El separatismo avanza en el este de Ucrania ante la pasividad de Kiev
Día 30/04/2014 - 10.32h
El alcalde de Járkov, Guennadi Kernes, en estado grave tras recibir un disparo en la espalda
El alcalde Járkov, Guennadi Kernes, había logrado ganarse enemigos tanto entre los prorrusos como entre los ucranianos. Por eso nada más conocerse que había recibido un disparo por la espalda comenzó el cruce de acusaciones entre ambos bandos. El dirigente del Partido de las Regiones fue muy crítico con el Maidan de Kiev durante la protesta que le costó el sillón presidencial al líder de su partido, Víctor Yanukóvich, pero en las últimas semanas no había permitido que los paramilitares prorrusos impusieran su ley como lo hacen en las calles de la provincia vecina de Donetsk. «Su estado es grave. Presenta una herida torácicoabdominal. Varios órganos han resultado afectados», afirmó Valeri Boiko, uno de los médicos que participaron en la operación del alcalde.
El director general de la Compañía Nacional ucraniana de Televisión, Zurab Alasania, sugirió que Rusia podría estar detrás del intento de asesinato, porque Moscú «decide y elimina los principales focos de resistencia». Pero desde el lado prorruso acusaron al grupo radical Sector Derecho de atentar contra el político que manda en la ciudad desde el año 2010. El presidente interino, Alexander Turchínov, exigió al Ministerio del Interior y al Servicio de Seguridad de Ucrania una «investigación urgente» del atentado.
En Járkov, en plena frontera con Rusia, no se respira la tensión de Donetsk o Lugansk —otra de las provincias del este en la que los separatistas han proclamado la creación de la «República Popular de Lugansk» y planean votar la separación de Ucrania el 11 de mayo—, pero el domingo hubo choques en las calles entre partidarios y detractores del Gobierno de Kiev.
Avance insurgente
La cuenta atrás para la consulta de autodeterminación está en marcha —el Parlamento de Ucrania debatirá esta cuestión en breve, según adelantó el ministro de Justicia, Petro Petrenko— y el goteo de incidentes es constante al este del país. Dentro de un marco general de aparente normalidad, la Milicia Popular de Donetsk avanza y su último logro fue ocupar el ayuntamiento y la comisaría de Policía de Kostantinovka, a 35 kilómetros al sur de Slaviansk. Esta ciudad de 80.000 personas es la más importante en la ruta que une el bastión insurgente con Donetsk. Una capital en la que los separatistas quieren ir ganando protagonismo en las calles, por lo que el domingo tomaron el edificio de la televisión y este lunes organizaron una marcha de apoyo a la consulta que coincidió con otra favorable a la unidad nacional y terminó con enfrentamientos.
La forma de actuar en Kostantinovka fue la misma que les ha permitido controlar edificios en una docena de ciudades ante la pasividad de unas fuerzas de seguridad, que no intervinieron en ningún momento. Encapuchados armados llegaron a primera hora de la mañana, entraron en los edificios, tomaron los accesos y empezaron a pegar carteles informativos y a repartir lazos con la bandera de San Jorge a unos vecinos para los que ya es cada vez menos sorpresa la presencia de los paramilitares. Y mucho menos la pasividad de las fuerzas del orden.
Mientras Bruselas y Washington discutían el fortalecimiento de las sanciones contra Rusia, los enviados de la OSCE se esforzaban por segundo día en conseguir la liberación de la misión de observadores militares internacionales, secuestrada por los rebeldes prorrusos en Slaviansk desde el viernes. Los insurgentes permitieron la salida de un militar sueco por sus problemas de diabetes, pero otros siete europeos y cinco ucranianos siguen en sus manos y, según el autoproclamado alcalde de la ciudad, Viacheslav Ponomariov, son «prisioneros de guerra».
Interior denuncia el secuestro de al menos 40 personas en Slaviansk
Por primera vez en los últimos días, Ponomariov no atendió a los medios para informar sobre la marcha de las negociaciones con la OSCE o la aparición de un nuevo cuerpo con signos de tortura en el río de la localidad. Desde su oficina se limitaron a emitir un comunicado para advertir a la prensa presente en la ciudad que deberá acreditarse ante las nuevas autoridades para poder seguir trabajando.
Human Rights Watch (HRW) alertó de que la situación en Ucrania ha incrementado el «riesgo de periodistas y activistas políticos de sufrir detenciones ilegales, secuestros y asaltos» e hizo especial mención a Slaviansk. «Las autoridades de Ucrania necesitan redoblar sus esfuerzos para proteger a las personas de asaltos políticos. Los actores internacionales deben hacer valer su influencia sobre los bandos para que terminen los abusos, se libere a todas las personas que han sido detenidas de forma ilegal y se juzgue a los responsables de estos actos», pidió el director para Europa y Asia Central de la organización, Hugh Williamson. Una petición que queda demasiado grande para el Gobierno de Kiev, incapaz de sofocar el alzamiento separatista.
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