EEUU estudia bombardeos selectivos contra el Ejército sirio
Obama descarta el uso de tropas terrestres
Antonio Caño San José (Costa Rica) 4 MAY 2013 - 20:00 CET545
Mientras, formalmente, se procede a la comprobación de datos sobre el uso de armas químicas en Siria, la Administración norteamericana sopesa una respuesta militar que, según ha anticipado el propio presidente Barack Obama, no incluye la presencia de tropas sobre el terreno, pero que podría traducirse en bombardeos selectivos para tratar de debilitar al Ejército de Bachir al Asad.
La declaración de Obama en San José de Costa Rica, en la que prácticamente descarta el envío de tropas, es, al mismo tiempo, la confirmación de que se están barajando otras opciones militares menos arriesgadas.
Sobre el papel todas lo son, puesto que Siria, por su situación geográfica y por su influencia en Oriente Próximo, es un escenario muy comprometido en el que cualquier acción militar puede degenerar en un conflicto regional. Pero el envío de tropas supondría la repetición del modelo aplicado en Irak y Afganistán, criticado por Obama y donde la intervención norteamericana terminó en sonoros fracasos.
“No puedo imaginar un escenario en el que la presencia de tropas norteamericanas pudiera ser provechosa ni para Siria ni para Estados Unidos”, declaró Obama en la noche del viernes en San José durante una rueda de prensa con la presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla.
Obama dijo que, en su calidad de comandante en jefe de las fuerzas armadas de su país, no puede permitirse descartar nunca ninguna opción, pero insistió en que la posibilidad del uso de tropas es muy remota y que no es esa la solución que busca para hacer frente a la amenaza por parte del régimen sirio de una utilización masiva de su arsenal químico.
Además de los bombardeos de radares y sistemas de artillería sirios, al estilo de Libia, otra de las opciones reclamadas por algunos influyentes congresistas en Washington y que la Administración está valorando es la de armar de forma decisiva a los grupos rebeldes para que puedan ganar una guerra que se prolonga ya por más de dos años y que parece encontrarse en una fase de estancamiento en la que ninguno de los dos bandos cuenta con posibilidades reales de victoria.
Esa opción presenta el riesgo de que Estados Unidos no tiene un control total de la oposición siria, e incluso existen serias sospechas de que algunos de los grupos que la componen están influidos por Al Qaeda o comparten una visión radical del Islam.
El presidente norteamericano sostiene desde hace días que, aunque los servicios de inteligencia han confirmado el uso de armas químicas por parte del régimen, son necesarias nuevas comprobaciones para certificar cuándo y cómo fueran utilizadas. Entre otras actuaciones en diferentes frentes diplomáticos, Obama ha asegurado que intenta que la ONU pueda proceder a esa certificación.
Esa cautela ha provocado algunas críticas de la oposición republicana contra la Casa Blanca, a la que se acusa de falta de firmeza para actuar contra un régimen, como el de Damasco, demostradamente tiránico. Obama respondió en la rueda de prensa en San José que no está parado, quieto a la espera de esa comprobación, sino dando los pasos que se requieren para poner fin al drama que sufre Siria.
Uno de esos pasos es el de crear una coalición internacional lo suficientemente amplia como para darle a un ataque en Siria una relativa cobertura de legitimidad. Es casi segura la oposición de Rusia, que cuenta en ese país con su única base en el Mediterráneo. Tampoco es probable el apoyo de China, con lo que una aprobación por el Consejo de Seguridad de la ONU se torna imposible.
Igualmente, el respaldo por parte de sus aliados europeos en la OTAN no parece fácil. Aunque Francia y el Reino Unido comparten los datos sobre el uso de armas químicas, ven con preocupación los peligros de una actuación militar. Washington está negociando también la participación en una eventual operación militar de algunas naciones árabes.
La declaración de Obama en San José de Costa Rica, en la que prácticamente descarta el envío de tropas, es, al mismo tiempo, la confirmación de que se están barajando otras opciones militares menos arriesgadas.
