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miércoles, 2 de marzo de 2011
GAGOMILITARIA NOTICIAS.-LIBIA LOS REBELDES RECHAZAN EL CONTRATAQUE DE GADAFI.....EL CERCO SE ESTRECHA
La ONU urge a una evacuación masiva de Libia ante 'la crisis humanitaria'
La ONU ha instado a una evacuación humanitaria masiva de Libia de "los miles de egipcios y personas de otras nacionalidades" que buscan salir del país. Miles de vietnamitas, indios, turcos, tunecinos, trabajadores chinos y tailandeses se encuentran bloqueados en la frontera tunecina en una situación fronteriza que ya se ha calificado de "punto crítico".
El secretario General de la OU, Ban Ki-moon, ha afirmado que miles de vidas están en juego. Según informa la BBC, alrededor de 75.000 personas han huido a Túnez desde que comenzaran los disturbios y más de 40.000 están esperando para cruzar.
El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados y la Organización Internacional para las Migraciones han pedido a los gobiernos de todo el mundo que suministren "todos los activo financieros y logísticos que puedan... incluyendo aviones, barcos y personal especializado".
Las dos organizaciones consideran esta medida "esencial" ante el hacinamiento de personas que se está viviendo en la frontera y que se agrava a cada hora.
"Necesitamos acciones concretas sobre el terreno para prestar asistencia humanitaria y médica. El tiempo es la clave para salvar miles de vidas", aseguró Ban Ki-moon.
Antonio Guterres, jefe de la agencia de refugiados de la ONU, dijo a la BBC: mó a la BBC que "la evacuación masiva es necesaia, porque estamos presenciando un gran desastre humanitario".
Medida sin precedentes
Mientras la Asamblea General de la ONU ha expulsado a Libia del Consejo de Derechos Humanos del organismo internacional por la brutal represión de las protestas populares por parte del régimen de Muamar el Gadafi.
La decisión constituye una medida sin precedentes y responde a la petición que le trasladó el pasado viernes el CDH, después de que sus 47 miembros acordaran en una sesión extraordinaria solicitar la suspensión de la participación de Libia en el organismo en respuesta a la violenta respuesta de Gadafi al levantamiento popular contra su régimen.
"El mundo ha hablado con una sola voz: exigimos un fin inmediato de la violencia contra los civiles y el absoluto respeto de sus derechos fundamentales, incluidos los de la libertad de expresión y de reunión", agregó Ban Ki-moon en una intervención previa a la votación.
La acción de la Asamblea General se suma a las duras medidas adoptadas por el Consejo de Seguridad contra el régimen de Gadafi, con las que se quiso enviar un firme mensaje a Trípoli de que la comunidad internacional no tolera las violaciones sistemáticas de los derechos humanos ni los ataques contra la población civil.
La OTAN rechaza intervenir en Libia y EEUU manda marines y anfibios
Altos mandos del Ejército estadounidense han reconocido que no se va a lograr un consenso en la OTAN para permitir una intervención militar. Tampoco parece haber acuerdo en la creación de una zona de exclusión aérea en territorio libio. "El hacerlo sería extraordinariamente complicado", han aclarado.
Sin embargo, el Pentágono ha reconocido que está movilizando a cientos de marines y a dos barcos anfibios hacia la zona del Mediterraneo para "facilitar la evacuación y la ayuda humanitaria que sea necesaria", según el secretario de Defensa, Robert Gates.
Los dos barcos anfibios de asalto cruzarán el estrecho del Canal de Suez, en Egipto, este mismo miércoles, camino de Libia. Sólo uno de ellos transporta a más de 2.000 marines.
Fuentes estadounidenses insisten en que sus militares sólo van a realizar "labores humanitarias" y que no se va a llevar ninguna acción fuera de las que se determinen a nivel internacional.
Sin embargo, éste no es el primer movimiento del Ejército norteamericano. El pasado lunes, EEUU ya dio la orden a sus portaviones de dirigirse hacia Libia y el martes ya se avistaban algunos barcos frente a las costas de este país.
