente los marines tomaron la tercera ciudad importante después de Umm Qasr y Safwán, Diwaniyah, al este de Najaf. Entre tanto, progresaba lentamente el frente secundario del Kurdistán, abierto el 25 de marzo con el lanzamiento de comandos de operaciones especiales y de paracaidistas de la LXXXII División Aerotransportada, los cuales facilitaron el avance hacia las ciudades del sur de los combatientes de la PUK.

El 2 de abril se produjo la ruptura del impasse bélico, por vía doble: la III División consiguió atravesar el segundo anillo defensivo de Bagdad, dejó Karbala a sus espaldas y cruzó un canal sobre el Éufrates al nordeste, en Musayyib, situándose a 30 km de la capital, mientras que la I Fuerza de Marines, tras anular a la Guardia Republicana salida a su encuentro en Kut, tomó un puente crucial sobre el Tigris en Numaniyah, al oeste de aquella ciudad, que abría el acceso por carretera a la capital; todo en un día, tropas de la CI División entraban en Najaf, donde fueron bien acogidas por la población.

A partir de este momento, las operaciones se aceleraron: el 3 de abril, la CI División completó su control sobre Najaf, conquistó Hindiyah, la conexión fluvial de Karbala, quebró el primer anillo de seguridad de Bagdad y se situó en condiciones de tomar el aeropuerto internacional, a la par que en su sector los marines reducían la bolsa de resistencia de Hillah; el 4, al cabo de una batalla de tanques, los estadounidenses se hicieron con el aeropuerto de Bagdad, y el cerco al perímetro metropolitano por las direcciones sudeste, sur y sudoeste comenzó a tomar forma; el 5, cayó Nasiriyah en el sur y una brigada blindada de la III División realizó una destructiva incursión en el interior de Bagdad antes de girar a la izquierda y retirarse al aeropuerto, que fue acondicionado a toda velocidad para empezar a recibir aviones; el 6, la CI División entró en Karbala y los británicos se adueñaron del centro de Basora, la cual controlaron totalmente al día siguiente.

La impune penetración de tanteo del 5 de abril reveló que las defensas urbanas de Bagdad eran muy débiles y animó al mando estadounidense a lanzar la arremetida final, despreciando las advertencias del régimen sobre que "miles de voluntarios árabes" se habían incorporado a la defensa de la capital y que ellos, al igual que los fedayines de Uday, estaban listos para lanzarse cargados de explosivos contra los soldados y los vehículos norteamericanos, multiplicando por cien el puñado de ataques suicidas registrado hasta el momento. En la víspera, el ministro Said as-Sahhaf anunció un "ataque no convencional" contra las tropas americanas que se hallaban "aisladas" en el aeropuerto internacional y del cual éstas no podrían "sobrevivir" a menos que aceptaran la "rendición".

Nada de todo eso sucedió. De la noche a la mañana, las divisiones de la Guardia Republicana, o lo que quedaba de ellas, de desvanecieron. La aguerrida Guardia Republicana Especial a las órdenes de Qusay, oficialmente intacta, casi no hizo acto de presencia. Y la ausencia fue verdaderamente total en el caso de las armas de destrucción masiva que Saddam supuestamente poseía y que eran el principal motivo oficial de la guerra, armas que el dictador, puesto en una lógica de morir matando porque lo más consolador que podía esperar del enemigo era la capitulación incondicional, el apresamiento y la cárcel de por vida, bien podría haber lanzado contra las concentraciones de tropas americanas, con horribles consecuencias para todo el mundo. En resumidas cuentas, la temida batalla de Bagdad no tuvo lugar más allá de escaramuzas y algunos combates de mediana entidad y menor duración, por la posesión de determinados puntos neurálgicos, como los puentes fluviales y los accesos a las autopistas.

El 7 de abril la III División lanzó una segunda incursión, esta vez dirigida contra el corazón de la ciudad. Sus infantes se hicieron con varios edificios oficiales, entre ellos el imponente Palacio de la República, que era el principal complejo de dependencias relacionado con Saddam, en la llamada zona presidencial, levantada en un recodo del Tigris. El 8 de abril los norteamericanos expandieron su control en los distritos residenciales, establecieron una cabeza de puente sobre el río en pleno barrio de los ministerios y tomaron también el aeródromo militar Rashid, al sudeste. El régimen político establecido en 1968 y dirigido con carácter absoluto por Saddam desde 1979 vivía sus últimas horas.

El miércoles, 9 de abril de 2003, toda resistencia coherente en Bagdad se desmoronó y el Ejército estadounidense, avanzando desde tres direcciones, se desplegó en los puntos del centro y en los distritos del noroeste de la ciudad que les faltaban por tomar. Los marines y sus tanques se presentaron en los hoteles Palestine y Sheraton, que acogían a la prensa internacional, y en la aledaña plaza Fardous, en la orilla este del río, donde se erigía una imponente estatua de Saddam saludando con el brazo en alto inaugurada hacía menos de un año con motivo de su 65 aniversario.

Los televidentes de todo el mundo presenciaron en directo unas impactantes escenas llenas de carga simbólica y donde se confundieron lo espontáneo y lo preparado. Tímidamente primero, más decididamente después, corrillos de hombres bagdadíes fueron congregándose bajo el compacto monumento con el propósito de derribarlo con métodos rudimentarios que fueron improvisando (a golpes de maza y tirando de sogas). Ante lo vano de sus esfuerzos, se acercaron los soldados norteamericanos con una grúa de su parque móvil que, haciendo estallar de alegría a la concurrencia, sí logró echar abajo la estatua al primer tirón, pero no sin que antes uno de los marines encapuchara la cabeza de Saddam con la bandera de las barras y estrellas para acto seguido sustituirla por una enseña irakí a requerimiento de los excitados participantes en el telegénico acto.