Sobre el papel todas lo son, puesto que Siria, por su situación geográfica y por su influencia en Oriente Próximo, es un escenario muy comprometido en el que cualquier acción militar puede degenerar en un conflicto regional. Pero el envío de tropas supondría la repetición del modelo aplicado en Irak y Afganistán, criticado por Obama y donde la intervención norteamericana terminó en sonoros fracasos.
“No puedo imaginar un escenario en el que la presencia de tropas norteamericanas pudiera ser provechosa ni para Siria ni para Estados Unidos”, declaró Obama en la noche del viernes en San José durante una rueda de prensa con la presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla.
Obama dijo que, en su calidad de comandante en jefe de las fuerzas armadas de su país, no puede permitirse descartar nunca ninguna opción, pero insistió en que la posibilidad del uso de tropas es muy remota y que no es esa la solución que busca para hacer frente a la amenaza por parte del régimen sirio de una utilización masiva de su arsenal químico.
Además de los bombardeos de radares y sistemas de artillería sirios, al estilo de Libia, otra de las opciones reclamadas por algunos influyentes congresistas en Washington y que la Administración está valorando es la de armar de forma decisiva a los grupos rebeldes para que puedan ganar una guerra que se prolonga ya por más de dos años y que parece encontrarse en una fase de estancamiento en la que ninguno de los dos bandos cuenta con posibilidades reales de victoria.
Esa opción presenta el riesgo de que Estados Unidos no tiene un control total de la oposición siria, e incluso existen serias sospechas de que algunos de los grupos que la componen están influidos por Al Qaeda o comparten una visión radical del Islam.
El presidente norteamericano sostiene desde hace días que, aunque los servicios de inteligencia han confirmado el uso de armas químicas por parte del régimen, son necesarias nuevas comprobaciones para certificar cuándo y cómo fueran utilizadas. Entre otras actuaciones en diferentes frentes diplomáticos, Obama ha asegurado que intenta que la ONU pueda proceder a esa certificación.
Esa cautela ha provocado algunas críticas de la oposición republicana contra la Casa Blanca, a la que se acusa de falta de firmeza para actuar contra un régimen, como el de Damasco, demostradamente tiránico. Obama respondió en la rueda de prensa en San José que no está parado, quieto a la espera de esa comprobación, sino dando los pasos que se requieren para poner fin al drama que sufre Siria.
Uno de esos pasos es el de crear una coalición internacional lo suficientemente amplia como para darle a un ataque en Siria una relativa cobertura de legitimidad. Es casi segura la oposición de Rusia, que cuenta en ese país con su única base en el Mediterráneo. Tampoco es probable el apoyo de China, con lo que una aprobación por el Consejo de Seguridad de la ONU se torna imposible.
Igualmente, el respaldo por parte de sus aliados europeos en la OTAN no parece fácil. Aunque Francia y el Reino Unido comparten los datos sobre el uso de armas químicas, ven con preocupación los peligros de una actuación militar. Washington está negociando también la participación en una eventual operación militar de algunas naciones árabes.
--O--
Cientos de sirios suníes huyen de las ciudades de la costa masacradas
La ofensiva del régimen y la arremetida de sus matones empuja a las familias hacia la costa
Carmen Rengel / Agencias Jerusalén / Beirut 4 MAY 2013 - 16:55 CET137
Cientos de familias han emprendido el camino de huida de los barrios suníes de la localidad siria de Baniyas, en la franja occidental del país y muy cerca de la línea de costa hacia el Mediterráneo, ante el temor de una nueva masacre. Según ha informado el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), grupo activista con sede en Londres, el régimen ha sometido en las últimas jornadas a la población suní -mayoritaria en Siria- a un duro bombardeo tanto en Baniyas como en la cercana Bayda, con un balance provisional que superaría los 150 muertos, muchos de ellos ejecutados por los shabiha (matones a sueldo de El Asad). Esta información no ha podido ser contrastada por fuentes independientes.
"Han comenzado a huir de los barrios suníes [de Baniyas] esta mañana al alba", ha informado el responsable del OSDH, Rami Abdel Rahmane, "y se dirigen hacia Tartus y Jable". Según el Observatorio, que cuenta con activistas en el terreno que recopilan la información, el régimen, perteneciente a la minoría alauí (secta del chiísmo), se ha cebado con el distrito de Ras al Nabaa, donde se han documentado al menos ocho ejecuciones, entre ellas las de una mujer y tres menores. Los vídeos difundidos por los activistas en el terreno muestran los cuerpos de menores y adultos apilados y destrozados por los bombardeos.