Además, el almirante Mike Mullen ha advertido de que la Administración Obama sigue barajando varias posibilidades pero no ha tomado ninguna decisión concreta todavía, al margen de elevar la presión para conseguir que Muamar Gadafi deje el poder.
Francia teme el enfado árabe
Uno de los posibles aliados de EEUU en su posición de fuerza contra Libia, Francia, no ve con buenos ojos la intervención militar. El ministro de Asuntos Exteriores galo, Alain Juppé, ha asegurado que una acción de fuerza "merece ser estudiada dos veces" porque podría ser "extremadamente contraproducente" dentro del mundo árabe.
Preguntado en un canal de televisión francés sobre esta posibilidad, Juppé ha sido muy claro con sus miedos: "No sé cuál sería la reacción en los países árabes, qué pensarían si vieran aterrizar fuerzas de la OTAN en un área del sur del Mediterráneo".
Los que sí están pidiendo a gritos una intervención militar extranjera son los rebeldes libios que están luchando por controlar la zona de Bengasi. Los líderes de la oposición están perdiendo la esperanza de derrocar al régimen de Gaddafi y consideran pedir a la comunidad internacional que ataque.
En una reunión que se ha producido en Bengasi, la junta militar rebelde dice que "hay un desequilibrio entre nuestras fuerzas y las de Gaddafi". Sin embargo, los opositores están divididos entre los que están a favor y en contra de una "solución global" que implique la actuación de militares extranjeros.
"Los Estados Unidos llevaron la democracia a Haití y ya han intervenido en Kosovo. Queremos luchar contra Gadafi, pero él es más fuerte que nosotros", asegura uno de los líderes que está a favor de la actuación de la OTAN.
La revolución ya ha entrenado a 10.000 voluntarios para el ejército de liberación
Las autoridades que controlan la segunda ciudad de Libia, Bengasi, anunciaron hoy que ha entrenado ya a casi 10.000 voluntarios que deberían integrar las nuevas fuerzas armadas de la revolución junto a los remanentes del antiguo ejército, según explicó el coronel Faraj Sheji, uno de los responsables de estos cursos acelerados de formación militar.
Más de un centenar de personas de todas las edades, desde adultos de más de 50 años a chavales casi menores de edad, se habían alineado en la escuela del barrio de Salmani mientras los instructores al mando de Sheji aprendían el funcionamiento de una ametralladora antiaérea.
"¡Hay que evitar que los cañones se calienten!¡Recordad, tiene un alcance efectivo de poco más de un kilómetro!¡No dispareis como locos!¡Podeis tirar más de 500 balas en cuestión de segundos!", clamaba por medio de un altavoz uno de los uniformados.
Los espontáneos a penas sabían alinearse y marchaban de forma tan desorganizada como esta algarada popular. Unos vestían uniformes verde camuflaje, otros marrones de los que se usan en los combates del desierto y los había también que mezclaban desde ropa deportiva -algunos con camisetas del Barcelona- a pantalones vaqueros y gorras estilo Che Guevara.
Pero Sheji, un antiguo oficial de las fuerzas aéreas, intentaba suplir la falta de marcialidad con arengas. "¡Libia libre! ¡Dios es Grande!".
"Es cierto que (Muamar) Gadafi dispone de aviones y de las tropas especiales que dirige su hijo Jamís. Podemos ser inferiores en armamento pero nunca podrán igualar nuestro espíritu y determinación", señaló Sheji.
'Los libios no necesitan mucha formación'
El militar aclaró que el entrenamiento de esta mezcla de civiles y antiguos uniformados comenzó hace 4 días. "Los libios no necesitan mucha formación porque tenían que ir un mes cada año a refrescar sus conocimientos militares", precisó intentando disipar las dudas que pudiera engendrar la mesnada de Salmani.
Las huestes que se entrenaban en el barrio de Salmani se han puesto bajo las órdenes del nuevo consejo militar establecido en esta ciudad, que se ha creado para "preparar el plan de defensa de Libia, así como del apoyo militar para la defensa de los hijos del pueblo libio en las zonas liberadas y en la capital, y también en el resto de zonas que continúan bajo el control del opresor y los mercenarios", según se leía en el comunicado que difundió la llamada Coalición de la Revolución del 17 de febrero, que dirige los designios de Bengasi.
