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lunes, 27 de abril de 2015

TORRONTERAS

Lo que le debemos al subinspector Torronteras

El pasado 3 de abril se cumplieron once años del asesinato del subinspector de los GEO Francisco Javier Torronteras al inmolarse siete terroristas del 11-M en una vivienda de Leganés. Aún hoy no se sabe con precisión qué pasó en ese gabinete de crisis que le dio la orden de subir con sus hombres a aquel piso.

El subinspector de los GEO Francisco Javier Torronteras
El subinspector de los GEO Francisco Javier Torronteras
Hace unos días –el 3 de abril– se cumplieron once años del asesinato del subinspector del Grupo Especial de Operaciones (GEO) de la Policía Francisco Javier Torronteras. Siete terroristas, el núcleo principal de los que atentaron el 11 de marzo de 2004 en los trenes de Cercanías, se inmolaron y mataron al agente, que comandaba a los quince geos que subieron al piso de Leganés en el que se atrincheraron los terroristas.

Javier Torronteras Gadea, de 42 años, padre de dos hijas que en 2004 tenían nueve y once años, llevaba catorce años en el GEO, era uno de los policías con mayor prestigio en la unidad táctica y había sido condecorado con las cruces blanca y roja al mérito policial. El 3 de abril de 2004 estaba a punto de comprar una casa en Guadalajara, la ciudad en al que el GEO tiene su base. A media tarde de ese día, le llamó su jefe para decirle que tenía que incorporarse a su puesto. Poco después, el subinspector estaba en el edifico de la calle Carmen Martín Gaite de Leganés, donde ya la policía tenía claro que se refugiaban los terroristas del 11-M. Allí se había montado un puesto de mando en el que estaban los máximos responsables operativos y políticos de la policía. Los agentes de la Comisaría General de Información comprobaban, gracias a las intervenciones de los teléfonos de algunos yihadistas, que estaban llamando a sus familiares, despidiéndose de ellos. El suicidio parecía inminente.

Aún no se sabe con precisión qué pasó en ese gabinete de crisis, en ese puesto de mando. Se sabe que un agente de la Comisaría General de Policía Judicial jugó un papel muy importante, porque vivía en un piso contiguo al de los terroristas y facilitó al GEO la distribución exacta de la casa. El subdirector general operativo, el comisario Díaz Pintado, siempre aseguró que la orden para el GEO fue clara, tal y como declaró en el juicio por los atentados: "Prohibí que entrasen en el piso, había que forzarles a salir. Por el peligro para los agentes y porque siempre es mejor un terrorista vivo que uno muerto". Un testigo de aquellas horas recuerda bien el momento en el que el subinspector Torronteras recibió la orden de llegar hasta el piso en el que se escondían los terroristas: "Le dijeron que tenía que subir, que eligiese a la gente y que fuese hacia allá. Él no dijo nada, acató la orden sin más y organizó el operativo".

Así quedó el piso de Leganés donde se suicidaron los responsables del 11-M / Getty
Así quedó el piso de Leganés donde se suicidaron los responsables del 11-M / Getty

El operativo acabó a las 20.45, con una explosión brutal, cuando Torronteras, en primer línea –como siempre–, estaba al frente de sus hombres a pocos metros de los terroristas, después de hacer volar la puerta del piso. El subinspector murió en pocos minutos desangrado, mientras sus compañeros le atendían. Esos mismos compañeros cuestionaron la decisión de subir hasta el piso, una decisión que ni Torronteras ni ninguno de los suyos cuestionaron cuando la recibieron, pero que aún hoy sigue siendo una de las heridas sin cerrar del GEO, una de las unidades con más prestigio de las policías de toda Europa.

El responsable del GEO dijo en el juicio que "se optó por la decisión menos mala. Lo mejor siempre es entrar a por los terroristas. Había que hacerles salir porque no tenían rehenes, no había nada que negociar con ellos". Agentes y ex agentes del GEO rebaten esa tesis, aunque todos coinciden en que estaban ante una situación inédita, ante un enemigo que en ese momento era desconocido para ellos y para cualquier policía occidental. "Hoy no se actuaría igual, lo tenemos claro. Pero hace once años no teníamos claro qué iba a pasar. Al fin y al cabo, esos mismos terroristas atentaron en los trenes sin suicidarse".

Una vez al año, Leganés rinde homenaje a las víctimas del 11-M y al subinspector Torronetras, un acto al que acuden vecinos policías y políticos para honrar la memoria de un policía cuya tumba fue profanada el 19 de abril de 2004 en un acto que ha quedado impune. Es una deuda más de las que todos tenemos contraídas con el subinspector Torronteras, que murió para que todos viviésemos más libres y más seguros.

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