Sarkozy acorrala a los yihadistas en plena campaña electoral
Diez personas son detenidas en una nueva redada contra el islamismo radical
Día 05/04/2012
A dieciocho días de la primera vuelta de las elecciones presidenciales del 22 de abril, la «cruzada» nacional de Nicolas Sarkozy contra el islamismo radical tiene consecuencias policiales, jurídicas y políticas, inflamables todas ellas. Claude Guéant, ministro del Interior, explica de este modo la redada del miércoles, con espectacular despliegue policial, en Marsella, Roubaix y otras ciudades: «Si la Justicia lo considera oportuno, habrá nuevas intervenciones contra el islamismo radical, cuyas actividades son intolerables».
La de ayer fue la segunda gran redada, tras la muerte de Mohamed Merah, el terrorista racista de Toulouse. Los especialistas continúan pensando que Merah actuó solo. Pero su hermano sigue detenido, como principal sospechoso. Y se sigue buscando a un tercer hombre.
Las matanzas de Merah mancharon con sangre las sospechas que pesaban y pesan sobre el grupúsculo islamista radical, Forsane Alizza, cuyos tentáculos se pierden en una compleja tela de araña que intenta desenmarañar el Ministerio del Interior.
Diecisiete de los diecinueve detenidos en la gran redada del 30 de marzo se encuentran en detención provisional, a la espera de ser inculpados por asociación de malhechores, con proyectos terroristas. A los diez detenidos ayer les espera la misma suerte. Y corresponden todos al mismo «retrato robot»: individuos aislados, que viven en los suburbios tras haber pasado días, semanas o meses, en lugares como Yemen, Pakistán o la frontera afgano-paquistaní.
Se trata en la mayoría de los casos de franceses de origen norteafricano, nacidos en Francia o instalados en el territorio nacional desde hace años, que se benefician de doble nacionalidad, fichados con frecuencia como pequeños delincuentes, de «religiosidad fervorosa y radical».
Las grandes organizaciones musulmanas francesas, reconocidas por el Estado como interlocutores privilegiados, apoyan las redadas contra el islam radical, con matices.
La Gran Mezquita de París (muy integradora) aprueba plenamente las redadas. Mohammed Moussaoui, presidente del Consejo francés de culto musulmán (CFCM, una organización que lleva años trabajando con Nicolas Sarkozy, desde su época de ministro del Interior), comentó: «Los musulmanes franceses deben respetar la legalidad, como cualquier ciudadano». La Unión de las organizaciones islámicas de Francia (UOIF) se muestra mucho más circunspecta. Sarkozy lleva una larga década intentando integrar a la UOIF, con resultados poco alentadores. En su día, el jefe del Estado afirmó que la UOIF encarnaba un islam mucho más «picante», manera diplomática de insinuar que se trataba de un islam más radical.
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La oposición acusa a Sarkozy de poner en escena un 'show' antiterrorista
La principal crítica es que el candidato-presidente ha instrumentalizado las operaciones policiales a su favor y con gran repercusión mediática
Un detenido en la redada antiterrorista en Roubaix. / PHILIPPE PAUCHET (EFE)
La oposición a Nicolas Sarkozy ha criticado este martes una supuesta instrumentalización política por parte del presidente-candidato de la respuesta policial a los atentados cometidos por Mohamed Merah en Toulouse y Montauban hace dos semanas. El Partido Socialista, el Frente Nacional y el centrista MoDEM de François Bayrou censuran “las formas publicitarias”, la “puesta en escena” y “el momento” elegido para desmantelar las supuestas redes islamistas.
En apenas unos días, el ministerio del Interior ha efectuado tres operaciones: una veintena de arrestos, el 30 de marzo; cinco órdenes de expulsión de líderes religiosos y presuntos radicales, el 2 de abril, y una decena de detenciones más, el miércoles. Todas ellas se han realizado bajo un gran despliegue de periodistas, fotógrafos y cámaras de televisión porque Interior comunicó las redadas a los medios la víspera por la noche para darles mayor impacto. Según interpreta Le Canard enchaîné, se trata de una “modesta operación antiterrorista y de una gran operación mediática” diseñada con la idea de que Nicolas Sarkozy “luzca mejor su pose de presidente protector” en plena campaña.
La ola de arrestos y expulsiones, según afirman diversos magistrados y policías al semanario satírico, fue “acelerada” por deseo de la fiscalía y del jefe de los servicios secretos interiores (CDRI), Bernard Squarcini, ambos fieles servidores del ex ministro del Interior y actual presidente. Le Canard enchaîné subraya que el entorno presidencial ha intentado minimizar el hecho de que Mohamed Merah estuviera fichado desde 2007 por la CDRI como un “miembro del movimiento islamista internacional”, y añade que el presidente ha exagerado el alcance de las detenciones posteriores cuando afirmó en la radio que los arrestados tenían en su poder fusiles Kalashnikov sin mencionar que las armas estaban inutilizables.
El candidato centrista François Bayrou ha censurado las operaciones antiterroristas que se realizan ante las cámaras: “Que el Estado asuma su responsabilidad poniendo bajo control o prohibiendo grupos sospechosos está bien. Que esto se haga delante de periodistas convocados y de las cámaras lo encuentro más sorprendente”. El exministro Philippe Douste-Blazy ha añadido que le parecen “extraños” los múltiples arrestos cerca de la primera vuelta de las elecciones. Y François Hollande, principal rival de Sarkozy, bastante más prudente, ha afirmado: “No pongo en duda lo que se hace. Pero simplemente digo que quizá habríamos debido hacerlo mucho antes. Siempre es mejor la prevención”.
En apenas unos días, el ministerio del Interior ha efectuado tres operaciones: una veintena de arrestos, el 30 de marzo; cinco órdenes de expulsión de líderes religiosos y presuntos radicales, el 2 de abril, y una decena de detenciones más, el miércoles. Todas ellas se han realizado bajo un gran despliegue de periodistas, fotógrafos y cámaras de televisión porque Interior comunicó las redadas a los medios la víspera por la noche para darles mayor impacto. Según interpreta Le Canard enchaîné, se trata de una “modesta operación antiterrorista y de una gran operación mediática” diseñada con la idea de que Nicolas Sarkozy “luzca mejor su pose de presidente protector” en plena campaña.
La ola de arrestos y expulsiones, según afirman diversos magistrados y policías al semanario satírico, fue “acelerada” por deseo de la fiscalía y del jefe de los servicios secretos interiores (CDRI), Bernard Squarcini, ambos fieles servidores del ex ministro del Interior y actual presidente. Le Canard enchaîné subraya que el entorno presidencial ha intentado minimizar el hecho de que Mohamed Merah estuviera fichado desde 2007 por la CDRI como un “miembro del movimiento islamista internacional”, y añade que el presidente ha exagerado el alcance de las detenciones posteriores cuando afirmó en la radio que los arrestados tenían en su poder fusiles Kalashnikov sin mencionar que las armas estaban inutilizables.
El candidato centrista François Bayrou ha censurado las operaciones antiterroristas que se realizan ante las cámaras: “Que el Estado asuma su responsabilidad poniendo bajo control o prohibiendo grupos sospechosos está bien. Que esto se haga delante de periodistas convocados y de las cámaras lo encuentro más sorprendente”. El exministro Philippe Douste-Blazy ha añadido que le parecen “extraños” los múltiples arrestos cerca de la primera vuelta de las elecciones. Y François Hollande, principal rival de Sarkozy, bastante más prudente, ha afirmado: “No pongo en duda lo que se hace. Pero simplemente digo que quizá habríamos debido hacerlo mucho antes. Siempre es mejor la prevención”.
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