La formación de esta agrupación que constituyen 15 altos oficiales responde a la psicosis que se ha establecido en todo el este del país ante un posible contraataque de las tropas leales al dictador.
De hecho, hoy han comenzado a colocar cañones antiaéreos en el paseo marítimo de la villa mientras que en ciudades como Baida o Marja los antiguos miembros del ejército desplegaban los pocos blindados que continúan funcionando en unas fuerzas armadas que parecen al borde del colapso.
Estamento militar en estado de caos
La escasa atención que prestaba Gadafi a los militares -salvo a las unidades de élite leales a sus allegados- y la confrontación que mantuvieron los uniformados durante algunos días con los sublevados antes de cambiar de bando ha dejado a este estamento sumido en un absoluto caos.
Una realidad de la que puede percatarse cualquier visitante sólo con visitar las instalaciones o lo que queda de ellas en villas como Baida, Shahat o la propia Bengasi. En Sahahat, uniformados como Salah Adem intentaba reagrupar ayer los 36 tanques que quedan en funcionamiento en esa ciudad sita entre Bengasi y Tobruk. "La gente nos regala aceite para arreglarlos. Antes de la revolución éramos 1.200 soldados ahora no creo que seamos más de 500. Muchos se marcharon a casa", admitió.
En privado, los militares leales al alzamiento popular reconocen que no disponen de la capacidad para avanzar sobre Trípoli o Sirte, los dos principales bastiones de Gadafi.
"Nuestro objetivo es defender Shahat y Baida, no podemos hacer nada más. Tenemos 12 tanques desplegados por la ciudad. Puede que ellos tengan aviones pero nosotros disponemos del apoyo de Dios", indicó el comandante Salem Abdel Mula.
Los tanques de los que habla Mula son meros vehículos blindados con la coraza desvencijada, cuando no arrancada de forma parcial, que ofrecen un aspecto deplorable.
Las mismas municiones que están recolectando los uniformados se encuentran esparcidas en Shahat por el asfalto. Bombas tiradas junto al barro y misiles apilados bajo una lluvia persistente.
Los integrantes de este precario ejército rechazan sin embargo la intervención directa de cualquier fuerza extranjera. "No aceptamos soldados en territorio libio. Sólo una zona de exclusión aérea", manifestó el coronel Faraj Sheji.
Fuente Diario "EL MUNDO"
Fracasa el contraataque de Gadafi
Las fuerzas rebeldes resisten la ofensiva de las tropas del dictador en el oeste del país - La avalancha de refugiados desborda la capacidad de acogida de Túnez
Consciente de que ha perdido casi por completo el este de Libia, el coronel Muamar el Gadafi trata de presentar cierta resistencia a los rebeldes por el oeste. El dictador lanzó un nuevo ataque en la madrugada de ayer contra Zauiya, a 50 kilómetros de la capital, que fue repelido por los alzados. La batalla duró seis horas. Los testimonios recogidos por las agencias en la ciudad señalan que fuerzas especiales del régimen y soldados afines utilizaron tanques y artillería pesada, armamento similar al utilizado por los alzados.
El fracaso del nuevo embate de los leales a Gadafi es interpretado por la oposición como una muestra de la debilidad de sus fuerzas. Los insurgentes aseguran que se están organizando: "Todos los consejos militares de la Libia libre se están reuniendo para formar un consejo militar unificado que organice un ataque a las fuerzas de Gadafi, sus milicias y mercenarios", declaró el capitán Faris Zwei a Reuters.
Lo cierto es que Zauiya lleva liberada varios días -aunque la comida empieza a escasear- y tampoco ha habido avances desde allí hacia Trípoli, a pesar de la cercanía. Por ahora, en el oeste, todo sigue en tablas sin un frente claro.
