Francotiradores soviéticos: los secretos de los silenciosos y letales asesinos de Stalin
e su nacimiento, repasamos la vida y las enseñanzas del héroe soviético Vassili Záitsev
Entre escombros, explosiones, suciedad y un incesante fuego de fusilería. Así es como combatieron las tropas alemanas y soviéticas que, a partir de 1942, se enfrentaron en la U.R.S.S. por el control de la ciudad de Stalingrado. Por ella, nazis y soviéticos lucharon casa a casa y de forma desesperada pues.
Y es que, para unos -los soldados de Hitler- vencer significaba acabar con el corazón de la resistencia enemiga y con la urbe que llevaba el nombre del líder enemigos. Por su parte, para otros -los hombres del Ejército Rojo- ser derrotados era sinónimo de ser pasados por el pelotón de fusilamiento por orden de su máximo jefe político y militar.
En los poco más de 100 kilómetros de largo y 10 de ancho con los que contaba esta ciudad lucharon más de tres millones y medio de soldados. La mayoría -en el caso de los soviéticos- pobres desgraciados que apenas sabían coger un fusil y que habían sido llevados hasta la zona en trenes desde toda la .S.SSin embargo, de entre todos ellos -e incluso por encima de las tropas más veteranas- se encontraban los «asesinos silenciosos» de Stalin: los temiblesfrancotiradores del Ejército Rojo. Hombres con una puntería excelente y que, entrenados para camuflarse entre las ruinas de los edificios y la blanca nieve que caía sobre la región, causaban verdadero pavor entre los alemanes.
«En edificios semidestruidos por toda la ciudad, los francotiradores ocultos […] podían mantener un fuego preciso sobre y debilitador contra casi cualquiera que se moviera en casi cualquier parte. Las acciones contra los francotiradores se convirtieron en parte del mito de Stalingrado, ya que descubrirlos era costoso y difícil», explica el historiador Andrew Roberts en su obra «La tormenta en la guerra». Los francotiradores soviéticos, que solían actuar en binomio o en pequeños grupos, se ganaron a pulso una temible leyenda.
Y no solo porque podían acabar con los servidores de las ametralladores pesadas de los alemanes (las conocidas MG-42, capaces de acabar con una unidad rusa entera gracias a sus entre 1.200 u 1.800 disparos por minuto), sino porque no tenían piedad ni con los enemigos, ni con los supuestos traidores a Rusia.
«Cuando los alemanes convencían a niños rusos muertos de hambre para que rellenasen sus cantimploras de agua en el Volga a cambio de un trozo de pan [para evitar a los tiradores rusos], los francotiradores del Ejército Rojomataban a aquellos traidores a la Madre Patria cuando regresaban del río», añade el experto en su obra.
Uno de estos soldados de élite era, precisamente, el conocido Vassili Zaitsev. Un pastor de los Urales (como bien recordó la película de los 90 «Enemigo a las puertas», en la que se narraba su vida) nacido el 23 de marzo de 1915 que, gracias a su puntería y a las enseñanzas que su abuelo y su padre le ofrecieron durante las horas que había dedicado a la caza en su infancia- logró convertirse en un maestro de francotiradores.
Algo totalmente literal, pues se le acabó encomendando la misión de entrenar a un grupo de tiradores expertos capaces de sembrar el pánico entre los soldados enemigos. Su historia como soldado, que hemos resumido en el vídeo que precede a estas líneas, acabó además con un épico duelo a muerte contra un oficial germano, que le hizo ganarse multitud de medallas tras la Segunda Guerra Mundial. Hoy, repasamos sus enseñanzas mediante algunas de sus frases más famosas.
Puedes leer la historia completa de Vasili Záitsev siguiendo el siguiente enlace: «El duelo más épico entre un francotirador nazi y uno soviético».
Las enseñanzas, secretos y frases de un maestro
1-«Dispara apuntando con firmeza y mira a los ojos a tu presa» (se la dijo su abuelo cuando era pequeño).
2-«Usa cada bala a conciencia. Aprende a disparar y no yerres nunca» (se la dijo su padre durante su infancia, posteriormente él se la transmitió a sus alumnos).
3-«Pongamos que queremos echarle un vistazo a una cabra, para ello, hay que camuflarse de tal modo que el animal nos mire como si fuéramos un arbusto o una brizna de heno. Hay que permanecer inmóviles, sin respirar ni pestañear». (enseñanza de cazador que aplicó en el campo de batalla).
4-«Disparar sobre un soldado que está construyendo una trinchera es como jugar al billar. Siempre tienes que pensar cuál será la jugada siguiente. Si disparas ahora, mientras te da la espalda, él y la pala caerán al foso. Pero si esperas y le das cuando está de cara, la pala se quedará arriba, a este lado del terraplén. Así, cuando su compañero vaya a recogerla, podrás abatirle a él también».
5-«Por lo general, los francotiradores nazis toman posiciones dentro de sus propias líneas defensivas, mientras que los nuestros se apostan en el límite de la línea del frente».
6-«Con la experiencia aprendí dos cosas esenciales: observar atentamente y tener templanza».
7-«Si malgastamos balas con la pescadilla los peces gordos nunca asomarán la cabeza».
8-«Sabes si se ha afeitado, puedes ver la expresión de su rostro, canturrea. Y mientras tu hombre se frota la frente o inclina la cabeza para ponerse bien el casco, buscas el mejor punto para que la bala haga impacto; no tiene ni la menor idea de que le quedan solo unos segundos de vida». (sobre el momento en el que hacía los disparos).
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