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miércoles, 23 de marzo de 2011

GAGOMILITARI NOTICIAS.-LIBIA, " INTENTO DAR UNAS OREDENS PERO AQUI TODO EL MUNDO HACE LO QUE LE DA LA GANA" LAMENTA JAMAL, CORONEL DE LOS REBELDES








Gadafi tiene 4.600 millones en oro para pagar su guerra

Gadafi puede tener dinero de sobra para pagar su ejército de desharrapados para que luche contra sus adversarios, que parecen igual de desharrapados. La razón es simple. Le pueden haber cortado el grifo del petróleo y congelado sus cuentas en el exterior… pero sigue teniendo al menos 143,8 toneladas de oro en su banco central, de acuerdo a los datos del Fondo Monetario Internacional, lo que sitúa a Libia entre los 25 países con más reservas de ese metal.Esas 143,8 toneladas valen 6.500 millones de dólares (4.583 millones de euros).

Según Financial Times, Gadafi ha desplazado ese oro hacia el sur de Libia, situándolo cerca de las fronteras con Níger y Chad. Desde allí, puede llevarlo a esos Estados —en esa región las fronteras tienen un significado simbólico— y depositarlo, a cambio de efectivo, en sucursales del Libyan Foreign Bank en ambos países. O, directamente, puede ofrecer oro a cambio de soldados. Recuérdese que las guerras civiles de Angola, Sierra Leona y Liberia fueron pagadas en parte con diamantes… los famosos diamantes de sangre ('blood diamonds'), que causaron decenas de miles de muertos africanos y un disgusto a Naomi Campbell.

Así pues, Gadafi podría tener todavía muchas bazas. Su posesión de oro va vinculada a su control del sur del país. Como explicaba hace unas semanas Karim Mezram, un profesor libio de la Universidad Johns Hopkins a mi compañero Ricard González, “la clave para el régimen libio es el control del sur del país, porque allí tiene unidades leales del Ejército. El Sur le ofrece una buena vía de escape hacia una región donde tiene buenas conexiones y que le puede permitir abastecerse de armas y mercenarios”.

La cuestión es ¿para cuánto dan de sí 4.583 millones de euros a la hora de contratar mercenarios?

Aparentemente, para mucho. Algunas informaciones han hablado estos días de que Gadafi ofrece 2.000 dólares (1.410 euros) en países como Nigeria y Guinea por ir a combatir a Libia. Si ése es el caso, no le van a faltar soldados. Esas cifras son fortunas en África subsahariana, donde a uno le pueden matar fácilmente por cinco dólares, y donde muchos jóvenes saben manejar un kalashnikov pero no han recibido ningún entrenamiento militar formal.

Liberan a los tres periodistas de AFP y Getty Images arrestados por los leales a Gadafi

Los tres periodistas arrestados el pasado viernes en Ajdabiya, dos de la agencia France Presse y uno de Getty Images, han sido liberados esta noche en Trípoli. Dave Clark y Roberto Schmidt, de Afp, y Joe Radele, de Getty, han llegado esta noche al hotel Rixos, donde los esperaban un grupo de colegas.

"Todos aquellos que a cada instante de su vida piensan que la libertad no es una palabra vacía se alegrarán profundamente a esta hora de que Dave Clark, Roberto Schmidt y Joe Raedle reencuentren esa libertad tan necesaria en su vida, en su talento y en su profesión", ha declarado el director general de Afp, Emmanuel Hoog, en un comunicado.

"Su liberación es el fruto de la movilización de todo un equipo, de toda una redacción y de toda un empresa", añade el escrito.

Hoog había enviado el pasado martes una carta al líder libio, Muamar Gadafi, pidiéndole la liberación de los tres periodistas. Así lo explicaba un portavoz del régimen, Moussa Ibrahim, que afirmaba que tras la misiva, el dictador pidió al Estado y al gobierno libio que dejaran en libertad a los arrestados.

"Ahora ellos pueden reunirse con sus familias si lo desean, o quedarse y trabajar legalmente en Trípoli", aseguraba Ibrahim.

