El diario ABC informa que el refresco Fanta “nació durante el régimen nazi como respuesta al abrumador monopolio de Coca-Cola”.
Ese hecho se dio en 1942, cuando Alemania “ya había iniciado la conocida como ‘Operación Barbarroja’, mediante la que los nacionalsocialistas pretendían conquistar la Unión Soviética. En cambio, y en contra de sus planes, fueron detenidos por el ejército rojo”.
Por eso, “los problemas de los nazis comenzaban a ser cada vez más graves, y, justo en ese momento, surgió otra complicación: Coca-Cola decidió dejar de enviar el jarabe con el que se fabricaba su bebida a los germanos”.
...
Los alemanes eran grandes consumidores de Coca-Cola: “en Alemania se vendían cerca de cinco millones de botellas de Coca-Cola anuales, producidas en las 43 fábricas que la marca poseía en el país”.
Era tan vendida la Coca-Cola que Hermann Goering (brazo derecho de Hitler) intentó nacionalizarla para apoderarse de la fórmula
Según ABC, “el problema llegó en diciembre de 1941, cuando los EE.UU entraron en la guerra. Los empresarios alemanes dueños de las embotelladoras -entre ellos Max Schmeling, el campeón mundial de boxeo- se encontraron con la imposibilidad de seguir fabricando la bebida”.
Así pues, el director de la Coca-Cola alemana, Max Keith, “quien ocupaba el cargo desde 1938, decidió crear una nueva bebida que permitiera rentabilizar las costosas instalaciones y continuar así con el negocio”.
ABC cuenta que “tras varios intentos se consiguió obtener finalmente una bebida con sabor a fruta creada con productos excedentes. La fórmula era variable, puesto que dependía de las existencias que hubiera en cada momento, pero el brebaje solía contener fruta, pulpa de manzana empleada en la fabricación de sidra, subproductos de la industria del queso, y endulzado todo ello con sacarina y un pequeño porcentaje de azúcar”.
Se buscó un nombre impactante. Para conseguirlo, se convocó a un concurso entre los empleados de la embotelladora. Así, se propuso “Fanta”, que viene de la palabra “Fantasie”
De acuerdo con ABC, “el nuevo refresco fue un éxito rotundo y en 1943 se vendieron tres millones de botellas, sólo dos millones menos que de Coca Cola en años anteriores”.
Ese hecho se dio en 1942, cuando Alemania “ya había iniciado la conocida como ‘Operación Barbarroja’, mediante la que los nacionalsocialistas pretendían conquistar la Unión Soviética. En cambio, y en contra de sus planes, fueron detenidos por el ejército rojo”.
Por eso, “los problemas de los nazis comenzaban a ser cada vez más graves, y, justo en ese momento, surgió otra complicación: Coca-Cola decidió dejar de enviar el jarabe con el que se fabricaba su bebida a los germanos”.
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Los alemanes eran grandes consumidores de Coca-Cola: “en Alemania se vendían cerca de cinco millones de botellas de Coca-Cola anuales, producidas en las 43 fábricas que la marca poseía en el país”.
Era tan vendida la Coca-Cola que Hermann Goering (brazo derecho de Hitler) intentó nacionalizarla para apoderarse de la fórmula
Según ABC, “el problema llegó en diciembre de 1941, cuando los EE.UU entraron en la guerra. Los empresarios alemanes dueños de las embotelladoras -entre ellos Max Schmeling, el campeón mundial de boxeo- se encontraron con la imposibilidad de seguir fabricando la bebida”.
Así pues, el director de la Coca-Cola alemana, Max Keith, “quien ocupaba el cargo desde 1938, decidió crear una nueva bebida que permitiera rentabilizar las costosas instalaciones y continuar así con el negocio”.
ABC cuenta que “tras varios intentos se consiguió obtener finalmente una bebida con sabor a fruta creada con productos excedentes. La fórmula era variable, puesto que dependía de las existencias que hubiera en cada momento, pero el brebaje solía contener fruta, pulpa de manzana empleada en la fabricación de sidra, subproductos de la industria del queso, y endulzado todo ello con sacarina y un pequeño porcentaje de azúcar”.
Se buscó un nombre impactante. Para conseguirlo, se convocó a un concurso entre los empleados de la embotelladora. Así, se propuso “Fanta”, que viene de la palabra “Fantasie”
De acuerdo con ABC, “el nuevo refresco fue un éxito rotundo y en 1943 se vendieron tres millones de botellas, sólo dos millones menos que de Coca Cola en años anteriores”.
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