"El primer golpe de lo que el MI5 creía que era 'el corazón de la red española de espionaje' llegó a través del SIS (Servicio Secreto de Inteligencia) en otoño de 1940. El 27 de septiembre, Miguel Piernavieja del Pozo llegó a Londres con una misión de espionaje, haciéndose pasar por periodista y observador del Instituto de Estudios Políticos; consiguió una notoriedad instantánea al pronosticar públicamente una victoria alemana", relata Andrew. El MI5 catalogó a Piernavieja como "un joven disoluto e irresponsable de 26 años del tipo playboy, que tenía poco o ningún conocimiento de periodismo, o del Instituto de Estudios Políticos, o, como enseguida se pudo ver, de espionaje".
Nada más llegar a Londres, el joven espía español facilitó las tareas del MI5 al contactar con GW, un agente doble que hizo creer a los servicios secretos alemanes que era un fanático nacionalista galés que trabajaba para ellos. En su primer encuentro, y para sorpresa de GW, Piernavieja le entregó una lata de polvos de talco con 3.500 libras, equivalentes en la actualidad a más de 100.000 libras (112.000 euros), "probablemente la suma más grande jamás entregada a un agente británico del siglo XX, si se excluyen los fondos destinados al Partido Comunista u otras organizaciones". Al británico le dijo que parte de esa suma era para su uso personal y otra parte, para que se la guardara a Piernavieja y se la devolviera cuando se lo pidiera. Este hombre "dedicaba casi todo su tiempo a las chicas en el Café de París y adquirió tal reputación de borracho, derrochador y bufón que Madrid le llamó para que volviera a España temporalmente".
Angel Alcazar de Velasco
En uno de sus encuentros habituales, Piernavieja le había explicado al agente doble GW que recibía órdenes directas de un agente de mayor rango en el Abwehr, Ángel Alcázar de Velasco, "un amigo próximo del pro nazi ministro de Exteriores de Franco, Ramón Serrano Súñer, quien, pese a no saber inglés, había sido enviado como agregado de prensa en la Embajada de Londres en enero de 1941".
"Debido a su fuerte personalidad, este autodictada ex torero enseguida dominó y aterrorizó a la colonia española y al personal de la Embajada -con la única excepción del duque de Alba-. Se comportaba de una manera que en otros habría parecido ridícula. Acudió a una entrevista en el Foreign Office con el uniforme de Falange; aceptó una invitación en un elegante hotel de Londres e insistió en pagar las bebidas; comió pescado con los dedos en el Savoy; dio una demostración de toreo en los baños turcos. Los avergonzados diplomáticos españoles se adaptaron como pudieron al papel de decir sí señor a todo, por miedo al poder de Alcázar en Madrid. Además, nunca intentó ocultar sus fuertes sentimientos pro alemanes y su deseo de una victoria del Eje".
Angel Alcazar de Velasco en 1970
A través de un mensaje del embajador de Japón en Madrid, los británicos supieron que Alcázar aseguraba que tenía una red de 21 espías en el Reino Unido. Luego se dieron cuenta de que muchos de ellos eran falsos informantes colocados por GW y otros eran pura invención del propio Alcázar. Años después, Alcázar presumiría de haber ayudado al lugarteniente de Hitler Martin Bormann a huir de Berlin y refugiarse en Argentina.
Martin Borman
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