También la agencia Getty expresaba su satisfacción por la noticia a través de un comunicado. "Estamos encantados de que el dirigente libio haya ordenado la liberación de nuestro fotógrafo Joe Raedle, junto con Roberto Schmidt y Dave Clark", afirma.

Según explicó poco antes de la liberación el portavoz Ibrahim "los tres periodistas habían entrado ilegalmente en el país a través de la frontera este y estaban en una zona militar donde las operaciones militares habían comenzado desde hace días".

Sin embargo, el principal motivo de su detención por parte de las fuerzas leales al régimen es que "estaban junto a los rebeldes armados". Pese a ello, Ibrahim ha querido dejar claro que los tres hombres "han sido bien tratados" y han superado un examen médico antes de ser conducidos a Trípoli, donde han sido finalmente puestos en libertad.
Secuestrados tras una persecución

El conductor Mohammed Hamed explicó el domingo que había recogido a los tres hombres el 19 de marzo por la mañana en Tobrouk, para acompañarles en dirección a Ajdabiya, bastión de la rebelión asediado por la armada libia.

A varias decenas de kilómetros de Ajdabiya, cruzaron una columna de jeeps y vehículos de transporte de militares fieles a Gadafi. Dieron media vuelta, pero fueron perseguidos por los militares que los capturaron y obligaron a detenerse.

Según declaraciones a Radio Tobrouk del traductor que acompañaba a los tres periodistas y a su conductor, esta persecución se mantuvo unos 50 kilómetros antes de que los soldados dispararon a los neumáticos del coche para hacerles detenerse.

En ese momento, cuatro soldados les obligaron a bajar amenazándoles con sus armas, momento en el cual Dave Clark gritó 'sahafa' (prensa), con el fin de identificarse correctamente, según atestiguó el conductor.

Tras esto, los tres periodistas fueron colocados en el borde de la carretera, de rodillas, con las manos en la cabeza. Los soldados prendieron fuego a varios coches, incluido el de los periodistas, a los que dirigieron a un vehículo militar.
Siete periodistas liberados

Tras la detención de los tres informadores, Reporteros sin Fronteras (RsF) manifestó su preocupación por la detención por el elevado número de trabajadores de medios de comunicación detenidos en el actual conflicto, que ascendía a siete.

No obstante, en la tarde del martes, esa cifra se redujo, ya que también fueron puestos en libertad los cuatro periodistas de 'The New York Times', que había sido retenidos en Libia por las fuerzas fieles al régimen de Gadafi.

Según anunció la dirección del periódico, todos han llegado a Túnez sanos y salvos. Anthony Shadid, Stephen Farrell, Tyler Hicks y Lynsey Addario, fueron liberados a raíz de las medidas emprendidas por Turquía y fueron entregados en un primer momento a la embajada turca en Trípoli.

De acuerdo con 'The New York Times', los periodistas han franqueado la frontera tunecina sin problemas, y el director del diario, Bill Keller, dijo estar "muy contento" tras el anuncio de esta noticia.

Fuente Diario "EL MUNDO"

Obama y Sarkozy pactan un papel clave para la OTAN en Libia

París promueve un directorio político de la coalición con presencia de la Liga Árabe. -Alemania retira sus buques del embargo naval en el Mediterráneo. -Obama anuncia su intención de transferir el mando de las operaciones a otros miembros de la coalición. -Gadafi reaparece en un discurso en el que llama a la resistencia, mientras Clinton aventura que el dictador explora exiliarse

Francia vuelve a tomar la iniciativa en la operación militar en Libia. El ministro de Exteriores francés, Alain Juppé, aseguró ayer en la Asamblea Nacional que ha planteado a su homólogo británico la creación de una dirección política que asuma el control de la intervención. "A iniciativa del presidente de la República se lo he propuesto a nuestros colegas de Reino Unido, que están de acuerdo", precisó Juppé. "Será una dirección política que reunirá a los ministros de Asuntos Exteriores de los Estados que participan y los de la Liga Árabe". París redondeó la jornada al anunciar anoche el Elíseo que Barack Obama y Nicolas Sarkozy se habían puesto de acuerdo sobre el modo en que las estructuras de la OTAN serán utilizadas para apoyar a la coalición internacional.

falta de conocer los detalles de lo pactado entre los presidentes de EE UU y Francia, se sabe que la primera reunión de esa especie de Gabinete multinacional de crisis se celebrará pronto en Bruselas, Londres o París. Como nace con vocación de permanencia, los ministros se seguirán reuniendo "periódicamente".

