El «paraca» Cebrián, nuevo mando en Afganistán: «Es previsible que los ataques aumenten»
El coronel de la Brigada Paracaidista lidera el nuevo contingente español en la provincia de Badghis: «Si se recibe fuego, toda la unidad sabe reaccionar»
Día 14/06/2012 - 10.07h
El coronel Luis Cebrián, de la Brigada de Infantería Ligera Paracaidista (Bripac), toma el mando hoy del contingente español en la provincia afgana de Badghis relevando a su colega legionario Demetrio Muñoz.
Este XXXI destacamento que envía España a la misión de la OTAN en Afganistán en diez años de guerra está formado por unos 1.040 militares, la mayoría pertenecientes a la III Bandera Paracaidista «Ortiz de Zárate». A ellos hay que unir el medio centenar desplegado en Herat.
Su objetivo fundamental será proporcionar las condiciones de seguridad necesarias para que puedan finalizarse, «antes de fin de año» las obras de la peligrosa «Ruta Lithium» y del tramo de carretera que circunvala Afganistán a su paso por Badghis, la «Ring Road».
Curtido en misiones internacionales
Curtido en misiones internacionales - Bosnia y Herzegovina (1993), Líbano (2007) y Afganistán (2010)-, el coronel Cebrián recibió el pasado lunes, horas antes de partir hacia su destino en Qala i Nao, a ABC en su despacho de la Base Príncipe (Paracuellos del Jarama), donde se localiza la Brigada Paracaidista «Almogávares» VI.
Con el buen tiempo, la amenaza se redobla ahora en Afganistán. Los hostigamientos ya han aumentado. «La clave es llegar a un nivel de automatismo para hacer frente a la amenaza y al fuego enemigo. Si se recibe fuego, toda la unidad sabe reaccionar de manera automática ortientando su acción al punto de origen de fuego hostil», explica el coronel. «En los últimos seis meses nos hemos centrado en adiestramiento de campo de las unidades de maniobra, las compañías de fusiles fundamentalmente. Hemos practicado todos los procedimientos en acciones de combate».
Ruta Lithium. «Con mucha probabilidad será finalizada antes de final de año
-Nuestra misión es asistir a las Fuerzas Armadas y Fuerzas de Seguridad afganas en el establecimiento de un entorno seguro. Dos ejes son prioritarios: los trabajos de la «ruta Lithium» y el tramo de asfaltado de la autopista que circunvala Afganistán en dirección a la localidad de Muqur. Hay estará nuestro esfuerzo y nuestro compromiso. Con mucha probabilidad estas obras serán finalizadas antes de final de año.
-¿Las fuerzas afganas son de fiar?
-Las fuerzas afganas están empezando a formarse. Son compañeros fiables, no responden a los estándares de las fuerzas de la OTAN pero van alcanzandolos con asistencias de la comunidad internacional.
-¿Teme un verano caliente antes del repliegue de las fuerzas de la OTAN?
-Es previsible que los ataques aumenten como ha sucedido estas últimas semanas, pero confiamos en el adiestramiento de nuestros soldados.
-¿Hay miedo en Afganistán?
-Habría que preguntárselo más al fusilero. Te preocupan tantas cosas durante la acción que lo que menos te preocupa es el miedo. Este se domina cuando tienes perfectamente claro qué tienes que hacer, cuál es el siguiente paso...
-¿Cómo es Afganistan?
-Desde luego no tiene nada que ver con el modo de vida occidental. Es una sociedad con una mentalidad y una psicología completamente distinta a la nuestra y con unos parámtros de vida diaria que no tienen nada que ver con los occidentales. Es como trasladarte a un mundo distinto. Sin embargo, cuando tratas con los afganos si ves personas razonables con las que es posible trabajar y entablar una negociación.
-¿Teme que afecten los recortes del presupuesto de Defensa a su misión?
- Estoy absolutamente seguro que nuestro Gobierno nos va a proporcionar todos los medios que son necesarios para mantener nuestra seguridad y el cumplimiento de la misión.
Ser «paraca». Nos une un hecho muy igualatorio que nos hace sentir más familia
- Es una forma especial de ser soldado. No es mejor ni es peor, es distinta. Nos une un espíritu específico que lo manda nuestro ideario paracaidista y nos une un hecho muy igualatorio: la sensación que hay ante la puerta del avión antes de saltar. Esto afecta igual al general y al último paracaidista. Ello nos da un sentimiento de espíritu de cuerpo que nos hace sentir a todos más familia.
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