Policías afganas, formación española
- La Guardia Civil asesora a agentes de fronteras del aeropuerto de Herat
HERAT- Ser mujer en Afganistán no es fácil. Hasta hace poco era como si no existiesen. Sin embargo, con el paso del tiempo el cambio comienza a llegar al país y cada vez es menos extraño verlas realizando diferentes tareas. Es el caso de seis mujeres, policías de fronteras en el aeropuerto civil de Herat, a las que asesora, junto a otros agentes afganos, la Guardia Civil. Ellas son las que se encargarán, entre otras tareas, de cachear a las pasajeras. Y los efectivos del Instituto Armado han conseguido, con paciencia y trabajo, no sólo que estas mujeres puedan formar parte de la Policía, sino también entrenar a unos agentes capaces de garantizar la seguridad cuando la Fuerza abandone el país.
Al igual que en Qala i Naw, en la base de Herat también existe una casa cuartel de la Guardia Civil. En ella trabajan 11 efectivos dedicados a asesorar a los agentes del aeropuerto. Es más, son los únicos con ese cometido en el país. Una tarea poco reconocida pero necesaria para que sean los policías locales los que protejan el que es uno de los aeródromos más importantes de Afganistán y que se ha convertido «en un indicativo de prosperidad», tal y como asegura el teniente Antón, jefe del equipo de instructores.
El equipo está formado por cinco asesores y seis miembros del equipo de seguridad, que dan protección a sus compañeros para evitar cualquier amenaza. De momento no han tenido ningún percance, aunque tienen claro que «aquí, el miedo no es rentable».
Les instruyen en todos los aspectos relacionados con sus futuras tareas, empezando por lo más básico como, por ejemplo, a no pedir el pasaporte a un ciudadano apuntándole con el arma o cómo cachear a un viajero. En total son cerca de 200 afganos los encargados de dar seguridad al aeropuerto. Han tenido que empaparse de la cultura, las costumbres y la legislación del país para adaptar sus enseñanzas y, como reconoce el sargento Iluminado Vaquero, «está dando muy buenos resultados».
Entre los avances, la citada presencia de mujeres. «Las aceptan con normalidad», asegura la sargento Estefanía García, otra de las asesoras, quien no duda en destacar la buena sintonía con sus alumnos y, sobre todo, la importancia que supone que haya mujeres.
Al igual que en Qala i Naw, en la base de Herat también existe una casa cuartel de la Guardia Civil. En ella trabajan 11 efectivos dedicados a asesorar a los agentes del aeropuerto. Es más, son los únicos con ese cometido en el país. Una tarea poco reconocida pero necesaria para que sean los policías locales los que protejan el que es uno de los aeródromos más importantes de Afganistán y que se ha convertido «en un indicativo de prosperidad», tal y como asegura el teniente Antón, jefe del equipo de instructores.
El equipo está formado por cinco asesores y seis miembros del equipo de seguridad, que dan protección a sus compañeros para evitar cualquier amenaza. De momento no han tenido ningún percance, aunque tienen claro que «aquí, el miedo no es rentable».
Les instruyen en todos los aspectos relacionados con sus futuras tareas, empezando por lo más básico como, por ejemplo, a no pedir el pasaporte a un ciudadano apuntándole con el arma o cómo cachear a un viajero. En total son cerca de 200 afganos los encargados de dar seguridad al aeropuerto. Han tenido que empaparse de la cultura, las costumbres y la legislación del país para adaptar sus enseñanzas y, como reconoce el sargento Iluminado Vaquero, «está dando muy buenos resultados».
Entre los avances, la citada presencia de mujeres. «Las aceptan con normalidad», asegura la sargento Estefanía García, otra de las asesoras, quien no duda en destacar la buena sintonía con sus alumnos y, sobre todo, la importancia que supone que haya mujeres.
Les han enseñado a descubrir pasaportes falsos, a detectar explosivos o drogas, tareas de gestión de pista... «Hay muchísimas cosas que hacer», explica el teniente Antón. Por ello, ahora se plantean realizar cursos relacionados con el patrimonio para evitar expolios. «El mayor logro –reconocen– es que se preocupen por mejorar».
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