EE UU exhorta a Europa a reaccionar
Obama reclama a los aliados europeos firmeza y unidad ante el desafío ruso en Ucrania
El presidente acusa a Moscú de alentar la desestabilización del país
Yolanda Monge Washington 27 ABR 2014 - 21:53 CET48
Acusando al Kremlin de no haber movido “un solo dedo” para conseguir que los separatistas prorrusos en Ucrania cumplan con el acuerdo alcanzado en Ginebra para rebajar una tensión que ha situado las relaciones entre Rusia y Occidente en sus niveles más bajos desde el final de la Guerra Fría, Barack Obama estableció ayer que era absolutamente necesario presentar por parte de Estados Unidos y la Unión Europea un mensaje de unidad frente a Moscú de que sus juegos de guerra deben acabar.
Con Washington y Bruselas a punto de imponer nuevas sanciones a Rusia —quizá tan pronto como este lunes— el presidente de Estados Unidos declaró desde Malasia —tercera etapa de su gira asiática— que se estará “en una posición más firme para disuadir a Putin cuando este vea que el mundo está unido y Estados Unidos y Europa están unidos en lugar de que esto es solo un conflicto ruso-estadounidense”.
Para Obama, Moscú no solo se ha quedado impasible ante el acuerdo alcanzado el pasado día 17 en Ginebra, si no que en ocasiones lo ha torpedeado. “Hay pruebas contundentes de que han estado alentando las actividades en el este y el sur de Ucrania”, dijo el presidente. El mandatario aprovechó una nueva ocasión para recordar a su homólogo ruso que se encuentra “aislado” y que la clave del problema está en “respetar la integridad territorial” de Ucrania amenazada por las milicias prorrusas.
La imposición de sanciones a Rusia no es un tema resuelto ni en el que hay consenso entre Washington y Bruselas. De momento, los castigos que se han impuesto y que se prevé extender son contra personas concretas, y en algunos casos bancos que dan refugio a las actividades de estos. Pero no se han dictado sanciones sectoriales, y en opinión de Obama esto solo podrá hacerse si existe “una posición unificada de cómo proceder”.
Las sanciones propuestas por Washington se centrarán principalmente en las exportaciones de alta tecnología y la industria de defensa rusa, así como en personas físicas y jurídicas cercanas al presidente Vladímir Putin, según declaró ayer el consejero adjunto de Seguridad Nacional Tony Blinken. En una entrevista en la cadena CBS, Blinken dijo que las sanciones impuestas a Moscú tras la anexión de Crimea el mes pasado han dañado la economía rusa. “Ya hemos visto un impacto significativo de la presión que hemos ejercido sobre Rusia en las últimas semanas. Sus mercados financieros han perdido un 22% desde el inicio del año y el rublo está en el nivel más bajo que nunca ha tenido”, aseguró.
Hasta el momento, Washington se encuentra en una línea más dura de ataque que Europa, que está en un espacio más ambiguo y tímido, entre otras razones porque sus relaciones comerciales y lazos económicos con Rusia son mucho mayores de lo que lo son con Estados Unidos y porque compra cerca de una cuarta parte de su gas natural a Moscú.
La grave crisis internacional que se vive desde la anexión rusa de la península ucrania de Crimea se ha visto agravada en las últimas horas por la detención de ocho observadores militares europeos por parte de las milicias federalistas y separatistas prorrusas de Slaviansk, que fueron calificadas por Obama como “matones”. Los observadores detenidos actúan bajo los auspicios de la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), pero no son miembros de la misma. Las fuerzas prorrusas les acusa de ser espías.
Kiev elevaba el tono de su discurso a finales de la semana pasada y aseguraba que Moscú estaba dando todos los pasos que desembocarían en una “tercera guerra mundial”. Kiev, respaldado por Occidente, acusa al Kremlin de planear la invasión del este de Ucrania y de preparar el terreno para el entrenamiento y el apoyo de separatistas armados que han ocupado alrededor de una docena de edificios públicos en la región.
En una señal de tranquilidad hacia los aliados de la OTAN con fronteras con Rusia, Washington desplegó 150 paracaidistas en Lituania el pasado sábado. Un total de 600 efectivos norteamericanos han llegado a Polonia y varios Estados bálticos que pertenecieron a la extinta Unión Soviética.
