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martes, 3 de mayo de 2011

GAGOMILITARIA NOTICIAS.-ESPECIAL MUERTE DE BIN LADEN.-EE.UU ENTRE LA EUFORIA Y EL TEMOR, DESPÉS DE LA ELIMINACIÓN DEL TERRORISTA MAS BUSCADO











Las pistas que llevaron hasta Osama

. Un hombre de confianza de Osama fue descubierto por los servicios paquistaníes
. Obama decidió que la operación fuera por tierra y no a través de un bombardeo
. El director de la CIA, Leon Panetta, siguió por vídeo toda la operación
. Durante meses se vigiló el complejo donde se encontraba el terrorista

Durante 10 años la búsqueda del 'enemigo número 1' de Occidente acababa siempre con las manos vacías. O bien Osama bin Laden escapaba antes de culminar la operación contra él, o bien las pistas que llevaban hasta él eran infructuosas, según informa el diario estadounidense 'The New York Times'.

Sin embargo, en julio de 2010 un grupo de paquistaníes que trabajaba para los Servicios de Inteligencia del país apuntó una serie de matrículas mientras hacía labores de vigilancia en un bullicioso barrio de Penshawar. Fue entonces cuando un Suzuki blanco les llamó la atención.

El hombre que conducía el coche asiático sería la pista que llevó este lunes a la muerte del terrorista más buscado. Se trataba de uno de los mensajeros y hombres de confianza de Bin Laden. Durante el siguiente mes, agentes de la CIA le siguieron y llegaron hasta un extenso y protegido complejo en una localidad situada a 50 kilómetros de la capital.

No era la cueva recóndita en las montañas en la que muchos pensaban que se encontraba. Más bien, era una casa de tres pisos, rodeada por muros de hormigón de 12 metros de altura, coronada con alambre de púas y protegida por dos vallas de seguridad. [Vea imágenes de la fortaleza]

El pasado otoño durante semanas, los satélites espía tomaron fotografías detalladas y se trabajó para recoger todas las comunicaciones procedentes de la casa. No fue fácil: el complejo no tenía ni línea telefónica ni conexión a Internet. Los que estaban dentro, estaban tan preocupados por su seguridad que incluso quemaban la basura en el interior para no tener que salir.

Ocho meses después, en una noche sin luna que pudiera desvelar la posición de las fuerzas especiales estadounidenses, cuatro helicópteros aterrizaron en el complejo y tras un tiroteo cinco personas murieron, entre ellas el líder de Al Qaeda y objetivo de EEUU desde los atentados terroristas del 11-S en los que murieron más de 3.000 personas. La 'operación Gerónimo' había acabado con Osama bin Laden. EEUU consumía su venganza.

El comando recorrió la distancia que separa la casa de la base estadounidense de Jalalabad, al otro lado de la frontera con Afganistán y en cuestión de horas, el tiempo suficiente para que las autoridades paquistaníes no tuvieran constancia de la irrupción en su territorio, se realizó la arriesgada misión.
¿Cómo se identificó a Osama?

Un miembro de los SEALS capturó la imagen del cadáver del terrorista abatido tras recibir un tiro en su ojo izquierdo, que después envió a Washington para confirmar que el muerto era él. Fotografía que después serviría para que una de las mujeres del terrorista le identificara. Un programa de reconocimiento facial además estableció que el de la imagen era Bin Laden con una seguridad del 95%. Más tarde, las pruebas de ADN comparadas con familiares establecieron que era él al 99%.

Los SEALS encontraron a Bin Laden en la tercera planta de la casa vestido con una holgada túnica. Sin embargo, los detalles sobre los últimos momentos de Bin Laden han sido muy pocos.

La operación fue la culminación de años de arduo trabajo de los Servicios de Inteligencia, incluyendo interrogatorios de la CIA a presos de las polémicas cárceles secretas en Europa del Este.

Las agencias de inteligencia analizaron correos electrónicos y llamadas telefónicas de los 'cercanos' a Bin Laden. Estudiaron con precisión las imágenes por satélite del complejo donde se encontraba el terrorista para establecer un 'patrón de la vida' de Osama. Todo estaba atado hasta al más mínimo detalle para que la operación fuera lo menos peligrosa y lo más segura posible.

Durante la década que costó acabar con Bin Laden, el terrorista supo esquivar las nuevas tecnologías que podrían haber revelado donde se encontraba. El líder de Al Qaeda siempre creyó que la tecnología moderna era un arma de doble filo y por eso nunca usaba teléfono móvil u otro dispositivo tecnológico.

Por el contrario, la tecnología de EEUU sí jugó un papel clave en la ubicación y muerte del líder terrorista. Contaron con la tecnología de la Agencia Nacional de Seguridad, que cuenta con satélites que pueden escuchar conversaciones, y con la Agencia Nacional de Inteligencia Geoespacial, que puede generar mapas de edificios y terrenos vía satélite y otra tecnología.

Sin embargo, la operación no era del agrado de todos. Muchos miembros de Washington tuvieron sus dudas sobre si realmente Osama se encontraba allí o si la operación supondría un riesgo para las fuerzas especiales.

Finalmente, fue el presidente de EEUU, Barack Obama, quien dio el golpe en la mesa y se lanzó a la captura. Decidió que la misión no sería mediante un bombardeo, sino que prefería que fuera cuerpo a cuerpo para que el cadáver del terrorista no quedara enterrado entre los escombros de la casa. Se planeó entonces con cuatro helicópteros. Dos aterrizarían y los otros les cubrirían.

El director de la CIA, Leon Panetta y otros funcionarios monitorizaron el asalto que siguieron con todo lujo de detalles desde el séptimo piso del cuartel general de la CIA en Langley, Virginia. Cuando vieron la cara de Bin Laden ensangrentada la sala estalló de júbilo.

EEUU, el día después: entre la unidad y el temor a las represalias

El país revive desde ayer el espíritu de unión que surgió tras los atentados del 11-S
Barack Obama llama a la fraternidad para 'enfrentar los desafíos que encaramos'
La amenaza de que Al Qaeda actúe para vengar a su líder subyace en los líderes mundiales

La tragedia despertó a Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001. Dos aviones pilotados por terroristas de Al Qaeda se estrellaban contra las Torres Gemelas de Nueva York y abrían una etapa de dolor que se cerraba, en parte, este lunes con la muerte de Osama bin Laden, el autor intelectual de la masacre.

El 2 de mayo de 2011, casi diez años después, el mundo amanecía con el anuncio de que Estados Unidos había acabado con la vida del líder de Al Qaeda. Miles de personas se echaron a las calles para celebrar la noticia y revivieron el espíritu de unidad que les sirvió, una década atrás, para superar el dolor.