Francia da este paso cuando ya se oyen críticas de distintos aliados sobre la falta de un mando unificado, piden otros que la OTAN asuma el control y Estados Unidos anuncia que en cuestión de días se colocará en un segundo plano en Libia. En este sentido, Barack Obama declaró ayer que está "absolutamente convencido" de que, pese a todas las dificultades, Estados Unidos será capaz de transferir el mando de la operación militar en Libia en el plazo previsto, que el presidente norteamericano repitió que será de "días, más que semanas".

EE UU asegura que la coalición funciona

En una conferencia de prensa celebrada en San Salvador junto al presidente salvadoreño, Mauricio Funes, Obama se refirió a su conversación de las últimas horas con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y con el primer ministro británico, David Cameron. Informó de que habían llegado a un acuerdo para que la OTAN tuviera un papel relevante en el próximo mando del ataque, aunque no ofreció detalles sobre la conformación de ese mando.

Obama dijo que los esfuerzos militares avanzan a buen ritmo, que la zona de exclusión aérea ya está impuesta y que "se ha evitado lo que pudo ser una catástrofe en Bengasi". El presidente norteamericano recordó que, una vez que el mando sea asumido por otros países, "no van a ser nuestros aviones los que mantengan la zona de exclusión aérea ni nuestros barcos los que vigilen el embargo de armas". Admitió que "mientras Gadafi se mantenga en el poder, persistirá la amenaza contra la población civil".

Reaparición de Gadafi

Mientras su presidente aseguraba que está "convencido" de que el problema diplomático entre los aliados se resolverá, la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, abría una nueva vía en las especulaciones sobre el futuro de Gadafi al declarar, en una entrevista a la cadena ABC, que el dirigente libio y sus principales colaboradores podrían contemplar el exilio. La jefa de la diplomacia norteamericana indicó que algunas personas, "supuestamente en nombre de Gadafi", han comenzado a entablar contactos en el extranjero, aunque ella misma ha reconocido que podría ser "teatro". Clinton ha admitido que la forma en que se comporta el régimen de Libia es "un tanto impredecible".

Ajeno a estas especulaciones sobre su futuro, el dictador volvió a comparecer a última hora de la noche en la televisión estatal para asegurar que nadie le moverá de su jaima y animar a sus partidarios a que sigan luchando. "Lograremos la victoria al final (...). No nos rendiremos, les derrotaremos por todos los medios", gritaba Gadafi, quien ha declarado que su régimen está "preparado para la lucha, sea corta o larga". El coronel habló desde el edificio destruido dentro de su complejo palaciego por un misil de la alianza el día 21, rodeado por cientos de fieles con el doble papel de entusiastas espectadores y escudos humanos ante el temor de nuevos ataques.

El incierto papel de la OTAN

Con respecto a la OTAN, Alain Juppé mantiene la misma postura que desde el principio ha mostrado Francia: la estructura atlántica podrá asumir un papel de apoyo a la coalición, pero no más allá. "A partir de esta dirección política, utilizaremos las capacidades de planificación e intervención de la OTAN", precisó el ministro en lo que parecía darle la razón el comunicado del Elíseo.

Francia explica su resistencia a que la OTAN asuma el mando por la oposición de plano de los países árabes, un criterio que no todos los aliados comparten. Ese repudio bloquearía la, para Sarkozy, imprescindible participación árabe en el acoso a Gadafi, crucial para que la operación no sea vista como una intervención puramente occidental. Según France Presse, una conversación telefónica mantenida el lunes por Juppé con Amr Moussa acabó con las reticencias del secretario general de la Liga Árabe sobre la interpretación que se está haciendo de la resolución de la ONU, bombardeos de las defensas antiaéreas de Gadafi incluidos.

