«¡Para! Vas por el camino equivocado», gritó el gobernador de Sarajevo al ver que el vehículo del archiduque Francisco Fernando y su mujer Sofía se dispone a seguir al suyo. Fueron a parar delante de un tal Gavrilo Princip, que permanecía en aquel lugar desde el atentado fallido de esa misma mañana. Sin pensárselo dos veces, el extremista se subió al estribo del coche y la emprendió a tiros contra el archiduque y su esposa.
Era el 28 de junio de 1914 cuando el heredero al trono del Imperio Austro Húngaro era asesinado en la ciudad de Sarajevo. Sin embargo, no fue hasta el 23 de julio –casi un mes después– cuando Viena reaccionó al atentado presentando un ultimátum a Belgrado, en el que pedían que investigaran el crimen. De esta forma, Austria acusaba directamente a Serbia de ser cómplice de aquel suceso. En la capital del imperio recibieron la callada por respuesta y decidieron declarar –un día como hoy de hace 100 años– la guerra a Serbia.
Un telegrama y una filtración a la prensa
Una de las circunstancias más llamativas del conflicto fue precisamente aquella declaración. Hasta Belgrado llegó un telegrama que las autoridades serbias no terminaron de tomar en serio. Un escrito de esas características no era la forma más habitual de proceder entre estados soberanos. Por esta razón, fueron prácticamente los periódicos de la zona los primeros en enterarse de la declaración de guerra: un empleado de correos vio el contenido del telegrama y lo filtró a la prensa local.
La guerra ya se había convertido en noticia y solo era cuestión de tiempo que comenzaran las hostilidades. Fue en la medianoche del día 28 y las 2 de la madrugada del día siguiente cuando se produjo el primer intercambio de fuego entre los dos países. El ataque se planeó entre los ríos Sava y Danubio, que hacían de frontera entre ambos reino. El resultado de aquella primera refriega: empate a dos muertos.
Los primeros tiros, los del Bodrog
Esa primera ofensiva fluvial, el buque Bodrog jugó un papel primordial. Contaba con cañones de 120 milímetros y ejerció de defensa del resto de buques austriacos. Tal fue su importancia, que hoy es en Serbia (el país hacia el que descargó toda su artillería) todo un monumento: está considerado «Bien cultural técnico». Suyas fueron las balas que inauguraron un conflicto que acabó con la vida de 10 millones de personas.
Estado actual del buque Bodrog
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