Las banderas ondeaban en todos los edificios, los lemas patrióticos se repetían en pancartas y carteles y el 'God Bless America' se convertía en la banda sonora de una noche que muchos estadounidenses no olvidarán. "Es emocionante que un hombre que ha perpetrado tanta violencia ya no pueda seguir haciéndolo", decía uno de los testimonios recogidos por Pablo Pardo cerca de la Casa Blanca.

Pero muchos de los ciudadanos que en la noche del lunes clamaban justicia para Bin Laden son conscientes de que su desaparición no sólo supone el cierre de un negro capítulo de la Historia de Estados Unidos, sino también el comienzo de una nueva era marcada por la incertidumbre. Incertidumbre ante una amenaza cuyas dimensiones aún se desconocen.

El presidente estadounidense, Barack Obama, aseguraba en un pequeño discurso esta noche que los ciudadanos "experimentamos el mismo sentimiento de unidad que prevaleció tras los ataques del 11 septiembre" y apeló a esa unión "para enfrentar los múltiples desafíos que todavía encaramos".

Pero, ¿a qué se refiere Barack Obama? ¿A qué se enfrenta Estados Unidos tras la muerte de Bin Laden? ¿A qué se enfrenta el resto del mundo?
La amenaza desconocida

La incertidumbre marca el sentir general el día después de la muerte del terrorista más buscado del mundo, el líder de Al Qaeda, Osama bin Laden.

Los talibán ya han señalado a sus objetivos: los líderes políticos paquistaníes, incluido el presidente Asif Ali Zardari; el ejército de Pakistán y las instalaciones estadounidenses en los países asiáticos.

No en vano, de la amenaza han pasado a los hechos y horas después de hacerse pública la muerte de Bin Laden, hicieron explotar una bomba cerca de una mezquita al norte de Pakistán, matando a una mujer y a tres niños.

Sin embargo, la gran duda recala en Al Qaeda. La organización terrorista aún no se ha manifestado sobre la muerte de su fundador y líder espiritual, si bien se especula con la posibilidad de que se difunda un vídeo de Bin Laden a modo de despedida.

Su futuro viene avalado por una estructura mundialmente ramificada que le permite contar con células en casi todos los países. La operación de Estados Unidos ha dejado sin 'cabeza' a la organización, pero el resto del sistema sigue funcionando de manera independiente y el riesgo a que cualquiera de sus brazos vuelva a actuar constituye hoy una de las mayores amenazas para los líderes de todo el mundo.

Ya lo dijo Obama en su comparecencia: "No es el final". Y en este juicio coinciden numerosos analistas de todo el mundo. "Al Qaeda es hoy es más fuerte que cuando se cometieron los atentados del 11-S", asegura Leah Farrall, uno de los principales expertos en el terrorismo yihadista en la revista Foreign Affairs en su número de marzo-abril.

"No es el final. Hay que actuar sin descanso", arengaba el presidente francés, Nicolás Sarkozy. En la misma línea, Angela Merkel advertía de que "hay que seguir en alerta".

Por el momento, Estados Unidos es el único país que ha dado un paso en firme, al poner en alerta a sus embajadas ante el temor a represalias.

"Dada la incertidumbre y la volatilidad de la situación actual, recomendamos fuertemente a los ciudadanos que están en áreas donde pueden producirse conatos violentos en contra de EEUU que no salgan de sus casas y hoteles, y eviten reuniones públicas y manifestaciones", asegura la alerta de viaje emitida a primera hora del lunes.

Todo apunta a que la desaparición de Osama bin Laden no supone un golpe definitivo para Al Qaeda ni para el terrorismo islámico que, sin su líder y en medio de un clima de revueltas políticas en los países árabes, se enfrenta a un futuro incierto también para ellos.

'¿Te imaginas lo que hay en el disco duro de Osama Bin Laden?'

El comando de la Marina de EEUU que acabó con la vida de Osama bin Laden logró hacerse durante la redada con gran cantidad de equipo informático y discos duros pertenecientes al jefe de Al Qaeda, reveló hoy el portal Politico.

Los servicios inteligencia de EEUU están revisando estos discos duros y externos en un enclave secreto en Afganistán, desde donde se lanzó la operación que culminó con la muerte de Bin Laden, tras diez años de búsqueda y considerado el terrorista más peligroso del mundo.

Estas fuentes oficiales afirmaron que "cientos de personas están revisando ahora la información incautada".

"Va a ser muy importante, incluso aunque sólo el 10% fuera procesable (...) Lo limpiaron todo. ¿Te puedes imaginar lo que hay en el disco duro de Osama Bin Laden?", añadieron.

El operativo fue realizado por un pequeño grupo de soldados de la Fuerza de Operaciones Especiales de la Marina (SEALS) en un complejo valorado en un millón de dólares en Abbottabad, en las cercanías de Islamabad, y se completó en aproximadamente 38 minutos.

Fuente Diario "EL MUNDO"


La muerte de Bin Laden desata la alerta mundial


La desaparición física del líder de Al Qaeda, responsable de los atentados del 11-S, ha sido recibida con euforia en Occidente, pero también con cautela ante el temor de que una campaña de atentados como venganza

La muerte de Bin Laden a manos de un comando de élite de EE UU, anunciada en televisión por Barack Obama, ha abierto una nueva dimensión en la lucha contra el terrorismo internacional. La desaparición física del líder de Al Qaeda, responsable de los atentados del 11-S, ha sido recibida con euforia en Occidente, pero también con cautela ante el temor de que sus seguidores inicien una campaña de atentados como venganza. Esa posibilidad ha desatado la alerta mundial y ha llevado a los Gobiernos de EE UU y de Europa a reforzar la seguridad tanto de sus embajadas como de sus tropas en el extranjero y a pedir a sus ciudadanos, especialmente a los que se encuentran en el exterior, que extremen la prudencia. "La guerra contra Al Qaeda y su sindicato del terror no ha terminado", ha advertido la jefa de la diplomacia estadounidense, Hillary Clinton.

El presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, ha convocado para hoy una reunión con los ministros de Exteriores, Interior y Defensa para estudiar nuevas medidas de prevención. "No pueden descartarse represalias", declaró ayer el vicepresidente Alfredo Pérez Rubalcaba, a pesar de lo cual el Gobierno ha elevado por ahora el nivel de alerta de sus fuerzas y cuerpos de seguridad.

Las reacciones que la muerte de este personaje pueden provocar en el mundo son impredecibles. Por si acaso, el presidente estadounidense insistió ayer en que Bin Laden no era un líder musulmán y en que Estados Unidos no está en guerra contra esa confesión religiosa. "Dada la incertidumbre y la volatilidad de la actual situación", asegura el Departamento de Estado, "urgimos a los ciudadanos estadounidenses en áreas donde estos acontecimientos pueden causar violencia antiestadounidense a limitar sus viajes fuera de sus casas y hoteles y a evitar concentraciones y demostraciones masivas".