Pese a que ciudades como Zauiya están tomadas por las fuerzas de la oposición, es difícil saber quién controla la región occidental del país. Las tropas del dictador libio han abandonado los principales puntos de la costa occidental y solo realizan incursiones esporádicas en las ciudades para castigar a la población. Sin embargo, son todavía fuertes en la carretera que lleva a la capital y más al sur, en los caminos del desierto.
Los movimientos de tropas tuvieron lugar ayer en una zona que había dejado de ser controlada por las fuerzas de Gadafi. Se trata del segundo acceso a Libia por Túnez, entre la ciudad tunecina de Dehiba y la libia de Wazin, al sur de Ras el Ajdir. Esa carretera lleva a una ciudad libia llamada Nalut, a 60 kilómetros de esa frontera. El lunes por la mañana toda esa carretera y las ciudades estaban liberadas, pero ayer las tropas se replegaron para bloquear el límite con Túnez y tratar de impedir que los rebeldes se hicieran fuertes en Nalut. Un periodista de la agencia italiana Ansa que está en esa ciudad asegura que los vecinos se preparan para un ataque y que no son demasiado optimistas dada la escasa fuerza militar que poseen. Los habitantes de Nalut solo cuentan con Kaláshnikov para defenderse.
Mientras tanto, en el puesto fronterizo de Ras el Ajdir, entre Túnez y Libia, la situación empeora con los días y las imágenes se vuelven cada vez más dramáticas. Unas 20.000 esperaban ayer en el lado libio para entrar en Túnez, según cifras de Naciones Unidas. Las ONG lanzaban pan a los refugiados y estos se amontonaban para hacerse con una pieza. La presencia de militares tunecinos frente a la verja azul que separa ambos lados se ha intensificado en los últimos días y a veces recurren a la violencia para evitar que los refugiados accedan de forma desordenada. Muchos tratan de saltar la muralla clandestinamente, pero son inmediatamente descubiertos por un grupo de jóvenes que se han ofrecido voluntarios para dar palos. Los soldados dispararon al aire para mantener el orden también en el acceso a los autobuses que llevan a los refugiados, la mayoría egipcios, al campamento instalado por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en el camino a Ras el Ajdir.
Las condiciones climáticas tampoco ayudan. Si el lunes fue una tormenta de arena la que obligó a miles de personas a cobijarse en unas naves industriales en el puesto fronterizo, ayer fue la lluvia la que les obligó a guarecerse. La zona se convirtió pronto en un barrizal.
Unas 75.000 personas (20.000 solo ayer) han huido por el oeste de Libia desde el 20 de febrero, según ACNUR. Otras 70.000 personas habrían abandonado el país por el paso hacia Egipto, según la misma fuente, sumando un total de 145.000 desplazados. La agencia de la ONU alertó sobre la situación vulnerable de los africanos subsaharianos en Libia, donde en los últimos días han muerto violentamente 10 somalíes.
La situación se agrava en el caso de los más de 8.000 refugiados y 3.000 demandantes de asilo, muchos procedentes de países subsaharianos como Chad, Eritrea, Somalia o Sudán, que ya estaban en Libia antes del estallido de las revueltas y que no tienen medios para salir del país.
Una portavoz de ACNUR, Melisa Fleming, señaló que para evitar una crisis humanitaria se necesita transporte urgente para evacuar al interior de Túnez a los desplazados. "El acceso al agua y a servicios sanitarios son cuestiones muy serias, y las letrinas serán nuestro próximo quebradero de cabeza", comentó otro representante de la organización.
Asfixiar a Gadafi
La tardía presión internacional debe servir para que los propios libios ajusten cuentas al tirano
La ONU, EE UU y Europa han salido finalmente de su sopor castigando a Gadafi con tardías medidas de presión. La resolución unánime del Consejo de Seguridad, que convierte al dictador libio en un apestado internacional e incluye la petición a La Haya para que le juzgue por crímenes de guerra, constituye por su relativa firmeza, pese a lo interminable de su gestación, un hito en los adormecidos mecanismos de la ONU. Las represalias contribuyen a estrechar el cerco al sanguinario déspota, pero tardarán en materializarse; y algunas tienen solo un valor simbólico en una fase de la confrontación en la que Gadafi parece más decidido a resistir y morir matando que a buscar seguridad fuera del país sublevado al que ha aterrorizado y esquilmado durante más de 40 años.
