Japón se arma con un «superdestructor» que eleva la tensión con China
Día 08/08/2013 - 01.50h
Con 250 metros de eslora, el «Izumo» puede transportar hasta 14 helicópteros y cazas capaces de despegar verticalmente
Es un destructor pero parece un portaaviones. Con una eslora de 250 metros donde pueden posarse hasta 14 helicópteros, el «Izumo» es el mayor barco de la Armada japonesa desde la Segunda Guerra Mundial. Tras su presentación el martes en el puerto de Yokohama, este nuevo «superdestructor» amenaza con elevar la tensión diplomática y militar con China en plena disputa por las islas Senkaku (Diaoyu, en mandarín), un archipiélago de peñascos deshabitados que pertenece a Japón pero es reclamado por Pekín por la abundancia de sus supuestos recursos pesqueros y naturales.
El Gobierno nipón insiste en que dicho navío se dedicará a la defensa nacional y al transporte de tropas y ayuda humanitaria a zonas afectadas por catástrofes naturales, como el tsunami de 2011, pero a nadie se le escapa la escalada bélica que vive el Océano Pacífico por el ascenso de China como superpotencia. Con disputas territoriales con todos sus vecinos, sobre todo con Vietnam y Filipinas en el Mar del Sur de China, el
autoritario régimen de Pekín botó el año pasado su primer portaaviones, el «Liaoning», un buque reformado de la extinta Unión Soviética con una eslora de 300 metros, apenas 50 más que el «Izumo».
«Se trata de lucir músculo en las patrullas en las islas Senkaku-Diaoyu»
Para hacer frente a dicho navío como buque insignia de la expansión militar china, Japón cuenta ahora con un «superdestructor» especializado en la lucha contra submarinos y en tareas de vigilancia en la frontera marítima. Aunque el «Izumo» es, técnicamente, un destructor y no cuenta con lanzaderas de cazas ni con una cubierta inclinada para facilitar su despegue – como el «Liaoning»–, podría servir como base móvil de operaciones para los aviones de combate que despegan de forma vertical. Al fin y al cabo, se trata de lucir músculo en las patrullas que ambos países vienen destinando durante los últimos meses a las controvertidas islas Senkaku-Diaoyu.
Constreñidas por la Constitución pacifista que impuso Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial, cuyo artículo 9 renuncia a la guerra y prohíbe al Gobierno llevar a cabo operaciones militares, las Fuerzas de Autodefensa niponas cuentan con unos 250.000 soldados y un presupuesto de 4,68 billones de yenes (38,8 billones de euros), uno de los más altos del mundo.
Por primera vez en once años, los gastos militares de Japón han crecido durante el presente ejercicio fiscal para responder al ascenso militar de China y a las amenazas de Corea del Norte. Así lo recoge el último «Libro Blanco» del Ministerio de Defensa nipón, que también acusó al régimen de Pekín de la disputa por las islas Senkaku-Diaoyu por «intentar modificar el statu quo por la fuerza basándose en su propio punto de vista, que es incompatible con el orden existente de la ley internacional».
Desde que el actual primer ministro nipón, el conservador Shinzo Abe, ocupara por primera vez el cargo entre 2006 y 2007, una de sus prioridades ha sido reformar la Constitución pacifista y reforzar su papel militar para acabar con su imagen de «gigante económico, pero enano político» y convertirse en lo que muchos japoneses definen como «futsu no kuni» («un país normal»). Como principal aliado en el Pacífico junto a Filipinas, Japón cuenta con el respaldo de EE.UU. para contener el ascenso militar de China.
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