No obstante, la alegría por la muerte del terrorista más buscado del mundo es patente. EE UU siente que la venganza por los atentados del 11-S ha sido consumada y prueba de ello es que la Zona Cero de Nueva York, escenario principal de la masacre, se ha convertido en lugar de celebración desde que se conoció la noticia. Este jueves irá también el presidente Obama, que se reunirá allí con familiares de las víctimas. "Estamos experimentando la misma unidad que tras el 11-S", dijo el presidente anoche en una cena con congresistas.

Un gran día para América

Elaborada durante muchos años, estudiada al milímetro durante los últimos meses, una operación de las fuerzas especiales de élite estadounidenses Navy Seals acabó en el domingo con la vida del líder de Al Qaeda. Así lo anunció en torno a las once y media de la noche (cinco y media de la madrugada del lunes en España) el presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Los agentes abatieron a disparos al líder de Al Qaeda en la localidad de Abottabad -a 80 kilómetros de Islamabad y en el norte de Pakistán- en una intervención en la que no hubo bajas estadounidenses. En su segunda comparecencia desde que se desarrolló la operación, en un acto de homenaje ayer a dos soldados fallecidos en la Guerra de Corea, Obama afirmaba: "Es un gran día para América, el mundo es más seguro y mejor a causa de la muerte de Osama Bin Laden".

"Estamos todos de acuerdo en que es un buen día para Estados Unidos", dijo Obama durante el homenaje. El presidente aseguró que la operación demuestra que "no hay nada que no se pueda hacer" si Estados Unidos trabaja de forma coordinada. "Somos afortunados por tener a ciudadanos que han dedicado sus vidas a protegernos (...) Como comandante en jefe, no podría estar más orgulloso", aplaudió Obama, que felicitó de forma especial a las autoridades militares y de inteligencia que organizaron y perpetraron el operativo, en particular al secretario de Defensa saliente, Robert Gates.

El asesor de Seguridad de la Casa Blanca, John Brennan, detalló posteriormente en rueda de prensa desde Washington que la operación, seguida en "tiempo real" desde EE UU, se llevó a cabo sin informar a Pakistán, país aliado en la guerra contra el terrorismo, extremo que ha confirmado esta madrugada el propio presidente Zardari. Brennan manifestó que es "inconcebible" que Bin Laden haya estado escondido tanto tiempo en Pakistán sin ayuda de dentro del país. "No voy a especular con el apoyo en Pakistán", contestó Brennan a los periodistas en relación al posible conocimiento de las autoridades paquistaníes de la localización del terrorista saudí. Tras sus declaraciones, el embajador de Pakistán en EEUU, Husain Haqqani, declaró anoche que su país realizará una "investigación profunda" para recopilar los fallos de inteligencia que impidieron conocer que Osama bin Laden estaba en su territorio.

El consejero de la Casa Blanca calificó la decisión tomada por Obama como "una de las más valientes que jamás haya adoptado ningún presidente". Según Brennan, las pruebas sobre la estancia de Bin Laden en esa casa eran "circunstanciales", aunque la confianza de la CIA en acertar con el objetivo era "creciente". El asesor estadounidense ha dicho también que tras 15 años persiguiéndole, ya incluso antes del 11-S, Obama aprovechó la "oportunidad" y aprobó la operación.

Sepultura según el rito islámico

Brennan aclaró además que el líder de Al Qaeda ha sido enterrado en el mar de acuerdo con la práctica musulmana. El ritual islámico requiere que el cuerpo se entierre en las 24 horas posteriores a su fallecimiento. Según fuentes oficiales, la decisión se tomó porque resultaba complicado encontrar un país dispuesto a sepultar al terrorista más buscado del mundo. Fuentes oficiales han informado asimismo de que las pruebas de ADN confirman que murió en el ataque militar a la residencia donde estaba.

A preguntas de los reporteros acreditados en la Casa Blanca, Brennan añadió que EE UU "no va a bajar la guardia" en la lucha contra Al Qaeda. La muerte de su mentor, Osama bin Laden, brinda "una oportunidad para destruir la organización", afirmó Brennan. El asesor de seguridad explicó además que el número dos de la red terrorista, el médico egipcio Ayman al Zawahiri, cuenta con "detractores" dentro de la organización, hecho que dificulta su liderazgo.

En la operación militar, ejecutada a bordo de en varios helicópteros por el grupo de operaciones especiales Navy Seals, murieron cuatro personas más: un hijo mayor de edad del terrorista, su mensajero y un hermano de este y una mujer que, según la Casa Blanca, era una de las esposas de Bin Laden. Fuentes del Gobierno de Pakistán han asegurado al servicio de la BBC en el país que durante el asalto cinco guardias de Bin Laden cayeron también y cuatro más han sido detenidos, pero no ha podido ser confirmado.

Un complejo residencial

El terrorista más buscado por Washington se encontraba en el interior de un complejo de lujo fortificado. La residencia de Abottabad constaba de muros de más de tres metros, alambres de espino y solo dos puertas de entrada. Carecía de ventanas y no tenía ni acceso telefónico ni conexión a Internet. Bin Laden murió de un disparo en la cabeza tras un tiroteo entre las fuerzas de asalto norteamericanas y el grupo que se encontraba con el líder de Al Qaeda.

En su primera alocución desde la Casa Blanca, Obama afirmó que, tras haber estado recibiendo desde agosto informaciones de inteligencia fiables sobre el lugar donde se encontraba Bin Laden, la semana pasada dio la orden de atacar y el domingo "un pequeño grupo" estadounidense condujo la operación, en la que, tras un intercambio de fuego, se hizo con el cuerpo del terrorista. En una comparecencia llena de dramatismo, Obama homenajeó a todas las víctimas del atentado del 11 de septiembre de 2001 contra las Torres Gemelas, que causó casi 3.000 muertos. "Esta noche se ha hecho justicia", aseguró. El presidente agradeció a todos los agentes que participaron en la operación y a los que han ayudado durante estos años a perseguir al terrorista. "EE UU ha lanzado un mensaje inequívoco: no importa cuánto tiempo haga falta, se hará", concluyó el presidente estadounidense.

En el día siguiente a la muerte de Bin Laden, Estados Unidos amaneció invadido por la euforia, pero la secretaria de Estado, Hillary Clinton, aseguró que "EE UU continuará su lucha contra los talibanes en Afganistán". "Esto es un hito en la lucha contra el terrorismo, pero la batalla contra Al Qaeda continúa y no terminará con la muerte de Bin Laden", señaló. La secretaria de Estado atribuyó en parte el éxito de la operación militar que culminó con la muerte del líder terrorista a la "estrecha relación" de Estados Unidos "con Pakistán". Además, Clinton recordó que no solo hubo ataques contra Estados Unidos, sino también "en Londres, Madrid, Bali, Estambul y otras muchas partes hubo inocentes, en su mayoría musulmanes, atacados en mercados y mezquitas, en estaciones de tren y en aviones".