De esta presión exterior creciente forma parte por vez primera la amenaza militar. Washington está acercando a Libia parte de su flota mediterránea y Barack Obama y sus aliados europeos han comenzado a hablar abiertamente de preparativos bélicos, como la imposición de una zona de exclusión aérea sobre el país norteafricano como primera opción. Pero esos movimientos son harina de otro costal y los tiempos en Libia y fuera de ella son diferentes. El despliegue naval en marcha tiene como propósito fundamental la intimidación y el eventual rescate masivo de civiles en una zona donde se está gestando una crisis de refugiados de enormes proporciones. Y el deseable cierre del espacio aéreo, para evitar que Gadafi utilice la aviación como arma de exterminio -derribando sus cazas en última instancia-, es una operación lenta y compleja, que exige como preámbulo la aniquilación de sus defensas antiaéreas. La acción directa en favor de los sublevados no tendría sentido mientras los libios que luchan contra el tirano no integren un frente único, y lo suficientemente homogéneo política y territorialmente, que lo permita. Parece que una intervención terrestre abierta, que únicamente podría abanderar la Casa Blanca, está descartada en Libia por el momento. Y no solo porque requeriría la improbable unanimidad del Consejo de Seguridad, sino porque tanto Europa como EE UU arrastran invencibles fantasmas después de Irak y Somalia.
Gadafi es un cadáver político, y es más probable y mucho más deseable que sean los propios libios, cada vez con mayor control de la situación, los que tengan la oportunidad de ajustar las cuentas al coronel de atrezo. El cerco internacional debe estrecharse hasta privar de cualquier oxígeno militar, político o económico a uno de los déspotas más contumaces del planeta. Pero el maremoto de libertad que sacude el vasto mundo árabe ha obtenido su legitimidad de lo inmaculado de su génesis popular, al margen de instrumentalizaciones espurias interiores o exteriores. Si son sus compatriotas los que ponen fin al experimento de terror ejecutado por Gadafi, será mucho mejor para la nueva Libia.
Inédito despliegue militar chino en la zona
El Gobierno de China ha decidido aprovechar la crisis libia para demostrar a sus ciudadanos y al mundo que es una potencia con todas las letras. No solo ha realizado un importante despliegue para evacuar a sus nacionales del país norteafricano, sino que ha movilizado un navío de guerra y aviones militares para enfatizar que está dispuesta a defender sus intereses, en este caso petroleros.
El Gobierno de China ha decidido aprovechar la crisis libia para demostrar a sus ciudadanos y al mundo que es una potencia con todas las letras. No solo ha realizado un importante despliegue para evacuar a sus nacionales del país norteafricano, sino que ha movilizado un navío de guerra y aviones militares para enfatizar que está dispuesta a defender sus intereses, en este caso petroleros.
EE UU se enfrenta a la dificultad de controlar el espacio aéreo libio
El Pentágono señala que será necesario eliminar las defensas antiaéreas del país
Con los preparativos técnicos y políticos de una zona de exclusión aérea sobre Libia, Estados Unidos sigue dando pasos para estrechar el cerco sobre Muamar el Gadafi y promete mantener esa presión por los medios que sean necesarios hasta conseguir su derrocamiento. "Estamos trabajando para convertir las palabras de condena en acciones y resultados", dijo ayer la secretaria de Estado, Hillary Clinton, en una comparecencia ante el Congreso.
El principal objetivo en el que ahora mismo se concentra ese trabajo es el de impedir que Gadafi siga utilizando sus aviones, un arma que los rebeldes no pueden contrarrestar y que podría llegar a liquidar el movimiento insurgente. Tal como dijo Clinton, la Administración norteamericana está considerando la declaración de una zona de exclusión aérea "de forma activa".