Juppé aseguró que la campaña libia terminará en cuanto Gadafi ordene "un alto el fuego" y sus tropas "vuelvan a los cuarteles". En la misma Asamblea Nacional, el primer ministro, François Fillon, defendió encendidamente la operación. "No es una guerra, es una intervención de ayuda al pueblo libio", aseguró. Descartó que en el futuro los soldados de la coalición invadan el suelo libio.

Acuerdos diplomáticos dentro de la Alianza

Ese movimiento diplomático coincidió con un apaciguamiento de los ánimos en la OTAN, donde los embajadores aliados fueron ayer capaces de alcanzar dos veces un acuerdo: decidieron lanzar la operación para imponer un embargo de armas a Libia y dieron el visto bueno al plan militar para establecer una zona de exclusión aérea en Libia. Rematar el acercamiento de posiciones con un acuerdo político sobre esta intervención parece cuestión de horas en vista del anunciado acuerdo entre Obama y Sarkozy. El secretario general aliado, Anders Fogh Rasmussen, ya quiso señalar horas antes que la idea de la OTAN es "ayudar en la aplicación" de una exclusión aérea. Ayudar entendido como aportación complementaria aún por definir.

El plan de embargo será esencialmente naval y será efectivo esta misma semana. Barcos y aviones de aliados "realizarán operaciones de seguimiento, información y en caso necesario de detención de busques sospechosos de transportar armas ilegales o mercenarios", anunció Rasmussen en un comunicado.

El secretario general hizo notar además la OTAN ha completado la planificación militar para imponer una zona de exclusión aérea sobre Libia. Con esos planes se trata de "hacer de forma clara nuestra aportación, si es necesario, al amplio esfuerzo internacional para proteger al pueblo de Libia de la violencia del régimen de Gadafi".

Los acuerdos anunciados por Rasmussen cerraban felizmente una jornada de transición hacia un acuerdo sobre los términos de la implicación aérea, de la OTAN, que deberá excluir toda implicación aliada en bombardeos a tierra, por exigencia turca. El primer ministro Recep Tayyip Erdogan advirtió ayer que Libia no debe convertirse en un nuevo Irak.

Pero un portavoz del Ministerio de Defensa alemán anunció anoche que dos fragatas y otros dos buques de la Armada, con 550 militares a bordo, que participaban en operaciones de la OTAN serán puestos nuevamente bajo mando nacional, informa Juan Gómez desde Alemania. Esta decisión se toma después de que se anunciara que la Alianza Atlántica iba a sumarse sumarse a las operaciones del embargo naval a Libia. Los 70 soldados alemanes que desempeñaban misiones de reconocimiento en aviones AWACS sobre el Mediterráneo también se han retirado.

El estancamiento del conflicto en Libia acrecienta el riesgo de partición

La victoria no está al alcance del régimen, pero tampoco de los rebeldes

"Estancamiento" tras los ataques de la coalición contra los leales de Muamar el Gadafi. Esa descripción de la situación sobre el terreno en Libia la hizo, entre otros, el general Carter Ham, jefe del mando unificado de Estados Unidos para África (Africom). "Las fuerzas de tierra del régimen tienen poca capacidad para reanudar sus operaciones" sin apoyo aéreo y conquistar Bengasi, añadió.

La victoria de la oposición "es el escenario que todo el mundo desea, pero es también el más improbable", comenta a este corresponsal el almirante Jacques Lanxade, exjefe de Estado Mayor de la Defensa de Francia. Esa Armada Brancaleone que defiende Bengasi carece de capacidad, por mucha ayuda material que reciba, de emprender una ofensiva.

¿Entonces ni vencedores ni vencidos? "El conflicto puede desembocar en un callejón sin salida", reconocía en la cadena de televisión CBS el almirante Mike Mullen, jefe de Estado Mayor Interarmas de Estados Unidos.