10 años después del 11 S

La muerte del padre del terrorismo islamista internacional llega casi 10 años después de los atentados de Nueva York. Eliminar a Osama bin Laden se había convertido en una obsesión para Estados Unidos y había sido objeto de numerosas operaciones internacionales. Se especuló en diversas ocasiones con su muerte y se ofrecieron millonarias recompensas por cualquier pista sobre su paradero, pero Bin Laden seguía ahí, presente en las pesadillas de Washington.

Para el orgullo de EE UU resultaba una herida demasiado profunda desconocer el paradero de un tipo alto y desgarbado de 54 años, normalmente retratado sosteniendo un Kaláshnikov con su brazo izquierdo. Casi un anciano que se apoyaba en un bastón, dormía en el suelo de una gruta y se alimentaba de verduras, yogur, sopa y pan afgano.

Aunque hiciera tres años que no aparecía en público, Bin Laden seguía siendo un símbolo. El hombre que había logrado lo que una década atrás parecía una quimera: internacionalizar la yihad y extender el terror mediante alianzas con grupos asociados en todo el mundo. Decenas de células locales, inspiradas en el discurso de Bin Laden, atormentan a los jefes de inteligencia de varios continentes.

"Estoy aquí para convertirme en un testigo de la Historia. Mi novio será enviado al extranjero con los marines la semana que viene. Por eso estoy tan orgullosa por lo que ha hecho nuestro Ejército", contaba eufórica a las puertas de la Casa Blanca Laura Vogler, una alumna de la Universidad Americana en Washington. Las celebraciones por la muerte de Bin Laden han tomado las inmediaciones de la Casa Blanca.

Poco antes de las once de la noche locales, la emisión en televisión se interrumpió para adelantar que el presidente iba a comparecer con un anuncio de vital importancia relativo a la seguridad nacional. Las especulaciones se desataron y a los pocos minutos algunos medios anunciaban de forma no oficial la muerte del terrorista. Ya en ese momento los estadounidenses comenzaron a salir a la calle. Pronto Washington, Nueva York y las principales ciudades se llenaron de espontáneas muestras de alegría.

La zona cero de Manhattan, en la que se erigían las dos torres que derribó Al Qaeda, se convirtió en uno de los puntos más concurridos. Turistas, miembros del cuerpo de bomberos (más de 300 de ellos murieron en las labores de rescate tras los atentados) y neoyorquinos de todo pelaje se aglomeraron ante las cercanas pantallas de Times Square desde que aparecieron los primeros rumores de la noticia. La concentración se hizo multitudinaria después del anuncio.

Muchas de las reacciones han sido muy duras. "Había soñado con este momento, pero la muerte creo que es demasiado buena para él", asegura desde Anne Marie Borcherdng, que perdió a su novio el 11-S en las Torres Gemelas. "Lo que le gustaría a mucha gente que está aquí hoy es tener su cadáver para poder escupirle".

Michael Bloomberg, alcalde de Nueva York, fue de los primeros en reaccionar al anuncio de la Casa Blanca: "Los neoyorquinos hemos esperado casi 10 años esta noticia"."La muerte de Osama bin Laden es una importante victoria y un tributo para los que luchan por nuestro país", añadió. El senador neoyorquino Charles Schumer declaró: "El corazón de los neoyorquinos sigue roto por la tragedia del 11-S, pero [la muerte de Osama bin Laden] aporta algo de consuelo a las víctimas".

Reacciones en todo el mundo

El expresidente de Estados Unidos George W. Bush declaró pocos minutos después de la noticia que la muerte de Osama bin Laden es una "victoria para Estados Unidos". Bush, bajo cuya presidencia se produjeron los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 y que en sus memorias declaró que uno de sus mayores pesares ha sido el de no lograr capturar a Bin Laden, "vivo o muerto", emitió a través de su página en Facebook, nada más conocerse la noticia, un comunicado en el que dijo que el presidente Barack Obama le informó de la operación. "Esta noche, el presidente Obama me llamó para informarme de que las fuerzas estadounidenses mataron a Osama bin Laden, el líder de Al Qaeda que atacó Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001", dijo Bush.

Bill Clinton también reaccionó enseguida a la noticia. El expresidente de Estados Unidos ha asegurado que la muerte de Bin Laden es un momento "profundamente importante" para las personas de todo el mundo que buscan un "futuro común de paz y libertad".

David Cameron, el primer ministro británico, ha asegurado que se trata de "un gran alivio para el mundo". "Bin Laden es responsable de las peores atrocidades terroristas que ha visto el mundo, muchos de los cuales han costado la vida a miles de personas, muchas de ellas británicas", ha opinado Cameron. En la misma línea, el primer ministro israelí, Benjamin Netahyahu, ha declarado que la muerte de Bin Laden es "un triunfo atronador para las naciones democráticas que combaten el terrorismo". El Gobierno español ha felicitado a Washington por el éxito de la operación antiterrorista.

Padre del yihadismo internacional

La base del pensamiento de Bin Laden era similar a los talibanes: interpretaciones ultraortodoxas del islam suní, al que desea purificar de influencias occidentales. Su ideología, sus hombres, fogueados en acciones de combate, y el muy abundante dinero le permitieron financiar una oscura trama de grupos radicales que actúan contra intereses occidentales, preferentemente estadounidenses, allí donde tienen oportunidad.

Osama bin Laden nació en Arabia Saudí en el año 1957, en el seno de una acaudalada familia saudí. Su padre fue un importante magnate de la construcción en su país. Estudió Religión y Ciencias Económicas, graduándose en la Universidad Abdul Aziz. Desde 1979 apoyó a los rebeldes afganos en su guerra contra la URSS, organizando el reclutamiento de miles de voluntarios de todo el mundo árabe, entre otras acciones. Desde 1986 participó personalmente en los combates. Acabada la guerra, regresó a su país. Como consecuencia del apoyo saudí a las tropas de EE UU durante la Guerra del Golfo de 1991, rompió su relación con el régimen saudí y con su propia familia. Se exilió en 1991 en Sudán, donde dirigió una empresa que EE UU consideraba una tapadera terrorista.

Con la inaudita planificación de los ataques del 11-S, Bin Laden y Al Qaeda sacudieron con fuerza los cimientos en los que EE UU basaba su política de seguridad y pusieron en evidencia la necesidad de buscar un nuevo enfoque para reforzar sus fronteras. Casi inmediatamente después, EE UU lanzó una serie de ataques aéreos contra los talibanes en la frontera entre Afganistán y Pakistán. Ante la negativa de los talibanes a entregar al terrorista, EE UU inició en octubre de 2001 una guerra en Afganistán que aún continúa, aunque los ataques permitieron derribar al régimen fundamentalista que gobernaba el país.

