Si la Historia Militar o de las Fuerzas de Seguridad, te apasiona. Si la Militaría es tu afición. Si quieres conocer la Historia, sin valorar ideas ni convicciones políticas, sin tendencias, sin manipulaciones. La Historia Militar, sólo la vivida por sus principales protagonistas, los SOLDADOS que la han padecido.



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martes, 4 de julio de 2017

VARA DEL REY Y SUS 500 VALIENTES

Los 500 españoles de Vara de Rey

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Sí, Vara de Rey fue derrotado. Pero también fue derrotado Leónidas al frente de sus 300 espartanos. ¿Es deshonrosa acaso la derrota?¿Sólo escriben la Historia los vencedores? Si el mérito sólo estuviera en ganar, nadie recordaría a aquellos espartanos, ni a los numantinos, ni a Daoiz y Velarde. 
Vara de Rey en las líneas de San Juan
Vara de Rey, y sus hombres, demostraron con la defensa de aquel lejano trozo de España que una derrota, una vez más, puede rubricar los libros de Historia. Eran poco más de 500 y defendieron las Lomas de San Juan contra casi 7000 yankees. Yo, cuando cuento esta historia, los llamo siempre “Los 500 de Vara de Rey“.
Monumento a los Héroes de Caney en Madrid

Era el primero de julio 1898. Este fue un día triste y glorioso para las armas españolas. Cerca de quinientos soldados, a las órdenes del general don Joaquín Vara de Rey y Rubio, sostienen un encarnizado combate en defensa del pueblo cubano de Caney, contra un ejército norteamericano de entre 6500 y 7000 hombres, bien pertrechados, fuertemente armados y dotados de un buen número de piezas de artillería, material del que carecían los españoles. Bueno, tenían dos cañones de montaña, pero sin munición.
El Sargento mayor norteamericano Herbert Howland, en su libro “The Campaign of Santiago de Cuba” cuando habló sobre esta batalla escribió:
…El valor de los españoles es magnífico. Mientras las granadas estallan sobre la aldea o explotan contra el fuerte de piedra, mientras la granizada de plomo barría las trincheras buscando cada aspillera, cada grieta, cada esquina, los soldados de ese incomparable Vara de Rey, tranquila y deliberadamente, continuaron durante horas alzándose en sus trincheras y arrojando descarga tras descarga contra los atacantes americanos. Su número decrecía y decrecía, sus trincheras estaban llenas de muertos y heridos, pero, con una determinación y un valor más allá de todo elogio, resistieron los ataques y, durante 8 horas, mantuvieron a raya a más de 10 veces su número, de unas tropas americanas tan valientes como nunca recorrieron un campo de batalla…
Y es que los yankees se equivocaron de enemigo. Los mauser españoles segaron aquel día miles de vidas de sus ingenuos soldados que subían en orden cerrado —una táctica militar obsoleta— con lo que cada bala española mataba a dos hombres, al atravesar al primero.


“El grito de metralla en la Loma de San Juan” (1898) F. Remington
Los nuestros cumplieron con creces su misión y dieron un ejemplo de lo que una infantería con moral y bien adiestrada, aunque sin material (muy típico español también), es capaz de hacer aún contra un ejército superior. Entregaron su vida cuando cualquier otro hubiera salido corriendo, para que luego digan que los soldados españoles en Cuba eran unos pobres ineptos analfabetos. Aunque no supieran leer, nunca olviden que eran soldados españoles. Solo el que ha sido, o conocido, a un soldado sabe lo que eso significa.
Los norteamericanos tenían la orden de ocupar el pueblo en una hora, pero, a pesar de poseer unas fuerzas diez veces superiores, necesitaron más de 9 horas (alguna crónica dice que 12) para doblegar a aquellos colosos.
Fuerte El Viso, desde dónde ser organizó la principal defensa de la loma
Al final habían muerto más de 1.000 norteamericanos y 200 españoles, entre los que se encontraba su heroico general, Vara de Rey, el cual fue alcanzado mientras era retirado en camilla tras haber sido herido en ambas piernas. Más tarde los norteamericanos se disculparon ante los españoles por la muerte del general, añadiendo que muy posiblemente hubieran sido soldados mambises y no de los suyos los que ejecutaron al general herido. Es justo saber que durante la guerra hispano-estadounidense los oficiales yankees respetaban a los jefes españoles que capturaban.
Detalle del monumento a Vara de Rey en Ibiza
Los norteamericanos recogieron su cadáver y le tributaron, en señal de admiración y respeto, los honores correspondientes a su jerarquía. Su cuerpo fue trasladado a España al finalizar la guerra, siendo recompensado a título póstumo con la Cruz Laureada de San Fernando (Cruz de 4ª Clase DO 180/1900).
Hace poco salió la noticia en prensa de que el consistorio de la isla de Ibiza, lugar en el que se dice nació el general, quiere retirar la calle que lleva su nombre porque: “Vara de Rey fue un general derrotado y se impuso el nombre de la calle para complacer a los poderes establecidos”
¿Qué opináis vosotros al respecto? La Historia pondrá a Vara de Rey y estos políticos en su sitio, no os preocupéis.
Hay que saber…
Muchas vidas y no pocas energías costó a nuestro país la defensa de Cuba y Filipinas. En 1895, con motivo de aprobarse el proyecto de reforma para Cuba, estalló una insurrección que pretendió dominar Martínez Campos; pero fracasado éste fué enviado D. Valeriano Weyler, que llegó a tener bajo su mando 205.000 soldados. Simultáneamente se producía en Filipinas otra insurrección contra la dominación española, que pareció terminar con la toma de Cavite en 1897 por el general Polavieja.
Se envió a Cuba al general Blanco para implantar la Constitución autonómica, mientras Primo de Rivera pactaba en Filipinas con Emilio Aguinaldo, pero como los Estados Unidos ansiaban la guerra con España con un pretexto —la explosión del “Maine” en aguas de La Habana el 15 de febrero de 1898—, el presidente William McKinley nos declaró la guerra, que tras innumerables desastres finalizó en Cuba con el combate de El Caney, donde murió el general Vara de Reycon la destrucción de los barcos españoles mandados por el almirante Cervera y con la rendición de la plaza de Santiago, y en Filipinas con la destrucción de la escuadra del almirante Montojo por la Armada del comodoro Dewey.
Los norteamericanos desembarcaron en Puerto Rico, apoderándose de la isla y en Filipinas capituló Manila. Las hostilidades acabaron al firmarse la paz de París, por cuyo Tratado renunciábamos a la soberanía sobre Cuba y perdíamos las islas Filipinas y Puerto Rico.



El Tratado de París, firmado el 10 de diciembre de 1898,

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