Solo si alguno de los fieles de Gadafi perpetrase un atentado o si la coalición le aniquilase físicamente se superaría el impasse. Si nadie asesinó al líder libio cuando parecía más en apuros, después de que amagara la sublevación en Trípoli, es poco probablemente que surja ahora algún voluntario para acabar con su vida cuando ya ha consolidado su poder en la capital del país.

La segunda hipótesis tampoco tiene visos de concretarse. El ministro francés de Exteriores, Alain Juppé, fue sincero al declarar: "No contemos cuentos: es evidente que el objetivo de todo esto es permitir al pueblo libio elegir a su régimen (...)", pero no por eso se intentará eliminar al líder.

Los responsables estadounidenses lo repiten hasta la saciedad: Gadafi no es su blanco. Prueba de ello es que cuando la coalición atacó el recinto presidencial de Bab el Azizia en Trípoli no destruyó viviendas, sino un puesto de mando militar.

Y, sin embargo, el derrocamiento de Gadafi es "la única fórmula que permite evitar a corto plazo el riesgo de partición del país" en dos, aseguró en una entrevista François Heisbourg, exdirector del Instituto de Estudios Estratégicos de Londres. "Ya estamos de hecho en la partición", recalca Lanxade.

Hasni Abidi, director del Centro de Estudio e Investigación del Mundo Árabe y del Mediterráneo, con sede en Ginebra, constata además que el actual reparto del territorio entre Gadafi y los sublevados "corresponde grosso modo con la antigua frontera entre la Tripolitania y la Cirenaica". "Gadafi se acomodaría más fácilmente a esta solución que a una capitulación", asegura. Al este está el petróleo [de Libia] y al oeste, el gas", argumenta.

El dictador iraquí Sadam Hussein aceptó también, en 1991, perder el control de parte del país a causa de la instauración de una zona de exclusión aérea sobre Irak. Renunció a las tres provincias kurdas a cambio de mantenerse en el poder 12 años más.

La partición de Libia asusta porque es sinónimo de una situación de caos prolongado a las puertas de Europa, acaso incluso de una nueva Somalia. "No creo que debamos hacer nada que pueda alentar la partición o la división de ese país", declaraba Robert Gates, secretario de Defensa. "Sería una fórmula de inestabilidad".

La partición espanta pero tiene raíces históricas. Como tantos otros países africanos, Libia es una creación artificial compuesta de tres regiones -Tripolitania, vinculada a Túnez; Cirenaica, con nexos con Egipto, y Fezzan, con lazos con Argelia- que el colonizador italiano fundió en un Estado al que otorgó la independencia en 1951. Convirtió a Idris, emir de la Cirenaica, en rey de Libia.

Un coronel cruel y un alcalde popular
El dictador practica la demagogia en Trípoli, donde amplios sectores le adoran

Gadafi vigila a su pueblo desde todos los rincones de Trípoli. En cada fachada, en cada farola, en cada balcón, los carteles con la imagen icónica del coronel se levantan desde distintos puntos de la ciudad para dibujarle a veces como un padre, sonriente y magnánimo, en otras como un líder, severo y poderoso. Si Trípoli fuera una marca, él sería su logo.

Un sector de los tripolitanos le adora casi como a un dios. El dictador se ha ganado su respeto con actuaciones más propias del alcalde de una pequeña ciudad que las que cabría esperar en un jefe de un Estado. A veces, irrumpe con su séquito en una calle del zoco y muestra su interés por la vida de la gente común. "Él es así. Si pasa por una calle y ve que una casa está en malas condiciones, habla con la familia, le pregunta por sus problemas y les promete que los solucionará. Al día siguiente, manda a los trabajadores y estos ponen ventanas nuevas y arreglan el tejado", dice un joven llamado Salim en el zoco.

Ahí reside su éxito. El coronel ha distanciado tanto su imagen del Gobierno libio que quienes le siguen no le responsabilizan de los males del país. "Los corruptos son sus consejeros y sus gobernantes, ellos se quedan con el dinero del petróleo. Pero él es un buen hombre", dice Abdulá, un traductor que ayuda a los periodistas a moverse por la ciudad.