Tras su experiencia en la guerra de Afganistán, Bin Laden aprendió a vivir como un ermitaño, una habilidad que le sirvió para mimetizarse en el terreno de la misma forma que lo hacen las serpientes. Una y otra vez el líder de Al Qaeda logró escabullirse y salir indemne de los ataques lanzados por EE UU y sus aliados internacionales, lo que hizo que quedara en entredicho la capacidad de inteligencia y militar del país más poderoso del mundo. Desde que la pista de Bin Laden desapareció definitivamente en las montañas de Tora Bora en el invierno de 2001 después de que EE UU depusiera por las armas a los talibanes, solo había una certeza: estaba escondido en Pakistán. La comunidad de inteligencia barajaba muchas hipótesis: que se encontraba en una región remota o confundido con la masa en Karachi, que solo podría ser abatido por la traición en su círculo más próximo o con un ataque por misiles, pero estaba claro que se había desplazado al país vecino de Afganistán.

Durante años, los aviones no tripulados dotados de misiles han sobrevolado las distintas zonas tribales de Pakistán, el lugar más peligroso y volátil de la tierra. Han matado a decenas de militantes de Al Qaeda, también a civiles, y se han acercado mucho a sus líderes, sobre todo al egipcio Ayman Al Zawari, pero al final ha sido un grupo de comandos el que ha cerrado una parte de la historia.

Abbottabad, el lugar donde Bin Laden pasaba desapercibido

La ciudad donde EE UU ha matado al líder de Al Qaeda es una villa somnolienta, sin recursos y puerta de entrada a los territorios más montañosos de Pakistán

Edgard Allan Poe demostró en su narración La Carta Robada que el sujeto de un delito podía estar delante de las narices de los policías y que estos no se dieran cuenta. Eso ha pasado con Usama Bin Laden y Abbottabad, una ciudad en la que a primera vista nada malo podía pasar. Abbottabad, "la ciudad de Abbott", a la que da nombre el comandante británico James Abbott, que fundó la ciudad a mediados del XIX, era un destino gris, bucólico, anodino, en la que se mezclaba el ambiente burgués y conservador propio de una ciudad media de 150.000 habitantes que alberga una rancia academia militar y su condición de ser la puerta de entrada hacia los territorios más agrestes, montañosos e inaccesibles de la North-West Frontier Province (Provincia de la Frontera Noroeste, NWFP), situados entre Afganistán, Cachemira y con China a un tiro de piedra.

El fotógrafo Alfredo Cáliz y yo visitamos esta zona del país a finales de 2006 mientras realizábamos un reportaje para EL PAIS Semanal sobre las fuentes del integrismo en Pakistán. Nunca previmos que Bin Laden estuviera tan cerca. Recuerdo Abbottabad como una villa vacía, somnolienta, rodeada de bosques y donde faltaba de todo desde el agua potable a la electricidad. Con míseros tenderetes a la orilla de la carretera; sin luz por las calles en la noche; plagada de edificios oficiales agrietados pintados en tonos crema y desperdigadas villas más gigantescas que lujosas. Recuerdo Abbottabad con pocas mujeres en las calles y ataviadas con burka; con monumentos sin sentido como esa manada de caballos de mármol que nos informaba que estábamos a 1.500 metros de altura; recuerdo Abbottabad repleta de militares con uniformes heredados de los británicos y tocados con inevitables mostachos punjabíes; la terrible carretera que unía la ciudad con Islamabad, menos de 60 kilómetros de distancia, en la que el continuo tráfico de camiones engalanados como atracciones de feria hacían del viaje una tortura muy peligrosa. Recuerdo las laderas cubiertas de plantas de cannabis hasta donde se perdía la vista; a las niñas muy pequeñas con velo hasta las cejas en la escuela Estrella Naciente, a los niños perfectamente uniformados de negro como funerarios entonando himnos patrióticos mientras se izaba la gloriosa bandera pakistaní ante la mirada de los profesores con atuendos y actitudes castrenses. Todo dentro de esa peculiar teocracia pakistaní que emparentó desde la Independencia en 1948 a los generales y los mulás y que dio a luz a miles de madrasas para desestabilizar el planeta.

Los hoteles de Abbottabad eran pobres, sucios y desvencijados; forrados de madera, con aspecto de albergues de montaña clavados en una ciudad fantasma. En cada uno de ellos un soldado hacía guardia. Pregunté a uno por el motivo: "Hay individuos terroristas por aquí", me contestó. En los restaurantes se alternaba la carne a la brasa con las pizzas para los escasos turistas y los cooperantes internacionales. Eso sí, ni una gota de alcohol. No hay que olvidar que en esta zona del país gobierna el MMA (Muttahida Majlis-e-Amal) una coalición extremista de partidos religiosos, que han acabado con la música, el cine, las bebidas alcohólicas y han puesto enormes restricciones legales al papel de la mujer en toda la región.

Alguien nos dijo que esta zona y más allá, en Mansehra, y en la frontera con Cachemira, a un centenar de kilómetros, habían estado emplazados hasta mediados de la década de 2000 más de 60 campamentos de entrenamiento para yihadistas provenientes de todo el mundo y dispuestos para combatir en Cachemira y Afganistán. Vimos ruinas de los mismos cerca de Mansehra y de la perdida Balakot, cerca de Cachemira. El terremoto de 2005 había acabado con muchos de ellos y otros habían dejado de existir tras los atentados del 11-S que obligaron al ejército paquistaní a tomar medidas cosméticas. Sin embargo, aún era posible cruzarse en este territorio perdido en torno al valle de Sirán y el río Kunhar, con viejas camionetas pickup cargadas de hombres jóvenes barbados, ataviados con ropa de camuflaje y armas. Nadie sabía de dónde venía ni a dónde iban. Por contra, no se divisaba ni un solo soldado o policía en la zona. Pregunté a uno de esos jóvenes si Bin Laden se escondía en la región. Me contestó: "Pregúnteselo a la CIA, ¿No trabajaba para ellos?"