Es decir, que Estados Unidos está actuando para hacerlo viable tanto en el frente diplomático como en el militar. En ambos resulta extremadamente difícil. En el diplomático, porque, como Washington ha dicho desde el principio, se requiere un acuerdo previo de los socios de la OTAN, primero, y de los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, después.
En el ámbito técnico-militar las dificultades son aún mayores. Como advirtió ayer en el Capitolio el general James Mattis, jefe de las fuerzas norteamericanas en Oriente Próximo, incluido Libia, el establecimiento de una zona de exclusión aérea sobre ese país es una operación "de gran complejidad", que exige un considerable movimiento de recursos militares y, probablemente, el uso de la fuerza.
Aunque los movimientos de la flota estadounidense en el Mediterráneo se desarrollan en sus aspectos centrales por ahora en secreto, el Pentágono explicó ayer que se va a requerir el desplazamiento hasta las costas libias de, al menos, un portaaviones, un portahelicópteros y dos buques anfibios con marines a bordo. Un movimiento así afectaría prácticamente al conjunto de las fuerzas estadounidenses en la región, puesto que si se traslada a Libia el portaaviones Enterprise, que actualmente se encuentra en el Golfo, es necesario mandar a esa zona, no libre de riesgos, otra nave similar, probablemente el portaviones que hoy vigila las costas de Somalia y el mar Arábigo.
Una vez en el área de actuación, el general Mattis manifestó que para poder vigilar y controlar en condiciones de seguridad el espacio aéreo de Libia sería preciso anular las defensas antiaéreas de ese país, lo que con toda seguridad requeriría acciones militares de cierta envergadura como la destrucción de algunos radares.
Eso nos lleva de nuevo al campo político. Estados Unidos no quiere hacer ese trabajo solo. Portavoces norteamericanos han sugerido en días pasados que esto debería de ser, prioritariamente, responsabilidad de Francia e Italia, los dos países con más intereses en Libia. Además del acuerdo previo, la aplicación efectiva de un espacio de exclusión aérea exigiría también, por tanto, una firme voluntad europea de actuar.
Estados Unidos ha asegurado que no dejará de hacerlo. "Vamos a mantener la presión sobre Gadafi hasta que se vaya y permita al pueblo de Libia expresarse libremente y decidir su propio futuro", declaró ayer la embajadora norteamericana en Naciones Unidas, Susan Rice. Como dijo Clinton ante el Congreso, este es un momento decisivo en el mundo árabe en el que, si Washington no tiene intereses inmediatos en juego en algunos casos, sí los tiene siempre a largo plazo. "Libia puede convertirse en una democracia pacífica o sufrir una larga guerra civil", dijo la secretaria de Estado. Y eso mismo puede aplicarse a otros países de la región.
Por su parte, los líderes de la Unión Europea tratarán la situación en Libia en una cumbre extraordinaria el próximo día 11, la misma jornada en que los ministros de Defensa de la OTAN se encontrarán también en Bruselas para una reunión informal ya prevista de antemano.
El primer ministro británico, David Cameron, ha pedido a su Ministerio de Defensa que trabaje con los aliados en el establecimiento de una zona de exclusión aérea. "No es aceptable que el coronel Gadafi pueda asesinar a su pueblo con aviones y helicópteros de combate", explicaba ayer.
Italia se dice dispuesta a facilitar su territorio como base de operaciones para una operación semejante, pero Francia pone distancia con respecto a la solución militar, aunque admite gradaciones. "En el momento en que hablo no hay ninguna intervención militar prevista", informó ayer el nuevo ministro de Asuntos Exteriores, Alain Juppé, a la Asamblea Nacional. "Se pueden estudiar diversas medidas, en particular la de una zona de exclusión aérea, pero digo claramente que no habrá intervención sin mandato claro del Consejo de Seguridad".
El mandato del Consejo de Seguridad requiere que no haya veto por parte de Rusia y China, dos potencias recelosas del uso de la fuerza por terceros.
Por otra parte, La Asamblea General de la ONU decidió ayer expulsar a Libia del Consejo de Derechos Humanos. La resolución fue adoptada por consenso.
Fuente Diario "EL PAÍS"
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