La cinta retrata uno de los sucesos más increíbles e inexplicables de la Segunda Guerra Mundial
La última película de Cristopher Nolan se adentra en el género bélico, aunque como siempre ocurre en el cine del británico, lo hace de una forma peculiar tanto desde la forma como desde el contenido. La cinta, tal y como ha avanzado el propio cineasta, tendrá una estructura compleja, con tres puntos de vista en la narración: tierra, mar y aire. Además, el director retrata la Segunda Guerra Mundial a través de uno de sus episodios más fascinantes y extraños: la evacuación de Dunkerque, una historia real que sobrepasa los límites de la ficción.
Sin embargo, en esta situación límite, ocurrió lo imposible, un deus ex machina real: con todo a su favor, el ejército alemán, comandeado por von Rundsted, decidió detener el avance de sus soldados. El mismo Hitler aprobó la decisión, considerada uno de los grandes errores de la contienda. Los historiadores barajan varias hipótesis para explicar esta estrategia de retrasar el ataque (escasez de suministros y munición, necesidad de esperar a la infantería o incluso el deseo de Hitler de no humillar a los británicos para un futuro acuerdo de paz con ellos), pero lo cierto es que fue una gran ventaja para los aliados.
Las tropas aliadas estaban encerradas, pero este parón les dio una oportunidad de oro que no desperdiciaron. Así, el 26 de mayo comenzó la evacuación de sus efectivos en una maniobra que bautizada como Operación Dinamo. Desde ese día hasta el 2 de junio, más de 300.000 hombres consiguieron escapar de la ciudad ante el constante fuego de las baterías y los aviones alemanes. Lo hicieron por mar con el apoyo de la marina británica. La maniobra fue un éxito rotundo: las previsiones de los altos mandos eran de rescatar tan solo a 50.000 personas. Desde aquel día, lo sucedido también se conoció como el Milagro de Dunkerque.
ABC
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