La ciudad antigua es un paisaje de palmeras y arcos ojivales presidido por el castillo rojo (Saraya Al Hamra) desde el que coronel Gadafi suele pronunciar sus discursos. Enfrente, la Plaza Verde, lugar de encuentro para los tripolitanos y tomado por los partidarios del dictador. Allí, lo que se oye estos días, a todas horas, son las canciones del rapero Double Zero, un tipo que emplea toda clase de tacos, en árabe y en inglés, para propagar la necesidad de destruir el planeta.

Un grupo de jóvenes tararea esas canciones con poses hip hop a pocos metros de una de las puertas principales del zoco, la puerta de la Libertad. En ese lugar, un buen número de tipos con aspecto de haber roto todos los platos que han querido en su vida mueven dinero y hacen escaso negocio estos días. El cambio del dólar ha bajado. Cien dólares valen hoy 240 dinares libios. "Hace unas semanas te daban solo 125. Pero ya nos repondremos", dice uno con la cara surcada por una cicatriz mientras no para de atender llamadas por el móvil.

Las estrechas calles del mercado, de paredes blancas y puertas verdes, están vacías desde que empezaron los ataques, el sábado por la tarde. No muy lejos de allí, frente al puerto, Mohamed Shames da la bienvenida al restaurante Athar, uno de los mejores de Trípoli situado frente al arco de Marco Aurelio, el único vestigio romano que queda en la ciudad. Pero no se puede comer allí, solo tomar un café o un té. "Toda la plantilla huyó cuando empezó el conflicto y los que se quedaron no han venido desde que comenzaron los bombardeos. Tienen miedo", dice resignado.

Cada cual vive los bombardeos como puede. Las familias como la de Mohamed explican a sus hijos pequeños que los ruidos vienen de una tormenta sin agua. Y en las calles muchos se han acostumbrado ya a los estruendos y a las luces resplandecientes sin que eso les afecte demasiado. Incluso cuando caen las bombas y las baterías antiaéreas escupen la munición a diestro y siniestro, se puede coger sin problema uno de los taxis de color blanco y negro característicos de la ciudad.

"Matan a civiles por petróleo. Pero tendrán que irse con las manos vacías", dice un taxista refiriéndose a los líderes de la coalición. El taxi cruza derrapando las avenidas de Trípoli dejando a ambos lados bloques de pisos que no se diferenciarían de una barriada de cualquier ciudad del sur de España de no ser porque las ventanas tienen forma de arco. El conductor repite el lema que el régimen propaga sin descanso a través de la televisión. Sin embargo, a tenor de las pruebas que los mismos funcionarios del Gobierno están dando a los periodistas presentes en Trípoli solo prueban por ahora que los bombardeos están siendo una operación de microcirugía. Ayer pudo visitarse un puerto militar en el que seis bombas habían aniquilado varias lanzaderas de misiles libios. Los buques destructores del régimen no recibieron un solo balazo. Tampoco hubo víctimas, según dijeron los mismos militares.

Por la noche, la luna llena ilumina los tres rascacielos que hay en el centro de la ciudad. Junto a ellos, otro gran edificio ha quedado a medio construir después de que los obreros extranjeros se marcharan cuando empezó el conflicto. En el puerto, un soldado se pasa las horas en el cañón a la espera de que comiencen las explosiones. Cuando estas llegan dispara en todas las direcciones girando sobre sí mismo. Por la mañana sigue en su puesto.

Fuente Diario "EL PAÍS"



La «Méndez Núñez» se une a la misión


La fragata «Méndez Núñez» zarpó a media tarde de ayer desde Rota para incorporarse a la misión de embargo marítimo aprobada también ayer mismo por la OTAN.

23 Marzo 11 - - D.M.

A lo largo de la semana alcanzará el teatro de operaciones y se pondrá a disposición del mando de la misión para vigilar que Gadafi no pueda rearmarse por mar. Mientras tanto, los cinco aviones desplegados por España en la base italiana de Decimomannu realizaron ayer su primera patrulla conjunta. Los dos primeros F-18 despegaron a las 7:00 horas de la base y media hora después lo hicieron los otros dos cazas, que intercambiaron relevos con los dos primeros en esta operación. También participó en esta misión el avión Boeing 707 español, que lleva a cabo misiones de reabastecimiento en vuelo.