La Coalición Nacional Siria hizo un balance ayer de alrededor de 150 las víctimas de la matanza de Bayda, al surestte de Baniyas. También se han producido detenciones masivas de los supervivientes de Bayda, “familias enteras”. Los tanques siguen apostados cerca, en Maqreb y Baniyas, en cuyas periferias se está atacando a los suníes. En el centro, en cambio, se halla una de las comunidades alauíes más importantes del país, una élite empresarial afín al Gobierno que se concentra en esta ciudad y en las cercanas Tartus y Latakia.
Es la primera vez en dos años de revolución que el Ejército ataca este flanco, donde se sofocaron algunas de las primeras manifestaciones contra el Ejecutivo en la primavera de 2011. La prioridad del régimen ahora es la de proteger a la minoría alauí, a la que pertenece el presidente Bachar el Asad. A 190 kilómetros de Damasco, la zona podría convertirse en su refugio si huye de la capital, informa AFP.
La agencia oficial siria de noticias, SANA, ha informado de que los soldados habían atacado tras detectar a “terroristas” que “amenazaban” la seguridad nacional. El OSDH constata que, antes de la incursión, hombres armados, posiblemente pertenecientes al rebelde Ejército Libre de Siria (ELS), atacaron un autobús de militares, matando a siete de ellos e hiriendo a 20. La Coalición, pese a ello, sostiene que se trata de una “excusa” para “castigar” a los primeros que alzaron la voz contra El Asad. En cualquier caso, tras esta matanza, superados los 70.000 muertos en dos años de conflicto, ha reclamado nuevamente a la comunidad internacional que “intervenga con urgencia”.
"Han comenzado a huir de los barrios suníes [de Baniyas] esta mañana al alba", ha informado el responsable del OSDH, Rami Abdel Rahmane, "y se dirigen hacia Tartus y Jable". Según el Observatorio, que cuenta con activistas en el terreno que recopilan la información, el régimen, perteneciente a la minoría alauí (secta del chiísmo), se ha cebado con el distrito de Ras al Nabaa, donde se han documentado al menos ocho ejecuciones, entre ellas las de una mujer y tres menores. Los vídeos difundidos por los activistas en el terreno muestran los cuerpos de menores y adultos apilados y destrozados por los bombardeos.
La Coalición Nacional Siria hizo un balance ayer de alrededor de 150 las víctimas de la matanza de Bayda, al surestte de Baniyas. También se han producido detenciones masivas de los supervivientes de Bayda, “familias enteras”. Los tanques siguen apostados cerca, en Maqreb y Baniyas, en cuyas periferias se está atacando a los suníes. En el centro, en cambio, se halla una de las comunidades alauíes más importantes del país, una élite empresarial afín al Gobierno que se concentra en esta ciudad y en las cercanas Tartus y Latakia.
Es la primera vez en dos años de revolución que el Ejército ataca este flanco, donde se sofocaron algunas de las primeras manifestaciones contra el Ejecutivo en la primavera de 2011. La prioridad del régimen ahora es la de proteger a la minoría alauí, a la que pertenece el presidente Bachar el Asad. A 190 kilómetros de Damasco, la zona podría convertirse en su refugio si huye de la capital, informa AFP.
La agencia oficial siria de noticias, SANA, ha informado de que los soldados habían atacado tras detectar a “terroristas” que “amenazaban” la seguridad nacional. El OSDH constata que, antes de la incursión, hombres armados, posiblemente pertenecientes al rebelde Ejército Libre de Siria (ELS), atacaron un autobús de militares, matando a siete de ellos e hiriendo a 20. La Coalición, pese a ello, sostiene que se trata de una “excusa” para “castigar” a los primeros que alzaron la voz contra El Asad. En cualquier caso, tras esta matanza, superados los 70.000 muertos en dos años de conflicto, ha reclamado nuevamente a la comunidad internacional que “intervenga con urgencia”.
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