“La agresión rusa ha renovado nuestra determinación de reforzar la alianza de la OTAN”, dijo el secretario de Defensa norteamericano, Chuck Hagel, hace unas semanas cuando se formalizaba el acuerdo de Ginebra, ante el que Washington manifestó escepticismo, luego probado cierto. “Estas medidas no van encaminadas a provocar o amenazar a Rusia, sino a demostrar que la OTAN continúa dedicada a sus tareas de defensa colectiva”, añadió entonces Hagel.
Con Washington y Bruselas a punto de imponer nuevas sanciones a Rusia —quizá tan pronto como este lunes— el presidente de Estados Unidos declaró desde Malasia —tercera etapa de su gira asiática— que se estará “en una posición más firme para disuadir a Putin cuando este vea que el mundo está unido y Estados Unidos y Europa están unidos en lugar de que esto es solo un conflicto ruso-estadounidense”.
Para Obama, Moscú no solo se ha quedado impasible ante el acuerdo alcanzado el pasado día 17 en Ginebra, si no que en ocasiones lo ha torpedeado. “Hay pruebas contundentes de que han estado alentando las actividades en el este y el sur de Ucrania”, dijo el presidente. El mandatario aprovechó una nueva ocasión para recordar a su homólogo ruso que se encuentra “aislado” y que la clave del problema está en “respetar la integridad territorial” de Ucrania amenazada por las milicias prorrusas.
La imposición de sanciones a Rusia no es un tema resuelto ni en el que hay consenso entre Washington y Bruselas. De momento, los castigos que se han impuesto y que se prevé extender son contra personas concretas, y en algunos casos bancos que dan refugio a las actividades de estos. Pero no se han dictado sanciones sectoriales, y en opinión de Obama esto solo podrá hacerse si existe “una posición unificada de cómo proceder”.
Las sanciones propuestas por Washington se centrarán principalmente en las exportaciones de alta tecnología y la industria de defensa rusa, así como en personas físicas y jurídicas cercanas al presidente Vladímir Putin, según declaró ayer el consejero adjunto de Seguridad Nacional Tony Blinken. En una entrevista en la cadena CBS, Blinken dijo que las sanciones impuestas a Moscú tras la anexión de Crimea el mes pasado han dañado la economía rusa. “Ya hemos visto un impacto significativo de la presión que hemos ejercido sobre Rusia en las últimas semanas. Sus mercados financieros han perdido un 22% desde el inicio del año y el rublo está en el nivel más bajo que nunca ha tenido”, aseguró.
Hasta el momento, Washington se encuentra en una línea más dura de ataque que Europa, que está en un espacio más ambiguo y tímido, entre otras razones porque sus relaciones comerciales y lazos económicos con Rusia son mucho mayores de lo que lo son con Estados Unidos y porque compra cerca de una cuarta parte de su gas natural a Moscú.
La grave crisis internacional que se vive desde la anexión rusa de la península ucrania de Crimea se ha visto agravada en las últimas horas por la detención de ocho observadores militares europeos por parte de las milicias federalistas y separatistas prorrusas de Slaviansk, que fueron calificadas por Obama como “matones”. Los observadores detenidos actúan bajo los auspicios de la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), pero no son miembros de la misma. Las fuerzas prorrusas les acusa de ser espías.
Kiev elevaba el tono de su discurso a finales de la semana pasada y aseguraba que Moscú estaba dando todos los pasos que desembocarían en una “tercera guerra mundial”. Kiev, respaldado por Occidente, acusa al Kremlin de planear la invasión del este de Ucrania y de preparar el terreno para el entrenamiento y el apoyo de separatistas armados que han ocupado alrededor de una docena de edificios públicos en la región.
En una señal de tranquilidad hacia los aliados de la OTAN con fronteras con Rusia, Washington desplegó 150 paracaidistas en Lituania el pasado sábado. Un total de 600 efectivos norteamericanos han llegado a Polonia y varios Estados bálticos que pertenecieron a la extinta Unión Soviética.
“La agresión rusa ha renovado nuestra determinación de reforzar la alianza de la OTAN”, dijo el secretario de Defensa norteamericano, Chuck Hagel, hace unas semanas cuando se formalizaba el acuerdo de Ginebra, ante el que Washington manifestó escepticismo, luego probado cierto. “Estas medidas no van encaminadas a provocar o amenazar a Rusia, sino a demostrar que la OTAN continúa dedicada a sus tareas de defensa colectiva”, añadió entonces Hagel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario