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martes, 28 de junio de 2011

GAGOMILITARIA NOTICIAS.- LOS RESTOS MORTALES DE LOS DOS SOLDADOS ESPAÑOLES MUERTOS AYER, EN AFGANISTÁN. LLEGAN A ESPAÑA



Llegan a España los restos mortales de los dos soldados fallecidos en Afganistán

*Carme Chacón y el Jefe del Estado Mayor han viajado en el mismo avión
*El Príncipe de Asturias participará en el funeral que tendrá lugar mañana
*Recibirán la Medalla al Mérito Militar con distintivo rojo
*Un avión medicalizado repatriará a los tres soldados heridos

Los restos mortales del sargento Manuel Argudin Perrino y de la soldado Niyireth Pineda han llegado a la base aérea de Gando, en Gran Canaria, a bordo de un Airbus A-310 de las Fuerzas Aéreas Españolas, en el que también viajaban la ministra de Defensa Carme Chacón y el Jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), general del Aire José Julio Rodríguez.

En la misma pista de aterrizaje se ha celebrado un breve y discreto acto que ha consistido en una recepción con honores militares y un responso religioso. Se han vivido momentos emotivos protagonizados por los familiares de los fallecidos, que han expresado su dolor y desolación ante los ataúdes envueltos con banderas de España.

La hermana y el hijo de nueve años de la soldado Niyireth Pineda y la esposa y suegra del sargento Manuel Argudín han asistido al acto, en el que tanto la ministra como el JEMAD, así como el jefe de Estado Mayor del Ejército (JEME), general Fulgencio Coll, han consolado a los familiares.

Mientras los dos féretros eran trasladados a hombros por sus compañeros a sendos coches fúnebres que los conducían al Instituto Anatómico Forense donde se les practicarán las autopsias.

Posteriormente, se instalará una capilla ardiente en la Base General Alemán Ramirez, sede del acuartelamiento en La Isleta, donde pertenece la unidad a la que servían los fallecidos.

A las 11.00 hora peninsular, se oficiará el funeral, que presidirá el Príncipe de Asturias, y que contará con la asistencia de la ministra de Defensa y el JEMAD, además de distintas autoridades civiles y militares locales y autonómicas, entre ellas el presidente del Gobierno de Canarias en funciones, Paulino Rivero.

Está previsto que el Príncipe imponga a título postumo la Gran Cruz del Mérito Militar con distintivo rojo, la máxima condecoración para acciones bélicas, a los dos militares fallecidos en el atentado de ayer.

Un avión medicalizado se dirige hacia Herat
El sargento Manuel Argudin Perrino, de 34 años y nacido en Gijón, y la soldado Niyireth Pineda Marín, colombiana de 31 años, fallecieron ayer al saltar por los aires el vehículo blindado Lince el que viajaban, a consecuencia de una explosión de un artefacto explosivo improvisado (IED), en un atentado que también dejó otros tres militares heridos.

Los tres continúan en Afganistán. Un Boeing 707 con equipos médicos a bordo trasladará a los tres soldados heridos hasta España. El avión, que ha despegado hacia las 19.30 horas, tiene previsto llegar a Herat esta madrugada y posteriormente emprenderá vuelo de regreso con los tres soldados heridos: Ruben Velazquez Herrera, Jhony Alirio Herrera Trejos y Roi Villa Souto.

El avión de la Fuerza Aérea Española regresará a Madrid y los heridos serán trasladados, probablemente, al hospital militar Gómez Ulla.

Chacón comparecerá a mediados de julio
La ministra de Defensa, Carme Chacón, dará explicaciones en el Congreso a mediados de julio. El Ministerio de Defensa ha registrado la solicitud de comparecencia a petición propia ante la Comisión de Defensa.

La solicitud se ha registrado este lunes en la Cámara Baja y ahora será la Mesa de la Comisión de Defensa la que fije la fecha de comparecencia de la ministra. Se fijará probablemente para la segunda semana del próximo mes de julio, en torno los días 13 y 14, según estimaron fuentes parlamentarias.

Que desfilen los soldados (enteros)

Poco antes de las elecciones de 2008 se organizó en el cuartel de Paracuellos un homenaje a los soldados españoles que combaten en el extranjero. A los dos que habían sufrido amputaciones se los llevaron a un patio apartado y les colgaron las medallas sin que nadie los viera, evitando una imagen que podía restar votos.

"Desfilaban los enteros", contó Pedro Simón en un reportaje sobre uno de los militares heridos en Afganistán. Se llama Rubén López y tenía 19 años cuando una bomba le destrozó ambas piernas en 2007. El pasado domingo, en el suplemento Crónica de este periódico, recordaba que se había alistado porque pensaba que su país le necesitaba. "Me defraudó", dice ahora.

Rubén es razón suficiente para traer de vuelta a los militares españoles desplegados en Afganistán. La prueba de que el Gobierno se avergüenza de esta guerra, la disfraza como misión humanitaria y, cuando la evidencia de las mutilaciones y los funerales le impiden sostener la farsa por más tiempo, deshonra con su cobardía a quienes envió a combatirla.

Ha llegado la hora de que vuelvan a casa. Todos. Pero no en 2014, como ha anunciado la ministra de Defensa Carme Chacón. Tres años es demasiado tarde para el próximo Rubén López. Demasiado tarde para los próximos Manuel Argudín Perrino y Niyireth Pineda Marín, los dos soldados muertos el domingo. Y demasiado tarde, también, para los afganos atrapados en una guerra que ha perdido todo su sentido, si alguna vez lo tuvo.

Nos dicen que no podemos fallar en nuestros compromisos internacionales. Que debemos estar junto a nuestros aliados. Que hay que completar "la labor humanitaria". Pero los mismos políticos que hablan en público de acabar la misión admiten en privado, en Madrid o Washington, que la guerra se ha perdido y que sólo queda marcharse pretendiendo que se ha ganado. Salir despacio para que no parezca que huimos.

La gran contradicción de toda guerra es que empezarlas y terminarlas depende de quienes no la conocen. Políticos a miles de kilómetros de distancia determinan la vida de pueblos como el afgano y arriesgan la vida de sus jóvenes soldados en un intento de moldear el futuro de una nación de la que lo desconocen todo. No han estado en el frente. No han tenido que matar ni tratar de que no les maten. No han visto a los heridos. Toman decisiones, pero no tienen que enfrentarse a sus consecuencias.

Dicen que la ministra Chacón ha ordenado que a los últimos amputados en Afganistán les den las mejores prótesis posibles. Eso está bien. Pero los militares españoles heridos necesitan algo más. Seguridad financiera para afrontar su nueva incapacidad. Apoyo psicológico para superar el trauma. Programas de reinserción y formación para encontrar ocupación. Y lo más fácil de todo: un trato digno, al menos por parte de quienes decidieron poner su vida en riesgo.

Rubén López no ha recibido ninguna de esas cosas. Tardaron tres años en verle para confirmar su evidente invalidez, cuenta Paco Rego en el reportaje de Crónica. Le despidieron con una indemnización de 36.000 euros. Le impidieron desfilar junto a los soldados (enteros). "No te ayudan en nada. Eres sólo un número que ya no interesa", dice tras 16 operaciones para tratar de salvar la pierna que le queda. ¿2014? Tres años puede ser demasiado tarde para el próximo Rubén López. Es hora de que los soldados españoles vuelvan a casa. Todos. Ya.

David Jimenez

Fuente Diario "EL MUNDO"

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