Los cinco aviones regresaron a su base a las doce menos cuarto de la mañana tras completar su patrulla de combate sin tener que abrir fuego sobre ningún objetivo.

El avión de vigilancia marítima partirá hoy de Madrid para incorporarse a la misión y completar el despliegue español.

Berlusconi: «Me siento apenado por Gadafi»

El Gobierno italiano está poniendo una vela a Dios y otra al diablo en la crisis libia. Temeroso de las consecuencias que puedan tener para su país los bombardeos de la coalición contra el régimen de Muamar Gadafi, Silvio Berlusconi intenta mantener una postura equidistante que no convence a nadie.

23 Marzo 11 - Roma - Darío Menor

«II Cavaliere» ha dicho que se siente «apenado por Gadafi» y que lo que está ocurriendo en Libia le afecta «personalmente».

Además, pese a que Italia ha puesto a disposición de los aliados un total de siete bases militares y a que sus aviones Tornado participan en la operación, Berlusconi asegura que su país no mantiene una posición ofensiva. «Nuestros aviones ni han disparado ni lo harán. Están allí sólo para patrullar y para garantizar la zona de exclusión aérea», afirmó ayer el «premier» en Turín.

Sus palabras no coinciden con las del comandante Mauro Gabetta, piloto y portavoz de la base desde donde despegan los Tornado. «La operación para suprimir las defensas del adversario llevada a cabo por nuestros aparatos ha sido positiva. Los objetivos han sido golpeados», explicó el militar.

Fuente Diario "LA RAZÓN"


«Intento dar algunas órdenes, pero aquí cada uno hace lo que le da la gana», se lamenta Jamal, coronel de los rebeldes

Moraja Seidi abre su bar restaurante por primera vez desde que el pasado sábado se encontrara de bruces con los blindados de Gadafi. Desde hace ocho años es el dueño de la estación de servicio de Mgron, el único lugar abierto en los 160 kilómetros que separan Bengasi de Ajdabiya. Hoy invita la casa. Los vecinos acuden a saludarle y darle las gracias por abrir, él bromea señalando a la televisión y diciendo que «en Japón están mucho peor». En las paredes siguen frescas las marcas de disparos. Frente a la puerta sigue su Opel Kadett, un amasijo de hierros después de que un tanque le pasara por encima.

Veterano de la guerra del Chad, desde la ventana fue testigo del avance militar gadafista abortado por la aviación aliada. Ayer noche escuchó también el segundo bombardeo de las fuerzas internacionales que volvieron a golpear a las unidades terrestres de Gadafi. Ajdabiya es la línea del frente y la carretera hasta el puesto de control rebelde que delimita la frontera de la Libia liberada es una romería de familias que quieren ver el resultado del primer bombardeo aliado. Cuando terminan de hacer las fotos de rigor se dan cita en el local de Moraja, situado a medio camino entre Bengasi y Ajdabiya.

Blindados, tanques y camiones calcinados jalonan una ruta cuyo final lo marca el pueblo costero de Zueitina. Allí una barrera vigilada por rebeldes cierra el paso a los vehículos y los voluntarios nos informan de que, más allá, «hay grupos de Gadafi que disparan contra todo el que intenta pasar».

Unas tristes furgonetas esparcidas por las sombras de los pocos árboles de este paraje desértico conforman la infantería rebelde que desde hace 48 horas trata sin éxito de recuperar el control de Ajdabiya.

«De momento han acertado»
«Necesitamos armas urgentemente. Así no podemos avanzar y estamos perdiendo muchos efectivos. Los hombres de Gadafi, además, no nos dejan ir a recoger a nuestros muertos, a algunos los hemos tenido que sacar en pedazos», confiesa el coronel del Ejército del Aire, Jamal Zwaye, que tiene la imposible tarea de organizar el contraataque. «Intento dar algunas órdenes, pero aquí cada uno hace lo que le da la gana, no hay un mando superior que puede coordinar nada», lamenta este ex militar de las fuerzas armadas libias que decidió pasarse a las filas opositoras tras el 17 de febrero.