El frente kurdo

 

Tal como se esperaba, los peshmergas de la PUK entraron en acción después de iniciarse los bombardeos aéreos por todo el país y la invasión terrestre desde Kuwait en el frente meridional, el 20 de marzo de 2003. Primero, facilitaron la entrada de unidades de comandos de Estados Unidos para hostigar a las tropas irakíes, que no dieron muchas muestras de combatividad, y poner en fuga a la guerrilla islamista Ansar Al Islam, relacionada con Al Qaeda y sospechosa de estar conchabada con Saddam, que últimamente se había mostrado muy activa en la región montañosa comprendida entre Halabja y Jurmal, en abierto desafío a la férula regional de Talabani. Y segundo, a partir del 26 de marzo, rompieron junto con fuerzas aerotransportadas norteamericanas la línea del frente que había permanecido inalterable desde 1996.

Este avance no fue espectacular hasta después de producirse la toma de Bagdad por los marines y la desintegración del régimen baazista el 9 de abril, ya que el Gobierno de Estados Unidos refrenó los ímpetus de sus aliados locales para no generar enfrentamientos con Turquía, que no quería ver a los guerrilleros kurdos pasearse por Kirkuk y Mosul. Sin embargo, el 10 de abril efectivos de la PUK acompañaron a los estadounidenses, cuyo objetivo fundamental era poner a buen recaudo los campos petrolíferos, en la toma de Kirkuk y al día siguiente miles de peshmergas entraron también en Mosul.

El día de la "total liberación" del Kurdistán había llegado, pero la región, como sucedía a lo largo y ancho de un país quebrantado tras años de embargo internacional, abusos represivos de los dictadores y ahora una invasión extranjera, sufrió, sin solución de continuidad, una nueva calamidad destructiva en forma de pillajes generalizados, ajustes de cuentas, choques interétnicos y asesinatos sectarios. Los soldados estadounidenses dispararon indiscriminadamente contra turbas que protestaban por mil y un agravios y por momentos tomó cuerpo el espectro de una limpieza étnica al desatar peshmergas exaltados, no se sabe muy bien si acatando o no las órdenes de Talabani y Barzani, persecuciones y violencias contra residentes árabes y turcómanos.

La victoria relampago

Finalmente, colapsado el gobierno central y en desbandada total Saddam y su gabinete, el otrora formidable ejercito iraki se derrumbo: centenares de miles de reclutas abandonaron sus uniformes y los ultimos espasmos de resistencia en la capital cesaron el dia 11. Para el 14 de abril los estadounidenses estaban en Tikrit, la patria chica de Hussein y daban por terminada las operaciones de ocupacion del pais.

El 1 de mayo a bordo de un portaviones norteamericano, George Bush declaraba el final de la guerra de irak y el inicio del proceso de reconstruccion. En 41 dias de combate habian perecido 15.000 irakies, dos tercios de ellos militares; y 172 soldados de la coalición, a los que se sumaban medio millar de heridos, 8 prisioneros rescatados y una treintena de peshmergas muertos. De los cientos de helicópteros y aviones involucrados, solo se perdieron 16 y 7 respectivamente. Era una inmensa victoria, comparable a las de la Blitzkrieg alemana. Pero la verdadera guerra de Irak apenas había acabado de empezar.

Post-Invasión

 

Tras el derrocamiento del gobierno baathista de Saddam Husein, la coalición liderada por Estados Unidos proclamó su victoria. Las fuerzas iraquíes no lograron evitar la ocupación total del país, la caída de la capital y la expulsión del gobierno baathista del poder. La primera medida de las fuerzas de la coalición invasora fue la reorganización del ejército y la policía iraquíes. Sin embargo, tomó tiempo llegar a un grado de estabilidad y no se ha logrado garantizar la protección civil debido a la incertidumbre política, económica y social imperante.
Publicación de los registros de la guerra de Iraq por WikiLeaks



El 22 de octubre de 2010 la página WikiLeaks hizo públicos los documentos Irak War Logs[1] (Registros de la Guerra de Irak), 391.832 documentos del Departamento de Defensa de Estados Unidos sobre la guerra de Irak y su ocupación entre el 1 de enero de 2004 y el 31 de diciembre de 2009 en los que se revelan, entre otros asuntos, el uso sistemático de torturas, la cifra de 109.032 muertos en Irak -de los que 66.081 fueron civiles, el 63%; 23984 'enemigos etiquetados como insurgentes'; 15.196 del "país anfitrión" (las fuerzas del gobierno iraquí) y 3.771 fueron muertos "amigos" (fuerzas de la coalición)-. Cada día, de media, murieron 31 civiles, durante un período de seis años. En los 'Diarios de la Guerra Afgana', publicado anteriormente por WikiLeaks, que abarca el mismo período, murieron unas 20.000 personas. Además del número de muertos, la filtración confirma la ayuda de Irán a las milicias iraquíes. Como en la filtración de los Diarios de la guerra de Afganistán el seguimiento de la filtración se hace a través de la página de WikiLeaks y de las ediciones digitales de The Guardian[45] y The New York Times,[46] Le Monde,[47] Der Spiegel,[48] Al Jazeera[49] y el Bureau of Investigative Journalism.[50] [51] [52] [53] [54] [55]
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