Un comandante español de permiso evita en chanclas y bañador una matanza terrorista
Los terroristas buscaban en Mali un nuevo Bataclan. Esperaban disparar sin oposición a todos los turistas. Allí, en el Campamento Kangabá, el pasado domingo 18 de junio, se habían congregado más de medio centenar de personas, además de los trabajadores de las instalaciones de recreo y descanso, donde se dan cita matrimonios con sus hijos.
Pero, como relata a EL MUNDO el coronel jefe del destacamento español en Mali, Eugenio López Polo, no contaban con la presencia de un comandante español, un «nuevo héroe», que no dudó y que se enfrentó desde el minuto uno al riesgo. «No, no se puede dar su identidad. Es por motivos de seguridad. Si los terroristas conocen quién fue el que les hizo frente, pueden actuar contra él o contra su familia», y por eso se guarda en secreto el nombre y el destino de este comandante que estaba junto a otros militares (una docena) de la misión internacional que se encarga de adiestrar al Ejército de Mali.
español fue el primero que detectó la presencia de los terroristas. «Comenzó a gritar y a alertar a todos: '¡Ataque, ataque. Go, go!». Estaba en chanchas y bañador. «No sólo tuvo los reflejos de detectar a los terroristas y acabar con su ataque sorpresa, sino que además, se acercó inmediatamente a la toalla y recuperó su móvil. Fue clave porque, en cuanto logró tener un segundo de tiempo, nos alertó y pudimos enviar fuerzas de choque para hacer frente a los terroristas» que, según algunas fuentes eran seis y fuertemente armados.
Según explican algunos medios, al llegar al hotel, este comandante había reconocido la zona por si se producía alguna situación extraordinaria y había ubicado vías de escape.
Junto a él había una docena de militares, algunos de más alta graduación, de diferentes nacionalidades. Pero fue él el primero en reaccionar y tomó las decisiones rápidamente.
En ese grupo había un teniente coronel húngaro que llevaba una bolsa. Y en su interior, una pistola y 14 balas. El comandante español la tomó e hizo frente al ataque.
Dio cobertura a los 50 visitantes del complejo y al personal que estaban emprendiendo la huida hacia una colina próxima, «por una zona empedrada y descalzos», recuerda el coronel López Polo. Relata este oficial que el comandante tuvo que ayudar en su huida a una niña de 12 años y a una mujer que estaba con un bebé.
Una vez que logró dar la alerta y hacerse con un arma, realizó disparos para frenar la acometida de los terroristas, quienes se vieron claramente sorprendidos y, como no sabían cuántos de los turistas iban armados, frenaron sus iniciales ansias de sangre.
«Porque lo que buscaban eran turistas indefensos y desarmados. Querían hacer una matanza tipo Bataclan. Y se encontraron con que les repelían a tiros, y no sabían cuántos ni quiénes ni de dónde les hacían frente, al menos, inicialmente», apunta el coronel.
El desconcierto de los terroristas de Al Qaeda (este movimiento terrorista ha reivindicado el atentado, en el que fueron asesinados tres turistas y dos policías) no fue eterno. Identificaron a quien les estaba haciendo frente, un hombre descalzo y en bañador. Fueron a por él. El comandante huyó cuando vio que los que estaban en su órbita de influencia habían logrado ponerse a salvo. Racionó la munición. No sabía cuánto podía durar este enfrentamiento, cuánto podían tardar en llegar al complejo los refuerzos.
Como explica el coronel, este comandante, tras llamar inmediatamente a la base y dar la alerta por teléfono, cambió su modo de comunicación, pasó a enviar mensajes por una mensajería especial y protegida que tienen los militares allí desplazados. «Los teléfonos podían ser detectados y dar señales de la ubicación de los huidos», apunta este oficial. Periódicamente, el comandante iba mandando mensajes de los movimientos de los terroristas y de la situación de riesgo. El «infierno» se prolongó durante tres horas.
«Ya tenía experiencia en otras misiones. Está bien de sus heridas en los pies. Ya viste de nuevo sus botas y está otra vez en su destino. Apenas habla de lo sucedido. Es un hombre discreto y modesto. Me dijo 'He hecho lo que me ha pedido España'», apunta el coronel.
Ahora, el mando de operaciones tendrá que elevar un informe al Ministerio de Defensa sobre los hechos, sobre la actitud del comandante, sobre la cantidad de vidas que ha podido salvar... Es más que probable que este comandante reciba una condecoración y, entonces, podremos ponerle nombre y cara.
DIARIO EL MUNDO
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