Reino Unido: Los estudiantes vuelven a las trincheras
La batalla del Somme fue para los británicos lo que la batalla de Verdún para los franceses. Ese es el primer fogonazo de la Gran Guerra que reciben los niños con apenas ocho años.
«Las escuelas no deben ocultar la realidad de la Primera Guerra Mundial». La orden la impartió a tiempo David Cameron, empeñado en reactivar la memoria histórica, hasta el punto de embarcar a más de mil escuelas en una expedición a las trincheras y a los campos de batalla al otro lado del Canal de la Mancha para conocer «in situ» el sacrificio de los soldados británicos.
C.F.
Las trincheras, el barro, los alambres de espino y la sangría incesante dominan la visión 'britanocéntrica' del conflicto contra la que se rebelan algunos profesores.
La batalla del Somme fue para los británicos lo que la batalla de Verdún para los franceses. Ese es el primer fogonazo de la Gran Guerra que reciben los niños británicos, con apenas ocho años y en cuarto grado. Las trincheras, el barro, los alambres de espino y la sangría incesante dominan esta visión 'britanocéntrica' del conflicto contra la que se rebelan algunos profesores.
«La enseñanza se centra casi exclusivamente en el enfrentamiento entre Gran Bretaña y Alemania, con Francia como escenario de la guerra pero sin entrar a fondo en las causas de la guerra ni darle la dimensión mundial que realmente tuvo el conflicto», asegura Jonathan Lisher, profesor de historia en un colegio de Edimburgo. «La razón de fondo es que la lucha en aquella guerra ha entrado en nuestra cultura nacional por el sacrificio personal, más que por el enfrentamiento subyacente entre imperios».
'Caballo de Batalla' ha suplido con creces a los libros de texto y ha dado a los niños británicos una visión heroica, aunque bastante real, de ese lodazal de sangre y pólvora en que se convirtió Europa hace ahora un siglo.
La enseñanza de la historia en Gran Bretaña no sigue necesariamente un orden cronológico. Los frecuentes saltos temporales dificultan la comprensión, pero se compensan con la «plena inmersión» en una época y en todo su contexto. La Gran Guerra suele quedar sin embargo eclipsada por la Segunda Guerra Mundial, que se enseña en quinto grado y se revive con las excursiones de rigor al Museo de 'Gran Bretaña en Guerra' (con la recreación de los bombardeos nazis sobre Londres).
Una de las ilustraciones de François Place en el libro 'Caballo de Batalla'| C.F.
El Museo Imperial de la Guerra, el más visitado por las escuelas después del Museo Británico, ha estado cerrado sin embargo durante gran parte del año, volcado precisamente en un espectacular 'remake' de sus galerías de la Primera Guerra Mundial, con un presupuesto casi de película (40 millones de euros).
Por allí se pasó David Cameron hace unas semanas, para dar constancia de los «avances» y anunciar de paso los fastos para celebrar el aniversario, incluido el programa nacional para que dos estudiantes y un profesor de cada escuela secundaria puedan visitar los campos de batalla y contar lo visto y aprendido a sus compañeros de clase.
Fue el sacrificio de toda una generación, y gracias a ese sacrificio somos lo que somos. James Cameron«Fue el sacrificio de toda una generación, y gracias a ese sacrificio somos lo que somos”, dijo Cameron, no sin antes recomendar a los estudiantes de secundaria la lectura de 'Adiós a todo eso', el libro en el que Robert Graves recuerda su trágica experiencia de las trincheras en la Gran Guerra.
Cameron ha sido criticado en los últimos meses por los fastos del aniversario que durarán cuatro años: desde el arranque de la guerra en 2014 al día del armisticio en 2018, pasando por el clímax de la batalla del Somme en el 2016. El 'premier' se ha visto obligado a cambiar el cariz de las celebraciones, y la ministra de Cultura y Deportes Helen Grant ha prometido que «no habrá baile en las calles», y que los estudiantes se sumarán al «tono reflexivo y respetuoso» del aniversario.
El ministro de Educación, Michael Gove, ha recibido también severas críticas por su fallida intención de reescribir el currículum de historia y demorar la enseñanza de todo lo ocurrido después del 1707 –incluidas las dos guerras mundiales– al segundo ciclo y a partir de los once años. La Asociación de Historiadores y la mayoría de los profesores boicotearon los planes de Gove, forzado a reescribir el programa de historia en el año crítico del centenario de la Gran Guerra.
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