¿Sabías que el Ejército arresta una piscina si un militar muere ahogado en ella?
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Los vehículos del 23-F. Imagen: Autobild.
En los años 90, el rey Juan Carlos I, visitó un cuartel militar en Alcalá de Henares y tropezó con un adoquín. Los mandos del cuartel decidieron arrestar al ladrillo y pintarlo de amarillo, como escarmiento para el resto de los adoquines.
Todo lo que le faltaba al Rey Campechano de psicomotricidad, le sobraba para desmantelar intentonas golpistas, como el esperpéntico golpe del 23-F, que a punto estuvo de tumbar nuestra aún incipiente democracia. Además del puñado de mandos condenados por aquella asonada, también fueron arrestados los estandartes de las compañías golpistas del cuartel de El Goloso, así como los vehículos utilizados por los militares, incluyendo coches, jeeps y algún tanque.
¿Surrealista? Más bien castrense. El arresto de todo tipo de objetos -garitas, piscinas, vehículos y armas- en los cuarteles del Ejército es una práctica habitual, según me han confirmado varios amigos que tuvieron el honor de servir en el servicio militar (más abajo, enumero varios casos concretos). Pero no hablamos únicamente de “historias de la puta mili” sino de una práctica que sigue sucediendo, según me confirma el ex teniente Luis Gonzalo Segura, compañero de Público.es desde su blog Un paso al frente:
“Si un militar muerte ahogado mientras nada en una piscina, la piscina queda precintada, se vacía y ya no se puede usar… Esto sucede en el siglo XXI. Yo entré en el Ejército en el 2002 y lo he vivido. Una de dos, o el 90% de los militares estamos tarados y nos estamos contando una película unos a otros, o esto sigue sucediendo.”
Llamo al Ministerio de Defensa para preguntar sobre el particular. Desde el departamento de prensa desmienten categóricamente esta práctica:
“Nunca ha habido ni puede haber arrestos de objetos. No está contemplado en ningún reglamento…No te puedes fiar de todo lo que leas en las redes sociales -me alecciona el jefe de prensa, 40 años en el Ejército-. También hay quien dice ver ovnis y no por ello nos lo creemos”.
Casi todos mis amigos de la infancia (yo no: me declararon inútil: gracias) pasaron al menos un año de su vida en la mili, en las últimas quintas de aquel experimento poco añorado: quintas del 1987 al 1990. Todos ellos me confirman que fueron testigos de arrestos de cosas, principalmente garitas y armas. He aquí sus testimonios:
-“Arrestaron una garita en la base de San Pedro, en Colmenar Viejo porque murió un canario de frío durante una guardia nocturna”.– “En mi cuartel arrestaron un rastrillo de los que usábamos como jardineros en la mili porque alguien se tropezó con él”.-”Arrestaron una garita en el cuartel de intendencia en Gamonal (Burgos), reemplazo 6/88 porque un recluta vació cuatro cargadores del Cetme contra la valla de la guardia, al intentar detener “a unos hombres vestidos de amarillo [imaginarios] que saltaron la misma”.-”En otro cuartel de Burgos tenían arrestada la bandera porque durante la Guerra Civil, murió toda la tropa, incluyendo soldados y oficiales. La bandera fue la única que “sobrevivió”, así que fue arrestada. Patriotismo mal entendido”.-”Mi padre estuvo cinco años en la mili en plena Guerra Civil y se licenció como sargento. En Viella (Pirineos) los republicanos dejaron 30 vehículos rusos durante una ofensiva. Todos fueron arrestados y no se usaron durante esos cinco años”.-”En mi cuartel estuvo arrestada la garita sureste porque un soldado se suicidó allí. Nadie podía hacer guardia en aquella garita”.
[Miembros de la temida Banda del Metro (de Vinateros)].
– “Una piscina del cuartel de Ferral del Bernesga en León estaba arrestada porque alguien se había ahogado ahí”.-”Yo aún me acuerdo de encontrarme las letrinas arrestadas porque, según parece, una de ellas estaba atascada”.
Hay muchos más testimonios en foros de internet. Volviendo al razonamiento del ex teniente Segura, nos enfrentamos a dos posibilidades: una alucinación colectiva de todos los que han pasado -obligados o voluntariamente- por el Ejército o una práctica castrense irracional y delirante. Si aplicamos la lógica del Cetme de Ockham, la segunda posibilidad es mucho más plausible y, por consiguiente, cierta.
Culpar a los objetos del mal uso que hacen los humanos -subsección militares- forma parte de una mentalidad animista, propia del pensamiento mágico. González Segura me da una pista a tener en cuenta sobre las raíces de esta cosmovisión:
“Algo muy parecido a esto y de lo que sí hay documentación son las medallas a las Vírgenes. En muchos casos, estas medallas conllevan una remuneración económica mensual, que se dedica a vestir bien a la Virgen. Pero es completamente surrealista, pues no deja de ser un objeto, una escultura.”
Con la misma lógica que se condecora a una Virgen se le puede arrestar. No se han dado casos, pero tiempo al tiempo: cuatro años de Gobierno del PP con un ministro del Interior del Opus son “molto longos”, que diría Juanito, y pueden dar mucho de sí.
Puedes seguir a Luis Gonzalo Segura en el blog Un paso al frente. Con información de Forocoches.
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