Muere Concha Pérez, una de las últimas milicianas de la CNT en la guerra civil
La militante anarquista participó en el asalto al cuartel de Pedrables y promovió tras el franquismo las asociaciones vecinales en Barcelona
JOAN CORTADELLAS
Concha Pérez, en una imagen
EFE / Barcelona
EFE / Barcelona
Jueves, 17 de abril del 2014 - 19.01 h
Concha Pérez Collado, una de las últimas mujeres milicianas de la guerra civil española, militante de la CNT y de la CGT en la etapa moderna, ha fallecido en la madrugada de este jueves en Barcelona a los 98 años, según ha informado el sindicato CGT.
Concha Pérez nació en Barcelona el 17 de octubre de 1915, en el barrio de Les Corts, y era la tercera de seis hermanos, hijos de dos madres diferentes. Su padre era Juan Pérez Güell, un anarquista que sufrió la prisión por sus ideas políticas, quien enviudó de su primera mujer --fallecida a causa de una tuberculosis cuando Concha tenía apenas 2 años-- y se volvió a casar con su excuñada.
Tras una infancia feliz, aunque sin poder ir al colegio, cuando Concha cumplió 16 años comenzó a militar en el movimiento libertario y, recién proclamada la República, abandonó el taller de artes gráficas el que trabajaba para participar en las actividades del Ateneo Libertario Faro y del Ateneo Agrupación Humanidad.
Según la biografía escrita por Sara Moroni y publicada en 'Germinal. Revista de Estudios Libertarios', fue en los ateneos donde Concha Pérez leyó y debatió con sus compañeros los escritos de los grandes pensadores del movimiento anarquista.
Tras trabajar como operaria en una carpintería de madera, pocos días antes de estallar la guerra civil, ingresó en el Comité Revolucionario del barrio de Les Corts, donde construyeron las primeras barricadas y equiparon camiones para la guerra.
En los primeros días de la contienda, Concha Pérez participó en el asalto al cuartel de Pedralbes y en la toma de un convento de monjas, y formó parte del grupo armado Los Aguiluchos de Les Corts, que tenía 100 soldados, de lo que solo siete eran mujeres.
El 3 de mayo de 1937 se ofreció voluntaria para hacer una ronda de reconocimiento en la zona de la plaza de Catalunya, donde fue herida al sufrir una emboscada y, desde entonces, tuvo un fragmento metálico de munición alojado en una pierna durante muchos años.
En diciembre de 1938, abandonó Barcelona y, al cruzar la frontera, fue trasladada al campo de refugiados de Argelès. Más tarde, trabajó como enfermera voluntaria en un campo de refugiados, donde conoció al médico madrileño Isidoro Alonso, un socialista que durante un tiempo fue su pareja, con el que tuvo su único hijo, que nació en Marsella (Francia).
En Barcelona, Concha se reencontró con un antiguo compañero del Ateneo Faros, Maurici Palau, que había pasado cuatro años en prisión, e iniciaron una relación sentimental que duró 30 años. Ambos montaron una parada en el mercado de Sant Antoni, donde vendían bisutería y ropa interior que hacían ellos mismos y que, además, durante la dictadura, sirvió como lugar de encuentro entre anarquistas.
El funeral de Concha Pérez se celebrará este viernes a las 14.15 horas en el tanatorio de Les Corts de Barcelona.
Concha Pérez Collado, una de las últimas mujeres milicianas de la guerra civil española, militante de la CNT y de la CGT en la etapa moderna, ha fallecido en la madrugada de este jueves en Barcelona a los 98 años, según ha informado el sindicato CGT.
Concha Pérez nació en Barcelona el 17 de octubre de 1915, en el barrio de Les Corts, y era la tercera de seis hermanos, hijos de dos madres diferentes. Su padre era Juan Pérez Güell, un anarquista que sufrió la prisión por sus ideas políticas, quien enviudó de su primera mujer --fallecida a causa de una tuberculosis cuando Concha tenía apenas 2 años-- y se volvió a casar con su excuñada.
Tras una infancia feliz, aunque sin poder ir al colegio, cuando Concha cumplió 16 años comenzó a militar en el movimiento libertario y, recién proclamada la República, abandonó el taller de artes gráficas el que trabajaba para participar en las actividades del Ateneo Libertario Faro y del Ateneo Agrupación Humanidad.
Según la biografía escrita por Sara Moroni y publicada en 'Germinal. Revista de Estudios Libertarios', fue en los ateneos donde Concha Pérez leyó y debatió con sus compañeros los escritos de los grandes pensadores del movimiento anarquista.
Encarcelada por llevar una pistola escondida
En 1932, se afilió a la Federación Anarquista Ibérica (FAI) y un año más tarde fue detenida y encarcelada por llevar una pistola escondida en el pecho para ayudar a un compañero, propietario del arma, y que se encontraba junto a ella en un piquete delante de una fábrica.Tras trabajar como operaria en una carpintería de madera, pocos días antes de estallar la guerra civil, ingresó en el Comité Revolucionario del barrio de Les Corts, donde construyeron las primeras barricadas y equiparon camiones para la guerra.
En los primeros días de la contienda, Concha Pérez participó en el asalto al cuartel de Pedralbes y en la toma de un convento de monjas, y formó parte del grupo armado Los Aguiluchos de Les Corts, que tenía 100 soldados, de lo que solo siete eran mujeres.
Herida en una emboscada
Después de luchar en los frentes de Caspe y Belchite, donde cuentan que salvó la vida de un compañero, regresó a Barcelona y trabajó como obrera en una fábrica de producción de armamentos.El 3 de mayo de 1937 se ofreció voluntaria para hacer una ronda de reconocimiento en la zona de la plaza de Catalunya, donde fue herida al sufrir una emboscada y, desde entonces, tuvo un fragmento metálico de munición alojado en una pierna durante muchos años.
En diciembre de 1938, abandonó Barcelona y, al cruzar la frontera, fue trasladada al campo de refugiados de Argelès. Más tarde, trabajó como enfermera voluntaria en un campo de refugiados, donde conoció al médico madrileño Isidoro Alonso, un socialista que durante un tiempo fue su pareja, con el que tuvo su único hijo, que nació en Marsella (Francia).
Parada en el mercado de Sant Antoni
Regresó a Barcelona en septiembre de 1942, donde, como no podía mantenerlo, tuvo que dejar a su hijo en acogida en un orfanato. Después, una familia de origen judío para la que trabajó como empleada doméstica le ayudó a demostrar ante las instituciones que cobraba una renta adecuada para el sustento de su hijo, con lo que pudo recuperar la custodia del menor.En Barcelona, Concha se reencontró con un antiguo compañero del Ateneo Faros, Maurici Palau, que había pasado cuatro años en prisión, e iniciaron una relación sentimental que duró 30 años. Ambos montaron una parada en el mercado de Sant Antoni, donde vendían bisutería y ropa interior que hacían ellos mismos y que, además, durante la dictadura, sirvió como lugar de encuentro entre anarquistas.
Mujeres del 36
Tras la muerte de Franco, participó en la organización de las primeras asociaciones de vecinos y en el resurgimiento de la CNT. En 1997, formó parte de las fundadoras de la asociación Mujeres del 36 que, patrocinada por el Ayuntamiento de Barcelona, reúne a algunas mujeres que durante la guerra civil habían tomado parte en movimientos políticos y sociales de izquierdas en la capital catalana.El funeral de Concha Pérez se celebrará este viernes a las 14.15 horas en el tanatorio de Les Corts de Barcelona.
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