Osama estaba delante de las narices de la policía y nadie pareció darse cuenta. Hoy, sin embargo, su refugio de Abbottabad no parece tan descabellado. Para empezar era una ciudad castrense. Y no hay que olvidar que los militares pakistaníes y su poderosísimo servicio de inteligencia, el ISI (un Estado islámico dentro del Estado islámico), siempre fueron sus mentores, financiadores y aliados. Por otro, esta ciudad perdida se encuentra en un triángulo perfecto para la estrategia de Bin Laden y su organización. A mitad de camino de Islamabad y Rawalpindi (los dos centros del poder militar del país, del ISI, y de poderosas organizaciones cercanas a Al Qaeda, como la Mezquita Roja dirigida por Abdul Rashid Ghazi, asesinado por las fuerzas de seguridad). En segundo lugar, está a menos de 200 kilómetros de Peshawar, la capital de la NWFP, la ciudad sin ley del yihadismo internacional entre Afganistán y Pakistán, a través del peligroso paso Khyber, donde es posible conseguir un Kaláshnikov AK-47 por cien dólares, y a una distancia similar de la disputada región de Cachemira, uno de los puntos más calientes del planeta y donde Pakistán e India, dos potencias nucleares, se enfrentan a través de personas interpuestas en una guerra nunca declarada ni concluida. En Cachemira acabaron muchos de los hombres de Bin Laden tras la retirada de los soviéticos de Afganistán.

Abbottabad. Esa ciudad con aire de estación de montaña para los burgueses pakistaníes, para sus oficiales de herencia británica, era el sitio adecuado en el momento adecuado para que Osama pasara desapercibido. Nadie pareció darse cuenta.

El presidente de Pakistán asegura que su país no intervino en la operación

Zardari carga contra la prensa de EE UU que acusa a su país de haber protegido a Bin Laden.- El país abre una investigación sobre por qué no localizaron al terrorista

Las fuerzas militares que atacaron el escondite de Osama Bin Laden en Pakistán, acabando con su vida, no contaron con la participación de las fuerzas paquistaníes, así lo ha asegurado el presidente del país, Asif Ali Zardari, en una columna de opinión publicada por el diario estadounidense Washington Post. Un artículo en el que además asegura que las autoridades del país desconocían que el principal enemigo de Estados Unidos, que estaba siendo buscado desde hace 10 años, se encontraba escondido en una mansión localizada en Abottabad, cerca de Islamabad.

"No estaba en ningún sitio que nosotros hubiésemos pensado, pero ahora se ha ido", escribe Zardari. "A pesar de que los acontecimientos del domingo no fueron una operación conjunta, una década de cooperación entre los Estados Unidos y Pakistán han permitido la eliminación de Osama Bin Laden y evitar así que continúe amenazando al mundo civilizado".

El líder paquistaní asegura también en su escrito que es totalmente falso que su país, uno de los más golpeados por Al Qaeda, haya sido inactivo o no haya sido capaz de acabar con los activistas yihadistas. De hecho Zardari lamenta que muchos acusen a Pakistán de ocultar a conciencia el paradero del líder del terrorismo islámico. "Algunos en la prensa norteamericana han sugerido la falta de vitalidad de Pakistán en la lucha contra el terrorismo, o, peor aún, que estábamos protegiendo el terrorismo que asegurábamos que estábamos persiguiendo". "Estas especulaciones infundadas crean noticias excitantes, pero no reflejan los hechos. Pakistán tiene tantos motivos como cualquier otra nación para despreciar a Al Qaeda", motivo por el que el dirigente asegura que están en la misma guerra contra el terrorismo en la está Estados Unidos.

Investigación

Una muestra de que Pakistán no está dispuesto a quedar mal ante la comunidad internacional al no haber sido capaz de localizar a un hombre que vivía en una gran mansión en un complejo residencial situado a unas dos horas de la capital ha sido el anuncio realizado esta madrugada por el embajador paquistaní en Estados Unidos. Haqqani, ha anunciado que su país abrirá una investigación sobre la presencia del líder de la organización terrorista Al Qaeda en su territorio.

"Haremos una investigación completa para averiguar por qué nuestros servicios de Inteligencia no fueron capaces de seguirle la pista mucho antes", ha dicho Haqqani en una entrevista concedida a la cadena CNN.

En referencia a las declaraciones de John Brennan, consejero de Terrorismo del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, quien ha asegurado que Bin Laden contaba con una red de apoyo en Pakistán, Haqqani ha admitido este hecho, aunque ha matizado que este entramado no procede de la Administración. "Encuentro increíble la idea de que porque haya una red de apoyo privada en Pakistán, el Estado, el Gobierno y los militares de Pakistán deban ser culpados", ha insistido.

En la misma línea, ha explicado que los servicios de Inteligencia paquistaníes, ISI, no contaban con la autorización para allanar una propiedad privada, como en la que se encontraba oculto Bin Laden. "No se puede hacer eso en Pakistán, donde hay muchas casas más grandes y pequeñas que otras. No se puede entrar porque ¿Qué hubiera pasado si hubiera intervenido la Inteligencia?", ha planteado Haqqani, al recordar que las autoridades paquistaníes fueron muy criticadas por la detención de Jalid Mohamed, director de las operaciones de propaganda de Al Qaeda implicado en los atentados del 11-S, ocurrida en marzo de 2003 en Rawalpini.

Fuente Diario "EL PAÍS"


El terrorista más buscado vivía rodeado de militares paquistaníes

El refugio del millón de dólares

La ciudad de Abbottabad, donde Ben Laden había hallado el que sería su último refugio, debe su nombre a un inglés, James Abbott, administrador de uno de los puestos militares que jalonaban la ruta de montaña hacia el paso de Kyber y Afganistán.

3 Mayo 11 - Madrid - A. Santos

Sede de los regimientos británicos que se dejaban la piel en la larga guerra afgana, desde 1853, el acantonamiento fue creciendo en espacio y, sobre todo, en comodidades. Abbott recreó una porción de la campiña inglesa, con sus villas para los oficiales y sus familias, campos de golf y cricket, jardines y kioskos donde las bandas militares daban conciertos. Y, por supuesto, una iglesia de imponente campanario.

El clima templado, clásico de los valles de media montaña, la pureza y abundancia de sus ríos y la relativa proximidad a la capital, Islamabad, convertiría el viejo acantonamiento militar británico en un lugar ideal para que los capitalinos acomodados pasaran los calurosos meses del verano. Se multiplicaron las villas, los hoteles, las tiendas, los colegios caros; se construyó un gran hospital universitario, se ampliaron los campos de golf y de polo y al templo cristiano se le unió una hermosa mezquita. Pero Abbottabad nunca perdió de vista sus orígenes: es la sede de la Academia Militar del Ejército de Pakistán, acuartelamiento de varias brigadas de Infantería y centro de comunicaciones estratégicas.

Y ahí, en el corazón de la «inteligencia militar» paquistaní fue a encontrar su refugio el terrorista más buscado en la historia del mundo. No era, se ha visto ahora, una casa precisamente discreta, nada que pudiera pasar inadvertido a la simple curiosidad del cartero.
Construida en 2005 con un coste de un millón de dólares, se alzaba sobre un terreno de 3.000 metros cuadrados, protegida por un muro de hormigón de 5 metros de altura, coronado de alambre de espino.