Junto a la falta de armas, la incomunicación es otro de los problemas más graves. Con los teléfonos cortados y sin radios, el boca a boca es el único sistema que funciona. ¿Cómo saben los aviones internacionales la posición de sus hombres? «No la saben, aunque de momento han acertado con todos sus misiles y esperamos que sigan haciéndolo. Lo que parece claro es que sólo desde el aire no se puede ganar esta guerra», asegura el coronel, que describe al enemigo como «una mezcla de mercenarios con los elementos más fanáticos del régimen, aquellos para los que el Libro verde es más importante que el Corán y que tras una vida dedicados a espiarnos, han cogido las armas».

La ayuda de la alianza logró frenar el avance gadafista a Bengasi, pero la guerra no está ganada. «Vamos a intentar avanzar hasta que les tengamos a tiro», declara Husein Ali al volante de su furgoneta. En la parte trasera lleva a dos amigos armados con lanzacohetes RPG en una mano y bocadillos de habas en la otra, la comida del revolucionario. «Aquí no hay órdenes, el objetivo es llegar a Trípoli y cada uno hace lo que mejor le parece», asegura antes de despedirse de los presentes y cruzar la barrera de control.

Bajo una tejavana un grupo de combatientes intenta dormir sin mucho éxito. Parece que unos compañeros suyos han encontrado a un supuesto espía de Gadafi y lo llevan ante el coronel Zawye que ordena su envío inmediato a Bengasi para que sea investigado.

«Cuando consigamos neutralizar los ataques de Gadafi a la población, daremos por concluida la misión», afirma la ministra

La ministra española de Asuntos Exteriores y Cooperación, Trinidad Jiménez, ha defendido este martes que la intervención militar en Libia «no es exactamente una guerra» porque ésta se efectúa al amparo de una resolución de la ONU que determina que se proteja a la población a través de una zona de exclusión aérea.

«No estamos exactamente en una guerra sino en el cumplimiento de una resolución de la ONU que nos pide a los países que formamos parte de la coalición que se establezca una exclusión aérea para tratar de evitar que las fuerzas del régimen Gadafi bombardeen a la población libia», ha sostenido Jiménez en declaraciones a Antena 3 recogidas por Europa Press.

La titular de Exteriores ha apuntado que la resolución de Naciones Unidas mandata a la coalición a mantener la intervención militar «hasta que no haya peligro para pueblo libio» y, por tanto, se evite que «Gadafi siga bombardeando a la población». «Cuando consigamos neutralizar estos ataques por parte de Gadafi», ha añadido, «daremos por concluida la misión encomendada».
«Una misión corta»

Al ser preguntada por si se corre el riesgo de que la misión se alargue en el tiempo, Jiménez ha contestado que confía en que no sea así ya que, ha dicho, los países que integran la coalición «no piensan que se pueda prolongar mucho tiempo». «Estamos pensando que pueda ser una misión corta», ha apostillado.

Aunque ha recordado que las fuerzas de la coalición han demostrado que Gadafi ha incumplido sus anuncios de alto el fuego, la ministra ha rechazado que el coronel sea el objetivo de la intervención militar. «En la resolución en ningún momento se dice y ningún miembro de la coalición se ha pronunciado en este sentido», ha dicho sobre la posibilidad de derrocar al líder libio.

Sobre las discrepancias en el mando de las fuerzas que integran la misión, la titular de Exteriores ha argumentado que los miembros de la coalición entendieron que «lo más rápido» para responder a los ataques de Gadafi era que el mando recayera en uno de los países que respaldan la misión. «Si eventualmente se ve la posibilidad de que la OTAN pudiera tomar el relevo o pudiera compartir el mando de las operaciones se decidirá en el seno de la propia coalición», ha apuntado Jiménez.

Fuente Diario "ABC"

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