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jueves, 26 de mayo de 2011
LA OPERACIÓN DYNAMO
Operación Dynamo (27-5-1940)
A fines de mayo de 1940, la situación de la Fuerza Expedicionaria Británica en Francia era desesperada, al quedar acorralada en la ciudad de Dunkerque. Todo hacía presagiar que si el Alto Mando Británico ordenaba la resistencia hasta el último hombre, el resultado sería una masacre de proporciones incalculables.
El 24, a medio día, se pararon los blindados alemanes a las puertas de Dunkerque. Varías teorías se han barajado para justificar esta decisión, errónea ante lo que luego ocurriría: se ha dicho que Hitler no quería humillar a Gran Bretaña con una tremenda derrota; también, que Göering, deseoso de cosechar toda la gloria de la victoria, pidió para sus aviones el remate de la faena. Los historiadores más solventes rechazan ambas hipótesis y se aferran a las realidades: fue el propio jefe del grupo de Ejércitos A, von Rundstedt, quien ordenó hacer un alto para reorganizar sus fuerzas acorazadas muy dispersas, desorganizadas y menguadas en número.
Cuando el día 24 de mayo, a medio día hablaron Rundstedt y Hitler, aquel expuso al Führer el cansancio de sus fuerzas, las dificultades del terreno para las operaciones de carros y el peligro de un contraataque aliado. Le propuso, también, cambiar el plan: si en principio el golpe de hoz alemán debería darse de izquierda a derecha, podía ahora darse de derecha a izquierda, actuando el grupo de ejércitos B, de von Bock, más descansados, como martillo, mientras que el grupo de Ejércitos A hacía de yunque. Hitler aceptó.
En Berlín hubo indignación. Halder anota en su diario: "... Es un cambio completo en nuestro plan. Yo quería hacer del grupo de Ejércitos A el martillo y del grupo de Ejércitos B el yunque de la operación. Ahora B será el martillo y A el yunque. Pero el grupo de ejércitos B tiene ante si un frente sólido, su avance será lento y sus pérdidas elevadas. La aviación en la que se ponen todas las esperanzas depende del tiempo. Este cambio conduce a un esfuerzo que moviliza más energía que el actual plan de operaciones. No obstante la batalla se ganará por este medio o por el otro. El resto de la mañana no estoy para nadie..."
Naturalmente, su plan resultó tan negativo que Rundstedt jamás reivindicó su autoría. Dos días después, visto el error con claridad y mejor agrupadas y reorganizadas las fuerzas acorazadas alemanas -que todo debe decirse- Hitler ordenó que siguiera el avance de los carros. Pero se habían perdido dos días cruciales.
Esas 48 horas permitieron la aplicación de la Operación Dinamo. Nació ésta el 19 de mayo, cuando Gort comprendió definitivamente que la batalla de Bélgica estaba perdida y que, tal como iban las cosas, su repliegue hacia Francia era muy problemático. Pensó entonces en la posibilidad de sacar al BEF por mar, desde los puertos del Canal de la Mancha.
Hasta el día 24, Gort se mantuvo a la expectativa del proyectado contraataque hacia el sur, pero la inoperancia francesa y la presión que el Grupo de Ejércitos B le hacían desde el norte le obligaron a replegarse hacia la costa y Londres, que había aprovechado esa semana para disponer los medios de evacuación, dio la orden de comenzarla el día 26 de mayo.
Afortunadamente para los aliados, el parón de los tanques alemanes les dieron unos 50 kilómetros de costa y tiempo para reforzar las paredes de la bolsa. Cuando los alemanes reanudaron su ataque hallaron enfrente una resistencia organizada, una feroz voluntad de aguantar en muchos casos y un terreno nada apropiado para el empleo de grandes masas de carros. Nadie duda que sin el frenazo del día 24, el 25 los alemanes hubieran estado en Dunkerque y la Operación Dinamo, que preveía sacar unos 50.000 hombres en unos cinco días, hubiera sido viable.
Pero mientras los británicos disponían su marcha y los alemanes reanudaban su ofensiva por el sur de la bolsa, ocurrió un acontecimiento clave y polémico para la historia de aquella batalla: la rendición de Bélgica.
El frente se estabilizó a 250 km de la costa. Viendo que había la posibilidad de realizar la evacuación, inmediatamente los británicos pusieron en marcha la Operación Dynamo (Dínamo) que se llevó a cabo entre los días 27 de mayo y 4 de junio de 1940. En nueve días 337 mil soldados del ejército anglo-francés de los cuales 224.535 eran soldados británicos y 112.546 eran franceses, lograron ser evacuados. En la operación participaron 32 buques de guerra británicos acompañados por 635 embarcaciones auxiliares voluntarias, o requisadas, de todos los tipos imaginables, yates, barcos pesqueros, remolcadores, chalupas etc.
Los grandes barcos mercantes no podían ser empleados debido a que las aguas de Dunkerque son muy bajas, aún hoy cuando la marea está baja es posible ver los restos de los buques hundidos. Por tanto la operación requería de gran número de naves de poco calado, las que siguieron una de tres rutas: La Ruta “Y” desde el faro de North Goodwin hasta la boya Kwinte a norte y de ahí a lo largo de la costa hasta Dunkerque con rumbo sur. La Ruta “X” desde el mismo faro, directamente hasta las playas francesas y la Ruta “Z” desde Dover hasta la boya No. 6 y de ahí al norte hasta Dunkerque. La primera de las rutas era la más segura y la más peligrosa era la Ruta “Z” porque se aproximaba a Calais, donde los alemanes habían ya desplazado la artillería de campaña y los temibles antiaéreos 88.
Otro peligro para las naves de rescate era la cantidad de desperdicios flotando, todos restos de los barcos hundidos y además de las minas, los submarinos alemanes y las lanchas torpederas. A eso se añadía la gran cantidad de cadáveres que flotaban a la deriva en toda la costa. En la ruta de regreso, los barcos cargados de soldados se detenían por los restos flotantes causando un embolsamiento de buques, que se exponían al ataque de los aviones alemanes. Por otro lado, en la noche, por seguridad, las embarcaciones navegaban sin luces provocando colisiones y mayores retrasos.
En las playas de Dunkerque, cualquier cosa servía para hacer un espigón de atraque para las pequeñas embarcaciones. Como lo que sobraban eran vehículos y desperdicios, estos eran acumulados en las orillas para servir de punto de atraque a las embarcaciones menores. Las pérdidas en buques fue tan grande que el Almirantazgo Británico ordenó que los destructores, que eran las naves más idóneas para la evacuación, pero que eran vitales para la defensa de Gran Bretaña, abandonaran la operación dejando sólo las naves más antiguas y los barcos auxiliares.
El día 4 de junio a las 02:23, fue suspendida la Operación Dynamo, al resultar para entonces imposible acercarse a la playa. La ofensiva alemana se había reanudado y los 40.000 hombres que quedaban en el sector no podían ya ser rescatados. Los franceses trataron de abrirse paso al interior en un "sálvese quien pueda" con la ventaja de estar en casa, pero los británicos optaron por la rendición.
Pese al éxito de la evacuación, 700 tanques, 2400 cañones y 50.000 vehículos de todas clases fueron abandonados en las playas de Dunkerque, y en el mar, 235 embarcaciones habían sido hundidas. Los británicos dejaron en Francia 68.111 hombres muertos y los franceses habían sufrido 200.000 bajas de las cuales 90.000 eran muertos, el resto eran prisioneros, heridos y desaparecidos.
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