Dos portones de seguridad, electrificados, daban acceso al interior. La vivienda en sí misma tiene tres plantas, de unos 200 metros cuadrados cada una, cómodas pero sin excesivos lujos. Se veía a las claras que sus inquilinos buscaban «privacidad»: pocas ventanas al exterior, un muro de 2 metros de alto para proteger la terraza, ni teléfono ni internet. Aunque, extraño, una gran antena satelital coronaba el tejado. Y, todo, a menos de 200 metros de la academia militar y de un campo de tiro.

No es de extrañar que en Washington se pregunten ahora si la presencia del terrorista que asesinó a miles de sus compatriotas en el «Baden Baden» paquistaní era del todo desconocida por los servicios secretos de su aliado.

Ayer lo expresó con meridiana claridad el presidente del Comité para las Fuerzas Armadas en el Senado, el demócrata Carl Levin: «Las fuerzas armadas y los servicios de inteligencia paquistaníes tienen que responder a un montón de preguntas, dado el lugar, el periodo de tiempo y el hecho aparente de que esta residencia se construyó expresamente para Ben Laden, y su cercanía al cuartel general del Ejército paquistaní». De que la desconfianza reinaba entre Washington e Islamabad, da cuenta el hecho de que la intervención norteamericana se hizo sin conocimiento de los paquistaníes.

Obama, ha querido salvar la cara de su aliado, pero las perífrasis no son su fuerte. «Es importante hacer notar que nuestra cooperación contra el terrorismo con Pakistán nos llevó a Ben Laden y el complejo donde se escondía», dijo ayer el presidente norteamericano, sin más precisiones. Y, desde la otra parte, se prefiere no hurgar en la herida y, así, el primer ministro paquistaní, Yusuf Raza Gilani, pidió ayer que se respeten las diferentes «sensibilidades» de su país. Sobre todo, la de los talibán.

Fuentes oficiales paquistaníes aseguran que el operativo fue en realidad una misión conjunta de Pakistán y Estados Unidos. «Sin nuestra implicación, esta operación no habría sido un éxito», remacha la fuente citada por Reuters, que no revela su identidad. «¿Era posible sin nuestra ayuda? No (...) Fue una operación de Inteligencia conjunta», comentó otra fuente de la seguridad paquistaní.

El Judas de Ben Laden
Tras casi cuatro años de trabajo, que comenzaron cuando la CIA empezó a seguir la pista de una de las personas que formaban el círculo íntimo de Ben Laden, en concreto uno de sus «correos», las investigaciones dieron resultado. La pista surgió de los interrogatorios a los que fue sometido Jalid Sheij Mohamed, considerado el cerebro de los ataques del 11-S y uno de los más estrechos colaboradores de Ben Laden. La CIA obtuvo una información similar del sucesor de Mohamed, Abul Faraj al Libi. Ambos fueron objeto de las controvertidas técnicas de interrogatorio que aplicó la Administración Bush, en prisiones ubicadas fuera del país, en concreto en Polonia y Rumanía. El chivatazo se confirmó en agosto pasado.

Su última aparición
En su último vídeo difundido el 21 de enero, Osama Ben Laden amenazó en una grabación con matar a los rehenes franceses que sean secuestrados por su grupo, si los soldados de este país no se retiran de Afganistán. «Nuestro mensaje a vosotros ayer y hoy es el mismo, y es que la liberación de vuestros rehenes de las manos de nuestros hermanos está condicionada a la salida de vuestros soldados de nuestro país», advirtió el terrorista en la grabación emitida por la cadena y cuya autenticidad no pudo ser verificada. Declaró que la presencia francesa en Afganistán es un «acto político y terrorista».

Un vecino de Abbottabad fue el pregonero en internet

El «minuto a minuto» de la operación, a través de Twitter

Si alguien tiene alguna duda de la importancia hoy día de las redes sociales, sólo tiene que echar un vistazo a las últimas 12 horas en las que Twitter y Facebook adelantaron y multiplicaron de forma exponencial en todo el mundo el anuncio de la muerte de Osama Ben Laden.

Un vecino de Abbottabad fue el pregonero en internet
El «minuto a minuto» de la operación, a través de Twitter

Si alguien tiene alguna duda de la importancia hoy día de las redes sociales, sólo tiene que echar un vistazo a las últimas 12 horas en las que Twitter y Facebook adelantaron y multiplicaron de forma exponencial en todo el mundo el anuncio de la muerte de Osama Ben Laden.

EEUU cierra sus oficinas diplomáticas en Pakistán

Estados Unidos ordenó hoy el cierre "hasta nueva orden" de su embajada y consulados en Pakistán, según anunció el portavoz de la legación diplomática en Islamabad, un día después de la muerte de Osama Bin Laden a manos de sus marines.

3 Mayo 11 - islamabad - Efe

Bin Laden fue abatido por las fuerzas especiales estadounidenses en un complejo que le servía de escondite en la ciudad de Abbottabad, situada a menos de un centenar de kilómetros al norte de Islamabad. Tras la operación contra el líder de Al Qaeda, la seguridad ha sido redoblada en todo el país, en vista de la amenaza de los talibanes paquistaníes -TTP en sus siglas en urdu- de vengar la muerte de Bin Laden.


Las autoridades paquistaníes insistieron en sus escasas declaraciones públicas de ayer en que el ataque a la vivienda de Bin Laden fue realizado por fuerzas estadounidenses, un gesto que algunos analistas interpretan como una manera de desviar la ira de los grupos insurgentes hacia EEUU. Las oficinas diplomáticas norteamericanas estarán cerradas para los "asuntos rutinarios", especialmente la tramitación de visados, aunque embajada y consulados se mantienen abiertos para otros trámites y para emergencias de ciudadanos estadounidenses.
Además de su embajada en Islamabad, Estados Unidos tiene consulados en las ciudades de Peshawar (noroeste), Lahore (este) y Karachi (sur).

Fuente Diario "LA RAZÓN"


Estados Unidos se acuesta orgulloso y se levanta con muchas preguntas

Muchos neoyorquinos evitaban hasta ahora acercarse a la «zona cero» y ayer miles de personas permanecieron allí hasta el amanecer. Sin embargo, el temor a nuevos atentados sigue latente

Cuando las redes sociales primero, las televisiones después y finalmente Barack Obama en persona confirmaron cerca de la medianoche de domingo que los rumores eran verdad, América explotó de júbilo: la Casa Blanca rodeada de gente cantando el himno americano, Times Square y la Zona Cero en Nueva York tomadas hasta el amanecer, con gente subida a las farolas, etc. Pero entre los que perdieron seres queridos o sufren secuelas a raíz de los atentados la alegría se mezclaba con la gravedad y con la pena. Incluso con algo de miedo: aunque se elude hablar de alarma antiterrorista y el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, no para de hacer discursos afirmando que la moral de la ciudad “está más fuerte que nunca”, el comisionado de policía, Ray Kelly, admite que ha reforzado los niveles de seguridad.

Por lo demás la ciudad conserva más cicatrices de aquel atentado de las que se aprecian a simple vista. Mientras los turistas siguen afluyendo masivamente a la Zona Cero, muchos neoyorquinos la evitan. Tratan de no pasar por ahí y ni siquiera verla, más cuando el doloroso retraso en repoblar el espacio urbano devastado prolonga todavía más la agonía. La sensación de pérdida.

Por eso fue tan extraordinario el hecho de que miles de personas acudieran a la Zona Cero al conocerse la noticia y en varios casos permanecieran en ella hasta el amanecer. Unos portaban retratos de sus padres, novios, hermanos, hijos, y los estrechaban entre lágrimas donde se fundían el contento y una forma suavemente inextinguible de desesperación. Otros agitaban banderas americanas. Parejas llevando de la mano a niños nacidos poco después de los atentados.

Un colectivo particularmente triste es el de aquellos que trabajaron en las labores de rescate, como profesionales o como voluntarios, y en muchos casos han contraído enfermedades a raíz de riesgos sanitarios de los que no se les previno en su momento, y que han encontrado una respuesta desigual de las Administraciones. Hasta hace bien pocos meses republicanos y demócratas han estado enzarzados en una bronca vergonzante el Congreso por el monto de las indemnizaciones. Pero incluso ellos estaban esta vez más contentos. “Hay buenos días y malos días, pero hoy al oír las noticias he sentido como si me quitaran parte de este gran peso de encima”, declaró a NY1 Denise Villamia, una de las afectadas. Sin embargo el lunes por la mañana las demostraciones de alegría ya se habían reducido al mínimo en Nueva York, o habían sido absorbidas por el ritmo trepidante de la ciudad. La procesión volvía a ir por dentro.

Entre otras cosas porque América se había acostado muy orgullosa de sí misma y se levantó con muchas preguntas sin respuesta. Aunque no cesan de aflorar detalles de la operación del domingo –los rostros de Barack Obama y Hillary Clinton contemplando en directo la operación, inmortalizados por el fotógrafo oficial de la Casa Blanca, dan fe de lo crudo que tenía que ser lo que estaban viendo-, permanecen muchas incógnitas que quizás llevará meses o años despejar.

Por ejemplo se informa de que en la fortaleza de Abbottabad se encontró abundante documentación que podría conducir a la captura de otros elementos significativos de Al Qaida como el cirujano egipcio Ayman al-Zawahiri, el supuesto número dos de la organización, que se cree que podría ocultarse asimismo en Paquistán. Menos carismático que Bin Laden, se le considera en cambio más intelectual, más responsable de su doctrina, aunque su falta de experiencia en combate podría ser un hándicap a la hora de ocupar el vacío del célebre terrorista saudí.

Una posibilidad es que a la muerte de Bin Laden le siga un efecto hidra, la aparición de mil cabezas nuevas. En declaraciones para ABC, Christopher Dickey, jefe de la Oficina de Newsweek para Oriente Medio y especialista en seguridad y terrorismo, pronostica que ahora “todo aspirante a emular a Bin Laden va a intentar algo contra objetivos occidentales, y si tiene éxito o se acerca, dirá que es pasa vengarle” y de paso para heredar su liderazgo, se sobreentiende. Sin embargo Dickey se muestra muy escéptico sobre las posibilidades de los distintos aspirantes en liza: “Awlaki en Yemen o Ilyas Kashmiri en Paquistán entre otros llevan intentándolo hace años y los resultados no son lo que se dice impresionantes”.

¿Es posible entonces que la muerte de Bin Laden evidencie una aparatosa debilidad interna de la organización, hasta ahora oculta por el formidable efecto paralizante del terror? En opinión de Dickey, “si Túnez y Egipto y un puñado de otros países que están experimentando la primavera árabe se mantienen en la senda de la democracia dentro de un año, esto puede ser el principio del fin de Al Qaida como fuerza ideológica”.

¿Libres de Al Qaida en un año? ¿Antes incluso de las elecciones presidenciales de 2012? En una cena el lunes por la noche con miembros del Congreso de los dos partidos, Barack Obama volvió a aludir a la muerte de Bin Laden invocando el espíritu de unión que después del 11-S hermanó a todos los americanos sin distinción de condición o de ideas, y a todos ellos con todas las gentes de buena voluntad del mundo. “Sé que esta unidad se ha desgastado un poco con los años”, admitió Obama, a la vez que expresaba el deseo de que en momentos como este vuelva a reunirse “la gran familia americana”. El presidente agradeció los servicios prestados por los “héroes que desarrollaron esta misión increíblemente peligrosa” y también tuvo palabras de gratitud para los congresistas de ambos partidos, “sin cuyo extraordinario apoyo, no habríamos podido hacer esto”.

Una fuerza de élite que se creó para Vietnam


Los SEALs se han anotado un brillante éxito en su hoja de servicios

Los SEALs (Sea, Air and Land) se han anotado un brillante éxito en su hoja de servicios, que se remonta a 1962 cuando comenzaron a actuar bajo el impulso del presidente John F. Kennedy. Esta fuerza de élite de la Armada de los Estados Unidos se creó a final de los años 50, ante la necesidad de contar con militares muy especializados que pudieran actuar en cualquier ambiente y en condiciones muy exigentes. Así sucedió en la Guerra de Vietnam, su primera misión, que exigía la participación de un nuevo tipo de fuerza más alejada de la estructura de combate tradicional.

Este cuerpo de élite está formado por militares de una gran preparación, de hecho, el curso de selección y entrenamiento es considerado uno de los más duros, junto con el de los SAS británicos. Los miembros de los SEALs cuentan con una gran formación en comunicación, técnicas de infiltración y explosivos, y sus actuaciones se caracterizan por una «altísima rentabilidad», según han asegurado a ABC fuentes militares. Además, su actuación está apoyado por un importante trabajo previo de inteligencia.

Después de la guerra de Vietnam, origen de su creación, han participado en acciones importantes como el rescate del buque Aquile Lauro, secuestrado por terroristas palestinos; en la batalla de Mogadiscio que se libró en Somalia; en la guerra del Golfo y en las invasiones de Irak y Afganistán.

Fuente Diario "ABC"

1 comentario:

Dr Twetnama dijo...

Osama laden is not dead babeh.. haha, this link.. http://umnoisdead.blogspot.com/2011/05/sapu-mesia-kene-tipu-dgn-matinye-osama.html